Sigue la crisis de liquidez en la ONU-Ginebra: los talleres del humanismo en crisis
Eduardo Camín
Tal vez no se advierta demasiado, pero a cada paso se está deslizando en nuestras sociedades un cambio de perspectiva. La historia – en el fondo –consiste sobre todo en eso, en la manera como se reparten los acentos de la realidad que nos rodea. ¿Qué es lo que cuenta, que es lo que importa, a que se atiende? Cada época, cada país, cada individuo tiene sus sistemas de preferencias; se adelantan al primer plano unos temas, se relegan otros al limite del horizonte.
Pero una vez más, la incapacidad o la falta de voluntad de alcanzar acuerdos mínimos, cuando surgen problemas o disputas en algunas aéreas puede verse como intransigencia o como una constancia tragicómica, dependiendo del prisma moral con se mire.
Estamos frente a un hecho cuasi de la lógica de un hogar o una empresa, entre la paradoja y el desatino, pero a la vez dimensionalmente profundo que explica el carácter de los debates morales, sociales y políticos que casi siempre se conjugan en dos modos diametralmente opuestos de ver el mismo problema, o su sutil y constante renegociación del equilibrio del cual depende la existencia de éste.
Desde hace algún tiempo la sede europea de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Ginebra, está sumergida en una serie de dudas debido a una crisis de liquidez en la organización, por la cual ésta decidió ahorrar en calefacción, electricidad y costes de mantenimiento.
Construido entre 1929 y 1936, el Palacio de las Naciones es la sede europea de la ONU desde 1966. Situado en un vasto parque, alberga a muchos órganos de gobernanza mundial en los ámbitos de la promoción de los derechos humanos, la asistencia humanitaria, el desarme, la economía, el desarrollo, la ciencia y la tecnología
El aumento de los precios de la energía ha ejercido presión sobre el presupuesto de la ONU y se ha visto obligado a cerrar las puertas del Palacio de las Naciones entre el 20 de diciembre 2023 al pasado 12 de enero. Si bien es cierto que la organización ha seguido funcionando, sus empleados trabajan desde la casa. Y el personal que tiene que trabajar en el sitio conserva el acceso a no de los edificios reabierto para futuras conferencias.
La realidad es que hay un sin número de contribuciones impagas por muchos países, lo que ha conllevado a la ONU a una serie de problemas de liquidez causados en particular por el hecho de que unos cincuenta Estados no están al día con el pago de sus contribuciones, entre ellos Estados Unidos.
La crisis de liquidez para la ONU en Ginebra
En un debate con el personal, la directora general de la ONU en Ginebra, la rusa Tatiana Valovaya, recordó la crisis de liquidez de la secretaría de Naciones Unidas en los últimos seis meses del año pasado. La propia Oficina de las Naciones Unidas en Ginebra ha tenido dificultades con su presupuesto, por lo cual había decidido cerrar el Palacio de las Naciones para ahorrar costes de electricidad. “El año pasado, tuvimos que encontrar todos los recursos”, dijo, a la vez que señalo que estaba “orgullosa” de que, sin las drásticas medidas tomadas, no se hubiera evitado un déficit.
El cierre del Palacio de las Naciones durante tres semanas ahorró recientemente casi 200.000 francos suizos, dijo Valovaya esta semana en una conferencia de prensa. Este año también se perfila como un desafío. “Tenemos suficiente dinero en nuestro presupuesto para satisfacer nuestras necesidades”, explicó la directora ejecutiva. Más bien, el problema es la falta de liquidez con la que tiene que lidiar toda la organización. No obstante, el año en curso promete ser “al menos tan difícil como 2023”, según Valovaya.
Medidas de reducción ya previstas
La ONU en Ginebra se ha estado preparando para medidas de reducción de costos desde principios de año. Sin embargo, los salarios no están en peligro siempre y cuando “hagamos algo”, dijo . Otros gastos tendrán que reducirse entre un 35 y un 45% y podrían producirse cierres de edificios que no alberguen conferencias. “Lo estamos pensando”, agregó.
También dijo que estaba “decepcionada” por los retrasos en las obras del Palacio de las Naciones. La Confederación y el Cantón de Ginebra han concedido conjuntamente un préstamo sin intereses de 400 millones de francos suizos (unos 457 millones de dólares) para la renovación del Palacio de las Naciones. Esto es suficiente para cubrir la mitad de los costos estimados en más de 830 millones.
La pandemia, los problemas de suministro o la inflación de la empresa encargada de las obras han provocado los retrasos. La ejecutiva rusa prevé un posible uso del histórico edificio del Palacio de nuevo en la segunda mitad del año. Esto permitiría cerrar en 2025 el que se encuentra en la sala del Consejo de Derechos Humanos, según ella.
Un sistema humanitario agotado
Sin dudas que el año 2023 ha sido difícil para las agencias humanitarias de Ginebra. Los conflictos existentes no se han resuelto, mientras que nuevas crisis han surgido en Sudán y Oriente Medio. Además, se han sumado desastres naturales, a veces en áreas ya debilitadas: terremotos en Siria y Afganistán, así como inundaciones en Libia.
La ONU espera que las necesidades humanitarias alcancen los 46 mil millones de dólares en 2024, una estimación realista que tiene en cuenta las fuentes de financiamiento limitadas. Al cierre del año, las agencias humanitarias de la ONU solo han recibido el 37% de los 57 mil millones de dólares que necesitaban.
La dificultad persistirá, mientras que las guerras en Oriente Medio y Ucrania dominan los medios occidentales, de atraer la atención de los países donantes hacia las crisis olvidadas, desde Haití hasta Afganistán, pasando por la República Democrática del Congo, Yemen y Siria.
2023 también fue un año de crisis para el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), que se enfrentó a un importante déficit de financiamiento. Acusada de dispersarse demasiado y de deriva presupuestaria, la organización con sede en Ginebra indicó que se centrará en lo que hace única: las visitas a prisioneros de guerra, los intercambios de detenidos y la restauración de los lazos familiares.
El CICR ya ha reducido su presupuesto y anunció la eliminación de alrededor de 1800 puestos de trabajo. Con su neutralidad -a menudo mal entendida-, la organización deberá demostrar que aún puede marcar la diferencia. Un desafío importante para el futuro director general – el suizo Pierre Krähenbühl- que asumirá sus funciones en abril cuando Robert Mardinio finalice su mandato de cuatro años
Una elección presidencial y sus dudas
En noviembre, los ojos de la Ginebra internacional se dirigirán hacia Estados Unidos, donde tendrán lugar las elecciones presidenciales. Una posible revancha en el que se enfrentarían nuevamente el presidente actual, Joe Biden, y su predecesor, Donald Trump. Una elección reñida que, como señala un editorial de The Economist, deberá decidirse por los votos de unas “decenas de miles de electores en un puñado de estados”.
Durante su mandato (2016-2020), el multimillonario estadounidense Donald Trump mostró claramente su desprecio por el multilateralismo, enfriando así las relaciones dentro de las organizaciones internacionales en Ginebra. Bajo su impulso, Estados Unidos se retiró de varias instancias, incluido el Consejo de Derechos Humanos y la Organización Mundial de la Salud.
Pero a primera vista y visto lo visto de la administración estadounidense, podría parecer que el fracaso o la victoria son el reverso y el anverso de la misma moneda, cada uno necesitando del otro para tener sentido en la continuidad de un mundo convulso.
Como consecuencia, China ha ganado fuerza, decidida a aprovechar el vacío dejado por Washington para marcar su huella en el sistema de derechos humanos. El regreso del proteccionismo económico del republicano sería ciertamente también una mala noticia para la Organización Mundial del Comercio (OMC), cuyo sistema de arbitraje ha estado paralizado desde la administración Trump.
Acuerdo sobre pandemias ¿a favor de las trasnacionales?
Se espera que este año se adopte un tratado sobre pandemias en la Organización Mundial de la Salud (OMS). El futuro acuerdo, en proceso desde 2021, debería permitir a la OMS y a sus 194 Estados miembros prevenir de manera más efectiva y combatir mejor la próxima pandemia.
Las negociaciones avanzan, pero persisten diferencias entre los países del Sur y del Norte. Uno de los principales puntos de fricción es la protección de las patentes de vacunas y medicamentos. Los países con fuertes industrias farmacéuticas, incluida Suiza, consideran que flexibilizar estos derechos sería un obstáculo para la innovación. Si el texto final se adopta según lo previsto en la próxima Asamblea Mundial de la Salud a finales de mayo de 2024, será un raro ejemplo actual de colaboración multilateral exitosa a nivel mundial.
No debemos olvidar que las decisiones políticas de la ONU se toman en Nueva York, pero tienen consecuencias en la actividad de su sede europea en Ginebra, desde donde se coordina, entre otras cosas, la acción humanitaria.
*Periodista uruguayo residente en Ginebra exmiembro de la Asociación de Corresponsales de Prensa de Naciones Unidasen Ginebra. Analista Asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)