El FMI y Lasso acuerdan la receta para Ecuador
Juan Manuel Boccacci
El FMI acaba de darle un nuevo respaldo a las políticas neoliberales de Ecuador. El gobierno de Guillermo Lasso anunció un principio de acuerdo con el organismo para la llegada de 1.500 millones de dólares hasta fin de año. Un monto más que necesario para un país con una crisis económica que estalló hace dos años, durante el gobierno del expresidente Lenín Moreno.
Lasso habla de recomponer la economía ecuatoriana apelando al libreto neoliberal conocido: apertura de la economía, recorte del gasto público y reforma tributaria. Para llevarlo adelante deberá negociar con un Asamblea muy fragmentada, donde su partido apenas si suma una docena de bancas. Si no lo apoyan, ya dijo que apelará a la consulta popular. Y sabe que tiene las de ganar: viene llevando adelante una exitosa campaña de vacunación contra el coronavirus.
Colchón de vacunas
El dinero que llegará desde el FMI forma parte de un acuerdo previo que el organismo había firmado con Moreno en 2020 por 6.500 millones de dólares. La llegada de nuevos desembolsos dependía del cumplimiento de las metas (y exigencias) que hizo el Fondo, algo que conocemos muy bien en Argentina.
En ese sentido, Lasso fue claro: “Nos pidieron aumentar la recaudación fiscal en un 0,7 por ciento del PBI a partir del 2022”, señaló el presidente. Esto a pesar de que el país viene mostrando mejoras en sus números, tras haber levantado gradualmente las restricciones por la pandemia: el FMI prevé que la economía se expandirá un 2,7 por ciento en 2021 y un 3,5 por ciento en 2022.
El panorama que plantean Fondo y gobierno se basa en lograr ingresos a partir de inversión extranjera. En este sentido, el gabinete de Lasso y la prensa afín pusieron como ejemplo exitoso de un mix entre público y privado, a la campaña de vacunación.
La promesa del entonces candidato había sido “nueve millones de vacunas en los primeros 100 días”. El laboratorio estadounidense Pfizer perfilaba como vedette para lograr ese objetivo. Sin embargo, la realidad obligó a recalcular. El gobierno tocó la puerta de China y así logró la llegada de millones de vacunas Sinovac.
Lasso asumió el 24 de mayo. Hasta ese día se había vacunado con al menos una dosis a solo 1.400.000 personas. De allí en adelante, y especialmente desde junio de este año, la campaña de vacunación no paró de crecer. El gobierno alcanzó el objetivo que se había propuesto.
Al día 11 de septiembre lleva aplicadas 12 millones de vacunas Sinovac, casi seis millones de Pfizer y dos millones de Astrazenca. La coordinación con el sector privado incluyó vacunar a los empleados, sus familias y aún a proveedores, dentro de las empresas; otorgar descuentos en productos a cambio de vacunas; y traslados gratuitos hasta los centros de salud; solo por citar algunos ejemplos.
Desregulación y apertura financiera
Pero cumplir con las metas del FMI y el plan con que Lasso llegó al poder, también tiene un costado menos luminoso. El presidente planteó la necesidad de una reforma tributaria y de reducir el gasto público. De la primera se sabe muy poco. El eslogan con el que salieron a darle impulso a esta iniciativa es un impuesto a los sectores más ricos del país. “Que el costo de la pandemia recaiga sobre aquellos que más tenemos en el Ecuador”, sostuvo el mandatario.
El tributo se focalizará en el cuatro por ciento de la población más pudiente. “El resto no va a sufrir ningún impacto en materia de impuestos, ni por incremento de tasas, ni por la creación de nuevos tributos”, sostuvo Lasso. Lo demás detalles, siguen sin conocerse.
La otra pata, la reducción del gasto, tiene como bandera el impulso a la inversión privada. Para esto el exbanquero planteó un programa de desregulación y apertura comercial muy ambicioso. El primer paso lo dieron el 21 de junio pasado, cuando el embajador de Ecuador en Estados Unidos firmó el reingreso del país al Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI) del Banco Mundial.
Para el sociólogo económico Andrés Chiriboga es un claro retroceso, ya que el país había logrado salir de este espacio en 2009. “Bajo este tipo de instancias regulatorias el Estado pierde siempre. En el mejor de los casos, no paga indemnizaciones, pero ganar, nunca. Lo que se busca con esto es inclinar la cancha a favor de los privados”, sostuvo el académico.
El ingreso al CIADI fue la antesala del otro gran objetivo del mandatario: ingresar a la Alianza del Pacífico, un bloque regional que componen Chile, Perú, Colombia y México. Para Pablo Iturralde, Director del Centro de Derechos Económicos y Sociales (CDES), un grupo de estudio ligado al correísmo, estas medidas benefician al sector financiero.
“Se impulsa una rama vinculada con el ingreso de divisas por agroexportación, el sector importador y petrolero, todos vinculados al mercado externo. Los campesinos, que venden puertas adentro, están siendo sofocados económicamente”, indicó el académico. En este sentido Chiriboga señaló que Lasso se está ganando un enemigo importante. “En la campaña había dicho que iba a dar créditos al agro, algo que no está cumpliendo. El gobierno no está tomando el camino de inyectar con recursos a la población”, sostuvo el sociólogo económico.
Un límite en la Asamblea
Una de las principales fuentes de recursos de Ecuador pasa por la exportación de petróleo. La pandemia representó una dura caída en este sentido. En 2019 las exportaciones llegaron a 8.680 millones de dólares, en tanto que en 2020 se retrajeron a 5.250 millones de dólares. Los números mostraron un alza durante el período enero/mayo de 2021: 3.450 millones de dólares.
De la mano de esta recomposición, Lasso prometió duplicar la producción durante los próximos cuatro años, a partir de alianzas con privados. Para Chiriboga el plan pasa por privatizar la empresa estatal, Petroecuador. “A través de un decreto de liberación de capitales en las empresas públicas, prepara el terreno privatizarla”, indicó el académico.
La principal traba que tiene Lasso para avanzar con más medidas de este tipo está en la Asamblea. En la primera vuelta de las presidenciales de este año, que definían las bancas legislativas, su fuerza sacó tan solo el 19,7 por ciento de los votos, con lo que obtuvo 12 asambleístas. Las fuerzas que quedaron mejor paradas fueron el correísmo, que bajo el Frente UNES logró 49 bancas, y el partido indigenista Pachakutik, con 27. Este contexto obliga al exbanquero a mostrar su faz negociadora.
Sin embargo ya adelantó que si el legislativo no aprueba sus proyectos avanzará por otro camino. “Si los asambleístas no son sensibles a la realidad del país, tendremos que ir a una consulta popular para que el pueblo dirima en las urnas su futuro”, sostuvo el mandatario.
El plan ya está en marcha. Funcionarios del gobierno están proponiendo que una de las preguntas a la población sea si la dolarización debe o no incluirse en la Constitución del país. Para Iturralde esa pregunta funcionará como anzuelo para poner otras más polémicas, detrás de un “sí” que lo englobe todo. “Los únicos dos consensos que existen en Ecuador son el apoyo a la tricolor (la selección de fútbol) y a la dolarización.
Van a preguntar una obviedad para poder lograr el respaldo en toda la consulta”, sostuvo el director del CDES. Lo cierto es que el viento de cola del exitoso plan de vacunación puede servirle de impulso. El apoyo político y económico del FMI, también. Quedará por verse como responde una oposición muy divida, otro elemento que puede jugar en favor de Lasso.