Síndrome Guaidó

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Jesús A. Rondón|

En la narrativa sobre las mafias siempre encontramos que una de las claves que contribuye al éxito de los negocios ilegales, es que no hay que consumir la mercancía. Es así como, por ejemplo, un traficante de drogas es más próspero, si no las usa. Donald Trump, un hombre que ha actuado tanto en los negocios, como en la política como un bravucón, parece no seguir esta vieja conseja.

Luego que su nefasta administración promoviera la autoproclamación como forma de “rescatar la democracias”, hoy parece experimentar los síntomas del Síndrome Guaidó.

En psicología los síndromes se refieren a un conjunto de síntomas que dan cuenta de una patología específica. Estableciendo una analogía en el campo de la política, decimos entonces que un síndrome es un conjunto de rasgos, que dan cuenta de una anomalía en un sistema político. Los síndromes son nombrados a propósito de ciertos eventos que no tienen que ser ciertos o célebres, pero que reflejan lo típico de la patología, o la anomalía en caso de lo que tratamos.

El síndrome del que hablamos se caracteriza por una negación sistemática de la realidad política en la cual se vive, por lo tanto se asume una posición ilusoria, desde la cual se buscar forzar a los demás actores políticos y a la institucionalidad del sistema político, para lo cual se recurre a una infinidad de mecanismos que van desde las amenazas, hasta los discursos delirantes. Le he nombrado a propósito de Juan Guaidó, un personaje venezolano para nada celebre, que gracias a una elaborada operación de “inteligencia” estadounidense, fue inducido a autoproclamarse presidente de Venezuela.

Las consecuencias para la oposición al chavismo han sido nefastas, pero aun así este síndrome fue inoculado en el sistema político boliviano, donde han tenido un éxito de corto plazo, que tristemente permitió el desmantelamiento de parte de los avances sociales, económicos y culturales encontrados bajo la presidencia de Evo Morales. Gracias a la fuerza política demostrada por el pueblo boliviano, hoy Luis Arce regresa a recuperar poco más de un año de retrocesos y la autoproclamada espera su turno para enfrentar a la justicia.

Hoy en medio del restringido, anacrónico y poco democrático sistema electoral estadounidense, solo por citar un referente: es una elección de segundo grado; Trump; no acepta los resultados presentados hasta ahora y ralentiza la transición para su sucesor.  Este comportamiento de Trump, puede ser una estrategia predefinida, lo debe llevarnos a preguntar ¿a que contribuye?, ¿Busca cambiar la correlación en los Colegios Electorales?.

Por lo pronto quince días después, no hay resultados oficiales, se da por cierto que Biden es presidente, y utilizando la jerga de los autoproclamados: está siendo reconocido por diversos gobiernos en el orbe y hasta por Twitter que estima hacer la entrega de las cuentas oficiales el próximo enero.