Río+20, repensando el desarrollo

394

KATU ARKONADA | Hace 20 años, en junio de 1992, se celebró en Río de Janeiro, Brasil, la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, también conocida como Cumbre de la Tierra. En la Cumbre de la Tierra participaron 172 gobiernos con presencia de 108 jefes de Estado y de Gobierno.

Katu Arkonada* – Alba TV

Los resultados de la Cumbre de Río fueron la aprobación del Programa 21, un plan de acción mundial para promover el desarrollo sostenible, y la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo que es básicamente un conjunto de principios que definen los derechos y obligaciones de los Estados respecto del medio ambiente y el desarrollo. Asimismo esa cumbre fue el origen de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, que en 1997 acordaría el famoso Protocolo de Kioto para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Hubo dos grandes protagonistas de la Cumbre de la Tierra, por un lado George Bush padre, presidente de los Estados Unidos, quien vino a anunciar en Río que «el estilo de vida estadounidense no está abierto a negociaciones». Por otro lado, el comandante de la revolución cubana Fidel Castro cuya posición se resume en la siguiente frase extraída de su discurso ante el plenario de la Cumbre: «Si se quiere salvar a la humanidad de esa autodestrucción, hay que distribuir mejor las riquezas y tecnologías disponibles en el planeta. Menos lujo y menos despilfarro en unos pocos países para que haya menos pobreza y menos hambre en gran parte de la Tierra. No más transferencias al Tercer Mundo de estilos de vida y hábitos de consumo que arruinan el medio ambiente. Hágase más racional la vida humana. Aplíquese un orden económico internacional justo. Utilícese toda la ciencia necesaria para un desarrollo sostenido sin contaminación. Páguese la deuda ecológica y no la deuda externa. Desaparezca el hambre y no el hombre».

En definitiva Fidel se enfrentaba en nombre de los países en desarrollo a ese Norte que había podido industrializarse, desarrollarse y construir sus Estados del Bienestar a costa de un Sur, los países del Tercer Mundo, colonias hasta hace poco convertidas en ese momento en naciones explotadas y saqueadas por un orden económico mundial injusto. En ese sentido, proponía una vez terminada la Guerra Fría dedicar el gasto militar y armamentístico a promover el desarrollo del Tercer Mundo y combatir la amenaza de destrucción ecológica del planeta.

Río+20

20 años después de aquella Cumbre de la Tierra, en medio de una crisis estructural del modelo civilizatorio occidental y con las clarividentes palabras de Fidel aun resonando en los pasillos de Riocentro, el lujoso centro de convenciones en la exclusiva zona de Barra de Tijuca, se celebra la Cumbre de Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible Río+20.

Los objetivos de esta conferencia de Naciones Unidas son alcanzar un nuevo acuerdo político en torno al desarrollo sostenible, evaluando el progreso hasta la fecha y las lagunas en la aplicación de los acuerdos que se han ido adoptando. La conferencia va a estar centrada en dos temas principales, el de la economía verde o ecológica con vista a la sostenibilidad y la erradicación de la pobreza, y la creación de un marco institucional para el desarrollo sostenible. Todo ello dentro de un ambicioso llamado de las Naciones Unidas a los Estados y la sociedad civil en general a sentar las bases de un mundo de prosperidad, paz y sustentabilidad.

Río+20 tendrá lugar oficialmente del 20 al 22 de junio, momento en el que los Jefes de Estado y Gobierno de los diferentes países que conforman las Naciones Unidas llegarán a Río de Janeiro para las sesiones plenarias y la búsqueda de un acuerdo. Sin embargo, los equipos negociadores de cada gobierno, después de tres rondas de negociaciones previas en Nueva York en torno a un borrador de acuerdo, comienzan la última ronda de negociaciones el 13 de junio para preparar el documento que sus respectivos presidentes deberán firmar como parte de un acuerdo final.

Los equipos negociadores de cada país miembro de Naciones Unidas están trabajando en torno a un documento llamado “El futuro que queremos – Borrador Cero del documento de Río+20”. Este documento, que comenzó hace meses siendo una compilación de diferentes propuestas por parte de los Estados de en torno a 300 paginas, cuenta en estos momentos con 82 paginas íntegramente en ingles con una base de párrafos que se van acordando y otra serie de ideas entre corchetes lo cual indica que están siendo sujetos a discusión, esquema habitual de los documentos de negociación en Naciones Unidas.

El Zero Draft o Borrador Cero cuenta con una estructura dividida en 5 puntos principales. Una primera parte que es básicamente un preámbulo y donde se define la visión compartida por los diferentes miembros de Naciones Unidas. Un segundo punto en torno a la renovación del compromiso político, en el que se reafirman los principios de Río, se evalúan los progresos y los déficits en la implementación del desarrollo sostenible y se va haciendo un repaso en torno a los principales grupos implicados, desde los pueblos indígenas a los sindicatos o la comunidad científica. La tercera parte del documento está dedicada a desarrollar el rol de la economía verde en el contexto del desarrollo sostenible y la erradicación de la pobreza, el punto principal y más conflictivo de todos pues trata de presentar a la economía verde como el nuevo paradigma del desarrollo sostenible. En cuarto lugar nos encontramos con la definición del marco institucional para el desarrollo sostenible y finalmente la quinta y ultima parte del documento de negociación está dedicada al marco de acción y seguimiento, con propuestas de acuerdo en torno a temas como la seguridad alimentaria, agua, energía, cambio climático, bosques y biodiversidad, educación o igualdad de genero.

G77+China

Dentro de la política de bloques inherente a unas negociaciones en el marco de Naciones Unidas podemos observar dos grupos principales, la Unión Europea por un lado, y el G77 junto a China por otro lado. El G77 es un grupo muy heterogéneo de países del Sur, es decir, de los países llamados del Tercer Mundo o en desarrollo, que cuenta con diversos bloques en su interior, como el del ALBA, el Grupo Africano, Grupo de los Estados Insulares o el Grupo Árabe. Asimismo cuenta con potencias emergentes de los BRICS como Brasil o India.

El G77, presidido en 2011 por Cristina Fernández de Kirchner en representación de Argentina, y desde 2012 con Argelia como coordinador, se presenta en Río con un documento propio de consenso como base para la negociación.

El documento del G77+China propone un nuevo orden económico mundial basado en los principios de equidad, soberanía, intereses comunes, interdependencia y cooperación entre los estados. Plantea además una nueva arquitectura financiera internacional mediante la reforma expedita y ambiciosa de las instituciones creadas por los acuerdos de Bretton Woods (es decir, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional), cambiando sus estructuras de gobierno y su déficit democrático en el marco de una plena y justa representación de los países en vías de desarrollo, promoviendo la provisión de recursos financieros y transferencia tecnológica a los países en vías de desarrollo sin condicionalidades.

Asimismo, se pide el reconocimiento y respeto a los diferentes modelos de desarrollo afirmando que las estrategias de crecimiento económico basadas en el mercado son insuficientes y no garantizan ni aseguran un crecimiento económico equitativo ni resuelven los problemas de pobreza, salud, educación, empleo pleno, reducción de inequidades y promoción del desarrollo social y la inclusión.

También se propone un cambio en los patrones de producción y consumo, denunciando que los recursos naturales son limitados y que los países desarrollados han hecho un uso excesivo de ellos. A partir de ahí se reconoce la importancia del agua como Derecho Humano o la seguridad alimentaria, y se demanda un desarrollo sostenible con un enfoque holístico y en armonía con la naturaleza, propuesta que parte del Estado Plurinacional de Bolivia. Esta demanda además ha sido recogida en el Borrador Cero oficial, cuyo párrafo 33 dice textualmente: «Somos conscientes de que el planeta Tierra y su ecosistema son nuestra casa y que Madre Tierra es una expresión común en una serie de países y regiones. Estamos convencidos de que con el fin de lograr un equilibrio justo entre el económico, las necesidades sociales y el medio ambiente de presentes y futuras generaciones, es necesario promover la armonía con naturaleza».

En la misma línea, uno de los objetivos en Río+20 por parte de Bolivia y del ALBA será el de recoger las propuestas de la Conferencia Mundial de los Pueblos Sobre Cambio Climático y Derechos de la Madre Tierra realizado en Tiquipaya (Bolivia) y plantear una propuesta de Derechos de la Madre Tierra.

Unión Europea

Frente a estas propuestas, la posición de la Unión Europea es contundente y fiel reflejo del modelo neoliberal en el que está instalada. La UE conceptualiza a la naturaleza como “capital natural”, como “stock de recursos naturales” regulables a través del mercado. Es decir, estaríamos ante una segunda fase del neoliberalismo, una fase más avanzada en la que después de haber hecho retroceder al Estado, cuando no desaparecer totalmente privatizando los sectores estratégicos bajo control estatal, se le ordena al Estado que cree mercados donde hasta ahora no existían. Ya no es suficiente además con generar plusvalía vendiendo la madera de los bosques, sino que además se crea un nuevo mercado en el que lo que se vende es la capacidad de absorción de dióxido de carbono de esos mismos bosques. A partir de ahí se abre la vía para la financiarización de la naturaleza, para especular y crear nuevos mercados inmateriales.

La Unión Europea plantea entonces un paquete de metas e indicadores enfocados en el medio ambiente, y con la excusa de la reducción de emisiones y la eficiencia en el uso de recursos naturales, deja de lado las necesidades sociales y económicas de los países en desarrollo.

Pensando el mañana

Son numerosos los temas a desarrollar en Río+20 y cada uno de ellos exigiría de decenas de páginas para profundizar, pero finalmente el reto de Río+20 será el de cómo construir una visión del desarrollo no basada en el capitalismo, que salga de los parámetros de crecimiento capitalista. Como lograr un desarrollo integral, complementario y solidario basado en la complementariedad de los derechos de los pueblos a su desarrollo, de los derechos de los pueblos a superar la pobreza causada por el capitalismo y el colonialismo, y de los derechos de la Madre Tierra. Además, estos derechos deberían ser realizados de manera integral, interdependiente, complementaria y en apoyo mutuo. Es decir, un derecho no puede realizarse sin los otros y un derecho no puede estar sobre los otros. Se trata de derechos interdependientes, cuya plena consolidación requiere una interacción complementaria entre ellos.

En cualquier caso no hay duda que estamos viviendo (y sufriendo) los limites de un modelo civilizatorio insostenible. Los pueblos del Sur han recuperado su dignidad y el Norte ya no puede seguir creciendo a costa de su explotación. Además Ama Lurra, la Pachamama, ya nos está demostrando que no se la puede seguir explotando indefinida e incontroladamente como se ha hecho hasta ahora. Estamos viendo por tanto los límites planetarios del sistema de acumulación capitalista en toda su crudeza. En ese sentido Río+20 es una ocasión histórica para poner sobre la mesa debates necesarios y tratar de llegar a consensos en la búsqueda de soluciones.

En definitiva, y retomando las palabras finales de Fidel en su discurso en el plenario de la Cumbre de la Tierra de 1992: «Cesen los egoísmos, cesen los hegemonismos, cesen la insensibilidad, la irresponsabilidad y el engaño. Mañana será demasiado tarde para hacer lo que debimos haber hecho hace mucho tiempo».

– Katu Arkonada se encuentra en Río de Janeiro formando parte del equipo negociador del Estado Plurinacional de Bolivia