La reforma fiscal de Trump se estrella en el Congreso
Se teme la suspensión de pagos de EEUU
Beverly Fanon-Clay
El Comité de Presupuesto de la Cámara de Representantes rechazó por 16 votos a favor y 21 en contra el Único, Grande y Hermoso Proyecto de Ley, el paquete de cambios fiscales promovido por el régimen de Donald Trump que incluye la propuesta de un impuesto de 5 por ciento a las remesas por parte de todos los trabajadores extranjeros en suelo estadunidense.

Y el juego vuelve a a la casilla de salida. La ley con la que Donald Trump quería profundizar en las rebajas fiscales que ya aprobó en 2017 se ha derrumbado en el primer obstáculo. aumentando el riesgo de una suspensión de pagos en EEUU, que entra ahora en una senda incierta, en el que la solución más probable es una negociación bipartidista con los demócratas, justo lo que Trump quería evitar a toda costa.
Cinco diputados del ala más conservadora de los republicanos votaron que no al proyecto, que decayó por 21 votos en contra y 16 a favor, alegando que la rebaja fiscal dispararía el déficit del país, empeorando aún más el problema de deuda estadounidense. Los cinco republicanos díscolos -radicales de derecha que exigen recortes mayores en el Presupuesto-, exigían duras rebajas de gasto que compensaran los menores ingresos, pero la dirección del partido no quería asumir el coste político que supondría arrasar la ya débil red de ayuda a los más pobres.
Los economistas temen que las negociaciones de este bloque con sus correligionarios podrían ser el preludio de lo peor: impuestos a las remesas junto a un mayor desmantelamiento del gasto social y nuevos despidos en las instancias gubernamentales encargadas de ciencia, protección al medio ambiente y combate al cambio climático.
Señalan asimismo que las dimensiones de la economía y la posición hegemónica de Washington en los asuntos globales significan que los efectos perniciosos de un eventual default (impago de la deuda) y del rampante empobrecimiento de las mayorías no quedará dentro de Estados Unidos, sino que afectarán al planeta entero.
Los muy publicitados (y poco efectivos) esfuerzos de austeridad y eficiencia del gasto gubernamental por parte del trumpismo representan cifras meramente testimoniales en términos del presupuesto, pero que harán un enorme daño a millones de personas y llevarán a un deterioro irremediable de la calidad de vida de las mayorías, en rubros como educación, salud, seguridad social e infraestructura.
M ientras, el gravamen a los envíos de dinero de las comunidades migrantes impactaría a millones de personas, en particular en naciones con agudas carencias, por lo que la derrota temporal de esta medida del trumpismo para castigar a los sectores más vulnerables supone un motivo de alivio para las familias y las poblaciones receptoras de remesas.
Mientras, la calificadora Moody’s retiró a Estados Unidos la máxima calificación crediticia y la redujo en un escalón, tal como hicieron hace tiempo las otras dos grandes calificadoras, Standard & Poor’s y Fitch, ante el enorme déficit presupuestario gubernamental, las altas tasas de interés y la ausencia de iniciativas creíbles para equilibrar el gasto con los ingresos.
Si estas agencias evaluaran a Washington con los mismos parámetros aplicados a los países en desarrollo o que no son del agrado de los grandes capitales, su grado crediticio sería mucho más bajo por el absoluto descontrol e irresponsabilidad con que la Casa Blanca imprime dólares y toma deuda.
El diagnóstico es claro: desde la instauración del neoliberalismo en la presidencia de Ronald Reagan, el desorbitado gasto militar ha ido de la mano con recortes de impuestos cada vez más generosos a los ricos y ultrarricos, con lo que el despliegue imperial ha pasado de ser oneroso a insostenible. Tanto Trump en su primer mandato como su sucesor Joe Biden rompieron cualquier dique fiscal con programas de ayuda durante la pandemia y transferencias de recursos públicos a las grandes corporaciones.
En su recién iniciado segundo periodo, Trump amenaza con llevar la situación a punto de quiebre con nuevas reducciones impositivas y un incremento sin precedentes del presupuesto de defensa, el cual podría superar el billón (millón de millones) de dólares. El gobierno propone-invertir o despilfarra, según como se mire-un billón de dólares en armas nucleares la próxima década, y el costo total de la modernización de su arsenal nuclear podría llegar a dos billones en 30 años. Amedrentar al mundo, mientras se hambrea a los sectores más vulnerables.
* Socióloga estadounidense, profesora universitaria, colaboradora del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE).