Cómo mira la Casa Blanca a Europa: las filtraciones de un chat
Natalia Souto
Una conversación filtrada de alto nivel sobre el bombardeo a los hutíes de Yemen expone el rechazo de la Administración Trump hacia Europa en un momento clave para el futuro de la seguridad europea.

La visita a Washington del comisario europeo de Comercio, Maros Sefcovic, y del jefe de Gabinete de la presidenta de la Comisión Europea, Björn Seibert, comenzó bajo una sombra inesperada. Apenas aterrizaron en la capital estadounidense el lunes, se encontraron con la filtración de un chat privado del círculo cercano al presidente Donald Trump, en el que altos funcionarios mostraban cómo miran en privado su relación con la Unión Europea.
En una conversación de alto nivel en la plataforma Signal sobre el bombardeo a los rebeldes hutíes, los islamistas que controlan la mitad de Yemen con el apoyo de Irán en medio de la guerra civil, el vicepresidente J.D. Vance escribió “detesto tener que rescatar a los europeos otra vez”, a lo que el secretario de Defensa, Pete Hegseth, respondió: “comparto plenamente el rechazo a los gorrones europeos. Patético”.
La filtración, revelada por el editor en jefe de The Atlantic que fue agregado por error al chat, expone una animadversión de la Administración Trump hacia Europa, y en un contexto especialmente delicado: la UE y EE UU están en negociaciones para evitar una guerra comercial que podría tener consecuencias graves para ambas economías, además de descifrar el papel que tendrían los europeos en la mesa de negociación con Rusia para alcanzar la paz “justa y duradera” en Ucrania. El tiempo juega en contra, ya que Washington amenaza con imponer nuevos aranceles a productos europeos, lo que provocaría represalias inmediatas por parte de Bruselas.
El rechazo de Trump hacia la UE no es nuevo. Desde su primer mandato, ha acusado a Europa de “aprovecharse” de EE UU, tanto en cuestiones comerciales como en defensa. Pero leer a su equipo expresar este desprecio en términos tan duros y con tan poca consideración por las relaciones transatlánticas ha generado alarma en Bruselas. “Es muy frustrante, pero ver las conversaciones privadas del equipo de Trump nos muestra que, excepto que el presidente diga otra cosa en el último momento, no hay grandes canales de negociación con EE UU”, afirmó un veterano diplomático europeo.
Un vicepresidente en discordia
Uno de los puntos más preocupantes de la conversación filtrada es la referencia a los ataques estadounidenses contra los hutíes en Yemen. En el chat, los funcionarios de Trump discutían la posibilidad de exigir a Europa una compensación por estas operaciones militares, argumentando que beneficiarían principalmente a los países europeos al restaurar la navegación en el mar Rojo. Esta visión mercantilista de la seguridad internacional refuerza la percepción de que la Administración Trump está dispuesta a condicionar su apoyo a Europa a un beneficio económico directo para EE UU.
Las filtraciones también revelaron diferencias dentro del Gobierno de Trump. El vicepresidente Vance expresó su escepticismo sobre los ataques contra los hutíes, sugiriendo que podrían beneficiar más a Europa que a EE UU. “Solo el 3 % del comercio estadounidense pasa por el canal de Suez, mientras que el 40 % del comercio europeo lo utiliza”, argumentó advirtiendo, además, sobre un posible aumento en los precios del petróleo.
Más allá de esta disidencia interna, lo que más ha inquietado a los aliados europeos es la falta de preocupación por la seguridad compartida. Vance y otros altos funcionarios han mostrado una clara falta de interés en el papel de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y han insistido en que Europa debería costear la mayor parte de las operaciones de defensa.
Consecuencias para la relación transatlántica

En paralelo a esta creciente tensión, la Administración Trump ha excluido a la UE de las negociaciones sobre Ucrania y ha sugerido que podría retirar el respaldo militar estadounidense a Europa. Como si esto no fuera suficiente, se suma una nueva controversia: Vance y su esposa tienen previsto visitar Groenlandia esta semana sin haber sido invitados por el Gobierno de Dinamarca, quien posee la soberanía de la isla más grande del mundo. Esta acción recuerda a las intenciones de Trump de comprar Groenlandia, una idea que generó indignación en Copenhague.
Las implicaciones de esta filtración van más allá del tono de los mensajes. Reflejan una Administración que ve a Europa más como un rival que como un socio, lo que podría redefinir la relación transatlántica. Si EE UU sigue adelante con la imposición de aranceles, Bruselas responderá con medidas similares, aumentando el riesgo de una guerra comercial que afectaría a industrias clave en ambos lados del Atlántico.
Europa enfrenta un dilema: seguir apostando por la cooperación con una Administración hostil o reforzar su independencia económica y de defensa. El episodio filtrado en Washington ha servido como un recordatorio de que la estabilidad de las relaciones internacionales está en juego y que la UE debe prepararse para una era de mayor incertidumbre con su tradicional aliado estadounidense.
* Colaboradora de Mundiario, analista de la actualidad política y social.