Inhabilitación: contrapunteo de presiones
Leopoldo Puchi |
En las últimas semanas, hemos presenciado una serie de eventos que han sacudido el escenario de la política venezolana y mostrado la complejidad y las dificultades que rodean las negociaciones tanto internas como las llevadas a cabo entre Venezuela y Estados Unidos.
Estos eventos, vistos por separado, pueden parecer meros sucesos aislados, pero al analizarlos en conjunto, se revela una matriz subyacente que los entrelaza y que está a la base de los obstáculos que enfrenta la normalización de la situación venezolana.
Eventos
Recientemente, se han conocido varias decisiones que han tenido repercusiones significativas. Por una parte, cabe destacar la nueva determinación de un tribunal de Londres en relación al oro venezolano, que pone en evidencia la falta de voluntad para resolver una demanda sencilla.
Seguidamente, nos encontramos con la decisión de la Corte Penal Internacional de continuar con las investigaciones, a pesar de que Venezuela ya había mostrado su disposición para establecer una oficina en el país. Esta posición amenaza seriamente las negociaciones y limita la posibilidad de construir acuerdos de reconciliación y alternancia.
Por otro lado, está la resolución de un juez de Delaware de subastar los activos de la refinería Citgo, que en la actualidad se encuentra en manos de representantes de los partidos de la Plataforma Unitaria.
En este contexto, se ha conocido la iniciativa del sector gubernamental de proceder a la renovación del Consejo Nacional Electoral, lo que ha generado nuevas tensiones. Por último, la inhabilitación de María Corina Machado añade un elemento adicional de pugnacidad y levanta interrogantes sobre su impacto en la conducta futura de la oposición.
Vectores
Por supuesto, no estamos en presencia de una relación automática y simple de causa y efecto, ni se puede simplificar el panorama desde un ángulo superficial. Sin embargo, hay un hilo que entrelaza estos acontecimientos aparentemente inconexos: todos ellos actúan como vectores del enfrentamiento que se viene librando desde 2019. Fue entonces cuando la administración Trump decidió su política de cambio de gobierno para Venezuela en función de intereses geopolíticos y petroleros.
Es en este marco que debemos examinar cuidadosamente cada paso, cada decisión tomada tanto en Caracas como en Washington, para entender la complejidad y los motivos implícitos de las jugadas en el tablero.
Expectativas
Lo que se pone en evidencia al analizar las decisiones mencionadas es la falta de avances significativos en las negociaciones, tanto internas como entre Estados Unidos y Venezuela. La salida de Trump de la Casa Blanca generó expectativas de un cambio de rumbo, donde las sanciones y el bloqueo de fondos podrían ser levantados, y las relaciones diplomáticas restablecidas para permitir que Venezuela negociara acuerdos de conciliación con los acreedores y pudiera defender sus activos en los tribunales.
Sin embargo, no se han dado los pasos necesarios en esa dirección, a pesar de que la mayoría de los actores internos que jugaron un papel activo en la política de derrocamiento durante el período de Trump han sido reintegrados a la vida política legal.
Escasos
Las expectativas de una mejora de las relaciones de Venezuela y Estados Unidos han sido grandes, pero los avances en las negociaciones han sido escasos. Todo indica que Gustavo Petro ya no jugará un rol tan relevante en las conversaciones, ya que se encuentra inmerso en sus propias dificultades para impulsar su programa de reformas.
Petro ha insistido en que es difícil un acuerdo mientras persista una acusación penal contra Nicolás Maduro y se mantenga una recompensa por su detención. Es posible que el presidente colombiano haya encontrado resistencias significativas en Washington sobre este punto en particular.
Qatar
Por otra parte, se ha conocido que en Qatar se celebró una reunión entre Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional, y Juan González, asesor de Joe Biden. Durante el encuentro, se abordaron temas relacionados con la liberación de presos y la normalización de la vida política en Venezuela. No obstante, las posiciones siguen alejadas.
La ausencia de un acuerdo integral, que ponga fin a las sanciones y brinde garantías para las partes involucradas, explica la sucesión incesante de eventos como los mencionados más arriba. El contrapunteo de los vectores de presión perpetúa las tensiones y dificulta la búsqueda de soluciones viables y convenientes.