XR: Desobediencia civil contra la extinción masiva y el calentamiento global
Isabella Arria
Extinction Rebellion es un movimiento social mundial cuyo objetivo –dice- es influir sobre los gobiernos del mundo y las políticas medioambientales globales mediante la resistencia no violenta para minimizar la extinción masiva y el calentamiento global. Es un movimiento internacional, de base, no violento fundado en Inglaterra –pero que llegó hasta América del Sur- en respuesta a la devastación ecológica causada por las actividades humanas.
Rebelión contra la Extinción -o Rebelión o Extinción, también abreviado como XR- hace un llamado a la desobediencia civil no violenta para pedir a los gobiernos que reviertan el rumbo que nos está conduciendo hacia el desastre climático y ecológico. Su objetivo es influir sobre los gobiernos del mundo y las políticas medioambientales globales mediante la resistencia no violenta para minimizar la extinción masiva y el calentamiento global. La ciencia es clara, nuestro futuro no lo es, señalan.
“Estamos al borde de una catástrofe global. La vida en la Tierra está en peligro, y los científicos están de acuerdo en que estamos entrando en un período de colapso climático y ecológico. Desde incendios forestales hasta olas de calor, sequías y aumento del nivel del mar, los síntomas de nuestra inacción solo empeorarán, cuanto más tardemos en abordar las causas de esta crisis”, añaden.
Para este movimiento, el momento de actuar es ahora: Las estrategias tradicionales como la petición, el cabildeo, la votación y la protesta no han funcionado debido a los intereses arraigados de las fuerzas políticas y económicas. Nuestro enfoque es, por lo tanto, uno de desobediencia civil disruptiva y no violenta: una rebelión para lograr el cambio, ya que todos los demás medios han fallado.
Las estrategias tradicionales como la petición, el cabildeo, la votación y la protesta no han funcionado debido a los intereses arraigados de las fuerzas políticas y económicas. Nuestro enfoque es, por lo tanto, uno de desobediencia civil disruptiva y no violenta: una rebelión para lograr el cambio, ya que todos los demás medios han fallado.
XR señala la emergencia: La vida en la Tierra está en crisis: nuestro clima está cambiando más rápido de lo que predijeron los científicos y hay mucho en juego. Pérdida de biodiversidad. Pérdida de cosechas. Colapso social y ecológico. Extinción masiva. Nos estamos quedando sin tiempo y nuestros gobiernos no han actuado. Extinction Rebellion se formó para arreglar esto. Tenemos el deber moral de actuar, sea cual sea nuestra política.
Indica que los gobiernos deben decir la verdad declarando una emergencia climática y ecológica, trabajando con otras instituciones para comunicar la urgencia del cambio. Deben actuar ahora para detener la pérdida de biodiversidad y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a cero neto para 2025 y deben crear y ser guiados por las decisiones de una Asamblea de Ciudadanos sobre justicia climática y ecológica.
Aunque mayormente la presencia es en muros, por ejemplo la derecha italiana está preocupada y varios legisladores apuran una ley que imponga seis años de prisión a quienes pinten sus consignas.
¿Punto central del movimiento climático?
Hace tres años, XR pendía de un hilo: la protesta Big One sugiere que el movimiento ha aprendido de sus errores. Durante el último fin de semana de abril, decenas de miles de activistas climáticos y ciudadanos preocupados se reunieron en la londinense plaza de Westminster para “The Big One” , una manifestación climática con más de 200 organizaciones participantes, incluidos sindicatos, grupos comunitarios y organizaciones benéficas, y encabezada por Extinction Rebellion (XR) .
En 2020, la pandemia diezmó el movimiento sobre el terreno, porque sus miembros ya no podían reunirse, reclutar a otros ni planificar actividades. Además, las acciones de un puñado de manifestantes que bloquearon un tren de cercanías de Londres utilizado por la clase trabajadora en octubre de 2019 fueron muy mal recibidas y dañaron de forma duradera la reputación del grupo.
En la era posterior al confinamiento, XR ha estado reevaluando su estrategia a la luz de leyes de protesta más duras, un menor número de personas sobre el terreno y el surgimiento de grupos radicales como Just Stop Oil, señala Ellie Mae O’Hagan en The Guardian. En la década de 2000, los activistas climáticos se centraron menos en la opinión pública y más en detener la construcción de nuevos proyectos de petróleo, gas y carbón. Pero a finales de la década, esa táctica fracasó a la sombra de la crisis financiera mundial de 2008.
Los activistas se volvieron profundamente conscientes del hecho de que estaban hablando sobre el cambio climático a la sombra del desastre financiero más importante de nuestra generación. Eventualmente, muchos miembros del movimiento climático reorientaron su trabajo hacia las protestas contra la austeridad de la década de 2010 y el activismo climático pasó a un segundo plano para protestar por los recortes en los servicios públicos.
Pero los jóvenes activistas contra la austeridad neoliberal estaban aprendiendo sobre las desastrosas consecuencias del calentamiento global de los activistas climáticos con los que se reunían en las protestas contra la austeridad. Esta coalición condujo a nuevos movimientos como Green New Deal Rising y el grupo Labor for a Green New Deal, que presionaron con éxito al partido Laborista de Jeremy Corbyn para desarrollar su política de revolución industrial verde .
Sin embargo, en medio de todo esto, Extinction Rebellion irrumpió en escena en octubre de 2018, rompiendo todas las reglas entendidas para ganar gente para un movimiento, ocupó Greenpeace y alentó a sus seguidores a ser arrestados. Esto no debería haber funcionado.
Pero en abril de 2019, miles de personas acudieron en masa al centro de Londres para cerrar la ciudad como parte de la primera gran acción de XR . En mayo de 2019, las encuestas del Reino Unido revelaron un aumento de la preocupación por la crisis climática. Parecía que XR había captado la angustia silenciosa que muchas personas sentían por una crisis climática cada vez más grave que la gente en el poder había ignorado repetidamente.
Durante los seis meses posteriores a las protestas de abril de 2019, XR cobró impulso, recuerda Ellie Mae O’Hagan, jefa de participación externa en Good Law Project. Pero como cualquier movimiento, contenía puntos de vista contradictorios sobre tácticas, estrategias y hacia dónde ir a continuación.
A partir de 2021, los activistas, frustrados por la aparente inadecuación de XR como vehículo, crearon Insulate Britain y Just Stop Oil, campañas que se centraron en protestas disruptivas y llamativas, como arrojar sopa a obras de arte de valor incalculable. Y fue esta decisión la que inadvertidamente presentó una oportunidad para que XR se reinventara.
Enfrentado a una legislación de protesta cada vez más draconiana y siendo desbordado en términos de tácticas radicales, XR emitió una declaración provocativa el día de Año Nuevo de 2023 anunciando “renunciamos”, en la que se comprometió a dejar de centrarse en el arresto como táctica y, en cambio, desarrollar un movimiento de masas concentrándose en actividades que se asocian más comúnmente con los partidos políticos, como campañas electorales, llamadas telefónicas y organización de eventos y reuniones locales.
El propósito de los eventos del último fin de semana de abril en Londres fue actuar como un gigantesco ejercicio de reclutamiento, un punto focal para la construcción de coaliciones: hubo un centro sindical (los trabajadores petroleros del Mar del Norte en huelga), Green New Deal Rising reunió a representantes del movimiento juvenil, Just Stop Oil dejó a los Van Gogh y los nuevos directores de Greenpeace mostraron el deseo de la organización de construir relaciones con las bases.
Si bien Just Stop Oil ha tenido un éxito abrumador en el logro de su objetivo de llamar la atención sobre el cambio climático, sin duda también existe la necesidad de un movimiento de base. XR inició, ahora a nivel global, una nueva campaña para proteger y restaurar el mundo.
*Periodista chilena residenciada en Europa, analista asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)