Multitudinario rechazo a la violencia política en Argentina

(Xinhua/Martín Zabala)
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Marcos Salgado | 

Parecen días definitivos en Argentina. Durante la gigantesca movilización en la Plaza de Mayo, el canal de televisión C5N recogía un testimonio, entre muchos otros, de un hombre que viajó más de 300 kilómetros para llegar a tiempo al centro del poder político del país. Entre lágrimas, contó que durante los gobiernos de Cristina “la gente podía llenar la heladera, comprar sus zapatillas”.

Mientras tanto, cuentas en redes seguían retratando a la gente, como @feminacida en Instagram, que resumía en segundos mucho de los que estaba en juego en la tarde del viernes en Buenos Aires. “Son los mismos discursos de odio de siempre, porque no quieren a las clases populares”.

 

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Una multitud colmó la Plaza de Mayo y varias avenidas y calles del centro de Buenos Aires, en rechazo al intento de asesinato que sufrió en la noche del jueves la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner cuando saludaba a quienes le manifestaban apoyo en la puerta de su casa.

La gigantesca movilización culminó con la lectura de un documento desde una tarima con gobernadores, dirigentes sindicales y sociales, Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, y ministros del gobierno central, pero sin Cristina, ni el Presidente Alberto Fernández.

“La vida democrática es incompatible con el accionar de minorías violentas que pretenden llevar de las narices al resto de la sociedad o tomar posiciones cada vez más sectarias”, se leyó en el documento.

“Todos hemos visto movilizaciones con bolsas mortuorias, ataúdes o guillotinas. No es inocente ni gratuita la legitimación de discursos extremos, de llamados a la agresión, de planteos que niegan legitimidad democrática del adversario política”, dice el documento.

Más temprano, en la Casa de Gobierno el presidente Fernández encabezó una reunión con representantes de los sectores sindicales, sociales, empresariales, de derechos humanos y diferentes credos. Se busca ”construir un amplio consenso contra los discursos del odio y la violencia”.

En el mismo sentido, se convocó a una Asamblea Legislativa, la reunión de senadores y diputados. La derecha política agrupada en Juntos por el Cambio, que reúne al macrismo y otros sectores, decidiría recién a última hora si participaría o no en la Asamblea.

(Xinhua/Martín Zabala)

En el documento leído en la Plaza de Mayo no se los nombró en forma directa, pero todo el mundo sabe quiénes son los destinatarios de las críticas. Repetidas además en cientos de testimonios recogidos en el lugar por algunos medios de comunicación.

La derecha parece haber superado la sorpresa inicial tras el ataque que paralizó al país y después de algunos tuits de ocasión regresaron a su cauce natural: el antikirchnerismo puro y duro.

La actual vicepresidenta, y presidenta de Argentina entre 2007 y 2015, es la dirigente política más importante del país. Quedó en el centro de la atención luego que hace poco más de una semana un fiscal pidiera una condena de 12 años de prisión e inhabilitación permanente en un juicio considerado como un ejemplo de lawfare, similar al que sufrió el ex presidente del Brasil y ahora candidato, Luis Inacio Lula da Da Silva.

El intento de asesinar a Cristina es el punto culmine de una olla a presión, alimentada por medios de comunicación hegemónicos y dirigentes políticos de derecha.

“El odio, afuera”, se gritó una y otra vez en la plaza de Mayo. Resta ver -nada menos- si la masividad de la protesta del viernes alcanza para frenar la ofensiva derechista, que tuvo en el casi consumado homicidio de CFK un punto culmine.

Tal vez se necesite más decisión por parte de un Estado que tolera demasiado a la oposición que está detrás del gatillo. Tal vez haga falta dejar blanco sobre negro algunos nombres y algunos apellidos.