El Banco del Vaticano y el lavado de dinero
El Consejo de Supervisión de la entidad bancaria explicó que había tomado la medida por el bajo rendimiento del ejecutivo, aunque la investigación de la Fiscalía de Roma inquietaba al Vaticano. Tedeschi no quiso hacer declaraciones.
Mark Twain caracterizó al banquero como un señor que presta su paraguas cuando hay sol y lo exige cuando llueve. Ayer la parábola se invirtió cuando el italiano Ettore Gotti Tedeschi, presidente del Instituto para las Obras de Religión (IOR), conocido como el Banco del Vaticano, fue destituido de su cargo por “no haber desarrollado funciones de primera importancia para su cargo”, según informó en un comunicado la Santa Sede.
El despido fue ratificado durante la sesión ordinaria que celebró el Consejo de Supervisión, donde se decidió echar a Gotti Tedeschi, que está siendo investigado por la Fiscalía de Roma por supuestas transgresiones de las normas contra el lavado de dinero. “Tras una deliberación, el Consejo de Supervisión aprobó por unanimidad un voto de censura contra el presidente”, agregó el documento difundido por la oficina de prensa del Vaticano. El status del banco le quitaba el sueño desde hace algún tiempo al Consejo de Supervisión del IOR.
“Con el paso del tiempo, esa gestión ha desatado una progresiva preocupación y a pesar de las repetidas comunicaciones hechas en ese sentido al profesor Gotti Tedeschi, la situación ha continuado deteriorándose”, señaló el Vaticano. Por el momento se desconoce cuáles son esas “funciones de primera importancia” que no realizó el economista, presidente del Santander Consumer Bank, filial italiana del Banco de Santander, que fue nombrado presidente del IOR el 23 de septiembre de 2009. Gotti Tedeschi eligió no hacer mayores comentarios sobre su destitución, ya que, de otra manera, “sólo diría palabras feas”. Según la Santa Sede, los miembros del Consejo de Supervisión del IOR están entristecidos por los acontecimientos que llevaron al voto de censura, pero consideran que esa acción es importante para mantener la vitalidad del instituto.
Asimismo, el Vaticano destacó que el IOR mira hacia adelante y ya busca a un nuevo presidente que ayude a recuperar “relaciones más eficaces entre ese organismo y la comunidad financiera, basadas en el mutuo respeto de los estándares bancarios internacionalmente aceptados”. Sin tiempo para el duelo, la comisión cardenalicia de vigilancia del IOR, que preside el cardenal secretario de Estado, Tarcisio Bertone, mantendrá una reunión hoy para analizar la decisión del consejo y decidir los pasos a seguir. Gotti Tedeschi es investigado por la Fiscalía de Roma, desde septiembre del año pasado, por supuesta violación de las normas sobre la prevención del blanqueo de dinero.
Pero Gotti Tedeschi no es el único investigado. El director general del IOR, Paolo Cipriani, también se encuentra en la mira de la Justicia. La Fiscalía romana anda tras los pasos de dos operaciones bancarias que preveían la transferencia de 20 millones de euros a la JP Morgan de Francfort, Alemania, y de otras tres entidades a la Banca del Fucino. Según los investigadores, estos dirigentes del IOR no facilitaron la información necesaria impuesta por la normativa contra el blanqueo de capitales. Los responsables del Banco del Vaticano, según la Fiscalía, no indicaron las generalidades referentes a los sujetos por cuenta de quien ejecutaban las operaciones y omitieron facilitar informaciones sobre el objetivo y la naturaleza de las mismas.
Gotti Tedeschi aseguró entonces que el error de procedimiento fue usado para atacar al IOR, y al Vaticano en particular, y aseguró que las operaciones financieras son transparentes y no hay nada que esconder, ya que se trata de un traspaso de fondos del propio IOR. El banco, con sede en la Ciudad del Vaticano, fue fundado por Pio XII en 1942 y tiene personería jurídica propia. El IOR se vio salpicado, a principios de la década de los ochenta, cuando estalló en sus manos el escándalo por la quiebra del Banco Ambrosiano de Roberto Calvi, a quien se encontró ahorcado bajo un puente de Londres en 1982.
A su vez, la bancarrota originó la quiebra de una treintena de empresas, y si bien el Vaticano siempre rechazó cualquier responsabilidad en ese entuerto, sí admitió su incumbencia moral y decidió pagar 241 millones de dólares a los acreedores de la entidad. El IOR fue reformado en 1989 finalmente por Juan Pablo II. Actualmente cuenta con un patrimonio de 5000 millones de euros y 33.000 titulares de depósitos, en su mayoría italianos, polacos, franceses, españoles y alemanes, según datos divulgados por el organismo del Consejo de Europa, que verifica si se debe admitir al IOR en la lista de institutos de transparencia financiera, citados por la prensa italiana.
En medio de los rumores que sacuden a la institución financiera, el papa Benedicto XVI afirmó ayer que el alejamiento de Dios es el corazón de la crisis que hiere a Europa, crisis espiritual y moral a la vez.