Intentan asesinar a Cristina Fernández: Argentina de cara al odio

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Marcos Salgado | 

La noticia espanta. Y las imágenes, espantan más. Y en uno de los primeros videos que circularon en redes sociales tras el intento de asesinato de la vicepresidenta argentina, Cristina Fernández, también espanta el audio ambiente: dos percusiones sin bala en una pistola a pocos centímetros de la cabeza de la principal referente política de la Argentina: dos veces presidenta, la política más votada (en votos duros y en porcentaje) de la historia del país.

“Es todo lo que está mal”, resume un manifestante ante un micrófono del canal C5N, para definir lo que pasó, varias horas antes, en el mismo lugar: el barrio coqueto de La Recoleta. Para ese momento ya había hablado en cadena nacional el presidente Alberto Fernández. En un discurso leído, el desdibujado mandatario nacional reclamó recuperar la convivencia democrática “quebrada por el discurso del odio”.

(Xinhua/Martín Zabala)

También anunció un feriado nacional para el viernes 2 de setiembre, mientras diferentes sectores políticos, sindicales y sociales adelantaban movilizaciones para repudiar la violencia. Fernández pidió el repudio de todos los sectores políticos y aseguró que la convivencia democrática en Argentina quedó “quebrada por el discurso del odio”.

Desde la derecha política argentina, hubo tuits de ocasión rechazando la violencia. El embajador de Estados Unidos en Buenos Aires, Marc Stanley, escribió: “estamos aliviados de saber que la Vicepresidenta @CFKArgentina esté bien. Estados Unidos se une a la Argentina y a toda la gente pacífica en el rechazo a la violencia, el extremismo y el odio en todas partes”.

Luego de la declaración de “la embajada”, queda poco margen para las especulaciones. O no. El mascarón de proa de la corporación mediática argentina, el diario Clarín, puso énfasis en que la vicepresidenta argentina siguió “durante seis minutos” tras el ataque firmando libros y compartiendo con los manifestantes que la esperaban en la entrada de su domicilio.

Esa operación es conocida. Se realizó cuando un dron cargado de explosivos detonó sobre un escenario con la plana mayor del gobierno venezolano en Caracas, en 2018: hay que proveer de argumentos fútiles a los que quieren creer, o a los que se convenció de que crean, y que actúen. Como el mismo perpetrador de los disparos fallidos contra CFK.

Las imágenes de guillotinas y horcas con la bandera argentina, de bolsas de basura con el rostro de Cristina Fernández colgadas en las rejas de la Casa de Gobierno, los llamados a pasar de las cacerolas de protesta a ametralladoras, no son nuevos, pero vienen creciendo, especialmente en las últimas semanas y especialmente desde hace pocos días, cuando el lawfare se desplegó contra CFK a sus anchas reclamando, al estilo Lava Jato contra Lula en Brasil, la proscripción definitiva para Cristina.

La diferencia con el lawfare contra Lula en Brasil es que en Argentina, parece, hay más que están avisados. Hay más que aprendieron y saben lo que se viene. Hay más que entienden que el autor material del intento de magnicidio contra Cristina no es un loco suelto. Es un producto del odio que inocularon, durante bastante tiempo, políticos y pseudo periodistas.

Ellos -mucho mas que la mano en la pistola- tiraron del gatillo, dos veces.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

“La tocan a Cristina, nos tocan a todos”