EEUU y México, relaciones tensionadas en época electoral
Gerardo Villagrán del Corral
El nuevo canciller, Juan Ramón de la Fuente, afirmó que México está preparado para dar continuidad a la relación con Estados Unidos, independientemente del resultado del próximo proceso electoral por el que se elegirá al nuevo presidente o presidenta de su vecino del norte.
Hoy para México la preocupación no es la estabilidad de su relación bilateral, sino la estabilidad interna de EEUU, por la extremada polarización, la partidización de la justicia, la sistemática siembra de odios raciales por parte de supremacistas blancos y la declarada negativa de Donald Trump a reconocer un resultado que no le dé la victoria.
El intento de manipular los resultados electorales de 2020, que culminó con el asalto al Capitolio perpetrado por una horda trumpista el 6 de enero de 2021, sirve de antecedente de la posibilidad de que se precipite una crisis incluso peor si Harris se lleva la mayoría de los colegios electorales.
Así como México no puede subsistir en la actualidad sin el gas que le compra a Texas, Estados Unidos necesita de México para todos los procesos económicos totalmente asimilados en los que hay productos que cruzan varias veces la frontera antes de ser comercializados. No es una cuestión de aranceles o de muros, es una cuestión de integración social, no sólo económica.
Claudia Sheinbaum dio esta semana detalles de su plan energético que incluye reformas a la Constitución para que Petróleos Mexicano (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE) vuelvan a ser empresas públicas y con poder de preponderancia., regresándoles su carácter de públicas, regidas por el derecho público y no por el mercantil.
Así, la CFE podrá ser preponderante en el despacho de energía eléctrica del país, garantizando el esquema de 54% por CFE y 46% de la inversión privada, explicó la secretaria de Energía, Luz Elena González. La participación del sector privado se realizará con reglas claras de inversión. La legislación también eliminaría las concesiones de litio y reservaría el sector al gobierno nacional, garantizando que también el servicio de internet sea área estratégica del Estado, por lo tanto, no pueden ser consideradas como monopolios.
México, Trump y Biden
En períodos electorales anteriores, tanto Trump como Biden, han utilizado el tema México en su agenda de campaña. La consecuencia fue una creciente polarización. México y Estados Unidos tienen una sociedad comercial privilegiada que representa una codependencia prácticamente absoluta.
Trump impulsó en su discurso y durante su presidencia la construcción de un muro fronterizo con México, hecho que generó tensiones y controversias en la región. La realidad es que en muchas zonas ya existía un muro desde principios del siglo,cuando se empezaron a construir tramos y en las grandes ciudades con cruces como Tijuana o Ciudad Juárez.
Trump redefinió la naturaleza del asilo en Estados Unidos. Implementó políticas que dificultaron el acceso a este beneficio, incluyendo la separación familiar (“families belong together” como reclamo social). Planeó realizar redadas a gran escala y deportaciones masivas de personas que vivieran en EEUU sin permiso legal, restringiendo tanto la inmigración legal como ilegal.
Durante su gobierno, Biden impuso restricciones a las solicitudes de asilo en la frontera. Exigió que los migrantes soliciten asilo en otros países antes de hacerlo en EEUU, lo que fue bloqueado por un juez federal en California. En 2022, Biden y López Obrador acordaron que México invertiría 1,500 millones de dólares en tecnología fronteriza inteligente en los siguientes dos años, así como la cooperación en temas fronterizos
A diferencia de las campañas pasadas, el fentanilo es el nuevo problema que preocupa en Washington, a sabiendas que no se va a resolver deteniendo el trasiego de armas de norte a sur o el tráfico de drogas, ni con muros, ni expulsando migrantes. Esta droga generó miles de muertes en EEUU y no será un tema en el que bastará hablar de desplegar militares o negociar con México. El discurso de odio puede escalarse más..
Las nuevas-viejas relaciones
El secretario de Relaciones Exteriores expresó a los integrantes del Senado la claridad del gobierno federal acerca de las diferencias entre Kamala Harris y Donald Trump; pero asimismo ratificó que es necesario mantener una buena relación sustentada en el respeto a la soberanía. Pocos días antes, la presidenta Claudia Sheinbaum, se mostró confiada en que habrá un buen trabajo con quien sea electo en EEUU, y recordó que la Constitución mexicana excluye una toma de partido por parte de las autoridades.
Para los analistas, no hay razón alguna para suponer que Sheinbaum y su equipo se vean en apuros para mantener los vínculos en un cauce de respeto y beneficio mutuo, ya sea ante Joe Biden y Kamala Harris o en el escenario a un gobierno republicano
La imagen mostrada a los congresistas es que se ha logrado construir una relación bilateral sólida, capaz de resistir a las pruebas de estrés a que se ve sometida la colindancia entre naciones y, sobre todo, a las que plantea un vecino como Estados Unidos. En el gobierno de López Obrador ya se vivió sin sobresaltos la transición de Donald Trump a Joe Biden, y ni en 2018 ni en 2021 se produjo la colisión que vaticinaban algunos comentócratas opositores.
Por otra parte, el triunfo de Trump no despejaría los riesgos, pues es previsible que exacerbe el racismo institucionalizado y ahonde la grieta que divide a la sociedad estadounidense. Ante la posibilidad de inestabilidad institucional en EEUU, el gobierno mexicano intenta que esas diferencias no pasen la frontera e impacten en México.
Estas prevenciones cobran mayor importancia dada la costumbre de la superpotencia de buscar salidas a sus problemas internos mediante aventuras bélicas y complots intervencionistas en el exterior, señala un editorial del diario La Jornada.
*Antropólogo y economista mexicano, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)