El crecimiento de las ultraderechas a nivel mundial por la Guerra de Ucrania y la II Guerra Fría

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 Vicenç Navarro

Uno de los impactos más notables de la guerra de Ucrania es la enorme derechización de la vida política en Europa (tanto occidental como oriental), así como en Norteamérica (y muy en especial en Estados Unidos). Tal derechización está afectando de una manera muy negativa el bienestar de las clases populares que constituyen la mayoría de la población en todos los países en estos continentes. Pero antes de mostrar los datos que afirmen tal realidad es necesario aclarar qué entendemos por «guerra de Ucrania». Este término incluye muchas dimensiones.

Una, la más visible mediáticamente, es el conflicto bélico entre las Fuerzas Armadas de dos estados, el ucraniano y el ruso, que está afectando no solo a la población militar, sino también -y de una manera brutal y masiva- a la población civil, y muy en particular a la que vive en Ucrania. Pero además de este conflicto bélico, existen otros conflictos dentro del propio Estado ucraniano que están afectando el desarrollo del conflicto militar, y que apenas tienen visibilidad mediática.A propósito de Habermas, sobre la guerra en Ucrania | Agenda Pública

Lo menos conocido de la guerra de Ucrania: el conflicto cultural e identidad nacional y el conflicto de clases

Uno de ellos es el conflicto cultural y de identidad nacional entre el sector de la población ucraniana de habla ucraniana y el de habla rusa, conflicto que está ganando el de habla ucraniana (que controla los aparatos del Estado ucraniano desde 2014) a costa de una pérdida de poder muy marcada del sector de habla rusa. El conflicto bélico ha facilitado esta transferencia de poder.

Otro conflicto, silenciado en los mayores medios de información occidentales, es el conflicto de clases sociales que aparece en la aplicación de las políticas públicas del gobierno ucraniano  (de clara orientación neoliberal, próximo al mundo empresarial) como la desregulación del mercado laboral, la reducción de los derechos laborales, y la reducción y privatización de la Seguridad Social, con reducción de los derechos sociales. Tales medidas habían ya sido propuestas por el mismo gobierno antes del inicio de la guerra, pero han sido aprobadas durante la guerra, justificadas como necesarias para atraer a los inversores extranjeros a fin de conseguir la recuperación económica.

Tales medidas, que fueron muy impopulares, fueron protestadas por los sindicatos ucranianos y desoídas por el gobierno y por el parlamento, controlado por el partido fundado y dirigido por el Presidente del gobierno, Volodymyr Zelenskyy. Otra intervención neoliberal, también muy impopular, aplicada por el mismo gobierno, ha sido permitir la propiedad extranjera de la tierra ucraniana (que no era permitida) a fin de atraer empresas agrícolas no ucranianas a invertir y controlar sectores agrícolas del país. Tal medida fue propuesta por el Fondo Monetario Internacional y por el Banco Mundial como condición para permitir la renegociación del pago de la deuda externa del país.

En este caso, el conflicto militar también ha facilitado que se aprobaran tales medidas impopulares que benefician a unos sectores de la población a costa de otros. Estas realidades son partes olvidadas de la guerra de Ucrania y que apenas son noticia. Una causa de estos silencios es que tal guerra está configurada y determinada por un conflicto mayor y más amplio que determina qué es lo más o menos visible de lo que ocurre en Ucrania y en el mundo.

El establecimiento de la II Guerra Fría

Este mayor conflicto es el existente entre la OTAN, por un lado, y Rusia, por el otro y que frecuentemente se presenta como una reanudación de la Guerra Fría. Es decir, del conflicto entre «el mundo libre y democrático occidental», representado por la OTAN y «el mundo comunista», asumiendo que el régimen Putin es una mera continuación del régimen soviético comunista anterior. Esta interpretación del régimen Putin como comunista queda reforzada por la alianza existente entre Rusia y China, país gobernado por el mayor Partido Comunista existente hoy en el mundo. Lo que se intenta con ello es ver tal alianza, como una alianza de sistemas económicos alternativos, supuestamente opuestos, al modelo económico dominante en el mundo liberal democrático.

Esta visión del conflicto «mundo libre y democrático frente al mundo comunista» está ampliamente promovido por gran numero de los principales medios de información existentes en Norte América y Europa Occidental. El caso más reciente son las declaraciones de Elon Musk, el nuevo propietario del sistema Twitter, uno de los sistemas de información más extensos en el mundo occidental, supuestamente gran defensor de la libertad de prensa y de la democracia, que ha definido el comunismo como «la mayor maldición sobre la humanidad que hay que exterminar».

Este conflicto entre dos sistemas ideológicos supuestamente opuestos -el democrático y el comunista -es el que está teniendo un impacto devastador para la mayoría de la población mundial, pues las medidas económicas que se están tomando por las dos partes del conflicto están creando una enorme crisis económica y social que afecta la salud, la calidad de vida y el bienestar de las clases populares de todos los países del mundo.

Consecuencias económicas y sociales de la II Guerra Fría

La gran escasez de productos vitales, energéticos y alimenticios, resultado de la guerra y de las sanciones, contribuye al enorme incremento de la inflación que golpea directamente a la gente normal y corriente que ve su capacidad adquisitiva descender radicalmente. Este enorme sacrificio popular, muy marcado a los dos lados del Atlántico norte (siendo más acentuado en Europa que en Estados Unidos) se intenta justificar como sacrificio necesario para defender la democracia y la libertad del mundo occidental, pues la derrota de Ucrania y el triunfo de Rusia significaría el triunfo de un sistema económico alternativo –el comunismo- que acabaría dañando enormemente a las poblaciones de tales países.

El crecimiento de las ultraderechas a nivel mundial por la Guerra de Ucrania y la II Guerra FríaNo es, pues solo, la solidaridad con el pueblo ucraniano lo que debiera motivar la aceptación del sacrificio que están realizando las clases populares, sino también la autodefensa de su propia libertad y democracia. Este fue el mensaje que quiso trasmitir la reciente visita del presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky a Estados Unidos. Durante su discurso en el Congreso, subrayó enfáticamente que el pueblo ucraniano está luchando para defender la democracia en el mundo, incluyendo la de Estados Unidos.

Los que se benefician de tal conflicto

Promoviendo esta ideología hay intereses económicos muy marcados que están utilizando la II Guerra Fría como mecanismo de expansión de sus intereses económicos. El caso más claro, pero no único, es el de las empresas de energía no renovable que temían su desaparición debido a la fuerza del movimiento verde ecológico a nivel mundial y que hoy están gozando de un protagonismo y de unos beneficios sin precedentes.

Un tanto igual aparece con la industria armamentista, que está teniendo unos beneficios enormes, cuando solo hace unos años estaba preocupada, pues se discutía la posibilidad de que la OTAN desapareciera, como había indicado el presidente de Francia, Emmanuel Macron. Tal industria militar, liderada por lo que el presidente Eisenhower de EEUU definió en su día como el «complejo industrial militar», tiene una enorme influencia política en tal país, que ha alcanzado unas dimensiones nunca conocidas en su gasto militar. Un tanto semejante está ocurriendo en Europa, donde tal crecimiento está ocurriendo a costa de no corregir los grandes déficits públicos en sus servicios públicos como la sanidad, déficits que la pandemia mostró con toda viveza.

Y a nivel mundial, la escasez de productos agrícolas provenientes de las áreas en conflicto militar, así como la inflación y carestía de vida que ello conlleva, han creado un problema de enormes dimensiones responsable del crecimiento de la mortalidad en los países en lo que se llama ahora el Sur Global, causando un mayor número de muertos que el que ocurre en Ucrania.

La falsedad de los supuestos ideólogos que sostienen la Guerra Fría

Pero el gran beneficiario de la expansión de tal ideología es el propio modelo económico liberal que domina y se expande en ambos lados del conflicto y del cual ni se habla ni se denuncia. Tal modelo en su dimensión económica se presenta como defensor del mercado que se asume es determinante de la distribución de los recursos en las sociedades, con mínima intervención estatal. Tal definición no refleja, sin embargo, la realidad existente en la mayoría de los países en conflicto, sea este militar o solo económico.

En estos países, grandes grupos económicos y financieros dominan a los estados para conseguir el máximo poder político y beneficio empresarial. Este es el modelo neoliberal que domina a ambos lados del conflicto. Es la lucha por los intereses económicos y financieros dominantes en cada bloque para conseguir mayores esferas de poder político, frecuentemente a costa de los intereses de las clases populares.

La sinofobia y el mito de una “segunda Guerra Fría” - El MostradorLas clases populares de Estados Unidos, por ejemplo, no se benefician del dominio de tal modelo económico, ni del enorme gasto militar en su país. Antes al contrario, la pandemia ha mostrado con toda claridad los enormes déficits sociales que tiene el país con el mayor número de muertos por Covid (más de un millón) en el mundo. Y a nivel político, la democracia en Estados Unidos está enormemente limitada con grandes déficits en los derechos sociales y laborales de sus clases populares, lo cual está siendo acentuado por la II Guerra Fría, reproduciendo lo que ya ocurrió en la I Guerra Fría.

Los grandes gastos militares no dieron mayor seguridad a las clases populares. Y la creación de empleo e innovación tecnológica conseguida a través de tal gasto hubiera sido incluso mayor y más relevante en su creación científica si tal enorme gasto se hubiera hecho en la infraestructura del país y en la investigación sanitaria y social. Muchas ciudades estadounidenses tienen problemas graves en sus sistemas de adquisición, mantenimiento y distribución de agua potable. Y el porcentaje de la población con acceso a los medios digitales es de los más bajos de los países de la OECD.

Y por el otro lado, presentar a Rusia como un modelo económico alternativo al modelo liberal económico es ignorar que Rusia es hoy uno de los países con mayor explotación capitalista en el mundo, con grandes desigualdades y pobreza. La renta del ciudadano adulto en la Unión Soviética de los años setenta era un 70% del promedio de la Europa occidental. Pasó a ser solo un 40% durante la época de Putin: "Quien domine la Inteligencia Artificial dominará el mundo"las reformas neoliberales ( apoyadas por los sucesivos gobiernos federales de EEUU)  lideradas por Yeltsin  (cuya mano derecha era Putin) que privatizaron la mayoría de los medios de producción de Rusia, una vez deshecha la Unión Soviética, convirtiéndose en una dictadura muy reaccionaria y corrupta, solidificada con la Iglesia Ortodoxa Cristiana.

Hoy la pobreza alcanza casi un 38 % de la población. En cuanto a China, el presidente Deng, uno de los dirigentes de lo que los maoístas llamaban Capitalist Roaders, invitó a Milton Friedman y otros ultraliberales economistas a que les asesoraran en su privatización de la economía. Incluso, llegó a enviar una delegación al Chile de Pinochet para aprender de la brutal aplicación de las medidas extremas liberales de la escuela de Chicago aplicadas por aquel dictador en aquel país (Isabel Weber, How China Escaped Shock Therapy. The Market Reform Debate. Routledge 2021), transformándose en lo que Branco Milanovic ha definido como «capitalismo de Estado».

China representa hoy la mayor proveedora de trabajadoras y trabajadores con salarios bajos y mal protegidos para las mayores empresas del mundo occidental.

La enorme crisis y desligitimación del modelo liberal económico

No a la guerra": Manifestaciones en España para frenar la invasión de Rusia  a UcraniaLa crisis económica causada tanto por la guerra a Ucrania como por la II Guerra Fría están contribuyendo a la deslegitimación del sistema político económico, que ya estaba ocurriendo antes de que se estableciera la Guerra Caliente en Ucrania y la Guerra Fría a nivel mundial. Es cierto que tanto el conflicto caliente como el frío han reforzado el poder de los grupos dirigentes a los dos lados del conflicto. La desastrosa retirada de Afganistán por parte del presidente Biden se ha olvidado. Y se acepta su liderazgo en la alianza atlántica por parte de los gobiernos de la OTAN.

Por otra parte, las izquierdas gobernantes en Europa han perdido gran credibilidad porque aplicaron medidas neoliberales que dañaron a las clases populares y hoy, se las percibe como meros satélites de las políticas lideradas por la administración Biden, siendo responsables de las medidas criticadas anteriormente que están dañando el bienestar de sus clases populares. Y es en este contexto que el creciente enfado de tales clases populares frente al establishment liberal es canalizado por la extrema derecha en la mayoría de los países que, directa o indirectamente, están afectados por tales conflictos.

Es el surgimiento y expansión de la ultraderecha neofascista y neonazista que he documentado en otro artículo, (Vicenç Navarro, El predecible resurgimiento del fascismo y nazismo a los dos lados del Atlántico Norte y sus consecuencias, Público 6/10/22)

En Estados Unidos el trumpismo ha continuado expandiéndose y adquiriendo más y más poder. En las últimas elecciones federales consiguió el control del Partido Republicano y del Congreso. Tiene también el apoyo de grupos mediáticos poderosos a nivel occidental, como el sistema Twitter y la cadena Fox, una de las cadenas de televisión más populares en aquel país. Varios intelectuales, dirigentes, y periodistas republicanos han expresado sus simpatías por Putin y viceversa, la televisión pública rusa ha expresado su apoyo al trumpismo en Estados Unidos. Y a nivel internacional, uno de los ideólogos republicanos,

Steve Bannon, explícitamente apoyó el intento de golpe militar de Bolsonaro, admirador de Trump, el cual estaba en Florida (donde reside Trump) al mismo tiempo que estaba ocurriendo el intento de golpe militar en su país. Por su parte, Putin ha mostrado sus simpatías hacia el trumpismo, siendo este apoyo explícito por parte la televisión pública rusa. Este nuevo movimiento internacional de ultraderecha representa una amenaza frontal a los principios democráticos y al bienestar de las clases populares de los países en conflicto bélico y económico a nivel mundial descritos en este artículo.

De ahí la enorme importancia de que las fuerzas progresistas exijan políticas opuestas al neoliberalismo económico, que responda a las necesidades populares y que demanden la reforma de las instituciones políticas que auténticamente las democratizan, anulando la enorme y excesiva influencia de los grandes poderes económicos cuyo poder debería reducirse substancialmente por medidas públicas y redistributivas.

Toda la evidencia científica muestra que la calidad de vida y bienestar de las poblaciones y la mera supervivencia de la humanidad exigen tales cambios, estableciéndose modelos económico alternativo que eviten la enorme concentración de la propiedad de los recursos por individuos y grupos que caracterizan el modelo económico liberal que está configurando la vida económica y determinando las instituciones políticas del mundo.

 

*Académico español. Profesor de Health and Public Policy en The School of Public Health, The Johns Hopkins University; Catedrático Emérito de Ciencias Políticas y Sociales, Universitat Pompeu Fabra.Columnista del diario Público.