Gran Bretaña amplía su base militar en Malvinas

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Alberto F. Cordelli

 

La construcción del puerto militar de aguas profundas en Puerto Argentino en Malvinas, es una obra que ampliaría la capacidad militar británica en el Atlántico Sur. Esta base militar dotaría a los usurpadores británicos y por ende a la OTAN, de una excelente base de operaciones para el control de los océanos Atlántico Sur, Pacífico Sur e Índico y proyección y control del continente  antártico.

Con Oliverio Cromwell y las “Actas de Navegación” Inglaterra definió su estrategia de expansión colonial con centro en el mar. Desde entonces, Inglaterra se ocupó de dominar las vías navegables del comercio marítimo y de la guerra, y aquellos asentamientos (islas y puertos) que le garantizaban ese control. Este lineamiento estratégico también fue adoptado por EEUU.

De acuerdo a esa estrategia marítima de expansión colonial, la importancia del dominio de las Islas Malvinas fue definida por Inglaterra a mediados del siglo XVIII (1750) cuando las consideró fundamentales para “la paz y el comercio” pero por sobre todo para la guerra.

Inglaterra ocupó en enero de 1833 las Islas Malvinas. Por entonces la Confederación Argentina se limitó al reclamo diplomático. Ese mismo año, el Almirante Guillermo Brown propuso organizar una escuadra y desalojar a los británicos de las Islas pero su propuesta no fue tenida en cuenta.

La primera ocupación colonial británica de Malvinas se prolongó de enero de 1833 hasta el 2 de abril de 1982, cuando Argentina recuperó el ejercicio pleno de la soberanía sobre esos territorios y mares desalojando a las autoridades y tropas coloniales. El 14 de junio de 1982 con la derrota argentina en la Batalla por Malvinas, dio comienzo a la segunda ocupación colonial de Malvinas de parte del Reino Unido.

Con las islas Malvinas bajo el dominio británico, Inglaterra tiene las condiciones para el control del paso interoceánico Atlántico Sur-Pacífico Sur y Atlántico Sur-Índico (ver mapa). También para el dominio del litoral marítimo argentino y proyectar su poder hacia el estuario del Río de la Plata y de este a los ríos interiores argentinos la llamada “Hidrovía”.

En 1845, Inglaterra y Francia pretendieron imponer su control en nuestros ríos y se libró contra ellas la Guerra del Paraná entre los años 1845 y 1850, con los combates de la Vuelta de Obligado, segundo Combate de San Lorenzo, Tonelero y Punta Quebracho que dieron la victoria a la Argentina y el reconocimiento de nuestra soberanía de parte de Inglaterra y Francia.

En situación de guerra mundial, el pasaje del Atlántico Sur-Pacífico Sur es el más importante a nivel mundial, único paso mundial disponible los 365 días del año, por el que podrían navegar los buques de guerra y los grandes buques logísticos tanto petroleros como portacontenedores.

Los canales de Suez y de Panamá, construidos por el hombre, pueden ser fácilmente dejados fuera de servicio mediante armas convencionales o encallando buques en sus cursos. En marzo de 2021, por ejemplo, el Canal de Suez quedó fuera de operaciones cuando el buque portacontenedor Ever Given de 400 metros de eslora (largo), 59 metros de manga (ancho) y 15,7 metros de calado, bloqueó en ambos sentidos el canal interrumpiendo sus operaciones durante seis días.

Colonizar

Gran Bretaña, en diciembre de 2012, anunció que un área de 437.000 km² en el Territorio Antártico Argentino que aspira a colonizar el Reino Unido, había sido denominada Queen Elizabeth Land en homenaje a la reina. Su extensión es casi la misma que la del territorio del Reino Unido en Europa. Las llamadas Tierras de la Reina Isabel abarcan la totalidad del Sector Antártico Argentino y parte del Sector Antártico Chileno.

También ofreció a Chile integrarse a la Comunidad Británica Antártica. Es justo considerar que la jugada de Piñera de reclamar soberanía sobre una porción de la Plataforma Continental Argentina en el Sur, no está al margen de esta oferta. También puede considerarse que resulta funcional a la estrategia de la OTAN para el paso interoceánico Atlántico Sur-Pacífico Sur.

Alemania, país miembro de la OTAN, utiliza para el traslado de sus científicos a la Antártida vuelos de Lufthansa que aterrizan en la base militar de Monte Agradable (Mount Pleasant). Por ello no debe descartarse que no solo ingleses y yanquis estén detrás de la jugada del todavía presidente de Chile, Piñera. Alemania siempre tuvo mucho peso en Chile, en especial en el sur chileno.

Deberá verse qué capacidad tendrá el presidente electo Gabriel Boric para tratar estas cuestiones conflictivas con Argentina, dado el peso del pinochetismo en las fuerzas armadas chilenas. Pinochet fue un activo colaborador con el Reino Unido contra la Argentina, durante la guerra por las Malvinas.

Las grandes potencias en el Atlántico Sur

Posicionarse en el Atlántico Sur es de interés de todas las potencias imperialistas. En diciembre de 2021, Vladimir Putin apuró la aprobación, en la cámara de diputados y en la de senadores de su país, de un acuerdo en materia espacial, el llamado “Protocolo entre el Gobierno de la República Argentina y el Gobierno de la Federación de Rusia sobre Cooperación en el Campo de la Exploración y la Utilización del Espacio Ultraterrestre con Fines Pacíficos”.

El acuerdo se firmó el 8 de octubre de 2019, durante el gobierno de Mauricio Macri, pero se publicó el 4 de diciembre de 2020 en el Boletín Oficial, en el ítem “Tratados y Convenios Internacionales”. En su publicación, se indicó que no requirió de aprobación parlamentaria para su entrada en vigor.

Para Rusia, la aprobación del tratado “prevé que sirva para implementar los proyectos conjuntos ya planeados para desplegar en la Argentina estaciones terrestres del sistema de posicionamiento global Glonass (la tecnología que usan los GPS rusos) y una instalación óptico-electrónica de alerta sobre situaciones peligrosas en el espacio circunterrestre”. También, se incluye en el plan “proporcionar servicios de lanzamiento y colaborar en la creación de equipos espaciales”.

Esta base tendría características similares a la Base Militar China en Neuquén. Tras hacerse público este Acuerdo, EEUU envió al Almirante Craig Faller, un duro entonces jefe del Comando Sur, opositor acérrimo a la influencia de China y Rusia en la Latinoamérica y especialmente en Argentina.

Meses después, el presidente Biden designó como Jefa del Comando Sur a la Generala Laura Richardson, jefa militar del ala dura del Pentágono. Ella sostiene que el problema militar de EEUU en relación a América Latina es poner coto a la creciente influencia de China y Rusia en la región.

La IV Flota de EEUU tiene su zona de operaciones en el Caribe y en el Atlántico Sur. La flota depende del Comando Sur bajo el mando de la generala Richardson. Argentina, durante el gobierno de Macri y siendo embajador Martín Lousteau en EEUU, firmó un Acuerdo con la Guardia Nacional del Estado de Georgia en EEUU, Estado que es un gran proveedor de armamento a las fuerzas armadas de EEUU. Por ese Acuerdo, el Comando Sur pasó a tener injerencia en las fuerzas de seguridad y fuerzas armadas argentinas.

*Publicado en elextremosur.com