Reino Unido rechaza extraditar a Julian Assange a EEUU
Isabella Arria|
La jueza británica de distrito Vanessa Baraitser decidió no extraditar a Estados Unidos a Julian Assange, fundador de Wikileaks, quien se enfrentaría allí a hasta 175 años de prisión por cargos de espionaje. Baraitser consideró “demostrado” que el australiano de 49 años presenta riesgo de suicidio y podría quitarse la vida si es procesado en EEUU.
La Fiscalía ha confirmado que recurrirá el fallo, lo que podría alargar el caso durante meses e incluso años. La jueza británica decidirá este miércoles si concede la libertad condicional a Assange, tras escuchar los argumentos de la defensa, que sostiene que debe ser puesto en libertad, siempre bajo estrictas condiciones de control, mientras se resuelve el recurso de la Justicia estadounidense contra el dictamen que deniega su entrega a EEUU..
La sentencia recoge casos que han terminado en suicidio, como el ahorcamiento de Jeffrey Epstein, que se quitó la vida en la cárcel federal de Manhattan, conocida como el “Guantánamo de Nueva York” mientras esperaba un juicio por tráfico sexual de menores, el suicidio del amigo de Assange, Peter Tonoli, y el intento de suicidio de la exmilitar y analista de inteligencia del ejército de Estados Unidos Chelsea Manning, que acabó el pasado marzo hospitaliada.
“Otros han logrado suicidarse en los últimos años en las cárceles de la Agencia Federal de Prisiones” (por sus siglas en inglés, BOP). Jeffrey Epstein se suicidó en agosto de 2019. La Sra. Manning fue hospitalizada después de un intento de suicidio”, recoge la sentencia.
La decisión de la justicia británica significó un breve alivio, porque su extradición a Estados Unidos, podría tener graves consecuencias en el ejercicio de la libertad de prensa en el futuro.
Primero vino el silencio. Julián Assange, preso en una cárcel de alta seguridad en Gran Bretaña, aparecía en audiencias judiciales encerrado en una jaula de vidrio a prueba de balas y a nadie parecía llamarle demasiado la atención. Había revelado los secretos más oscuros de Estados Unidos y sus aliados asociado a los medios de comunicación más poderosos y prestigiosos de mundo y ahora esos medios callaban.
Mientras, Estados Unidos y Gran Bretaña disponían de la vida, la libertad, la salud y la reputación del publicador serial de verdades incómodas, devenido en terrorista de última generación. Solo, aislado y a la merced de sus enemigos, Assange enfrentaba una extradición a Estados Unidos que parecía ser un mero trámite, más o menos prolongado.
El analista Santiago O´Donnell, señaló que “pasaron cosas, empezando por la derrota electoral de Donald Trump”. El principal perseguidor del fundador de WikiLeaks e ideólogo de la acusación por la que Assange recibiría hasta 175 años de cárcel será reemplazado el 20 de enero en la Casa Blanca por Joe Biden, el dos veces vicepresidente de Barack Obama.
Y resulta que durante la presidencia de Obama el Fiscal General Eric Holder se negó a llevar adelante una acusación en contra de Assange porque, según su razonamiento, no podría acusarlo sin llevar a juicio también a sus socios editoriales en Estados Unidos empezando por el New York Times, y sin violar la primera enmienda constitucional estadounidense, que garantiza la libertad de expresión en ese país.
Las revelaciones de Wikileaks permitieron demostrar todo tipo de crímenes de guerra llevados a cabo por Estados Unidos: las torturas en la prisión iraquí de Abu Ghraib el asesinato en Bagdad de 11 civiles -entre ellos, dos reporteros de la agencia Reuters- por parte de militares estadounidenses que dispararon desde dos helicópteros. “No necesitas ser ningún especialista para ver que eso fueron crímenes de guerra”, señaló Nils Melzer, el relator de la ONU sobre torturas.
Nils Meltzer, relator de Naciones Unidas sobre torturas, señaló que Assange publicó pruebas de tortura sistemática. Pero en lugar de ser perseguidos los responsables de la tortura, se está persiguiendo a Assange. Segundo, él mismo ha sido maltratado hasta tal punto que ahora muestra síntomas de tortura psicológica. Y tercero, puede ser extraditado a un país que mantiene a las personas como él en condiciones de prisión que Amnistía Internacional ha calificado como de tortura, dijo.
Recuerda que tras las filtraciones de los documentos,, los gobiernos responsables de las violaciones se quedaron brevemente en estado de shock, pero luego hicieron girar el foco hacia Assange con acusaciones de violación, una maniobra clásica cuando se trata de manipular a la opinión pública e imponer imaginarios colectivos.
Los crímenes de guerra desapareces en la oscuridad y, en su lugar, Assange se convierte en el foco de atención y los medios hegemónicos cartelizados difundieron las “noticias” de que es un violador, un hacker, un espía, además de un narcisista. Así, los abusos y crímenes de guerra que descubrió parecieron desvanecerse en la oscuridad.
Obviamente, ninguno de los autores de estos crímenes de guerra ha sido juzgado ni condenado. En cambio Chelsea Manning, exanalista de inteligencia del Ejército estadounidense y la filtradora de todos los documentos a Assange, pasó varios años en la cárcel hasta que Barack Obama la indultó en 2017 poco antes de abandonar la Casa Blanca. Había sido condenada a 35 años entre rejas.
En el caso de ser extraditado, el australiano Assange, de casi 50 años, se enfrentaría a penas de 175 años de cárcel por 17 acusaciones bajo la ley de espionaje de Estados Unidos. La norma, aprobada en 1917 durante la primera guerra mundial, ha sido objeto de polémica e impugnada varias veces en los tribunales a lo largo del último siglo.
A Assange se le acusa de solicitar y recibir información clasificada, una práctica que rutinaria para no pocos periodistas de investigación. En el caso de que fuese condenado por espionaje, algunos de los periodistas más prestigiosos del mundo consideran que podría ser la antesala de otras condenas a reporteros que publican material sensible., sobre todo para el gobierno estadounidense, autor intelectual y material de crímenes de guerra.
Assange y los medios
Cuando Wikileaks obtuvo los documentos confidenciales, Assange decidió trabajar con medios de distintos países para publicar el material que le había conseguido Manning. Acudió primero a The Guardian, que propuso compartir la filtración con The New York Times y Der Spiegel ante el gran volumen de información que debía manejarse. Para una posterior filtración Assange contó también con Le Monde y El País.
Su abogada recuerda que, si al australiano se le procesa por recibir y publicar información clasificada, también estos medios deberían ser juzgados por los mismos hechos. “Recibir y publicar información no te convierte en un espía”, opinó.
Tanto Bill Keller, exdirector del Times, como Alan Rusbridger, otrora director de The Guardian, creen que juzgarle por espionaje en EE.UU. puede tener consecuencias nefastas para la libertad de prensa en todo el mundo. “Me sorprende que tanta gente no vea que este caso tiene implicaciones preocupantes para todos los periodistas”, señaló Rusbridger
Nunca fue juzgada, tampoco, la compañía española U.C Global que, cooptada por la CIA estadounidense, espió a Assange en la sede de la embajada de Ecuador en Londres, donde Assange estuvo durante casi ocho años tras pedir asilo al país sudamericano. La empresa había sido contratada por la embajada, pero su director, David Morales, vendió sus servicios a la CIA, aseguraron tres extrabajadores de la empresa ante la Audiencia Nacional española, en calidad de testigos protegidos.
* Periodista chilena residenciada en Europa, analista asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)