EEUU: Si deportan a 11 millones de inmigrantes, ¿quién trabaja?
Beverly Fanon-Clay
El presidente electo Donald Trump anunció que Tom Homan sería su zar fronterizo encargado del plan para deportar a millones de inmigrantes indocumentados. Cuando un programa de televisión del norte neoyorquino le preguntó qué sucederá con todos los trabajadores en las lecherías, su sorprendente respuesta inmediata fue que se haría algo para protegerlos.
Unos dos tercios de los trabajadores en granjas de cultivos son nacidos en el extranjero y 42 por ciento no está legalmente autorizado para trabajar en el país, según un informe del Departamento de Trabajo.
Lo que Trump le encargó a Homan fue de la deportación masiva de 11 millones de inmigrantes. La mayoría de esos trabajadores de lecherías son mexicanos y, además, indocumentados: mano de obra barata. Trump y su equipo enfrentarán un grave problema en su afán antimigrante. Hasta su zar fronterizo lo sabe en su propia casa: EEUU no puede funcionar sin ellos.
La misma pregunta se repiten los sectores productivos, preocupados por las consecuencias del anuncio. La deportación masiva llevarán a un incremento en los precios de alimentos, obligará a granjeros a no cosechar cultivos, podría provocar el cierre de hasta la mitad de los restaurantes en el país, dejaría potencialmente a cientos
Si los mexicanos son aproximadamente la mitad de la población indocumentada, el impacto macroeconómico, según el American Immigration Council, sería un desplome del PIB de entre uno y dos mil millones de dólares.
La Cámara de Comercio estadounidense ha insistido en que los inmigrantes son una parte vital de la principal economía del mundo y que, de hecho, Estados Unidos necesita aún más inmigrantes para compensar el efecto de una población estadounidense envejecida y con un declive en la tasa de nacimientos. Hay oferta para ocho millones de empleos, pero demnda de sólo seis millones y medio.
Hay muchos empleos, pero no suficientes trabajadores para tomarlos, señaló Stephanie Ferguson Melhorn, directora de Políticas de Fuerza Laboral y Trabajo Internacional de la Cámara de Comercio en noviembre de 2024. Todas las oficinas gubernamentales coinciden en que el incremento de inmigración ha tenido un impacto extremadamente positivo sobre la economía estadunidense.
Si estas tendencias no continúan, reporta en una década Estados Unidos podría perder casi nueve mil millones de su PIB, incluyendo mkil 200 millones de dólares en ingresos fiscales al gobierno federal.
Según el Instituto de Políticas Migratorias (MPI, por sus siglas en inglés), los mexicanos representan el mayor grupo de inmigrantes no autorizados, con 45 por ciento del total de 11.3 millones de personas sin estatus legal en 2022. Los mexicanos indocumentados eran 5.1 millones en 2022, una cifra que se ha reducido 34 por ciento desde 2007.
Más de la mitad de los inmigrantes mexicanos residen en California o Texas. Los Ángeles, Chicago, Houston, Dallas, Riverside, Phoenix, San Diego, Nueva York y San Francisco son las nueve ciudades con las poblaciones mexicanas más grandes.
Existen decenas de millones de trabajadores extranjeros en Estados Unidos, pero el grupo más grande entre ellos son los mexicanos, con un impacto económico medido en billones, no miles de millones de dólares.
Las industrias señalan que la deportación masiva exacerbará las carencias laborales, especialmente en industrias que dependen mucho de trabajadores inmigrantes indocumentados, comentó Nan Wu, directora de investigaciones del American Inmigration Council: la industria de la construcción perderá uno de cada ocho trabajadores, lo que incrementará los costos de construcción y llevaría a demoras en la edificación de nuevas casas, haciendo que la vivienda sea aún más cara. Pero el mayor impacto podría ser en el precio de los alimentos.
Asimismo, los inmigrantes, sobre todo los indocumentados, son un tercio de la fuerza laboral cuidando a niños y a las personas de la tercera edad en este país, según el Nikaen Center en Washington.
Algunos comercios tendrán que cerrar. Se teme que hasta una mitad de todos los restaurantes en Estados Unidos serían obligados a cerrar sin trabajadores indocumentados.
A menos de 20 cuadras del Capitolio de Estados Unidos, el lugar donde se redactarán las leyes para sellar la frontera y expulsar “ilegales”, el anuncio en un almacén dice Mexican Food y adentro hay filas con frijoles rojos y negros, papayas, chile guajillo, morita y ancho, entre otros ingredientes de la vasta gastronomía mexicana –y eso que la capital estadunidense no está entre las ciudades con poblaciones enormes de mexicanos.
Como a lo largo y ancho del país, México es parte de la cultura cotidiana y ni hablar de la economía de Estados Unidos, señala el analista David Brooks. Curioso: en EEUU se vende más tequila que en México y sin las manos mexicanas no se explica la actividad en restaurantes o la producción de frutas y verduras. Pero Trump no los quiere.
* Socióloga estadounidense, profesora universitaria, colaboradora del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE). Traducción de Victoria Korn