Bukele inicia su dictadura exigiendo al país seguirlo “al pie de la letra y sin quejarse”

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El régimen autoritario de Nayib Bukele se convirtió en dictadura tras el acto donde asumió un segundo mandato inconstitucional. No explicó ninguna estrategia concreta y se enfocó en exigir lealtad al pueblo, desprecio por “los enemigos” que ‘tratan de envenenar la mente de la gente’ y venderse como el sanador del país.

Pese a las prohibiciones constitucionales sobre la reelección presidencial en El Salvador, Nayib Bukele juramentó la mañana del sábado 1 de junio como presidente para el período 2024-2029, y en su discurso de toma de posesión pidió a los salvadoreños defender incondicionalmente su proyecto y rechazar cualquier voz disidente. Destacó la desarticulación de las pandillas como su principal logro de gobierno, comparándolo con la extirpación de un cáncer, y anunció medidas económicas que podrían ser “medicina amarga” durante el próximo quinquenio.

Bukele llegó a las 09:24 al Palacio Nacional, en el Centro capitalino, enfundado en una levita negra, con adornos dorados en el cuello y mangas, en sintonía con la indumentaria de los cadetes de la Escuela Militar, con aires napoleónicos. Luego, ante el presidente de la Asamblea Legislativa, Ernesto Castro, juró defender la Constitución, la misma que en cuatro de sus artículos prohíbe la reelección . Finalmente, se dirigió al balcón del Palacio Nacional para presenciar un desfile militar, antes del discurso de toma de posesión.

En el desfile militar participaron 1,890 efectivos de la Fuerza Armada, representados en cuatro estandartes: Fuerza Armada, Ejército, Fuerza Aérea y Marina Nacional. El saludo militar fue encabezado por un bloque de oficiales que incluía a pilotos aviadores de la Fuerza Aérea Salvadoreña. Tres bloques fueron integrados por el personal del batallón de paracaidistas, grupo de operaciones especiales y comando especial antiterrorista del comando de fuerzas especiales. Otros tres bloques en representación de las armas técnicas del Ejército: caballería, artillería, transmisiones e ingenieros. Otros tres bloques que representan las unidades de infantería del Ejército, brigadas y destacamentos. Un bloque representativo del personal femenino de la Fuerza Armada. Dos bloques de la Fuerza Aérea Salvadoreña, representando la primera y segunda brigada aérea y dos bloques de la Marina Nacional.

Un desfile militar sin precedente en una toma de posesión en toda la posguerra salvadoreña.

La investidura de Bukele incluyó un amplio desfile militar, luego de su juramentación en el Palacio Nacional, en la que participaron 1,890 miembros de la Fuerza Armada. Foto de El Faro: Víctor Peña. 
La investidura de Bukele incluyó un amplio desfile militar, luego de su juramentación en el Palacio Nacional, en la que participaron 1,890 miembros de la Fuerza Armada. Foto de El Faro: Víctor Peña.

Bukele arrancó su discurso destacando el reconocimiento internacional y matizando las críticas por su reelección inconstitucional: “Todos los países del mundo reconocen este gobierno a pesar de lo que digan los opositores”. Luego, la mayor parte del discurso se enfocó en la desarticulación de las pandillas, a las que comparó con un cáncer que fue curado durante su gobierno, dejando solo otras enfermedades secundarias en ese cuerpo, que él promete terminar de curar.

En el discurso, Bukele hizo una analogía sobre un paciente con cáncer que logró curarse tras ir con diferentes doctores que solo lo hicieron enfermar más, y gracias a haber encontrado al final a un médico bueno que lo logró. Bukele preguntó a los asistentes en la plaza Gerardo Barrios sí preferían ir donde el doctor que empeoró su salud o sí preferían ir con quién les curó el cáncer. La aglomeración contestó al unísono: “cáncer”.

Durante los primeros tres años de su Gobierno, Bukele logró una reducción de los homicidios gracias a una negociación secreta con las pandillas que sostuvo por tres años desde junio de 2019. En marzo de 2022, ante la ruptura de las negociaciones que culminó en el asesinato de 87 personas por parte de la Mara Salvatrucha-13, el Estado aprobó un régimen de excepción que hasta el 9 de mayo de 2024 cotabilizaba 79,947 capturados, 261 personas muertas en las cárceles y un centenar de denuncias de violaciones a los derechos humanos. La “medicina amarga” que resolvió el tema de la inseguridad, ahora podría ser aplicada a la economía, dijo Bukele, que nunca hizo ninguna referencia a sus pactos con pandillas ni a la masacre que los clausuró.

Javier Milei, presidente de Argentina, fue aplaudido por una multitud que esperaba la investidura de Nayib Bukele. Milei camina hacia el interior del Palacio Nacional, en San Salvador, el 1 de junio de 2024. Foto de El Faro: Víctor Peña. 
Javier Milei, presidente de Argentina, fue aplaudido por una multitud que esperaba la investidura de Nayib Bukele. Milei camina hacia el interior del Palacio Nacional, en San Salvador, el 1 de junio de 2024. Foto de El Faro: Víctor Peña.

“Vamos a enfocarnos de lleno en los problemas importantes, empezando por la economía. Y quizás en este nuevo tratamiento para sanar la economía también haya que tomar medicina amarga”. Al igual que en junio de 2019, para finalizar el discurso, Bukele pidió a los asistentes a la plaza Gerardo Barrios que levantaran su mano y juraran lealtad a su proyecto político: “Juramos defender incondicionalmente nuestro proyecto de Nación, siguiendo al pie de la letra cada uno de los pasos, sin quejarnos. Y juramos nunca escuchar a los enemigos del pueblo”. La plaza juró ante los ojos de la comunidad internacional invitada.

En todo su discurso de 35 minutos, Bukele no reveló ni una propuesta de acción concreta. “El paciente debe seguir las indicaciones, no debe titubear”, había exigido Bukele.

La ceremonia de posesión y los días pasados dejaron evidencia de que Bukele nunca hizo lo que aseguró haber hecho para justificar su reelección:abandonar el poder por seis meses. La supuesta delegada presidencial que se suponía ocupaba el poder no tuvo ningún rol.

Ernesto Castro, presidente de la Asamblea Legislativa, junto al rey de España, Felipe VI, durante el discurso de Nayib Bukele, en el Palacio Nacional. Foto de El Faro: Víctor Peña.
Ernesto Castro, presidente de la Asamblea Legislativa, junto al rey de España, Felipe VI, durante el discurso de Nayib Bukele, en el Palacio Nacional. Foto de El Faro: Víctor Peña.

Una ficción llamada Juana

Claudia Juana Rodríguez de Guevara, una empleada de la familia Bukele que en los últimos seis meses se ha desempeñado como designada presidencial, fue una figura ausente en los actos protocolarios de toma de posesión: no tuvo ningún protagonismo en el traspaso de mando y no figuró en la primera fila de invitados, según las imágenes difundidas en cadena nacional de radio y televisión.

Rodríguez de Guevara fue nombrada delegada presidencial el 19 de noviembre de 2023 para el período de seis meses, el tiempo que Bukele necesitaba para inscribirse como candidato. La delegada fue una figura sin peso político, sin protagonismo, desde el primer día de su nombramiento: su única función fue plasmar su firma en decretos y documentos oficiales.

Durante los seis meses que Rodríguez de Guevara fue delegada presidencial, Bukele mantuvo el fuero y otras prerrogativas del cargo. Nadie en el gabinete reconocía la autoridad de la delegada presidencial y los ministros siguieron refiriéndose al candidato Bukele como el presidente Bukele. El 11 de abril de 2024, por ejemplo, el ministro de Defensa Francis Merino Monroy escribió en su cuenta de X: “Gracias al trabajo del señor presidente @nayibbukele seguimos siendo referentes internacionales en la implementación de exitosas estrategias de seguridad”.

El 25 de mayo de 2024, cuando no había sido juramentado inconstitucionalmente para su segundo mandato presidencial, Bukele no ocultaba que seguía tomando decisiones de Gobierno, pese a que habían vendido que se encontraba de licencia. “Acabamos de instalar un cerco de seguridad en las colonias Tikal 1, 2 y 3, Valle del Sol y la Chintuc, en Apopa. Desplegamos más de mil soldados y policías. Ya capturamos a varios pandilleros de la pandilla 18 Revolucionarios”, escribió el presidente Bukele en su cuenta de X, el 25 de mayo pasado.

Las formas de la reelección inconstitucional no se guardaron ni en apariencia.

Asistentes a la plaza Barrios se fotografiaron con el personaje de Bukele que otros asistentes interpretaron durante la investidura inconstitucional de Bukele el 1 de junio de 2024. Foto de El Faro: Víctor Peña. 
Asistentes a la plaza Barrios se fotografiaron con el personaje de Bukele que otros asistentes interpretaron durante la investidura inconstitucional de Bukele el 1 de junio de 2024. Foto de El Faro: Víctor Peña.

El giro de los Estados Unidos

En los últimos tres años, el Gobierno de los Estados Unidos pasó de comparar a Bukele con el expresidente venezolano Hugo Chávez por una posible reelección, de sancionar a funcionarios de su Gobierno por corrupción o por socavar la democracia, a felicitarlo por la toma de posesión de su segundo mandato inconstitucional. “Felicitamos al presidente Bukele de la República de El Salvador por su toma de posesión. Reafirmamos nuestro firme compromiso de trabajar junto a usted y su administración para promover la buena gobernanza y la prosperidad económica inclusiva”, fue el mensaje del secretario de Estado, Antony Blinken, que la Embajada de Estados Unidos difundió en redes sociales.

En mayo de 2021, Blinken y otros altos funcionarios estadounidense, como la vicepresidenta Kamala Harris, congresistas demócratas y republicanos en el Congreso, condenaron la destitución ilegal del fiscal general y de los magistrados de la Sala de lo Constitucional. La Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) incluso congeló el financiamiento a los organismos del Estado involucrados en el golpe y prometió entregar la ayuda a organizaciones de la sociedad civil que trabajan por la democracia y la transparencia.

El respeto a los principios democráticos, la separación de poderes y la transparencia desaparecieron del discurso de los funcionarios estadounidenses que participaron en la toma de posesión inconstitucional de Bukele. Un día antes de la juramentación, el 31 de mayo de 2024, el secretario Alejandro Mayorkas se reunió con Bukele: “Nuestras discusiones se centraron en promover la migración legal, garantizar una seguridad sostenible para los salvadoreños y fortalecer las acciones de aplicación de la ley contra el tráfico de narcóticos”,escribió en redes.

Centenares de militares se reunieron en el Centro Histórico de San Salvador para ensayar el desfile previo a la toma de posesión de Nayib Bukele, que ocurrió el 1 de junio de 2024 pese a ser prohíbido en al menos seis artículos de la Constitución. Foto de El Faro: Diego Rosales.
Centenares de militares se reunieron en el Centro Histórico de San Salvador para ensayar el desfile previo a la toma de posesión de Nayib Bukele, que ocurrió el 1 de junio de 2024 pese a ser prohíbido en al menos seis artículos de la Constitución. Foto de El Faro: Diego Rosales.

La preocupación de que Bukele seguía el camino de otros dictadores como el venezolano Chávez desapareció de los mensajes oficiales. En septiembre de 2021, la entonces encargada de negocios de Estados Unidos en El Salvador, Jean Manes, comparó la resolución que habilitaba la reelección presidencial con la consolidación autocrática de Chávez. “La democracia está en declive”, dijo Manes en un programa de televisión. Ese discurso también fue replicado por Juan González, uno de los principales asesores del presidente estadounidense Joe Biden, quien acusó a Bukele de usar su popularidad para debilitar el sistema democrático del país. “Hay que prevenir que El Salvador se convierta en otra Venezuela”, dijo González a la agencia de noticias EFE en octubre de 2021.

Más ‘medicina amarga’

En su discurso, Bukele prometió que tras el “milagro de la seguridad” vendría un “milagro en economía” y que “se iban a tomar las medidas necesarias”. Luego, pidió lealtad total a la población. Ese anuncio vago sobre posibles medidas económicas venideras fue el único asomo de políticas públicas que hizo en todo su discurso.

En cinco años, la administración Bukele nunca presentó un plan para economía, a pesar de que creó una Oficina de Diseño de Nación. A la fecha, no ha hecho públicos ninguno de los planes sectoriales que ha trabajado esa oficina. El Gobierno incumplió el78% de las promesas del Plan Cuscatlán, 46 promesas incumplidas en economía, obras públicas, transparencia y educación. En su segundo quinquenio, sugirió que se iba a enfocar en la economía. “Quizá habrá que tomar medicina amarga”, dijo en su discurso. El Salvador enfrenta un problema de endeudamiento creciente y bajo crecimiento económico. “El país ya se curó de las pandillas y ahora quiere curarse de la mala economía”, dijo y luego agregó: “Necesitamos que el pueblo defienda cada decisión que se tome”.

Según estimaciones de Barclays, la deuda pública del Gobierno de El Salvador asciende al 56% del Producto Interno Bruto (PIB), un indicador que mide el valor de los bienes y servicios que produce un país. Si se suman los pasivos del sistema de pensiones, la deuda del Gobierno (total) asciende al 83 % del PIB. En 2023, el Gobierno pagó $1,016 millones en amortizaciones (cuota de capital e intereses a su deuda) para reducir su deuda; un monto superior al presupuesto devengado por el ramo de salud, que fue de $1,008 millones. Es previsible que ese gasto crezca con las nuevas necesidades de endeudamiento.

En su primer quinquenio, Hacienda requirió, en promedio, de $2,000 millones en desembolsos de créditos para poder sostener el presupuesto general de la nación cada año. Así fueron ejecutados $7,767 millones de desembolsos de créditos bajo total opacidad, debido a que el Gobierno desmanteló entre 2019-2021 el sistema nacional de transparencia. Las primeras dos medicinas amargas que ha implementado el Gobierno han sido la reforma de pensiones con la que aprobó no pagar su deuda con el fondo de pensiones de 2022 al 2026, más de $2,000 millones; y también las Alcaldías, que, tras pasar de 262 a 44, vieron reducido el Fodes en más de $800 millones.

Pero Bukele no entró en detalles.’Vamos a enfocarnos en los problemas importantes, empezando por la economía. Y quizás en este nuevo tratamiento haya que tomar medicina amarga, El salvador necesita tres cosas: guia de Dios, el trabajo del Gobierno, y que el pueblo vuelva a defender a capa y espada cada una de las decisiones que se tomen’. Pidió confianza incondicional.

Source El Faro