Contundente triunfo chavista
Victoria Korn
El chavismo obtuvo 83,42 por ciento de los votos en las elecciones regionales y parlamentarias efectuadas el domingo pasado en Venezuela, por lo que se hizo con 23 de 24 gobernaciones y 253 escaños de un total de 285 en la Asamblea Nacional. “Logramos neutralizar el plan de violencia y las elecciones han sido tranquilas”, aseguró el presidente Nicolás Maduro.
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El oficialismo recuperó el estado Barinas —donde nació el fallecido presidente Hugo Chávez-; también Zulia, un estado clave fronterizo con Colombia y con relevancia petrolera; y Nueva Esparta, donde se ubica la turística isla de Margarita. En solo un estado no ganó el chavismo: Cojedes, donde fue reelegido el actual gobernador opositor, Alberto Galíndez.
Como reconoció el diputado electo y ex candidato presidencial Henrique Capriles Radonski, el aplastante triunfo del Partido Socialista Unido de Venezuela ocurrió, en parte, debido al llamado a boicotear los comicios hecho por la extrema derecha liderada formalmente por María Corina Machado y dirigida desde el Departamento de Estado estadounidense. La estrategia ultra lo único que ha logrado es volver a la situación de hace dos décadas, cuando el llamado al abstencionismo del antichavismo entregó al movimiento bolivariano la totalidad del Congreso.
Mientras, la derecha trumpista que lidera Machado no sólo llamó a la no participación, sino que volvió con el llamado a los militares y a pedir a la Fuerza Armada que “actúe” contra Maduro. En un vídeo difundido en X, la exdiputada llamó a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) a “abrir el camino a la transición, en orden y con seguridad”, y más aún, dejaron correr llamados una vez más al intervencionismo militar de Estados Unidos.
Las sanciones impuestas por Estados Unidos, por los sucesivos gobiernos republicanos y demócratas, han profundizado las penurias del pueblo, y cuentan con el aval y apoyo total del derechaje que representan Machado, Leopoldo López, Antonio Ledezma, entre otros dirigentes que viven en el exterior. Por eso, aunque Maduro es el que está en el gobierno, ese otro sector también es responsable de la tragedia social que vivimos como clase trabajadora, señala La izquierda diario.
La renovada confianza otorgada a Maduro debe leerse a la luz del desengaño ante la oposición golpista, cuyos líderes lo apuestan todo a su relación con Donald Trump y su secretario de Estado, Marco Rubio, los hombres que envían a venezolanos inocentes a los campos de concentración de Nayib Bukele en El Salvador.
También debe leerse a la luz de la contienda presidencial de hace casi un año, cuando Machado y sus seguidores creyeron que finalmente había llegado su hora de poner fin a un cuarto de siglo de chavismo. Ante la victoria de Nicolás Maduro, denunciaron un fraude electoral, inventaron sus propias actas y, como es su costumbre, corrieron a buscar el cobijo de Washington y Bruselas para que los declarasen ganadores y financiaran un enésimo intento de derrocar al gobierno constitucional, recuerda La Jornada de México
Tanto el boicot como los resultados electorales confirman la inexistencia del fraude, la admisión tácita de la ultraderecha de que se encuentra en minoría y el círculo vicioso de desconocimiento de la democracia en que se ha embarcado la oposición. De los medios de comunicación -de derecha e incluso socialdemócratas- prefieren señalar que “se impuso la abstención, pero Maduro y el PSUV se proclaman triunfadores absolutos”.
Asimismo, la jornada electoral constituye una prueba del respaldo social del que, guste o no, goza el proyecto bolivariano a pesar de los múltiples desafíos que enfrenta: desde sus propios errores en la conducción económica y política hasta el ilegal cerco impuesto por Estados Unidos para hacer insoportable la vida del pueblo venezolano a fin de empujarlo a la insurrección, pasando por la desestabilización violenta de los sectores ultras y los legítimos intentos de la oposición de revertir las preferencias populares en las urnas.
La realidad muestra que el chavismo amplió su control territorial al ganar en 23 de los 24 estados del país, incluyendo tres que no controlaba desde los últimos comicios en 2021. Además, sumó la Guayana Esequiba. La Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado de Estados Unidos señaló que “rechaza todos los intentos de Nicolás Maduro y su régimen ilegítimo de socavar la integridad territorial de Guyana, incluida esta última farsa electoral en la región del Esequibo”.
Los partidos que se presentaron como oposición han obtenido cerca del 14% de l,os votos. Entre ellos, los llamados colaboracionistas que se encuentra en Alianza Democrática y otros les adjudicaron un 6,25%; por otra parte, Unión y Cambio, que impulsa Henrique Capriles obtuvo un 5,18%, y Fuerza Vecinal, que ha apoyado a estos últimos, un 2,57%.
Parece haber llegado la hora para que los críticos internacionales del gobierno venezolano acusen recibo de la realidad y rectifiquen los señalamientos de fraude en torno a las elecciones del 28 de julio de 2024, pues ha quedado claro que al hacer tales acusaciones o mienten deliberadamente, o se equivocan debido a la densidad de sus prejuicios.