Brasil: El debate televisivo no parece mover las preferencias electorales
Juraima Almeida
El expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, calificó como “el rey de la fake news y de la estupidez” al mandatario Jair Bolsonaro, quien defendió su rol en la pandemia de coronavirus, que dejó unos 680 mil muertos. durante el primer debate cara a cara rumbo a la segunda vuelta presidencial del 30 de octubre, organizado por UOL, TV Bandeirantes, TV Cultura e Folha de Sao Paulo.
En un debate en el que no faltaron las chicanas y descalificaciones, Bolsonaro defendió la continuidad del programa social Auxilio Brasil, mientras que Lula propuso aumentar el mínimo no imponible de los asalariados en el marco de una reforma tributaria.
Entre los principales temas discutidos por los presidenciables estuvieron la pandemia, los fake news, la economía y los beneficios sociales. A pesar de la tensión en las campañas, el debate tuvo pocos momentos acalorados, lo que se reflejó en un número relativamente bajo de pedidos de derecho de respuesta, al contrario de lo que ocurriera en el último debate previo a la primera vuelta electoral del 2 de octubre.
“Usted retrasó la vacuna. Y el hecho concreto es que su negligencia provocó la muerte de 680.000 personas cuando se podría haber salvado más de la mitad. En la historia de cualquier gobierno del mundo, no hay nadie que haya jugado con la pandemia y con la muerte como lo hizo usted”, le dijo Lula a Bolsonaro.
En algunos momentos, Lula administró mal el tiempo que podía usar para responder y cuestionar a su adversario. En el tercer bloque, por ejemplo, agotó su tiempo cuando Bolsonaro, aún tenía más de cinco minutos para hablar.
¿Cómo calificar el debate?
Lo primero debería ser descifrar cuál era el objetivo de cada candidato. El de Lula, que se puso al frente en la primera ronda (y que lleva el liderazgo en las encuestas, con todas sus inexactitudes), fue no perder puntos. La oportunidad de Bolsonaro, que venía por detrás, era recortar la diferencia noqueando al oponente. Eso no pasó. En este debate, Lula ganó y Bolsonaro perdió, afirma el analista Gilberto Maringoni.
El líder del PT, vencedor de la primera vuelta, le dijo a Bolsonaro que durante su gestión el aumento real del salario fue de 74% entre 2003 y 2010. “Me gustaría que expliques por qué hace cuatro años no das un aumento real de salario mínimo y por qué el crecimiento promedio de tu gobierno es 2% cuando el mío era de 4%”.
Lula acusó al actual mandatario de haber sido negligente cuando la pandemia y dijo que Bolsonaro se rió de los muertos por Covid-19. “Fuiste al velorio de la reina de Inglaterra y no consolaste a ningún padre que perdió hijos en la pandemia. Queda mal que mientas, eres el rey de las fake news”.
Lula estuvo bien en la primera y segunda partes, llegando a empatar a Bolsonaro, dirigiendo los temas de la pandemia y Petrobrás. El ultraderechista se puso un petardo en su propio pie asociando a residentes de las comunidades con matones.
Bolsonaro empezó a vincular a Lula con el crimen organizado y la corrupción. El actual presidente ultraderechista habló sobre el reciente viaje de Lula al Complexo do Alemão, en Río de Janeiro, para un acto de campaña y dijo que “en la favela no había un policía a su lado, solo había traficantes”.
En respuesta, Lula dijo estar “orgulloso” de ser “el único candidato que tiene el coraje de entrar a una favela sin chaleco de seguridad”. También recordó que Bolsonaro está vinculado al crimen organizado de los parapoliciales de ultraderecha que mataron a la concejala Marielle Franco en Río de Janeiro en 2018.
La periodista Patrícia Campos Mello, de Folha de Sao Paulo, dijo que las elecciones han estado marcadas por las fake news y preguntó a los candidatos si se comprometían a proponer una ley específica para los actores públicos que divulguen información no veraz. Lula dijo que hasta ahora la Justicia Electoral ha retirado de los medios de comunicación más de 36 anuncios electorales falsos de la campaña de Bolsonaro.
Añadió que el presidente “dice 6 o 7 mentiras al día. Creo que hay que regular la campaña, que la Justicia tiene que tomar la decisión. Y cada vez que haya una mentira presentaremos una demanda”, añadió Lula.
Moro se suma al ataque
El mandatario cargó contra la corrupción del escándalo del Petrolao en Petrobras asesorado por el exjuez Sérgio Moro, hoy senador nacional, que volvió a ser aliado de Bolsonaro luego de haber renunciado como Ministro de Justicia. Una de las grandes noticias de la noche fue, precisamente, el regreso de Moro a ser asesor del ultradrechista al que denunció por haber obstruido investigaciones.
Bolsonaro logró que la corte electoral impidiera la divulgación de un escándalo por una declaración calificada como vinculada a la pedofilia, un tema que Lula se negó a abordar. Bolsonaro en otro trecho del debate acusó a los gobernadores del PT de desviar dinero federal para enfrentar la pandemia en “marihuana”.
Por su parte, Lula acusó a Bolsonaro de querer expandir el número de jueces de la corte suprema y de tener proyectos para ser un “pequeño dictadorcito”.
Lula cuestionó que Brasil hoy “sólo refina el 80% de la gasolina que utiliza, mientras que en su gobierno la refinación era del 100%”. El petista dijo que está en contra de la privatización de Petrobras, una propuesta que calificó de “locura”. “Francamente, no creo que privatizar sea la solución a nada”, añadió.
Lula se llevó lo peor en la tercera parte del debate, cuando perdió la noción del tiempo. Lo bueno es que Bolsonaro no supo ocupar los siete minutos de diferencia: bajó hablando del cierre de iglesia en Nicaragua y de Daniel Ortega, que nadie sabe con certeza de qué se trata, pero parece ser un punto nodal en el discurso de la ultraderecha. Se estacionó en que en Brasil sólo hay un problema: la corrupción.
“Quiero un país libre, donde se respete la libertad de expresión, donde se respete la propiedad privada, donde se pueda ir a casa con seguridad, ir a trabajar, al colegio…. Queremos un país sin drogas; Lula liberará las drogas; nosotros respetamos la vida, no al aborto; y respeto a las religiones”, afirmó Bolsonaro en su cierre. “Ese es el país que queremos, no el de Lula”, concluyó.
Por su parte, Lula afirmó: “Quien defiende la democracia, soy yo; quiero gobernar el país democráticamente, como lo hice en dos oportunidades”.
El punto clave en el final de la campaña fue el ingreso de Moro para abastecerlo sobre las causas del escándalo Lava Jato contra Lula y el Partido de los Trabajadores. El exjuez que encarceló a Lula, fue ministro de Justicia de Bolsonaro y no logró lanzar su candidatura presidencial, le dio municiones al aún presidente para lo que más busca, elevar el rechazo a la figura de Lula y poner la corrupción por encima de otros temas.
Para los analistas, Lula debe prepararse mejor para el próximo enfrentamiento y no hablar tanto del pasado. Perdió agilidad hacia el final, aunque sus consideraciones finales fueron superiores a las de su oponente.
Es difícil decir si el debate se mueve en la papeleta electoral: Lula sigue adelante en unas elecciones aún indefinidas. La última encuesta del instituto Datafolha, divulgada el viernes, mostró a Lula con 53% de las intenciones de voto contra 47% de Bolsonaro.
* Investigadora brasileña, analista asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)