Trump, la xenofobia disfrazada, a la caza de migrantes
Beverly Fanon-Clay
En su vuelta al poder, Donald Trump cumplió con las expectativas de sus partidarios e hizo un despliegue declarativo y propagandístico para confirmar los peores temores de sus detractores: retiró las sanciones contra israelíes promotores del genocidio, apretó más la soga contra el pueblo cubano tras más de seis décadas y otorgó impunidad a alrededor de mil 500 participantes en el intento de golpe de Estado de enero de 2021.
Muchas de las órdenes ejecutivas que firmó tienen más efectos retóricos que reales, mientras otras previsiblemente se concretarán con facilidad, pero tendrán consecuencias contraproducentes para quienes esperan el fin del declive estadounidense. Trump ordenó redadas en escuelas, iglesias y hospitales. La fobia se exhibió con el cierre de la página web y las redes sociales oficiales de la Casa Blanca en español, como sucedió en 2017.
Donald Trump se abrió paso hacia la Casa Blanca en 2016 con un discurso xenófobo y racista y apostó a repetir el mismo para recuperar la presidencia ocho años después: redobló su apuesta con alusiones a los “malos genes” que están llevando al país los “inmigrantes criminales”, dos palabras que asocia continuamente. Trump ha convertido a la inmigración en el chivo expiatorio de todos los problemas que aquejan a Estados Unidos, sin importarle recurrir a bulos, mentiras, fake.news. Es su estilo.
Durante su campaña, “En Springfield [Ohio], los que han entrado se están comiendo a los perros, se están comiendo a los gatos. Se están comiendo a las mascotas que viven allí. Esto es lo que está pasando en nuestro país, y es una vergüenza”, dijo. En Aurora, una ciudad en Colorado,sostuvo que bandas de venezolanos, en particular del llamado Tren de Aragua, se estaban apoderando por la violencia de áreas enteras de la ciudad.
En Butler, Pensilvania, donde en julio había sufrido un atentado, sostuvo que en todo el mundo están vaciando las cárceles para enviar a sus “asesinos, traficantes de drogas, tratantes de personas y miembros de bandas” a EEUU como inmigrantes. “Los están liberando a todos en nuestro país, y están vaciando sus cárceles”, sostuvo.
Trump exhibe la exaltación de la xenofobia disfrazada de preocupación por la seguridad fronteriza. Suspendió una plataforma web para tramitar las solicitudes de asilo, declaró una emergencia nacional en la frontera sur, volvió a atacar el otorgamiento de ciudadanía por nacimiento, detuvo la llegada legal de migrantes provenientes de países latinoamericanos considerados dictaduras por él.
Asimismo, reimpuso la política unilateral y abusiva Quédate en México, ordenó relanzar esfuerzos para construir barreras físicas adicionales –muros, vallas metálias de púas, a lo largo de la frontera sur e instruyó a las fuerzas armadas a sellar los tres mil kilómetros de la misma: Una orden vaga, declamativa, porque en realidad el comercio sigue fluyendo con normalidad.
Comenzaron los arrestos
Trump es el mismo de siempre, pero más viejo, arrogante y racista que en su mandato anterior, tratando de imponer la idea de una nación en caída libre, culpando a la inmigración ilegal de todos los males: “Es una invasión masiva en nuestra frontera sur que ha desplegado miseria, crimen, pobreza, enfermedad y destrucción de nuestras comunidades por todo el país”. Prometió durante la campaña que terminará con esta crisis cerrando la frontera y terminando el muro.
Ya agentes del Servicio de Inmigración (ICE) empezaron a arrestar a inmigrantes como primer paso hacia las deportaciones masivas, informó el “zar” fronterizo, Tom Homan pocas horas después de que el presidente Donald Trump firmó nuevas órdenes ejecutivas para ampliar los centros de detención, atacar a ciudades que ofrecen santuario a indocumentados y amenazar con ingresar a escuelas, iglesias y hospitales su caza.
El nuevo gobierno también está removiendo obstáculos a sus operativos de detención y deportación. Ya tarde el lunes, el Departamento de Seguridad Interna emitió un memorando anulando restricciones impuestas desde hace una década a agentes federales de migración prohibiendo que realicen arrestos y otras operaciones en lugares delicados. Criminales ya no podrán esconderse en escuelas, iglesias y hospitales estadounidenses, advirtió el Departamento de Seguridad Interna en un comunicado.
“Equipos del ICE ya están allá fuera, declaró Homan a Fox News, y resaltó que las 25 oficinas regionales de esa agencia federal están desarrollando una lista de objetivos que dan prioridad a la persecución a indocumentados que han cometido delitos. Aunque no se ha reportado públicamente sobre redadas particulares, el gobierno de Trump también procedió a desarrollar la infraestructura que necesitará para cumplir con la promesa de deportar a millones y millones de extranjeros “criminales” a sus países de origen.
Homan –artífice de la bárbara práctica de separar a las familias como método de disuasión contra quines buscan refugio– reconoció que para llevar adelante las deportaciones masivas se requiere más del doble de las camas con las que cuenta el Servicio de Control de Inmigración, y muchos más que los seis mil agentes disponibles. Admitió que no hay ningún indicio de que el financiamiento esté en camino.
Una de las órdenes ejecutivas firmadas por Trump el lunes, también instruye a su gobierno a negar acceso a financiamiento federal a ciudades que se han declarado santuarios con medidas para proteger los derechos de migrantes, como prohibiciones a la cooperación con autoridades federales en la persecución de éstos.
Todas estas medidas instan a que extranjeros que están sin documentos en Estados Unidos salgan de manera voluntaria lo más pronto posible; o sea, fomentar la autodeportación. Las órdenes más sorprendentes son las que expanden el papel de las fuerzas armadas de Estados Unidos, señaló John Sandweg, director de ICE durante parte del gobierno de Barack Obama.
La orden presidencial que instruye al Comando Norte –encargado de operaciones militares en América del Norte– de sellar la fronteras y mantener la soberanía, integridad territorial y seguridad de Estados Unidos, va mucho más allá del papel de apoyo que antes se la ha asignado a las fuerzas armadas.
Sandweg resaltó la orden que dirige al secretario de Defensa a facilitar las necesidades operativas del secretario de Seguridad Interna en la frontera sureña, que incluye ofrecer espacio de detención apropiado, transporte (aviones) y otros servicios logísticos en apoyo a las operaciones de aplicación de la ley controlados por civiles.
Defensores de derechos de los inmigrantes siguen convencidos de que el gobierno no podrá proceder en lo inmediato a deportar a millones de personas, incluyendo los obstáculos legales.
La Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) y 18 procuradores estatales ya han presentado, por separado, demandas legales para bloquear el intento del gobierno de Trump de anular la ciudadanía a niños nacidos en EEUU, de padres indocumentados. El derecho a la ciudadanía por nacimiento está garantizado en la Constitución y no puede ser anulado por un presidente.
No sólo está en entredicho la capacidad de Trump para deportar a los 15 o 20 millones de migrantes indocumentados que, según él, habitan en Estados Unidos, sino también su voluntad real de hacerlo: en su primer periodo presidencial deportó a dos millones de extranjeros, apenas 42 por ciento de los 4 millones 677 mil expulsados por Biden y muy por debajo de los 2 millones 622 mil deportados por Obama en sus dos mandatos.
* Socióloga estadounidense, profesora universitaria, colaboradora del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE).