La confederación de Estados del Sahel y su lucha actual contra el neocolonialismo
Alex Anfruns
Desde el golpe de Estado del coronel Assimi Goita en Malí del 18 de agosto de 2020, los acontecimientos en la región de África del Oeste están acelerándose. Aquella acción protagonizada por un grupo de militares del Ejército maliense permitió poner al orden del día una serie de reivindicaciones populares que se habían estado expresando en las calles durante décadas.
No ha dejado de denunciarse cómo Francia, el antiguo amo colonial, mantuvo su control sobre el destino de las nuevas naciones bajo distintos mecanismos neocoloniales, impidiendo su verdadero desarrollo. De ahí que calificar al gobierno de transición maliense simplemente como una “junta militar golpista” revele un sesgo eurocéntrico y/o un papel activo en la propaganda de guerra. Ambos sirven al objetivo de destruir la soberanía y los proyectos de desarrollo en esta región del Sahel, cuya extensión geográfica alcanza los 3 millones de kilómetros cuadrados y cuya población es de 75,9 millones de personas.
Un elemento clave que desmiente la propaganda mediática occidental anti-golpismo o anti-juntas militares, es el apoyo a los procesos actuales de los pueblos nigerino, burkinés y maliense. Ese apoyo popular destruye la narrativa dominante, desmintiendo la visión dominante que pretende explicar por qué los pueblos ya no confían en los sistemas supuestamente democráticos en África.
Puestas bajo la tutela de políticas neocoloniales en materia cultural y económica, aquellas democracias consolidaron el sistema de la “ayuda al desarrollo” de las instituciones de Breton Woods, impidiendo la industrialización y la satisfacción de las necesidades del pueblo, atacando los servicios públicos del Estado. Así es como se produjo en el seno del pueblo una inversión de los valores: las democracias en África se consideran como regímenes neocoloniales, mientras que los gobiernos de transición tras un golpe de Estado se perciben como representativos de la aspiración y la voluntad populares.
La AES, un bloque de países africanos en resistencia
La actual Revolución panafricana introduce una novedad respecto al periodo de la descolonización francesa y la generación de las Independencias: no solo identifica y denuncia a las potencias que desestabilizan el Sahel y que en los hechos son enemigos de la soberanía de África, sino que logra derrotar sus estrategias de militarización, bloqueo, sanciones y chantaje, imponiendo una nueva correlación de fuerzas. Frente a la amenaza de guerra de Francia y sus países vasallos miembros de la CEDEAO en agosto de 2023, Mali y Burkina Faso anunciaron que “si se declara la guerra contra Níger, es como si se les declarase a ellos también”.
El 16 de septiembre, la creación de la Alianza de Estados del Sahel (AES) consolidó ese pacto de defensa común. Con su iniciativa, la AES le quitó la máscara a la CEDEAO. Los pueblos de la región ya solo la ven como una de tantas herramientas de la estrategia neocolonial en África del Oeste. Al abandonar juntos y “de manera irreversible” esa organización, los gobiernos de Malí, Burkina Faso y Níger, logran que esta retroceda en su política de sanciones ilegales contra Níger y se presente como víctima.
Por otra parte, el nacionalismo en los Estados del Sahel retoma una reivindicación clave del panafricanismo revolucionario, formando una Confederación que sería el embrión de la unidad de África. Además, plantea una puesta en común de los recursos y los proyectos de desarrollo en la región del Liptako-Gourma (triple frontera entre Malí, Burkina Faso y Níger), que solo puede hacerse realidad después de haberse consolidado la estructura de defensa común.
El economista egipcio Samir Amin resumió así la necesidad de crear un bloque de países en África del Oeste: “cualquier tentativa de una política de desarrollo en el marco de espacios económicos tan restringidos como los que caracterizan los Estados de la región está destinada al fracaso, porque la ruptura necesaria con la política que consiste en darle la prioridad absoluta al desarrollo extrovertido e impulsado desde el exterior, es imposible”. Contrariamente al nacionalismo de los países históricamente industrializados en el Norte, que se formó a partir del silenciamiento de los crímenes coloniales y del expolio de las riquezas en el Sur, el
nacionalismo patriótico en el Sahel se refiere a un proceso de desarrollo endógeno a partir de sus propios recursos nacionales y de una justa negociación de las materias primas establecida sin presión y libremente con nuevos socios como Rusia, Turquía o China.
El 26 de julio del 2023, el golpe de Estado en Níger dio un vuelco completo a la situación, provocando el nerviosismo y la agitación en las cancillerías occidentales. Al efectuar una serie de pasos decisivos, el gobierno del CNSP consolidó la dinámica introducida por los golpes de Estado en Malí y Burkina Faso. La expulsión de tropas francesas estacionadas en Malí (15/8/22) y Burkina Faso (22/2/23) primero, de las tropas de la misión de Naciones Unidas MINUSMA en Malí (31/12/23) después, y de las tropas francesas (31/12/23) y estadounidenses (15/9/24) en Níger, por último, es la muestra espectacular de que la defensa de la soberanía en el Sahel no son palabras vacías.
Pero, además, la actual Revolución panafricana está identificando a los enemigos de los derechos de los pueblos africanos, tanto al exterior como al interior del país. En diciembre de 2023, el presidente Ibrahim Traoré alertó sobre la dimensión de clase de la lucha que Burkina Faso está librando simultáneamente en diferentes frentes:
“Hemos encontrado a muchas capas representantes del empresariado burkinés, y sobre todo a los banqueros. Fue en el mes de agosto si no me equivoco, cuando deseamos que haya una nueva dinámica con encuentros permanentes para apoyar el sector privado. Deseamos que haya propuestas para que el gobierno acompañe el sector financiero y crear nuevas empresas para reforzar el sector privado burkinés. A día de hoy no ha habido respuesta. Le digo, querido banquero, que estoy a su escucha. (…). Invito a la patronal a inscribir en su agenda el Plan Estratégico y nuestra visión, que es el desarrollo endógeno, el concepto de producción.
Porque se importa mucho y deseamos que a partir de enero los importadores se vuelvan exportadores y contribuyan al sector productivo aquí. Que quien esté importando arroz se prepare a invertir en la producción de arroz. Se importa demasiado en África. Según las estadísticas en Burkina Faso estaremos a 100 mil millones en 2025. Es inadmisible”.
La voluntad manifestada en reiteradas ocasiones de abandonar la zona monetaria del Franco CFA es una prueba de la continuidad entre los desafíos de hoy y el de la descolonización que no pudo ser completada en la primera década de 1960. En particular, nos recuerda que el logro de Guinea al abandonar el Franco CFA en medio de la agresión y el sabotaje de Francia, no pudo ser repetido en la experiencia maliense de Modibo Keita, debido a un retroceso histórico:“Los Acuerdos Monetarios de 1967 se firmaron en muy malas condiciones. Fueron innegablemente un freno para el experimento de construcción socialista que había llevado a cabo el gobierno del Presidente Modibo Keita desde 1960, por el excepcional poder de injerencia que conferían a Francia, pero también y sobre todo por sus implicaciones para la política económica y financiera de Malí”
Solo unos días antes de ser derrocado por el golpe de Estado militar de Moussa Traoré, Keita había declarado que “los Acuerdos de 1967 son una trampa. Debemos prepararnos a romperlos”. A Keita no le dejaron tiempo. Pero en un futuro muy próximo, el abandono de la moneda franco CFA y la creación de una moneda regional es una de las medidas previstas por la Confederación de Estados del Sahel. Contrariamente a la situación que impidió hacer realidad la soberanía monetaria en la década de 1960, la existencia de un bloque de tres países con una política en común en diferentes aspectos de defensa de su soberanía, es la garantía de conducir a buen puerto esta nueva ola de “Segundas Independencias”.
La lucha anticolonial tras las Independencias
Para hacerse una idea de lo que está en juego actualmente con la anunciada Federación de Estados del Sahel (Malí, Burkina Faso y Níger), y comprender qué desafíos enfrentan los procesos de defensa de la soberanía, es preciso interesarse en los ángulos muertos de las Independencias africanas de 1960. Una de las ideas que más han calado en la juventud africana es la toma de conciencia de que aquellas Independencias fueron solo nominales.
Los actuales cambios de gobierno en la región actualizan y llevan a cabo procesos de lucha por la auténtica Independencia africana. Es el paso de la lucha contra el sistema colonial francés en su forma clásica, al de un combate resuelto contra los actores del neocolonialismo. No sorprende que los medios hegemónicos presenten el neocolonialismo como un elemento retórico de lenguaje o un concepto demagógico utilizado por “líderes populistas” africanos.
Los padres fundadores de las Independencias africanas ya alertaron sobre sus peligros reales desde inicios de la década de 1960: Cuando el reconocimiento de la independencia nacional se vuelve inevitable, los imperialistas se las ingenian para vaciar esa independencia de su contenido de liberación auténtico, ya sea imponiendo convenciones leoninas en el plano económico, militar y técnico, ya sea instalando a gobiernos a su antojo, tras elecciones prefabricadas, o aun inventando formulas, supuestamente constitucionales, de coexistencia multinacional, para camuflar la discriminación racial a favor de los colonos (…).
El papel que juegan Goita, Traoré y Tiani en la organización de las luchas populares y el impacto de su visión estratégica –hecha posible gracias a su acumulación de experiencias–, introducen un salto cualitativo en la sucesión de los acontecimientos contemporáneos. En el contexto de “nueva Guerra Fría” del bloque atlántico (OTAN) contra Rusia y China, se abren las posibilidades para la búsqueda de la soberanía como sucedió en la década de 1960. En aquel entonces, los países del Sur estaban en una dinámica de lucha con una agenda en común en el marco del Movimiento de Países No Alineados (MPNA) y del uso de las instituciones de Naciones Unidas como la UNACTD como portavoz de la lucha por la soberanía de los países subdesarrollados y los del bloque socialista.
Ernesto “Che” Guevara resumió ciertos lineamientos de aquel frente incipiente de países: “Resulta inconcebible que los países subdesarrollados, que sufren las enormes pérdidas del deterioro de los términos del intercambio, que a través de la sangría permanente de las remesas de utilidades han amortizado con creces el valor de las inversiones de las potencias imperialistas, tengan que afrontar la carga creciente del endeudamiento y de su amortización, mientras se desconocen sus más justas demandas”.
Fue en septiembre de 1973, durante la 4ª Cumbre del MPNA en Argel, cuando se promulgó una Declaración Económica que cristalizaba el auge de las reivindicaciones de los países recientemente descolonizados. Aquella dinámica se tradujo en la Carta del Nuevo Orden Económico Internacional (NOEI), firmado en 1974 para “colmar la brecha entre los Estados industrializados y el Tercer Mundo: estabilización del precio de las materias primas y mejora de los términos del intercambio, refuerzo de la cooperación al desarrollo, aumento de la parte del Tercer Mundo en la producción mundial y el comercio internacional…” Tras los efectos del aumento de precio del petróleo impuesto en 1973 por el grupo de países reunidos en la OPEP, los países en búsqueda de su soberanía recibirían una nueva agresión por las instituciones financieras del capitalismo.
La temporal derrota de la lucha por la soberanía africana
La historia escrita por las clases dominantes contribuye al olvido de aquellas luchas por el derecho al desarrollo, enfatizando sus fracasos y relativizando impacto del neocolonialismo y la brutalidad de sus apoyos en las fuerzas reaccionarias locales, que en aquella época se materializó en golpes de Estado, sabotajes, asesinatos y represión de las primeras resistencias africanas. Sin embargo, la toma de conciencia de esta nueva fase de la lucha de liberación nacional africana frente al neocolonialismo, tiene una doble ventaja frente a la de los primeros años de las Independencias.
Por un lado, las masas de los pueblos africanos han adquirido conocimientos profundizados en el transcurso de décadas de experiencia. Hoy el nacionalismo africano está menos alimentado por ilusiones burguesas del “retorno a la fuente original” del socialismo africano, visto como un modelo idealizado anterior a la colonización occidental.
El intelectual senegalés Pathé Diagne desmintió aquel mito en estos términos: “La toma de posición profundamente desigualitaria que por todas partes traslucen las sociedades de órdenes y de castas es una de las características más impresionantes de las sociedades del Sudan nigerino. (…) se constata en todas partes el mismo afán de jerarquización social avanzada. (…) Son esos estatus los que atestiguan las desigualdades institucionalizadas en legislaciones que delimitaban, para cada individuo, sus derechos y sus obligaciones”.
En los países donde se iniciaron experiencias socialistas como el Malí de Modibo Keita, el imperialismo se ensañó contra el mal ejemplo de aquel dirigente africano derrocándolo el 19 de noviembre de 1968 y encarcelándolo hasta su muerte el 16 de mayo de 1977. Poco antes del golpe de Estado contra Keita, se creó un Comité de Defensa de la Revolución y se había sacado un balance crítico de la política agraria de los primeros años. Respecto a las tentativas de crear un “socialismo africano” que recuperase el modelo social y económico que prevalecía antes del colonialismo, los mecanismos neocoloniales por un lado y las inconsistencias o complicidades por otro, bastaron para limitar sus posibilidades de éxito.
Por diferentes razones, algunos padres fundadores de las Independencias subestimaron el papel de las clases sociales en la nueva realidad nacional africana. Al considerar la noción de lucha de clases como un concepto no aplicable a las sociedades africanas de aquel contexto, el papel de complicidad con los intereses del sistema neocolonial que jugaron tempranamente ciertos actores africanos pudo subestimarse. En cambio, los movimientos más radicales y representativos de la lucha anticolonial como el UPC en Camerún, el FLN en Argelia o el SAWABA en Níger, así como los líderes revolucionarios como Modibo Keita en Malí o Amílcar Cabral en Guinea-Cabo Verde la tomaron muy en cuenta.
Fue precisamente a esos líderes a quienes se reprimió con la mayor violencia, siendo detenidos, derrocados o asesinados. Aquella estrategia secreta fue concebida de manera temprana por el colonialismo francés, y resumida de este modo por Daniel Doustin, el administrador colonial de Yaoundé (Camerún): “Francia acordará la independencia a quienes la reclamaban menos, después de haber eliminado política y militarmente a quienes la reclamaban con mayor intransigencia”. Fue una declaración de intenciones que debía permanecer secreta, y tras las Independencias, la antigua potencia colonial profundizó su injerencia y apoyo a la represión del “enemigo interior” mediante los acuerdos de cooperación y defensa de 1960-61.
La cancelación por la AES de los acuerdos militares con la antigua potencia colonial y la firma reciente de acuerdos estratégicos de cooperación y defensa con la Federación de Rusia da lugar a que los pueblos del Sahel enfrenten sus desafíos a partir de nuevas condiciones y vislumbren un porvenir de dignidad para sus hijos, lejos de la perspectiva del éxodo y del reclutamiento en grupos armados terroristas. O como el presidente de Níger Abdourahamane Tiani lo ha resumido: se trata de transformar la región del Sahel de “zona de inseguridad” en “zona de prosperidad”.
Notas
1 Citado en “Problemas y Radicalización”, Sitio web de Modibo Keita. Disponible en https://modibo-keita.site/problemes-et-radicalisation/
2 A mediados de junio del 2024, el reparto es el siguiente: 23,9 millones (Malí), 28,2 millones (Níger) y 23,8 millones (Burkina Faso). Contrariamente a cierta lectura alarmista y de corte maltusiana sobre las previsiones de explosión demográfica, los países de la región están poco densamente poblados.
3 Aunque su retirada efectiva, según los textos de la CEDEAO, solo puede tener lugar un año después de manifestar su voluntad de dejar la organización, es un hecho que el anuncio de los tres países de la AES ha debilitado la imagen y la credibilidad de la CEDEAO, hasta el punto de que el nuevo gobierno en Senegal —cuya orientación ideológica ha sido expresada por el presidente Diomaye Faye como un “panafricanismo de izquierda” y percibida muy cercana a la visión de defensa de la soberanía de los países de la AES—, ha adoptado como misión especial la necesidad de “reformar la CEDEAO”, relegitimándola y pretendiendo que los miembros de la AES vuelvan a su redil.
4 Samir Amin, África del Oeste bloqueada. Editions de Minuit, Paris 1971. Citado en Yves Benot, Indépendances africaines I. Idéologies et réalités. Editions Maspero, Paris, 1975, p.94
5 Discurso del Capitán Ibrahim Traoré durante la ceremonia oficial de instalación de la Presidencia del Consejo Nacional de la Patronal Burkinesa y de las instancias dirigentes de la estructura. Faso7TV, 7 de diciembre de 2023.
6 Testimonio de Amadou Seydou Traoré. Citado en “Problemas y Radicalización”, Sitio web de Modibo Keita. Disponible en https://modibo-keita.site/problemes-et-radicalisation/
7 El 20 de mayo del 2024 un memorándum entre los gobiernos de Malí, Burkina Faso y Níger ha sido firmado en Niamey, con vistas a la celebración de una Cumbre de la Alianza de Estados del Sahel (AES), en la cual se prevé su transformación en la Confederación de Estados del Sahel (CEA), es decir la profundización de los proyectos de cooperación y desarrollo común entre estos tres países hermanos. Véase https://sahel-intelligence.com/34181-sahel-creation-de-la-confederation-de-lalliance-des-etats-du-sahel-aes.html
8 Conferencia de los pueblos africanos, El Cairo, marzo 1961. Citado en Mehdi Ben Barka, La opción revolucionaria. Informe al Secretariado del UNFP antes del 2° Congreso, Rabat ,1° mayo de 1962. Journal Al Mounadhil-a. (Versión numérica). p.7
9 La fundación del Movimiento de Países No Alineados (MPNA) tuvo lugar durante la 1ª Conferencia Cumbre del mismo nombre en Belgrado, a inicios de septiembre de 1961. Contó con la participación de 28 países. Su antecedente inmediato fue la Conferencia de Bandung celebrada en Indonesia en 1955, que estableció los Diez Principios de Bandung.
10 Su histórica ponencia fue pronunciada con ocasión de la Primera Conferencia Mundial de Desarrollo y Comercio (UNACTD), el 25 de marzo de 1964 en Ginebra. Sobre la vigencia de aquel discurso léase a Ángel Guerra https://rebelion.org/che-fidel-y-la-unctad/
11 El documento puede leerse en el siguiente enlace: https://investmentpolicy.unctad.org/international-investment-agreements/treaty-files/2777/download
12 Nouvel Ordre Economique International. Definición tomada del sitio web Gresea, Bélgica.
13 Pathé Diagne. Le Pouvoir politique traditionnel en Afrique occidentale. Présence Africaine, 1967. Citado en Yves Benot, Indépendances africaines I. Idéologies et réalités. Editions Maspero, Paris, 1975, p.102.
14 La noción de “socialismo africano” puede equiparse a la de la “Tercera vía” popularizada en la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Empleo en La Habana (1947-48). En el caso de los países africanos, varios líderes que inicialmente emergieron en el marco de las posibilidades creadas bajo la administración colonial, estuvieron en contacto con grupos de estudio comunistas en el continente africano y sus partidos fueron aparentados al Partido Comunista Francés en la Asamblea Nacional. Sin embargo, una de las trampas de la fase de acceso a la Independencia fue la de cortar los lazos entre el partido RDA y el PCF en 1955. Aquella división inicial tuvo por efecto combatir la ideología marxista en el terreno. Por otra parte, animó a aquellos lideres a fundar una visión ideológica y filosófica que relacionaba las aspiraciones contemporáneas de liberación con lexistencia idealizada de un “socialismo africano” preexistente a la dominación colonial.
15 Borrel, Bouaki-Yabara, Collombat & Deltombe (dir.) Une histoire de la Françafrique. L’empire qui ne veut pas mourir. Editions du Seuil, 2023. p.301-32
16 Véase enlace https://www.senat.fr/leg/1960-1961/i1960_1961_0222.pdf
* Periodista y profesor, autor del libro “Níger: ¿Otro golpe de Estado o la Revolución Panafricana?”. Fue redactor jefe del medio belga Investigaction (2014-2019), coautor del documental “Palestina la verdad asediada” (Cataluña, 2008) y del libro colectivo “Nicaragua: ¿levantamiento popular o golpe de Estado?” (Arizona/USA, 2019). Anfruns reside en Casablanca e investiga sobre el derecho al desarrollo desde una perspectiva panafricana.