Robert Redford: el actor y el activista
Amy Goodman
“Sigan el rastro del dinero”.
Esta es una de las frases más emblemáticas del cine de Hollywood, que fue inmortalizada por el actor Hal Holbrook en la película “Todos los hombres del presidente”, donde interpretó al denunciante del Gobierno de Richard Nixon apodado “Garganta profunda”.
“Garganta profunda” se reunía en secreto con el periodista Bob Woodward, del periódico The Washington Post, para orientarlo en la investigación del escándalo conocido como Watergate, investigación en la que Woodward estaba trabajando junto a su colega del periódico Carl Bernstein. Woodward y Bernstein sacaron a la luz una red de espionaje y corrupción dirigida directamente desde la Casa Blanca que, finalmente, obligó al presidente Richard Nixon a renunciar a su cargo.
El rol de Woodward fue interpretado por Robert Redford, el legendario actor, director de cine y activista que falleció esta semana a los 89 años en su residencia del estado de Utah.
Democracy Now! entrevistó numerosas veces a Robert Redford a lo largo de los años. En 2012, el cineasta reflexionó sobre su papel en esa película:
“[Siempre pensé que] las historias que merecen ser contadas son aquellas que sacan a la luz la verdad oculta detrás de lo que te dicen o de lo que tú das por cierto. Y creo que en ‘En todos los hombres del presidente’ la cuestión central era esa: ¿cuál es la verdad? ¿Cuál es la historia detrás de estos dos tipos que hicieron lo que otras personas no hicieron y lograron derribar a una figura clave del Gobierno? ¿Cómo lo consiguieron?”.
Reconocido por sus papeles en películas como “Dos hombres y un destino”, “El golpe” y “Nuestros años felices”, Redford obtuvo un Óscar como director de “Gente como uno” y acumuló numerosos galardones a lo largo de su vasta trayectoria. Pero lo que más le importaba era el cine independiente.
La búsqueda de la verdad y la confrontación con el poder fueron fundamentales en la larga carrera de Redford. El poder que concentraban los estudios de Hollywood lo inspiró a fundar el Festival de Cine de Sundance, como explicó a Democracy Now! en 2015:
“Pensé: ‘¿Por qué no empezar un proceso que dé a los artistas jóvenes la oportunidad de expresarse y los ayude a perfeccionar sus habilidades, para que al menos puedan hacer sus películas?’. Así surgieron los laboratorios que comenzaron en 1980. Después, una vez que eso ocurrió, […] carecían de un lugar donde mostrar sus peliculas, ya que la industria no les había dejado ningún espacio. Eso llevó a la idea de un festival. Originalmente, era solo una comunidad de cineastas que se reunían para compartir sus trabajos. Y tal vez, si teníamos suerte, alguien concurriría a verlos”.
Y vaya que sí. El Festival de Cine de Sundance es el mayor encuentro de cine independiente de Estados Unidos, que atrae a más de 120.000 personas durante diez días, a fines de enero, a la pequeña localidad montañosa de Park City, en Utah. El festival parece ser víctima de su propio éxito: la edición de este enero será la última en Park City, ya que luego pasará a celebrarse en una ciudad más grande; la nueva sede será la ciudad de Boulder, en el estado de Colorado.
En 2010, Redford explicó a Democracy Now! que, a pesar del crecimiento del festival, él y su equipo seguían comprometidos con su misión original:
“Lo que me vino a la mente fue un poema de T.S. Eliot que siempre me ha gustado y que comienza con la frase ‘No dejemos de explorar’. Y luego continúa en un recorrido circular hasta el final y concluye: ‘para que podamos regresar al lugar donde todo comenzó y contemplarlo como si fuera la primera vez’. Así que esa fue la idea: volvamos a nuestras raíces […] para rememorar quiénes fuimos, cuándo y qué logramos, asumir nuevos riesgos y explorar nuevos horizontes. De eso se trata este festival”.
Redford también era un comprometido activista ambiental. En la conversación que mantuvo con Democracy Now! en 2015, expresó:
“Trabajé en un campo petrolero cuando era chico, en los yacimientos de Chevron en California, así que tengo mucha experiencia con el petróleo. Creo que ese petróleo debería permanecer bajo tierra ahora. Creo que estamos muy cerca de contaminar el planeta más allá de lo que resulta sostenible”.
Y, en 2016, poco después de regresar de la trascendental cumbre sobre el clima de la ONU en París, donde se encargó de coordinar a alcaldes electos y comunidades indígenas para impulsar la acción climática, Redford añadió:
“Con el tiempo, me he vuelto más radical, porque he visto las consecuencias del trato que se le ha dado al medioambiente. El cambio climático es una parte importante de eso”.
Robert Redford y su hijo James cofundaron el Centro Redford, una organización sin fines de lucro dedicada a producir y difundir películas que abordan el impacto ambiental. La prematura muerte de James a causa del cáncer en 2020, a los 58 años, afectó profundamente a su padre.
Tras la muerte de Robert esta semana, el Centro Redford publicó un comunicado en internet, que dice: “Su trabajo ha dado voz a quienes de otro modo no habrían sido escuchados y ha impulsado a generaciones de cineastas, activistas y ciudadanos a actuar con determinación en defensa del medioambiente. […] Bob nos enseñó que la esperanza es una disciplina y que la creatividad puede convertirse en una fuerza al servicio de la justicia”.
Jane Fonda —compañera de reparto de Redford en varias ocasiones y activista ambiental de larga trayectoria— publicó en internet tras la noticia del fallecimiento de su amigo: “Bob dejó una huella enorme en todos los sentidos. Representaba a un Estados Unidos que ahora tenemos el deber de defender. Hoy estoy muy triste. He llorado toda la mañana”.
Redford era un gran entusiasta de los medios independientes. En un momento en que la represión contra la disidencia en Estados Unidos se está intensificando, no hay duda de que Robert Redford repetiría el llamamiento del activista político y militante sindical de principios del siglo XX Joe Hill: “No lloren por mí. ¡Organícense!”.
*Conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 800 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 450 en español. Es co-autora del libro “Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos”.