Evo Morales: ‘fui el primer indígena en cerrar bases militares… eso Estados Unidos no lo perdona
Igor Carvalho – Brasil de Fato
En una entrevista exclusiva con Brasil de Fato, el expresidente boliviano habla sobre las elecciones en el país y la campaña por el voto nulo
Dos días después de protagonizar las elecciones presidenciales bolivianas sin ser candidato, Evo Morales recibió a Brasil de Fato en Lauca Eñe, una pequeña ciudad en la provincia de Cochabamba, a 600 kilómetros de La Paz, en una región conocida como El Trópico, epicentro de la producción cocalera en Bolivia, de donde salieron los principales líderes sindicales del país. Entre ellos, el propio exmandatario.
Tras la primera vuelta de las elecciones presidenciales, el 17 de agosto, los resultados revelaron que el 20% de los bolivianos votó nulo o no acudió a las urnas. La cifra es récord en la historia del país y no hay dudas entre los analistas locales: Evo Morales es el responsable de ese resultado.
La justicia boliviana sostiene que tres mandatos presidenciales es el límite para cualquier político del país. Evo esperaba poder concurrir por cuarta vez en 2025, pero fue impedido y ha denunciado al mundo que fue víctima de un golpe articulado por su sucesor y exaliado, el actual presidente Luis Arce.
Ambos libraron una larga batalla por el control del Movimiento al Socialismo (MAS), el mayor partido del país, que siempre había cobijado a Evo Morales. El líder cocalero tuvo que dejar la sigla y vio desvanecerse sus posibilidades de candidatura.
En las últimas semanas de la campaña, Evo inició una cruzada por el voto nulo, alegando que el senador Andrónico Rodríguez, otro líder cocalero de Cochabamba y su ahijado político, era un traidor, y que Eduardo del Castillo, candidato a la presidencia por el MAS, era de derecha.
Con el éxito del voto nulo, dos candidatos de derecha pasaron a segunda vuelta, que se disputará el 19 de octubre: Rodrigo Paz y Jorge ‘Tuto’ Quiroga, ambos blancos y de familias acomodadas.
Para hablar sobre las elecciones y el futuro de Bolivia, Evo Morales recibió a Brasil de Fato en el edificio donde está aislado desde octubre de 2024, rodeado y protegido por militantes campesinos e indígenas que ocupan todas las calles aledañas, en un extenso campamento que impide que la policía entre y arreste al expresidente, quien tiene una orden de detención pendiente por trata de menores, delito que él niega.
Aislado en un edificio de tres pisos, donde sólo tiene contacto directo con dos asistentes, Evo se declara “solitario y soltero a los 65 años”. Durante el día, sale a conversar con los acampados, atiende a su criadero de peces y plantación de mandarinas, además del arrozal, y se ejercita en un pequeño gimnasio improvisado en el primer piso.
– Brasil de Fato: Presidente, acabo de pasar por el campamento. Crucé algunas barricadas y vi mucha gente protegiendo este espacio, protegiéndolo a usted. ¿Desde cuándo está aquí? ¿Y cómo es, para un expresidente, vivir escondido en su propio país en estas condiciones?
Evo Morales: Primero, bienvenido a Bolivia y gracias por la entrevista. Durante el golpe de Estado, antes de que (Luis) Arce asumiera, pasé casi un año exiliado. Y con Arce, al que elegimos como presidente, fue otro año confinado. No tengo cómo explicarlo. No entiendo cómo la ambición lleva a la traición. La ambición lleva a la traición, traición por ambición. Eso es lo que estamos viviendo.
El 27 de octubre del año pasado, un día después de mi cumpleaños, cuando iba a mi programa de radio dominical, a las 7 am, hubo un disparo. Había policías y militares en la puerta de la novena división del ejército, a unos 10 km de Villa Tunari, con tres helicópteros, en una operación militar y policial con miembros extranjeros. Uno de los helicópteros era pilotado por un colombiano.
Automáticamente, el pueblo vino aquí y se concentró. Cada comunidad llegó frente a esta propiedad de las federaciones y las personas se organizaron para hacer la vigilia. Después de tres días, dije: “No, mejor que me arresten”. Pero el pueblo no quiso, no lo permitió. Pasaron noviembre, diciembre, enero, febrero, marzo, abril, mayo, junio, julio, agosto… ya son casi diez meses y eso me impresiona.
Tres días después de la vigilia, dije: “No, me entrego”. Usted es de Brasil. Pensé en Lula. Cuando salió la orden de detención contra él, el pueblo se reunió en la sede del sindicato y los trabajadores no permitieron que lo arrestaran. Pero Lula decidió entregarse y fue preso. Aquí no quisieron entregarme. Pensé en hacerlo, pero no quisieron. Gracias al esfuerzo de los compañeros en la vigilia seguimos resistiendo y sigo aquí. No me quedo sólo aquí dentro; voy a cualquier reunión en El Trópico y la policía no se atreve a entrar.
Estamos totalmente organizados aquí y en cualquier momento podemos movilizarnos. Cerca de aquí, en Chimoré, había una base militar. Desde mis 24 o 25 años vi cómo la DEA y los estadounidenses venían armados y nos atacaban, disparaban terrestre y aéreamente, desde helicópteros. El 27 de junio de 1988 hubo once muertos en Villa Tunari. Yo no era el principal dirigente de la federación, era secretario general de la Central 2 de Agosto, que tenía 20 sindicatos. Lo vi personalmente: ráfagas de tiros… Eso los compañeros no olvidan. Aquí estamos de nuevo, unidos, bien unidos sindical, social y políticamente. Y frente a la derecha y los militares, frente a las balas, nos organizamos. Por eso existen estas vigilias.
– Quisiera hablar con usted sobre las acusaciones que le han supuesto una condena en la justicia. Usted ha dicho públicamente que no son verdaderas, pero ahora quisiera que explique al público brasileño qué significan las acusaciones de acoso sexual. ¿Cuál es su versión?
Mire, primero, durante el golpe de Estado investigaron mi vida durante un año entero por corrupción y no hallaron nada. Gente que trabajó conmigo, en la Casa Grande del Pueblo (sede presidencial), me contó que recibieron instrucciones para encontrar corrupción de Evo, recibieron órdenes de armar un caso de corrupción, pero no lo lograron. Desde el golpe en 2019, en Chimoré, desde la base militar, me llamaban. El ministro de Gobierno, Arturo Murillo, hoy preso en Estados Unidos, decía: “Ármenle algo vinculado al narcotráfico”. Tampoco pudieron, ni inventando.
En todo el 2020 me investigaron y no encontraron nada. Por el Código de Procedimiento Penal, si no encuentran nada, el caso se archiva y no puede reabrirse. En mi caso, no hay víctima. Si no hay víctima, no hay delito. Es una norma universal.
La propia compañera (la joven señalada como víctima) presentó una carta a la policía diciendo que no había denuncia, que no había nada, que no hubo trata de personas. Ese proceso ya tendría que haber estado archivado.
– Bolivia acaba de salir de las urnas hace dos días con casi 20% de votos nulos, el mayor índice de la historia del país. ¿Considera ese resultado una victoria personal? ¿Por qué decidió, en las últimas semanas de la campaña, pedir a los bolivianos que anularan sus votos?
Fueron dos semanas de campaña por el voto nulo y terminamos terceros. Eso nos sorprendió. Si hubiéramos tenido un mes, habríamos terminado primeros. Tengo que reconocer que el capitán (Edman) Lara (candidato a vice en la lista de Rodrigo Paz, que irá al balotaje) nos quitó cerca del 12%. Por eso quedamos lejos de la punta. Este movimiento que dirijo sigue siendo el más grande de Bolivia y no está dividido. Esa es la prueba definitiva.
Vea la última marcha, el 16 de mayo de este año, para acompañar mi inscripción como candidato. Según el Atlas Electoral, participaron 3,6 millones de personas. Sin presencia de otros candidatos. Eso muestra que el movimiento político más fuerte de la historia aún existe.
Ese resultado fue un voto castigo tanto a la vieja derecha como a la nueva derecha. Lamentablemente, estamos ante un nuevo Lenín Moreno (expresidente de Ecuador, vice de Rafael Correa que rompió con el correísmo tras asumir la presidencia), peor que Lenín Moreno.
En noviembre del año pasado, Donald Trump ganó las elecciones en Estados Unidos, y Luis Arce, presidente de Bolivia, escribió en Twitter: “Fieles a nuestro compromiso con la democracia, saludamos al pueblo estadounidense por su participación y felicitamos a Donald Trump por su victoria”. Ese mismo Trump aplaudió mi salida en 2019, tras la presión de los militares golpistas, por el litio. Esa es la nueva derecha.
Por lo tanto, el pueblo, el 17 de agosto, votó castigando tanto a la vieja como a la nueva derecha. Y lo demuestro: todas las encuestas que me incluían como candidato, me daban primero, de lejos. Así que nos robaron la sigla. Conseguí dos partidos, pero no quisieron habilitarlos. Hubo denuncia de pago de $200 mil dólares para que el Tribunal Supremo Electoral retirara la personería jurídica de los partidos que me ofrecían la candidatura. Es persecución no sólo contra candidatos, sino contra partidos enteros.
Lanzamos la campaña por el voto nulo. El resultado está ahí: nunca hubo tanto voto nulo, ausente y en blanco. Antes, llegaban al 10%, 12%. Ahora, 20%. Eso es histórico.
– Hay críticas que lo culpan por la derrota de la izquierda. Otras culpan a Arce. Álvaro García Linera escribió que un gobierno progresista no debería perder las elecciones y que Arce es responsable. Pero hay quienes dicen que Evo puso sus intereses personales por encima de Bolivia y de la izquierda. ¿Siente el peso de esa derrota?
Cuando volví de Argentina, el 11 de noviembre de 2020, tuve una reunión con la dirección de las seis federaciones y alcaldes de la región de Cochabamba. Yo dije “no soy presidente, consulten a sus bases sobre si debo seguir como dirigente sindical o político”. El 28 de diciembre de 2020 decidieron que debía seguir como candidato a presidente.
Pero Lucho quería manejarlo todo, se confundió. Cuando regresé, hubo una reunión con él, con el movimiento campesino y la dirección nacional del MAS. Yo dije: la candidatura presidencial debe definirse en el último año de gestión de Arce. Yo dije que si Lucho hacía una buena gestión, debería ser ratificado. No estaba desesperado, tengo una buena historia.
Me ofrecieron lugar en el Senado, la vicepresidencia y dije que no. Estoy aquí para concluir la obra que inicié en 2005. El país está peor que cuando asumí en 2005. Antes, siempre había salario pagado con crédito, pagamos aguinaldo y nunca faltó combustible. Resolvimos el déficit fiscal con austeridad. Como diputado, ganaba 25,000 bolivianos, el presidente 40,000. Como presidente, lo bajé a 15,000. Levanté el país sin crédito, con ayuda solidaria de otros países, pero sin aumentar impuestos. Eliminé gastos personales, como viajes.
Ahora, de nuevo, estoy preparado con mi equipo técnico para resolver el déficit fiscal, que es el problema de fondo. La crisis económica resulta del giro a la derecha. Me alejé de Arce porque gobierna con la derecha. Como en el caso de Lenín Moreno y Correa, allá Moreno persiguió a Correa, pero Lenín no mandó fusilarlo. Aquí quieren fusilarme y nadie fue preso.
Estoy preparado para resolver como en 2005 y 2006, sin emisión monetaria, sin subir impuestos y sin endeudar a Bolivia. Detrás de todo, incluso del golpe de Estado, está el tema del litio. Saben que si yo hubiese sido candidato, habría ganado con 60% de los votos.
– ¿La izquierda boliviana está unida?
Claro.
– ¿Quién es la izquierda boliviana hoy?
Nosotros, Evo es la izquierda. El MAS no, nos robaron el partido. Nos quitaron la sigla, pero no los militantes.
En la sala que ocupa en el tercer piso de un edificio en Lauca Eñe, Evo mantiene un cuadro del encuentro con los expresidentes Hugo Chávez (Venezuela) y Fidel Castro (Cuba).
– La izquierda boliviana será puesta a prueba ante el avance de la derecha y un gobierno de derecha. El MAS prácticamente desapareció del parlamento y sus principales líderes están divididos. ¿Cómo resistirá la izquierda boliviana? ¿Hay fuerzas para construir unidad?
Estoy mostrando las encuestas: sin Evo, los candidatos del gobierno aparecen con 14%, 11%. Con Evo, yo aparezco con 42%, 45%. Eso prueba que el movimiento está vivo. El problema es que no nos dejan participar. Saben que, si me presento, ganamos.
– Se espera que la derecha presione por su arresto e inhabilitación política. ¿Cree que la decisión de la Corte Suprema puede ser revertida?
Eso pasó en toda América Latina. Dilma sufrió un golpe parlamentario. Cristina Kirchner fue perseguida judicialmente y condenada. Rafael Correa fue perseguido. Quieren hacer lo mismo conmigo, pero no pueden.
Lo que sucede aquí en El Trópico (región de Cochabamba) es histórico. Los sindicatos, las comunidades, todos se organizan en vigilia. Cada sindicato tiene 30, 40, 50 afiliados. Hacen turnos de 24 horas para garantizar mi seguridad. Automáticamente se organizaron… En los primeros días, drones y aviones sobrevolaron nuestra región, pero no se atrevieron a entrar. No es que yo esté escondido, salgo aquí por el Trópico. Pero no puedo ir a La Paz, no puedo ir a Santa Cruz. Ese es mi problema. Aquí no entran, porque saben que estamos organizados.
Recuerde: fui el primer indígena en cerrar bases militares, expulsar a los gringos, nacionalizar recursos estratégicos. Eso, Estados Unidos no lo perdona. Les afectamos su seguridad global.
– Tiene 65 años. Es joven aún…
Me dicen que tengo entre 30 y 40 años, por favor (risas).
– ¿Cómo imagina su vida de aquí en adelante, en los próximos años?
Dicen “Evo se va a escapar a Cuba, Venezuela”. Quiero decir aquí, no voy a escapar. Vamos a poner en marcha un plan de resistencia, para defender lo que logramos, los bonos, los programas sociales; no vamos a defender a las empresas no nacionalizadas, porque planean privatizar la luz otra vez, teléfonos, hidrocarburos, vamos a defendernos y tenemos un plan de resistencia. Sólo pido que no atenten contra nuestra vida.
Personalmente voy a trabajar, soy trabajador, vivo de los peces, tengo mandarinas. Soy pequeño productor, produzco para comer y un poco más para dar y vender a un pequeño arrocero. Soy trabajador, de ahí vengo y ahí volveré.
– Brasil, Chile y Colombia, con gobiernos progresistas, no se manifestaron sobre el proceso electoral boliviano. ¿Cómo es hoy su relación con esos países, en especial con Lula, Boric y Petro?
Seis presidentes se manifestaron (sobre la candidatura de Evo): Petro, Maduro, Claudia de México, Ortega de Honduras, menos Lula. Bueno, es su derecho. Es una persecución política total. Repito, por segunda vez, Arce es peor que Lenín Moreno.
Y aquí, ¿dónde está el Foro de São Paulo? Entiendo cuando me dicen que no querían tener esos problemas diplomáticos con el gobierno de Arce. Yo soy de la línea de Fidel Castro y de Hugo Chávez, dos grandes libertadores. La lucha en el planeta es imperio contra pueblo. El pueblo resiste, derrotamos al imperio aquí y seguiremos haciéndolo. Esa es mi experiencia.
– Y Venezuela, país que, bajo su gobierno, siempre estuvo cerca de Bolivia, ¿cómo es su relación con Nicolás Maduro?
Excelente. Maduro mandó tres diputados de movimientos sociales para Bolivia. Petro me mandó un congresista. Honduras me mandó a un evento internacional. Ortega dijo que enviaría a alguien, no llegó. Bueno, entiendo perfectamente.
– Brasil, el presidente Lula ha defendido la desdolarización del comercio entre países que no negocian con Estados Unidos, especialmente en el sur global. ¿Cuál es su posición al respecto?
Comparto esa opinión. Estados Unidos ya no es una potencia económica, aunque sigue siendo una potencia militar. Comandan la OTAN, que parece un ministerio, parece el Ministerio de Defensa de Estados Unidos. Si no fuera por la OTAN, EE.UU. no existiría. Tras la Guerra Fría, EE.UU. no quería gobiernos con tendencia progresista, humanista y antiimperialista.
Intentaron hacer la guerra contra el terrorismo. Pero vea, todos nosotros de movimientos populares somos terroristas para ellos. Está hablando con un expresidente terrorista. Ellos se creen enviados de Dios, imagínese. Piensan que son los dueños del mundo. Entonces, pasan a robar recursos naturales, instalar bases militares por todo el mundo, financiar golpes de Estado y cuestionar la democracia en otros países. ¿Qué democracia hay en EE.UU.? Aquí, lo derrotamos y ese es mi delito.
– Debe estar siguiendo la imposición de tarifas del gobierno Trump a distintos países. ¿Cómo ve este escenario?
Estados Unidos usa la imposición de aranceles como plan de guerra, como instrumento de dominación, pero esas herramientas del imperio se están agotando. Afortunadamente. Necesitamos atacar esos instrumentos de dominación y avanzar hacia la desmilitarización mundial.
Tenemos la propuesta de quitar la sede de la ONU de Nueva York, no tiene sentido tener que ir allí todos los años. No es así. ¿Qué exporta EE.UU. al mundo? Balas, guerras y armas. Yo quiero una sede de la ONU en Brasil, México, China, Rusia o África.
-Habrá ahora un gobierno de derecha en Bolivia. Como en Brasil, Argentina, Ecuador, habrá un proceso que Bolivia vivirá de destrucción de conquistas sociales. ¿Qué cree usted que no podrá destruir la oposición de lo construido por sus gobiernos?
Quien gane, ganará con el 30% de los votos y tendrá al 70% del país en contra. ¿Con quién pactarán para gobernar? Somos mayoría. ¿Cree que será fácil gobernar con tanta gente en contra? Yo gané con 55% y goberné 14 años. Fui víctima de un golpe y debería haber vuelto a presentarme.
Este Estado colonial está unido contra los indígenas. No es un ataque solamente contra Evo, es contra el pueblo humilde y necesitamos unirnos. El pueblo necesita al Estado para combatir al capitalismo. Todo lo que produce el capitalismo es para destruir el planeta y acabar con los movimientos populares. Nuestro mayor legado es la unidad, sólo con unidad derrotaremos al imperio.