Europa muestra de nuevo su debilidad estratégica

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 Juan Antonio Sanz 

Zelenski y sus aliados europeos son ninguneados ante la cumbre entre líderes de Rusia y EEUU en Alaska, que subraya la debilidad geopolítica de Bruselas y su supeditación la potencia norteamericana.

Si algo queda claro de la cumbre que el viernes celebrarán en Alaska los presidentes de Estados Unidos, Donald Trump, y Rusia, Vladímir Putin, es que de la reunión no va a salir precisamente la solución final a la guerra de Ucrania. Las dos superpotencias participantes han dejado fuera del encuentro al líder del país invadido, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, al igual que a sus aliados europeos y eso deja el encuentro tocado de fondo antes de empezar.

A Zelenski, Trump le ofrece informarle después de la reunión con Putin y le promete una reunión trilateral que el líder ruso seguramente desdeñe de nuevo. A los segundos, a los europeos, Washington simplemente no los tiene en cuenta. Reduce el contacto a una videoconferencia «preparatoria» este miércoles en la que sus interlocutores repetirán su descontento por haber sido obviados en Alaska.

El contubernio entre estadounidenses y rusos, que deja fuera del tablero de momento al resto de actores del conflicto ucraniano, evidencia sobre todo la fragilidad de la política exterior europea. No es nuevo y no es Ucrania el único escenario en el que Europa se desvanece en la política internacional. También ha sido ninguneada a la hora de aportar una posición firme en torno al genocidio palestino cometido en Gaza por Israel, en crisis como la invasión israelí del Líbano o el ataque a Irán por Tel Aviv y Washington, e incluso en la guerra comercial con China, donde quien lleva las riendas es EEUU y quienes pueden acabar pagando la factura son los europeos.

La estrategia errática de Trump, quien solo barre para su casa, no ha hecho reaccionar con contundencia a los líderes de la Unión Europea y el Reino Unido, un país también debilitado en su acción exterior desde que el nuevo inquilino de la Casa Blanca llegó al poder. Trump desbarató la cohesión occidental en Ucrania que mantenía su predecesor en el poder, Joe Biden, a la vez que acrecentó las diferencias en torno al problema palestino, con algunos países cerrando filas junto a EEUU e Israel de manera vergonzosa, mientras se perpetraba el mayor genocidio cometido por un Estado «democrático» en lo que va de siglo.

La hipocresía europea con Trump 

Esa debilidad se plasma en el creciente servilismo ante EEUU por parte de Alemania, el motor económico de Europa que ahora quiere serlo también militar como complemento de Washington en el viejo continente, de la dirección de la OTAN, con su secretario general, Mark Rutte, como lisonjero mayor de Trump, y con la cúpula de la UE también juramentada a las órdenes de éste, como está demostrando una y otra vez la presidenta de la Comisión Europea, la alemana Ursula von der Leyen.

Esta política, representante de la derecha más recalcitrante europea y aladid en Bruselas del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, es la cabeza de puente de la Casa Blanca en la UE, la artífice de la genuflexión europea ante la cruzada arancelaria de Trump y quien ha aceptado además el chantaje de esos más de 600.000 millones de euros de inversiones de la UE en la economía estadounidense, allá donde el líder republicano estime oportuno.

Ahora vienen las quejas por el relegamiento europeo en la cumbre de Alaska, pero con todos los dedos europeos apuntando a Moscú y no a Washington,La Unión Europea confía en recuperar a Estados Unidos, el socio que la ... como si Putin fuera capaz de engañar al mayor tahúr del planeta. Rusia es el enemigo mortal de Von der Leyen, que, al contrario, no tiene problema alguno con Trump, una figura que excede incluso el autoritarismo de Putin, que apoya y blinda el genocidio palestino, y que pretende militarizar las ciudades estadounidenses gobernadas por los demócratas, mientras desata una caza de inmigrantes y personas sin hogar que no se ve en ningún otro país del planeta.

La reiteración por parte de Trump en los últimos días de que ambos países, Rusia y Ucrania, tendrán que ceder territorio ha levantado todas las alarmas en Ucrania y sus aliados, pues reafirma que el supuesto mediador en estas oscilantes negociaciones toma partido de forma descarada. La realidad es que es Ucrania la que ha perdido un 20% de su territorio ante los rusos. Las únicas ganancias territoriales que tuvieron los ucranianos, en la región rusa de Kursk, fueron recuperadas por Moscú esta primavera. En Alaska, todo va a depender de la benevolencia y generosidad de Putin, quien no se caracteriza por semejantes virtudes.

Y pese a todo, aunque no son admitidos en esa negociación, como no lo fueron en los tres encuentros celebrados entre rusos y ucranianos en Estambul desde mayo, y a pesar de que el Kremlin ha remarcado que toda la retórica europea está fuera de lugar ante los hechos consumados de la guerra, en la que Rusia tiene toda la ventaja, veintiséis países de la UE (todos menos la prorrusa Hungría) firmaron este martes una declaración en la que exigieron que no puede haber conversaciones de paz si no hay un alto el fuego ruso y sin devolución de los territorios ocupados por Moscú.

«El pueblo ucraniano debe tener libertad para decidir su futuro. El camino hacia la paz en Ucrania no puede decidirse sin Ucrania. Sólo puede haber negociaciones significativas en el contexto de un alto el fuego o una reducción de hostilidades», señalaron los firmantes de esa declaración conjunta que pretende ser la posición común europea de cara a la cumbre entre Trump y Putin en Alaska

Y aunque es Trump quien ha propuesto esta reunión de Alaska sin presencia europea, los 26 en la declaración «dan la bienvenida a los esfuerzos» del presidente estadounidense para conseguir «una paz justa y duradera» que «debe respetar la ley internacional, incluidos los principios de independencia, soberanía, integridad territorial, y que las fronteras internacionales no se cambien a la fuerza».

Es decir, los europeos ponen como condición lo que saben de partida que no va a ser respetado ni por rusos ni por estadounidenses. Así, parece incluso lógico que Trump no los invite a la cumbre de Alaska.

Del texto, la única parte congruente con lo que van a abordar Putin y Trump en el Estado 49 de EEUU es la que apunta que una solución a la guerra de Ucrania debe proteger tanto al país agredido como a la seguridad europea.

«La guerra de agresión de Rusia contra Ucrania tiene implicaciones más amplias para la seguridad europea e internacional. Compartimos la convicción de que una solución diplomática debe proteger los intereses vitales de seguridad de Ucrania y Europa», explica el texto.

La cumbre de Alaska no apunta bien en este sentido. Que el primer contacto a nivel de jefes de Estado sobre Ucrania sea sólo entre rusos y estadounidenses deja bien claro que serán Moscú y Washington las que trazarán el nuevo perfil de la seguridad europea que surja tras un eventual armisticio en Ucrania. Ni a EEUU ni a Rusia les debe haber gustado mucho que los europeos, que ni siquiera están invitados, traten de imponer sus condiciones en vísperas de la cumbre.

¿Un segundo Panmunjom? 

Algunos analistas han recordado que este proceso empieza a parecerse a lo que ocurrió en la península de Corea entre soviéticos, chinos y estadounidenses,Movie set recreates Panmunjom zone where Kim Jong Un met Moon Jae-in ... con la opinión de los coreanos en segundo término, en 1953, cuando se firmó el armisticio en la aldea fronteriza de Panmunjom. Ese acuerdo detuvo la guerra intercoreana (1950-1953), pero dejó pendiente la firma de un auténtico tratado de paz. El principal resultado fue la división de la península de Corea, tal y como podría ocurrir ahora con Ucrania.

Como paso previo al encuentro bilateral de Alaska, Trump se verá este miércoles en videoconferencia con varios líderes europeos y el presidente Zelenski a invitación de Alemania, el país que quiere erigirse en el promotor de la paz en Ucrania por parte de Europa.

Además del canciller alemán, Friedrich Merz, anfitrión del encuentro virtual, a éste acudirán Trump, Zelenski y los líderes de Finlandia, Francia, Italia, Polonia y Reino Unido. Bruselas, que se queja de ser ignorada en Alaska, ha dejado fuera de la reunión virtual de Merz a algunos de los países más importantes de la UE. También acudirán Von der Leyen y el presidente del Consejo Europeo, António Costa.

En una declaración en la red social X, Zelenski agradeció este martes a sus aliados europeos su apuesta por la «independencia e integridad territorial» de Ucrania. No a Trump, quien ya ha puesto sobre la mesa la necesidad de ceder territorio. Del presidente estadounidense, Zelenski se limitó a destacar su «determinación», se supone que por presionar a Putin.

Una gran ofensiva rusa en ciernes 

En su declaración de X, Zelenski lanzó también un inquietante mensaje sobre la situación en el frente bélico: los rusos «están haciendo movimientos que apuntan a preparativos de nuevas operaciones ofensivas», afirmó.

Kiev asegura que controla 1000 km² de Kursk; Rusia amplía evacuaciones ...Este será, precisamente, uno de los hándicaps que se encontrará Trump en su diálogo con Putin. Rusia lleva la iniciativa en la guerra y los avances en territorio ucraniano, especialmente en el este, en la región de Donetsk, se han acelerado. El Kremlin, antes de negociar seriamente, quiere conseguir algunas de las piezas más codiciadas en esa zona oriental de Ucrania y en estos momentos no le conviene un alto el fuego, sobre todo si implica la devolución de parte de ese territorio conquistado y la detención de la ofensiva en marcha.

Si se completan las operaciones rusas en Donetsk, Rusia podría conseguir el control de bastiones como Pokrovsk, que permitiría a las tropas rusas avanzar por la región de Dnipropetrovsk, o las ciudades fortaleza de Kramatorsk y Sloviansk. En este caso, la toma de todo Donetsk sería cuestión de semanas y con ella uno de los objetivos estratégicos de Putin en esta guerra.

Le quedarían la captura del territorio de las regiones sureñas de Zaporiyia y Jersón aún controlado por los ucranianos. Esta es una de las reclamaciones que ha hecho Putin y que seguramente expondrá en las negociaciones con Trump. En tal caso, no parece probable que la cumbre de Alaska vaya a llegar muy lejos, salvo que el presidente estadounidense se saque un as de la manga y ofrezca o coaccione a Putin con un premio o un castigo que no pueda obviar el líder ruso.

*Periodista y analista para Público en temas internacionales. Es especialista universitario en Servicios de Inteligencia e Historia Militar.