Las dudas de organismos internacionales preocupan más que las certezas del mundo económico

Eduardo Camín

Xinhua - Martín Zabala
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El 30 de julio, los dirigentes de las principales instituciones de la globalización – el Fondo Monetario Internacional, el Grupo Banco Mundial, la Organización Mundial de la Salud y la Organización Mundial del Comercio- pusieron en marcha un nuevo sitio web que funcionará como plataforma de información sobre el acceso a vacunas, productos terapéuticos y medios de diagnóstico para la Covid-19, así como sobre las actividades llevadas a cabo por las organizaciones para hacer frente a la pandemia.

El sitio web es una iniciativa del Grupo de Trabajo sobre Vacunas, Terapéuticas y Diagnósticos Covid-19 para países en desarrollo, que se creó para identificar y resolver los impedimentos a la producción y entrega de vacunas. El sitio proporciona una serie de datos sobre las tasas de vacunación y la compra y entrega de vacunas, diagnósticos y terapias desglosados por país, región y nivel de ingresos. Una sección de recursos dirige a los usuarios a las actividades e iniciativas de las cuatro agencias internacionales en asuntos relacionados con la pandemia.

Para conmemorar el lanzamiento, los cuatro jefes de la agencia – Kristalina Georgieva (FMI), David Malpass (Banco Mundial), Tedros Adhanom Ghebreyesus (OMS) y  Ngozi Okonjo-Iweala (OMC) – emitieron una declaración conjunta en la que reiteran  la urgencia de proporcionar acceso a las vacunas, pruebas y tratamientos de Covid-19 a personas de todo el mundo en desarrollo.

La declaración conjunta de los organismos internacionales olvida que  la organización actual de la economía mundial conduce a una permanente fuga hacia delante en la regresión social, y anuncia un aumento universal de las desigualdades, ante la certeza que, incluso para alcanzar una tasa de crecimiento de penas el 3 % de la economía mundial, habrá que ‘flexibilizar’ todavía más el trabajo y globalizar todavía más la economía.

Señalan que en el ámbito de las vacunas, una limitación clave es la aguda y alarmante escasez en el suministro de dosis a los países de ingresos bajos y medianos bajos, especialmente para el resto de 2021 y hacen un llamado a los países con programas avanzados de vacunación contra Covid-19 para que liberen lo antes posible la mayor cantidad posible de sus dosis y opciones de vacuna contratadas a COVAX, AVAT y países de ingresos bajos y medios bajos.

Los cuatro jefes de organismos multilaterales señalaron su preocupación porque los calendarios de entrega de vacunas y los contratos para COVAX, AVAT y los países de ingresos bajos y medianos bajos se retrasen o sean demasiado lentos: “Se ha entregado menos del 5% de las dosis de vacunas que fueron pre-compradas por o para países de bajos ingresos. Nuestro objetivo común es que al menos el 40 % de las personas de los países de ingresos bajos y medianos bajos se vacunen a fines de 2021”.

Estimaron, asimismo, que menos del 20% de las vacunas necesarias están programadas actualmente para su entrega a estos países, ya sea a través de COVAX, AVAT o acuerdos bilaterales y acuerdos de reparto de dosis e instaron a los fabricantes de vacunas Covid-19 a redoblar sus esfuerzos para aumentar la producción de vacunas específicamente para estos países, y para garantizar que el suministro de dosis a COVAX y a los países de ingresos bajos y medios bajos tenga prioridad sobre la promoción de refuerzos y otras actividades.

Exigieron  a los gobiernos que reduzcan o eliminen las barreras a la exportación de vacunas y todos los materiales involucrados en su producción y despliegue, tras subrayar la necesidad urgente de que todas las partes aborden los cuellos de botella de la cadena de suministro y el comercio de vacunas, pruebas y terapias, así como todos los materiales involucrados en su producción y despliegue.

De acuerdo con la propuesta de 50 mil millones de dólares del personal técnico del FMI para poner fin a la pandemia, y en línea con las prioridades establecidas por la OMS, la OMC, el FMI y el Grupo del Banco Mundial, se necesitan más de 35 mil millones de dólares en donaciones, de las que sólo se ha financiado un tercio hasta la fecha.

Los jefes de los organismo acogieron con beneplácito el reciente anuncio de COVAX y el Banco Mundial de acelerar el suministro de vacunas para los países en desarrollo mediante un nuevo mecanismo de financiación y la asociación entre el Banco Mundial y AVAT, señalando que el financiamiento del Banco Mundial ya está disponible para apoyar la compra y el despliegue de dosis aseguradas tanto por AVAT como por COVAX.

Y resaltaron que es fundamental mejorar la claridad y la transparencia en torno a la evolución del mercado de vacunas, los volúmenes de producción esperados, los calendarios de entrega y las opciones de pre-compra.

La globalización, sus organismos y sus contradicciones 

La economía mundial está formada hoy en día por una retícula compleja de capitales que determinan las llamadas “cadenas de valor globales”. Este término designa el reparto de los diferentes segmentos de la actividad productiva entre varios países, desde el diseño hasta la producción y la entrega al consumidor final, en el cual los organismos convocantes de esta declaración juegan un rol sustancial.

Esto significa que hemos pasado de una internacionalización a una globalización del capital, que da lugar a una organización de la producción basada en la combinación de varios países. La imagen de la economía mundial ha dejado de ser tan solo la de una confrontación asimétrica entre países imperialistas y países dependientes y muestra una integración de segmentos de las economías nacionales bajo la égida de empresas multinacionales que crean un auténtico tejido que envuelve la economía global, salvo cuando se trata de proteger patentes.

Por lo tanto, el proceso inverso a la globalización viene de las propias contradicciones del capitalismo y lleva un tiempo gestándose, pero lo cierto es que esta crisis sanitaria ha sido un punto de inflexión. La pandemia no sólo ha provocado la trágica pérdida de vidas humanas y daños a la salud de las personas y a las comunidades, sino que también ha tenido consecuencias devastadoras en el mundo del trabajo.

Ha causado un aumento del desempleo, el subempleo y la inactividad; pérdidas de ingresos de los trabajadores y de las empresas, especialmente en los sectores más afectados; cierres y quiebras de empresas, en particular de microempresas y pequeñas y medianas empresas; interrupciones de las cadenas de suministro; informalidad e inseguridad laboral y de los ingresos; nuevos retos para la salud, la seguridad y los derechos laborales, y ha exacerbado la pobreza y las desigualdades económicas y sociales.

A pesar de los cantos de sirenas y de las recomendaciones de los organismos internacionales dirigidas a evitar el proteccionismo de las economías nacionales, cada vez son más las medidas en este sentido aplicadas por diferentes economías para proteger su comercio, algo que no surge a raíz de la pandemia.

Ya hace dos años, según datos del informe anual de 2019 de la Comisión Europea sobre barreras comerciales y de inversión, avalados por la OMC, se notificaron 45 nuevas barreras al comercio internacional, llegando así a contabilizarse 425 medidas restrictivas al libre comercio en 2018.

Es inevitable que la conmoción económica causada por la pandemia de Covid-19 invite a hacer comparaciones con la crisis financiera mundial de 2008-2009. Aunque algunos “especialistas-expertos en el capitalismo neoliberal”, sostienen que estas crisis son similares en ciertos aspectos, pero difieren mucho en otros. Al igual que en 2008-2009, los gobiernos también han intervenido a través de la política monetaria y fiscal para contrarrestar la recesión y proporcionar a empresas y hogares ayuda temporal a los ingresos, todos ellos a cuentagotas e insuficientes.

El propio Fondo Monetario Internacional (FMI), ya lo había advertido: la economía mundial sigue en una dinámica negativa, y en la caída nadie se salva, ni los países ricos ni los emergentes. No es el apocalipsis, pero se le parece bastante.

Sea como sea, lo cierto es que la economía mundial transcurre en el campo de batalla de la globalización capitalista, con más factores de incertidumbre, o al menos más relevantes, que los que había al empezar el año. Hasta ahora la maquinaria occidental sostenida por la tabla de billetes del Banco Central Europeo (BCE), a golpe de miles de millones de euros, navega en las aguas agitadas de la incertidumbre de las economías occidentales.

En cuanto a la solidaridad que declaman, por parte de los países desarrollados, ésta se genera en base de dar lo que le sobra. Por ejemplo, actualmente la UE ha decidido no vacunar más con Astra Zeneca, y su stock lo destinaría para los países en vías de desarrollo o emergentes, a través de los mecanismos ya mencionados, (AVAT – COVAX).

Ahora su apuesta es por sólo dos marcas de vacunas, pero esta decisión indirectamente ha generado un nuevo monopolio. Con la vacunación acelerada en la gran mayoría de países europeos y el aumento de la demanda de dosis para una posible revacunación o terceras dosis de refuerzo, las farmacéuticas han decidido aumentar el precio de sus productos. Así, tanto Pfizer como Moderna han decidido subir el coste de sus vacunas contra el coronavirus.

El precio de la vacuna de Pfizer era de 15,50 euros, pero en el último contrato firmado con Europa el 20 de mayo la farmacéutica Pfizer/BioNTech decidió encarecer el precio en más de un 25% al elevarlo a 19,50 euros. A pesar de que la compañía mejoró la producción y redujo costes, la decisión de encarecer el medicamento se debió al aumento de la demanda, por la falta de competencia en la Unión Europea al no renovar el contrato con AstraZeneca.

La declaración conjunta de los organismos internacionales olvida lo esencial: la organización actual de la economía mundial conduce, en efecto, a una permanente fuga hacia delante en la regresión social. Esto es por cierto lo que implican las previsiones citadas más arriba, que anuncian un aumento universal de las desigualdades.

Un mensaje que podemos resumir con estas palabras: si queremos un crecimiento más fuerte, debemos aceptar una mayor desigualdad. Y a la inversa. Incluso para alcanzar una tasa de crecimiento mediocre del 3 % de la economía mundial, habrá que ‘flexibilizar’ todavía más el trabajo y globalizar todavía más la economía. En eso están… Y si es con vacuna mejor.

*Periodista uruguayo acreditado en ONU-Ginebra.  Analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)