EEUU favorece acelerar formación de una fuerza para intervenir Haití
Narciso Isa Conde
Anthony Blinken, Secretario de Estado de EEUU, declaró necesario el envío de una “fuerza multinacional” a Haití, precisamente un día antes de la sesión del Consejo de Seguridad de la ONU y a raíz de la reciente cumbre de países caribeños (CARICOM). En ese encuentro de los 15 Estados de la subregión caribeña el Secretario General, Antonio Guterrez, llamó también a acelerar la nueva agresión contra el pueblo haitiano. Esto se produjo justo cuando Luis Abinader, presidente de la República Dominicana, recrimina la pasividad de la denominada “Comunidad Internacional” tutelada por EE. UU y potencias aliadas; exhortándoles a “pasar de las palabras a los hechos” y a intervenir militarmente cuanto antes.
Todo muy bien orquestado y fríamente calculado para impactar la sesión inmediata posterior el Consejo de Seguridad de la ONU, en la que el Canciller Roberto Álvarez, agente de la Casa Blanca, y el Canciller del Gobierno de Ariel Henry, continuidad de las administraciones mafiosas impuesta por Washington a esa vecina Nación, se destacaron como grandes abanderados de la conformación de una “robusta” fuerza militar multinacional que refuerce la corrompida Policía Nacional haitiana.
El jabón de China y Rusia en el sancocho
La nota diferente en esa sesión del Consejo de Seguridad de la ONU procedió Rusia y China, en actitud de significativa defensa de la autodeterminación de ese maltratado, agredido y saqueado país caribeño, todavía bajo el yugo del imperialismo occidental y el control militar del Pentágono. ¡Tremendo jabón en el sancocho gringo! ¿Por qué lo hicieron? Son grandes potencias emergentes soberanas bajo el fuego de EU y OTAN; convertida la OTAN en instrumento político-militar de las élites capitalistas mundiales, europeas y norteamericanas.
China y Rusia se han declarado partidarias de un mundo multipolar y son dos pilares de del conjunto que conforma el poderoso polo mundial conocido como BRIC; y su reacción contra la iniciativa imperialista de crear una fuerza multinacional que controle el proceso en Haití es un valioso apoyo al pueblo haitiano en su lucha por reconquistar su autodeterminación.
Una mentira tras otra.
En tales circunstancias hablar de fuerza multinacional es para ponerle otra vez un ropaje engañoso a una nueva intervención estadounidense, porque se sabe que en esos casos EEUU pone el grueso de tropas y armas, a la vez que asume el mando real de la invasión. Los demás países integran el coro y aportan unidades más pequeñas y con menos poderTambién lo de “Comunidad Internacional” es un disfraz para hacer creer que EE UU y aliados son el mundo que va en “ayuda” de Haití.
El pretexto esgrimido es el ataque a las bandas asesinas, que la CÍA y el MOSAD crearon con la participación del paramilitarismo y del Estado colombiano y con la colaboración de los servicios de inteligencia dominicanos. Su armamento moderno es constantemente suministrado desde la Florida-EEUU. El propósito real es reprimir la rebeldía de un pueblo movilizado que demanda la destitución de Ariel Henry, un tránsito soberano a la democracia, justicia social, y proceso constituyente.
El giro de EEUU tiene dos motivos fundamentales.
Estamos, pues, ante un giro estadounidense en favor del envío de tropas, decisión que estuvo contenida mientras el caos no se salía de su control y mientras el CARICOM estuvo opuesto a la invasión. Esa situación ha variado: el pueblo haitiano decidió organizarse y armarse con machetes, palos, piedras y candela, para hacer justicia contra esas pandillas criminales por su cuenta y ha logrado vencer algunas bandas, reduciendo progresivamente su implantación territorial en la Capital haitiana.
Esto, a su vez, ha provocado que una parte de la policía se una a la resistencia popular. Y a eso EEUU le tiene terror y parece haber valorado que la situación está saliéndose de su control, lo que sin dudas afecta su estrategia de dominación en esta frontera imperial y sus planes agresivos contra Cuba, Venezuela, Nicaragua, así como su férreo dominio de la República Dominicana y toda la isla.
De paso el imperio logró doblegar la resistencia del CARICOM, lo que le facilita invadir; y por esos dos motivos –y no por otra cosa- que decidió no dilatar más su intervención militar en Haití. En otra vertiente del tema, hay que destacar que Abinader -en competencia con otras facciones racistas anti haitianas- aplaude con manos y pies esa decisión de Biden; sin reparar en lo que podría pasarle a interventores y asociados a lo largo de esa ominosa aventura, con pinta de masacre e impactos terribles en toda la isla.
En marcha otra agresión neofascista.
En el plano político, la Casa Blanca –rociada y estimulada con polvo de cocaína- está financiando y organizando movilizaciones de la facción de la diáspora haitiana bajo su tutela, en el marco de una cruzada mundial pro-invasión Haití, de apoyo Biden y a favor de la “paz” de los cementerios.
Está en marcha, pues, otro capítulo de la guerra global infinita, producto de la decadencia agresiva de EEUU y de las actuales carencias del imperialismo occidental. Esta vez ese episodio o capítulo de la Guerra Global está bajo el mando de una de las facciones neofascistas que controla la cúpula del Partido Demócrata, bajo la determinante influencia de las elites globalistas del gran capital transnacional occidental, conectadas a la industria micro electrónica, informática, minera, energética farmacéutica, automovilística, aeroespacial y armamentista
Esa facción apunta más allá de las fronteras estadounidenses… hacia el gobierno profundo mundial, hacia el control de áreas geoestratégicas y hacia la posesión por la fuerza de recursos vitales para imponerse en el planeta, incluidas fuentes de agua y biodiversidad. Esto guarda relación con nuestra isla y sus dos repúblicas, donde el oro, níquel, cobalto, titanio, litio, uranio y tierras raras tienen una fuerte presencia. Esto no está al margen de esa nueva confabulación intervencionista, precedidas de las incursiones del Comando Sur, de sus Operaciones Nuevo Horizonte, de su control militar de la frontera dominico-haitiana, a propósito de la construcción del Muro o Verja fronteriza con tecnología israelí.
Está relacionada a la concesión de exploración de titanio en el Norte fronterizo, al Puerto de Manzanillo en vía de ser convertido en base cívico-militar y proyecto energético a cargo de USAID y Comando Sur. Y confluye con el ominoso acuerdo entre el Estado dominicano y el Ejército estadounidense, para que éste explore los yacimientos de tierras raras en Pedernales y en toda la franja comprendida entre R. Dominicana y Haití.
La impronta neofascista de la cúpula demócrata gravita con mayor fuerza hacia el exterior, presentando más limitaciones a lo interno, en vista la base social de población negra y latina del PD estadounidense. En el Partido Republicano reina el neofascismo trumpista, intenso hacia dentro y hacia fuera. El choque de ambas facciones desgarra esa sociedad decadente. Cosas parecidas acontecen en las potencias europeas estremecidas por las avalanchas migratorias generadas por sus brutales coloniajes y los grandes brotes de racismo y neofascismo integral.
En fin, la crisis no es exclusiva de Haití, sino que ella es solo una pequeña expresión de una crisis global impuesta a la humanidad por la larga decadencia del varias veces centenario imperialismo occidental, en todos los continentes y en todos los órdenes de la vida en sociedad.
*Revolucionario socialista, político, escritor y ensayista dominicano