Panorama Económico Latinoamericano – Del 9 al 16 de agosto de 2023
En México, los ricos perdieron 10% de ingresos entre 2018 y 2022
Clara Zepeda
Los ingresos totales de la población mexicana en términos reales no crecieron durante el periodo 2018-2022 e, incluso, los del decil X, es decir, los de más altos ingresos en el país, perdieron 10 por ciento, aseguró Araceli Damián González, investigadora de El Colegio de México (Colmex), al analizar la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH), elaborada por el Inegi.
El pastel está igual que en 2018 y las rebanadas son más delgadas. Lo anterior porque creció la población y eso provocó una caída de cerca de 3 por ciento del ingreso per cápita. Esto quiere decir que en términos por personas todavía no se logran alcanzar los niveles que se tenían en 2018, explicó Damián González.
El decil más alto fue el que más resintió la caída del ingreso en el país. Y el que más ganó, fue el decil I, de los hogares con los ingresos más bajos del país, y el decil VI (estrato medio), con un alza de 15 por ciento y 16 por ciento, respectivamente, en términos per cápita, durante 2018 y 2022, describe a La Jornada.
La también presidenta del Consejo de Evaluación de la Ciudad de México (Evalúa CDMX) aclara que al analizar el conjunto de los datos se hace el ajuste a cuentas nacionales del ingreso de los hogares mexicanos, debido a que en la ENIGH no se tienen datos exactos, pues en los deciles altos, por ejemplo, no contestan la encuesta porque no reciben a los encuestadores, o en otros deciles, no se revela con total exactitud por temores fiscales o laborales.
El comportamiento del ingreso de los hogares del decil X casi todo se asocia a los ingresos por negocios, las ganancias, a la renta de la propiedad (renta, terrenos, casas, inversión en acciones), por lo que reportan, no aumentó. Además, también perdieron en remuneraciones. Es por ello que el decil más alto fue el que más resintió la caída del ingreso en el país, explica Araceli Damián.
En prestaciones, pierde los hogares ingresos más bajos
Detalla, por su parte, que casi todo el aumento de los deciles de bajos ingresos, sobre todo el del decil I, fue a consecuencia del aumento de las remuneraciones y negocios propios; el sector informal y el sector agrícola tienen una alta composición de población rural, que han mejorado por la actividad de negocios que hacen y por las remuneraciones; es decir, los salarios.
Era una visión previsible, con el aumento del salario mínimo, en realidad los que ganan salario mínimo están en los primeros deciles de la distribución, es a los que más se les ha beneficiado, en menor proporción se benefició a los deciles intermedios; ahí la política salarial ha estado muy centrada en el aumento del salario mínimo y no necesariamente en los ingresos por trabajo. Si bien, el ingreso total per cápita se cae, el de los salarios si aumenta 4.9 por ciento pero por persona, asevera la investigadora.
La informalidad es muy elevada en el país. Aquí, según la ENIGH en 2022, de 100 trabajadores, 36 tenían prestación de salud por el trabajo, a esta población se asocia con la formalidad.
Asimismo, hay una desigualdad muy grande. Damián detalla que 9.4 por ciento de los trabajadores del decil I están cubiertos con prestaciones de salud; mientras en el decil IX y X la cobertura es de 53 por ciento, más de la mitad de los trabajadores de los deciles más altos tienen esta prestación.
En tanto, explica que se redujeron a 8 por ciento las transferencias, pero aumentaron 36 por ciento las remuneraciones por salario en el decil I, un gran cambio, pero lo que ocurrió es que en 2018 los hogares más pobres dependían más de las transferencias gubernamentales y ahora, en 2022, bajó esa dependencia de 8 al 6.4 por ciento de su ingreso promedio total. Así, creció su fuente de ingreso sustancialmente, pero la asociada al trabajo.
Argentina: crecimiento simultáneo del empleo y la pobreza
Nuevos datos oficiales pusieron en evidencia que persiste un fenómeno social inédito, al menos en el último tiempo: el crecimiento del empleo en todas sus variantes se da en simultáneo con un aumento de la pobreza y la indigencia. El elemento que une ambos fenómenos es que los salarios crecen por debajo de la inflación, especialmente la que impacta en los productos de primera necesidad.
Según los informes mensuales que el Ministerio de Trabajo dio a conocer el viernes pasado, a mayo de 2023, en cinco de las seis modalidades de empleo relevadas se verificó una suba de las cifras de empleo respecto a mayo de 2022. Sólo hubo una leve baja entre los trabajadores de casas particulares, donde la caída fue de 8000 personas.
En relación con la modalidad de empleo con mayores prestaciones, el asalariado privado registrado, la cartera laboral destacó que, a mayo, se alcanzó un nuevo récord, con 6.356.200 personas en ese segmento de empleo. Agregó que «se puede afirmar que la Argentina cuenta con la mayor cantidad de personas con empleo asalariado registrado privado desde que se empezó a medir este indicador, en enero de 2009».
El estudio indicó que en el año que va de mayo de 2022 al mismo mes de 2023 se sumaron en términos netos 220.000 trabajadores a este segmento, equivalente a un salto del 3,6 por ciento.
El informe oficial subrayó, además, que la expansión del empleo registrado privado es amplia tanto en relación a los sectores económicos en los que se manifiesta como en el número de provincias en las que se visualiza.
Así, indicó que entre mayo de 2022 y mayo de 2023, el nivel de empleo creció en 11 de los 14 sectores en los que se desagrega la economía (los tres sectores que se contrajeron fueron el agropecuario, la pesca y la intermediación financiera) y en 23 de las 24 jurisdicciones.
De las otras modalidades de empleo, de las más destacadas, el empleo público total (federal, provincial y municipal) creció un 2,3% en el mismo período; el correspondiente al monotributo lo hizo en un 2,5% en el año y el del monotributo social en un enorme 38% en el año.
Pobreza en alza
En tanto, anteayer, el Indec dio a conocer las bases de microdatos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) al primer trimestre de 2023. Con el empleo de software específico para peinar los datos, esa información permite conocer la cantidad de personas en situación de pobreza e indigencia. No tiene diferencias metodológicas con la publicación específica del Indec, que cada seis meses informa sobre ambos flagelos.
En esta oportunidad, la información arrojó que aumentaron tanto la pobreza como la indigencia en el primer trimestre de 2023 respecto al mismo período de 2022. La pobreza pasó del 34,2% al 38,7% e implica que, en un año, se sumaron 1.169.808 personas en los 31 aglomerados urbanos que releva el Indec y que concentran a 29 millones de personas.
En tanto, la indigencia pasó del 8,2% al 8,9%, con lo que cayeron en esa situación 208.797 personas desde el primer trimestre del año pasado.
En la Argentina, la pobreza y la indigencia se miden a partir de los ingresos monetarios de las personas y familias: si no superan el valor de la canasta básica total (que agrupa bienes y servicios varios), se está en situación de pobreza. Lo mismo para la canasta básica alimentaria, que mide la indigencia y que solo incluye alimentos.
Superávit comercial en Chile, pese al bajo desempeño del cobre
Chile registró en julio un superávit comercial de 814 millones de dólares pese a un bajo desempeño de los envíos de cobre, la principal exportación de nuestro país al extranjero, según lo detalló el Banco Central.
En el séptimo mes del año, Chile exportó un total de 7.394 millones de dólares, una baja de 7,6% con respecto a los envíos en 2022.
El valor de las exportaciones del metal rojo bajó un 2,8%, a 3.359 millones de dólares; en tanto, las importaciones llegaron a 6.580 millones de dólares.
Específicamente se trata de un descenso interanual del 17%, de acuerdo al reporte entregado por el ente emisor.
Con una obtención media anual de 6 millones de toneladas, Chile aglutina el 28% de la producción mundial de cobre. Todo esto, ya que en nuestro país operan gigantes como Coldelco, BHP, Anglo American y Antofagasta Minerals.
La minería, que representa el 15 % del PIB, es el principal motor de la economía chilena, lo que se puede ver en este superávit comercial.
Finalmente cabe destacare que para el cobre se estimó un precio de 3,85 dólares por libra, por encima de los 3,55 dólares previstos en diciembre.
Más que solo cobre y litio
En 2022 Chile destaca con sus exportaciones en el ranking mundial de bienes no cobre no litio con un total de 61 productos ubicados en el top 10 de dicho ranking.
El año pasado, exportó bienes no cobre no litio por un valor de US$ 43.470 millones. Esto representa un aumento del 14,9% en comparación con el año anterior, según lo dio a conocer ProChile.
Esta destacada posición refleja el compromiso y la competitividad de Chile en diversos sectores, incluyendo el agropecuario, pesca y acuicultura, manufacturas, minerales y forestales.
Entre los productos que impulsaron el liderazgo exportador de Chile se encuentran las cerezas frescas, ciruelas, filetes de salmón frescos y congelados, jureles congelados, yodo, óxidos e hidróxidos de molibdeno, entre otros.
Empleo: Mujeres uruguayas en el horno
Héctor Tajam*
La información que el Poder Ejecutivo proporcionó a los parlamentarios en la Exposición de Motivos de la Rendición de Cuentas correspondiente al año 2022 da cuenta, para el fin del quinquenio del gobierno multicolor, que el valor de la riqueza creada por el trabajo nacional, en otras palabras, el famoso PBI (Producto Bruto Interno) habrá crecido en un 8,7% respecto a su valor en el año 2019. Traducido en dólares, esto quiere decir que el valor incrementado asciende a la suma de 32.371 millones de dólares. Si se repartiera entre los uruguayos que el INE (Instituto Nacional de Estadística) estima poblaran el territorio nacional en 2024 (3.577.896 personas), le corresponderían 9.048 dólares a cada uno.
Pero la sociedad uruguaya no funciona de esa manera. Las Cuentas Nacionales reparten el PBI entre salarios de los trabajadores dependientes y no dependientes, ganancias de los capitalistas e impuestos que recauda el estado. En 2019 la masa salarial que el conjunto de trabajadores recibió fue de 41,5% del PIB. Si en 2024 recuperaran el salario de 2019, o sea un incremento del 0% en 5 años, la masa salarial crecería solamente si aumentara la cantidad de personas ocupadas. El gobierno estima en 70 mil personas dicho aumento, un 4,3% más que en 2019.
En síntesis, el ingreso nacional creciendo 8,7% y la masa salarial tan solo en 4,3% apunta a una menor participación en la distribución de dicho ingreso al año 2024, que disminuiría al 40%. En suma, una pérdida de 990 millones de dólares, que significan 600 dólares por trabajador, un importe muy cercano a lo que ganan mensualmente las 549 mil personas denominadas 25milpesistas por el Instituto Cuesta Duarte del PIT-CNT.
Si el empleo es lo único que cuenta, habida cuenta de la ausencia de aumentos salariales, hay quienes aún les puede ir peor. Especialmente a las mujeres.
El mercado laboral según el sexo
Las estadísticas del INE que describen el mercado laboral uruguayo tienen como punto de partida el universo de las personas mayores de 14 años, o sea lo que se considera “una persona en edad de trabajar”. Ahora bien, esas personas pueden integrar la población activa o la inactiva. La población activa está integrada por quienes tienen o buscan trabajo, esto es están empleadas o desempleadas. Hay que tener en cuenta que por definición desempleado es quien busca trabajo y no lo encuentra. Si la persona deja de buscarlo pasa a integrar la población inactiva.
Si observamos el cuadro adjunto al final, de la población total en Uruguay las mujeres son mayoría (51%), y también lo son si consideramos solamente las personas mayores de 14 años (52%). Sin embargo, cuando estas personas en edad de trabajar se integran al mercado de trabajo la relación se invierte: solamente el 55% de las mujeres en edad de trabajar tiene un empleo o lo está buscando. Aquí ya tenemos una primera manifestación de la desigualdad de oportunidades, cuando muchísimas mujeres permanecen por razones sociales, económicas. culturales, patriarcales, en la población inactiva, quedando relegadas de un campo fundamental en las decisiones y rumbo de una sociedad. Pensemos que si se hubieran integrado igual que los hombres (72%), 250.000 mujeres más serían parte del mercado laboral.
Ahora bien, nos preguntamos, ¿cuántas mujeres en edad de trabajar efectivamente están ocupadas? Pues solamente el 50% encontró un empleo en 2023, el resto se encuentra desempleada o integra la población inactiva que ya no busca trabajo. Las oportunidades en el mercado de trabajo son menores para las mujeres, si pensamos por ejemplo en actividades económicas asociadas al sector agropecuario, la construcción, el transporte etc. Si las mujeres tuvieran la misma tasa de empleo que los hombres, casi 260.000 mujeres más estarían empleadas.
En cuanto al desempleo la situación no varía demasiado. El 54% de la población desocupada son mujeres, lo que significa que un 10% de las mujeres que buscaban trabajo no lo encontraron (tasa de desempleo). En cambio, los hombres, con una tasa de desempleo del 7%, tuvieron 12.000 desocupados menos que las mujeres a abril de 2023.
La situación del empleo así vista, en forma estática, en junio de 2023, de por sí ya es muy desigual aventurando proyecciones negativas. Si la viéramos en forma dinámica, cambiante, no nos cambia el panorama. Puede ser peor. En lo que va del año 2023, el empleo aumentó en 25.000 puestos de trabajo, pero solamente 5.700 (el 23%) correspondieron a mujeres nuevas ocupadas.
Empleo y condiciones de trabajo
Para las personas ocupadas, las condiciones de trabajo además han desmejorado. Nos referimos al “trabajo en negro” calificado como no registro a la seguridad social, y al subempleo, referido este último como un empleo incompleto, por horas insuficientes cuando la persona puede y está capacitada para hacerlo. Los hombres están más afectados que las mujeres en la ausencia del registro a la seguridad social, constituyendo el 58% del total del “trabajo en negro” a junio de 2023. Con respecto a diciembre 2022, las personas afectadas por el no registro aumentaron en 27.000, alcanzando un total de 362.228.
Pero el subempleo afecta más a las mujeres. El 54% de las personas subempleadas a junio 2023 son del sexo femenino (87.432), y desmejorando notoriamente ya que desde diciembre 2022 el incremento fue de 20%, que ha significado 14.363 mujeres más con esta deficiencia en el empleo. Esta problemática de subocupación es la que más afecta a la temática que encaramos desde el principio, ya que implica una reducción de los ingresos potenciales que pudiera alcanzar el trabajador o la trabajadora cubriendo todo el horario y con desarrollo pleno de sus capacidades.
(*) EconomiaPolitica.uy, Programa de Asesoramiento, Investigación y Formación en Economía Politica
*Economista, Director del Programa EconomiaPolitica.uy y Columnista de MateAmargo. Fue Diputado (2005/10) y Senador (2010/15) por el MPP, Frente Amplio.
Sanciones de EEUU quitan a Venezuela hasta 15 dólares por barril
Werther Sandoval
Venezuela se ve coaccionada, coadyuvada, obligada a vender parte de su petróleo con descuentos que oscilan entre 10 y 15 dólares por barril, de manera que cada día el bloqueo y las sanciones causan, entre tantas, pérdidas a la nación en torno a los 5 millones de dólares diarios por la venta del crudo tipo Merey16, solo si tomamos en cuenta las facturas de junio pasado, cuando el volumen de exportación promedio fue de 335.000 barriles diarios.
Pero Venezuela no sólo exporta petróleo tipo Merey16. El paquete exportador también incluyó alrededor de 300.000 barriles de coque, asfalto, diesel, full oil y otros derivados, que ante el temor de compradores e intermediarios a tratar con Pdvsa, una parte debe ser negociada con piratas y filibusteros de la ya enseñoreada industria internacional de sanciones, cuya vocación carroñera los ha hecho expertos en hacer negocios con las grandes dificultades que tienen las naciones sancionadas para hallar compradores, buques tanques, empresas aseguradoras, vendedores de repuestos y equipos.
Y lo más grave: en el caso de Venezuela las 930 sanciones también incluyen la prohibición de hacer uso del sistema financiero internacional, tanto así que han habido ocasiones en las cuales al país, como dicen nuestros chamos, no le ha quedado otra que recibir pagos en
efectivo, con el altísimo riesgo de corrupción, ya ocurrida, que semejante operación implica.
Al descuento de 10 a 15 dólares por barril se añade el costo de producción de cada barril, el cual era, en 2014, última cifra conocida, de 14 dólares, y que hoy puede ser mayor. De esta forma al precio promedio de 60,01 dólares que informa la Opep, alcanzado en lo que va de 2023, hay que restarle otros 14.
Es decir, en vez de pagarnos 70 ó 75 dólares por barril, los aprovechadores del bloqueo y las sanciones nos exigen y aplican el descuento y pagan 60,01 dólares, al cual hay que quitarle 14 dólares que cuesta producir cada barril.
Total, nos ingresan unos, aproximados, en julio, 45 dólares por cada barril vendido en el mercado internacional.
Aún así los ingresos podrían ser mayores si la producción, que ha subido, fuese mayor. Pero aquí los problemas son altamente complejos, todos unidos umbilicalmente por la carencia de inversión y de músculo financiero provocada, fundamentalmente, por el bloqueo y las sanciones.
Y ligados a las sanciones, haciéndole antesala, conspirando con ellas, brindándole compañía o impulsadas por éstas están los hurtos frecuentes en plantas y estaciones, principalmente de transformadores, conductores eléctricos en pozos y macollas y del aceite lubricante para los motocompresores, ocasionando paradas no programadas. problemas.
Pegaditos a éstos están los problemas operacionales de la industria, como es el dolor de cabeza de conseguir los diluyentes usados para mover el petróleo pesado, y que una vez hallados cumplan con los estándares o estado de calidad.
Atraviesa a esta compleja realidad el hoy atacado flagelo de la corrupción y malversación de recursos, una de cuyas secuelas es haber dejado en ascuas millares de ideas productivas y desviado a otros quehaceres los fondos planificados para el mantenimiento de refinerías, o previstos para infinidad de compras y proyectos nunca realizados.
Agréguense las fallas-saboteos eléctricos, las irregularidades en el flujo del crudo, los problemas de bombeo.
Un escollo que impacta a toda la cadena de la industria y sobre el cual se trabaja para ser superado, es que la mitad de la nómina de la industria, entre 40.000 y 45.000 trabajadores, tiene un nivel de educación básica y media: artesanos, primaria, bachilleres y técnicos medios. Solo 3% tiene maestría, 31% son universitarios. El 75% de la población laboral es masculino.
Una grande ventaja es que 45% de los empleados tiene edades entre 35 y 54 años y posee de 10 a 19 años de servicios, lo cual evidencia un talento relativamente joven con alto potencial de crecimiento por estar dotado de experiencia en la industria.
Una evaluación requerida y probablemente ya hecha es la actuación de las 43 empresas mixtas que laboran en Occidente y en la Faja Petrolífera del Orinoco y en las cuales el Estado tiene más del 50% de participación accionaria. Ninguna ha cumplido a cabalidad con las metas de producción que ellas mismas se han propuesto. En julio pasado doce no produjeron nada.
Las quejas de la directiva de Pdvsa por el poco empeño productivo del socio extranjero, denominado B, de las mixtas, es de vieja data: las críticas surgieron a los pocos años de su nacimiento, en 2006. Muchas actúan cuales vulgares empresas transnacionales petroleras y de la más rancia estirpe, consanguíneas de las Siete Hermanas del grandioso film italiano El Caso Mattei, del laureado cineasta Francesco Rosi. Quieren llevarse el petróleo invirtiendo un dólar picado por la mitad… y pidiendo el vuelto.
En 2022 la producción de crudo de las mixtas de la Faja se ubicó en 466.7 mil barriles diarios cuando tenían que producir 887.2 mil barriles. Cumplieron 53%. Una posible sugerencia es decirles: O se las ingenian para levantar producción en medio de sanciones y bloqueo, o se van.
En lo que va de año el promedio de producción del país es de 798.9 mil, superior a los 716 mil alcanzados en 2022. La puntual, del 31 de julio, fue de 877.3 mil barriles, mientras la producción petrolera promedio durante ese mes fue de 843.6 mil barriles diarios, mayor a los 796 mil de junio.
Las empresas mixtas alcanzan un promedio en el año de 454 mil barriles. La Faja tiene una producción promedio en 2023 de 331,6 mil barriles.
Analistas esperan que PBI peruano crezca apenas 1.2%
Los analistas económicos y el sistema financiero volvieron a modificar a la baja su proyección de crecimiento económico para este año pasándolo de 1.8% a 1.2%, en el caso del primero en mención, y de 1.8% a 1.4%, el segundo, según la Encuesta de Expectativas Macroeconómicas del Banco Central de Reserva (BCR).
La encuesta reveló que 11 de los 18 indicadores sobre expectativas empresariales se recuperaron en julio, aunque todavía solo siete se encuentran en terreno optimista (por encima de los 50 puntos). El indicador sobre “el sector a tres meses” se elevó de 46 puntos que tenía en junio a 49 puntos, mientras que a 12 meses se incrementó de 57 a 60 puntos.
En cuanto a la expectativa de “contratación de personal” a un año subió de 52 a 53 puntos, pero el de inversión de su empresa en ese mismo periodo se mantuvo en 55 puntos. Por su parte, el indicador de “contratación de personal a tres meses bajó de 47 a 46 puntos.
Los analistas, el sistema financiero y las empresas no financieras esperan que la inflación se ubique en 3.70% este año. El ministro Alex Contreras indicó ayer que en junio la economía habría crecido 0%, aunque hace unos días señaló que cayó 1%.
Panorama internacional
Dos estrategias de política monetaria en escena
Alejandro Narváez Liceras (*)
China es un caso atípico en materia de inflación en el mundo. Probablemente, es el único país del planeta que no tiene problemas de inflación en este momento. Hasta Japón que siempre ha sido un país deflacionista (inflación negativa), tiene una inflación por encima del 3%. En la Eurozona la inflación está en 5.5% (véase el informe de junio de Eurostat), en Estados Unidos si bien bajó en junio a 3%, la subyacente se sitúa en 4.8%%; en India, 4.2%; en Latinoamérica por encima del 5%, por citar algunos casos. En cambio, China tiene una inflación interanual de 0% a junio último.
Los chinos se han marcado oficialmente un crecimiento de su PBI de 5% para este 2023 y están más preocupados por una posible deflación que, por el aumento de precios, debido al enfriamiento de su demanda interna. Este escenario les abre un abanico de posibilidades a todo tipo de políticas económicas expansivas, tanto desde el lado monetario, como del lado fiscal para alcanzar el objetivo económico que se han fijado para este año. En cambio, en el resto del mundo, los bancos centrales de occidente (BCO), están muy preocupados por combatir la inflación que ellos mismo causaron. Para ello, han puesto en marcha una dura política monetaria que está causando parálisis de la actividad económica en algunos países, y en otros, recesión. La pregunta es ¿Cómo se ha llegado a esta situación? Veamos.
Estrategias diferentes para atajar la crisis
Mucha gente se pregunta ¿Cómo puede ser posible que China no tenga inflación? La respuesta es muy sencilla. El Banco Popular de China (BPC, es el banco central chino) para atajar la crisis económica y social causada por el COVID-19, no hizo las barbaridades que hicieron los bancos centrales de occidente. En el 2020 el gobierno chino inyectó al sistema un billón de yuanes (138,379 millones de dólares), bastante menos que en el 2008 año de la crisis financiera, cuando destinaron 4 billones de yuanes.
En cambio, los gobernantes de las economías más desarrolladas y de otras naciones emergentes se rasgaban las vestiduras y para luchar contra los efectos del COVI-19 crearon dinero de la nada y de forma ilimitada. El 25% de todos los dólares que circulan actualmente por el mundo, se emitieron en un año y medio, es decir, entre el 2020 y el 2021. Fíjense la magnitud de la inyección de liquidez que se hizo en el dólar. ¿Sólo el dólar? No. También lo hicieron con el euro, el yen japonés, la libra esterlina, el dólar canadiense, etc. todos los gobiernos actuaron en el mismo sentido, excepto el gobierno chino.
En occidente, a raíz de la pandemia tiraron la casa por la ventana. En Estados Unidos, se dio el mayor paquete de estímulo económico de su historia. Concretamente, en marzo de 2020 se aprobó el plan de ayudas económicas de 2 billones de dólares para luchar conta la pandemia. En la Unión Europea se aprobó ese mismo año un paquete financiero de 750,000 millones de euros (390,000 millones de transferencias a fondo perdido y 360,000 millones en forma de crédito). En el Perú se creó el primer programa “Reactiva Perú”, con un fondo de 60,000 millones de soles, equivalente al 8% del PBI nacional (posteriormente se dieron otros “reactivas”). Es decir, se inyectó tanta cantidad de dinero al sistema para crear una demanda artificial y “evitar”, según sus autores, que se rompiera la cadena de pagos. Fue un reparto de dinero a discreción cuyas consecuencias están a la vista y otras no tardaron en llegar.
Las tasas referenciales en direcciones opuestas
En materia de tasas de político monetaria, el BPC tomó un rumbo distinto, que sus pares de occidente. Para combatir la crisis económica provocada por el COVID-19, el banco optó una política monetaria expansiva. Antes de la pandemia (diciembre 2019), la tasa preferente de préstamos a un año fijado por el BPC estaba en 4.15% y en junio de 2023, bajó a 3.55%. La última reducción se remonta a agosto de 2022 en 0.10% (10 puntos básicos).
Simultáneamente, la tasa de interés para los préstamos a un año a las entidades financieras pasó de 2.75% a 2.65% actual, cuyo último ajuste también se dio, en agosto pasado en 0.10%. Según las autoridades chinas las puertas para más recortes están abiertas en lo que resta de este año. Esta política flexible del banco emisor chino está dirigida a evitar una posible deflación y revitalizar la economía que está dando síntomas de enfriamiento.
Mientras tanto, los bancos centrales de occidente se lanzaron durante el 2022 a una loca carrera de subida de tasas, para combatir la inflación desbocada causado por la espiral de errores cometidos. Por ejemplo, la tasa de referencia de la FED de los Estados Unidos estaba en marzo de 2022 en 0.25% y con este último ajuste de julio 2023, subió a 5.50%.
El Banco Central Europeo (BCE) no se quedó atrás. En junio de 2022 la tasa referencial estuvo en 0% y con esta última vuelta de tuerca de julio 2023 escaló a 4.25%. Los dos bancos no descartan nuevos aumentos hasta que la inflación remita a la meta del 2% que ellos se han fijado. Los otros bancos centrales (Banco de Inglaterra, Banco de Japón, Banco de Canadá, incluido el BCR de Perú, etc.) han actuado en el mismo sentido.
Es decir, han puesto en marcha una agresiva política monetaria, cuyas consecuencias desastrosas están a la vista. Y, como era de esperar, los bancos privados, por su parte han endurecido los criterios que utilizan para otorgar préstamos y créditos a empresas y hogares debido a un financiamiento más costoso y una economía cada vez más débil.
Cosechando la siembra
La historia económica nos enseña que una política monetaria dura, a menudo es seguida por una parálisis de la actividad económica y en algunos casos por una profunda recesión. El último informe del FMI (julio 2023), si bien, es un tanto optimista globalmente, gracias al buen desempeño de China e India, señala que hay países que están en recesión y otros al borde de un crecimiento negativo. Alemania, la economía más grande de la Unión Europea, está atrapada por la recesión y tiene serios problemas para salir de ella. Para este año se ha proyectado un PBI de – 0.3%. La Eurozona está técnicamente en recesión, Inglaterra con un 0.4.% y Estados Unidos con un crecimiento muy modesto para este año y peor para el 2024.
Ni que decir de Latinoamérica, el panorama es sombrío. Por ejemplo, Perú está en recesión, aunque las autoridades se resisten en reconocerlo. El pronóstico de la OCDE de junio 2023, es aún peor. En el 2024, todas las grandes economías tendrán menor crecimiento este año. Este escenario puede ser aún peor, si continua la escalada de la guerra en Ucrania, la guerra comercial entre China y Estados Unidos y una mayor fragmentación del mundo.
Reflexiones finales
- Ante la crisis económica causada por el COVID-19, en el mundo se han puesto en marcha dos modelos de política monetaria. El resultado de esas políticas está siendo observado en términos de datos, por cómo cada país decidió ejecutar. De acuerdo a las cifras mostradas, China ha seguido una estrategia diferente, ha sido más prudente y proactiva a la hora de reaccionar ante la crisis, en cambio, en occidente, las medidas adoptadas fueron muy distintas y agresivas con resultados desastrosos.
- En occidente, los formuladores de políticas económicas, parecen no entender o no quieren ver el impacto negativo que está provocando en la economía real, el duro ajuste monetario que han puesto en marcha. Eventualmente, en algunos países, puede tardar en llegar dicho impacto, uno o dos años. Casi siempre la política monetaria funciona en diferido y este caso los costos sociales serán muy altos (desempleo, pobreza, hambre, etc.). Creer lo contrario, seria iluso.
- Los bancos céntrales de occidente, no están lideran la política monetaria. Están reaccionando a algo que les está obligando hacerlo, que es la presión de los precios (inflación), y probablemente consigan dominar esa inflación, quizás antes de 2025, pero no será gratis, ni mucho menos.
- Se han simulado distintos escenarios para las perspectivas de la economía mundial. El más optimista es de un “aterrizaje suave”, en el que los bancos centrales logran reducir la inflación a sus objetivos de 2% o 3% sin desencadenar una recesión. El otro escenario es de un “aterrizaje forzoso”, es decir, el esfuerzo por contralar la inflación requiere una recesión dolorosa y un aumento de desempleo. En mi opinión éste el escenario más probable. Me gustaría estar equivocado. En cualquier caso, el tiempo lo dirá.
(*) Profesor principal de Economía Financiera en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y director del Instituto Internacional de Economía y Empresa.