¿Gusto a poco? bajo la mirada de Trump, Rubio ni mencionó a Venezuela

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Marcos Salgado

La avanzada de barcos de una flota de guerra de los Estados Unidos hacia Venezuela sigue siendo más una construcción mediática de operación psicológica que un apresto militar con algún tipo de alcance y momento confirmados. Mientras tanto, en una aparición pública junto al presidente Donald Trump, el secretario de Estado Marco Rubio fue más que cauteloso: habló de la lucha contra el narcotráfico, pero ni mencionó a Venezuela, ni al tan mentado Cartel de los Soles y mucho menos a la flotilla hasta ahora fantasma.

“Por primera vez en la era moderna, estamos realmente a la ofensiva contra los cárteles organizados que están inyectando veneno en nuestras ciudades”, dijo Rubio. A su izquierda, Trump lo miraba inmutable, más aún cuando el secretario se deshacía en elogios a su liderazgo.

Enseguida Rubio postuló como “una increíble cooperación internacional” que “solo en la última semana, Ecuador, Paraguay, Guyana, Trinidad (sic) y, hoy, Argentina, se han unido a nosotros o están tratando de ayudar a avanzar en esto”. El secretario se refería así a los comunicados oficiales de los gobiernos de esos países apoyando la indeterminada ofensiva contra el todavía más indeterminado Cartel de los Soles.

Una “increíble cooperación” más bien módica. Muy módica, si se tiene en cuenta que los dos vecinos grandes de Venezuela, (desde donde opera y gobierna el Cartel de los Soles, siempre según la narrativa de Washington) ya fijaron posición contra la estrategia de Estados Unidos. Brasil, por ahora a través del asesor de Lula, Celso Amorim, dejó claro que rechaza la injerencia de Estados Unidos.

Lo que está en juego: la Junta del Narcotráfico

Petro, desde Colombia, parece estar sellando su último año de gobierno, tal vez por imperio de las circunstancias, en cuestiones estratégicas. Rechazó de plano siquiera la existencia del Cartel de los Soles y renovó su denuncia sobre los verdaderos mandamases de la droga.

Desde el comienzo de su histórico mandato, Petro apuntó a la Junta del Narcotráfico. Se trata de una reformulación del millonario negocio del transporte de la droga, una especie de Narcos 2.0. Ya no son los varones de la droga, al estilo de Pablo Escobar los que mandan en todo el recorrido narco.

Ahora el negocio se divide entre productores, acopiadores, transportadores, mayoristas locales y deliverys. Entre la salida de algún puerto en América del Sur y la llegada a la frontera norte de México o algún puerto estadounidense o europeo la mercancía multiplica su valor al menos por diez. Y si llega a las calles, se multiplica por 100.

Por dónde va la droga

El ministro de Interior de Venezuela y dirigente principal del chavismo, Diosdado Cabello, es el vocero del gobierno a la hora de revelar los avances contra el narcotráfico. En rueda de prensa en Caracas, explicó que el 87 por ciento de la droga procesada en Colombia sale por el Océano Pacífico. Solo un 8 por ciento por el Caribe colombiano y 5 por ciento “intenta salir” por Venezuela.

El gobierno venezolano puede blandir con entereza esas cifras, especialmente porque no son propias. Son del organismo de las Naciones Unidas especializado en seguir los devenires del narcotráfico. Con justeza, en rueda de prensa Cabello reclamó varias veces un poco de sentido común.

Sentido común, porque a la hora de escribir este artículo se dice que (agencias de noticias lo aseguran) destructores y buques de desembarco de tropas navegan hacia Venezuela. Eso mientras casi toda la droga se va por otro océano. Ya hablamos en este artículo sobre dónde se multiplica el negocio. ¿Por qué será que nunca se habla de la industria de las drogas en Estados Unidos?

Está en desarrollo una enorme mentira. De América del Sur dependerá en buena medida frenar una agresión rampante.