El gran rearme: La UE propone quintuplicar el gasto en defensa
En riesgo los planes sociales
La presidenta de la Comisión Europea ha apuntado que una de las grandes prioridades de los próximos años es potenciar toda la cartera relacionada con la seguridad y la industria bélica. Y, más allá de estos fondos directos, también va a dar más flexibilidad al general de la financiación de la Unión Europea. Por lo tanto, se podrá desviar más fácilmente a través de partidas que teóricamente están pensadas para potenciar otros sectores.
De hecho, Von der Leyen pretende difuminar el Fondo Social Europeo dentro de un nuevo ‘macrofondo’ que incluirá otros grandes paquetes de financiación, como los de Cohesión o la PAC. Además, la Comisión Europea no da datos exactos sobre cómo quedará el presupuesto de este paquete de ayudas y al mezclarlo con fondos que anteriormente iban separados no se puede hacer la comparación del dinero con el que cuenta en los presupuestos actuales y en los futuros.
Sobre lo que destina a la lucha contra las desigualdades entre regiones de la Unión Europea, Bruselas también ha presentado un presupuesto limitado: solo 218.000 millones de euros para las regiones más pobres. Sin embargo, el ‘macrofondo’ tendrá una financiación de 865.000 millones de euros y el total del bloque comunitario se situará alrededor de los dos billones de euros. Además, la Comisión Europea indica que solo el 14% del total de la financiación, asignado a los estados y regiones se tiene que dedicar a mejorar la cualificación educativa, la lucha contra la pobreza y la promoción de la inclusión social.
En cuanto a los fondos comunitarios destinados al sector agricultor y ganaderos (PAC), que históricamente son uno de los que más peso tienen, ha sufrido un recorte del 20% y han pasado de 378.000 millones de euros a un mínimo de 300.000 millones. De esta manera, Bruselas ha obviado las reivindicaciones del sector primario en todo el bloque comunitario que pedía más ayudas, sobre todo en cuestión de subvenciones en caso de catástrofes climáticas como inundaciones, incendios y temporales.
Por otro lado, Bruselas también ha propuesto una mayor centralización de la gestión de los fondos europeos. Así, quiere incrementar su control sobre el gasto del dinero comunitario, y la configuración y el desembolso serían similares al funcionamiento de los planes estatales para la recuperación de la pandemia, los Next Generation. También podrá poner más condicionantes a los gobiernos a cambio de apoyarlos con financiación europea y, por tanto, influir aún más en sus políticas. Además, fuentes comunitarias también apuntan a que uno de los objetivos de la centralización de los fondos es simplificar y acelerar la entrega de la financiación europea y reducir la burocracia, tal y como asegura Bruselas que piden los Estados miembros.
Von der Leyen propone centralizar los fondos después de semanas de presión de las regiones. A principios de julio, unas 150 administraciones regionales, incluidas todas las Comunidades Autónomas de España, firmaron una carta a la presidenta de la Comisión Europea en la que le pedían evitar una mayor centralización en favor de los gobiernos estatales. Su intención es poder continuar negociando directamente a través de proyectos y planes estratégicos la financiación que reciben desde Bruselas y no dependan del reparto y las condiciones que pueda poner cada gobierno estatal.
Casi dos años de negociaciones
Los presupuestos presentados este miércoles por Von der Leyen no son para nada definitivos y ahora empiezan de manera oficial las negociaciones de las cuentas entre los Estados miembros y la misma Comisión Europea, así como el Parlamento Europeo, que suele tener menos influencia en este tipo de discusiones. Según ha explicado Von der Leyen, las negociaciones de los presupuestos plurianuales (de 2028 a 2034) se pueden alargar entre un año y medio o incluso dos años.
Cabe recordar que siempre son discusiones muy duras entre Estados miembros y se pelea hasta la última coma y el último euro. De hecho, hace tiempo que los países ya han empezado a presionar a Bruselas en favor de sus intereses y posicionamientos en materia de políticas económicas.
Por un lado, los Gobiernos como el francés, español o italiano, presionan a Von der Leyen para que incremente los presupuestos comunitarios. España, incluso, pidió a Bruselas que los duplicara. Por el contrario, los Estados miembros defensores de la austeridad económica, como Alemania y Países Bajos, se oponen de forma frontal a aumentar sus aportaciones a los presupuestos comunitarios.
Así, finalmente, Von der Leyen ha propuesto que las próximas cuentas de la UE signifiquen el 1,26% de la Renta Nacional Bruta (la medida de los ingresos de las empresas y ciudadanos de un país), mientras que actualmente la tasa es del 1,13%. En todo caso, este porcentaje sigue siendo alrededor de 0,9 puntos porcentuales menos de lo que pide el Gobierno español.