Poderes no santos: Lobbies y estrategias ultraconservadoras durante la pandemia
Nelly Luna Amancio-Ojo Público*
Hace unas semanas el argentino Alberto Savazzini, admirador del presidnte brasileño Jair Bolsonaro y líder de la organización Dios Es Amor (IDEA, una pequeña iglesia evangélica ubicada en la Ciudad de Buenos Aires, dijo: “Es muy probable que con esa vacuna (la que se está desarrollando contra el Covid-19) nos quieran meter dentro del cuerpo un nanochip con geolocalización”.
La declaración de Savazzini expone uno de los puntos que los grupos religiosos más fundamentalistas de América Latina están impulsado durante la pandemia. Dicen que el coronavirus fue inventado en un laboratorio, que la vacuna que se está desarrollando será un instrumento de control para la humanidad y que esta crisis es el resultado de una larga serie de pecados. El miedo y la culpa usadas nuevamente para la propagación de un discurso negacionista.
Uno de los primeros rasgos de esta crisis sanitaria es la incertidumbre. Sin cura específica, con tratamientos clínicos experimentales, conocimiento progresivo sobre el virus, con unidades de cuidados intensivos colapsadas, miles de fallecidos y una galopante crisis económica para miles que se han quedado sin empleo por las medidas de aislamiento, decenas de organizaciones fundamentalistas han utilizado este contexto para impulsar medidas y acciones que incluso han puesto en riesgo la salud de las personas.
Sus líderes han cuestionado las medidas sanitarias e intentado boicotear derechos adquiridos, como el aborto legal, el matrimonio igualitario y la educación con enfoque de género. En ese camino se han encontrado de peligrosos aliados para la salud: los negacionistas y los movimientos antivacunas.
“Poderes no santos” es una investigación periodística liderada por OjoPúblico en Perú, Argentina, Brasil y México, en alianza con Agencia Pública y PopLabMx, que analiza precisamente las estrategias y lobbies que estas organizaciones políticas y religiosas ultraconservadoras están impulsando durante la crisis sanitaria.
Como parte de esta investigación, el equipo de reporteras construyó una base de datos preliminar de 298 acciones impulsadas, entre marzo y mayo, por 120 actores políticos y líderes religiosos de diferentes iglesias, cultos, partidos y organizaciones. El reporte registra las acciones en Perú, Argentina, Brasil y México y van desde recomendaciones antisanitarias, discursos contra derechos adquiridos, remedios falsos y argumentos sin evidencia científica que ponen en riesgo a sus seguidores, y iniciativas legales para recortar el acceso al aborto en países donde es legal.
Los reportajes de esta serie periodística detallan también que las medidas de aislamiento no han detenido el pago del diezmo. En todos los países los fieles deben continuar pagándola, aunque sus feligreses se hayan visto afectados por la cuarentena o perdido el empleo por estas medidas restrictivas.
La agenda que los une
No es el culto lo que une a las organizaciones más fundamentalistas de la región, sino la agenda. Detectados los primeros casos de coronavirus en América Latina, de manera simultánea, estas organizaciones religiosas y ultraconservadores rechazaron las cuarentenas obligatorias, difundieron teorías negacionistas sobre el coronavirus y apuntaron sus ataques contra la Organización Mundial de la Salud.
Varios de estos líderes religiosos y políticos, como los argentinos Fernando Secin (médico) y Gabriel Ballerini (miembro de la Junta Directiva de la Confederación Evangélica Bautista Argentina), incluso celebraron el retiro del financiamiento para esta entidad, anunciado por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
En Argentina, pero también en Perú y México, estas organizaciones han comenzado a establecer alianzas con otros actores, “que comparten su rechazo a la agenda de derechos de género. Entre ellos, un importante número de católicos. De a poco se ha ido abriendo un campo de batalla, que es transversal a toda la sociedad”, sostiene el sociólogo y antropólogo argentino especializado en culturas populares y religión Pablo Semán, en una entrevista con OjoPúblico. Una de las expresiones de esta coalición política está representada por plataformas interreligiosas como “Con mis hijos no te metas”.
Además de su agenda política, dos de las acciones promovidas por algunas de estas organizaciones pusieron en riesgo la salud de sus fieles. En Brasil y Perú, cuando los casos de Covid-19 aún no exponían las dolorosas cifras con los más de 30.000 y 4.000 muertos de estos días, un grupo de iglesias evangélicas continuó convocando a sus cultos masivos y recomendando a sus fieles a la fe como la única cura.
“No se preocupen por el coronavirus, porque esta es la táctica de Satanás”, llegó a decir el líder religioso Edir Macedo, cabeza de la iglesia Universal del Reino de Dios, organización investigada por lavado de dinero y fraude por más de US$ 765 millones recaudados de los diezmos de sus fieles.
No solo impulsaron la concentración masiva de personas, durante las siguientes semanas difundieron remedios falsos. “Te voy a ungir con alcohol en gel, con nardo puro y vas a estar listo para vencer al coronavirus”, decía Héctor Aníbal Giménez, fundador de la iglesia Cumbre Mundial de los Milagros y uno de los pastores evangélicos más conocidos de la Argentina.
En México, el diputado en Sonora por el Partido de Encuentro Social, organización política de centroderecha y fundada por el expastor evangélico Hugo Eric Flores Cervantes, llegó a decir que el Covid-19 “no es tan grave como lo anuncian” y “que se cura tomando té de canela en la mañana, el mediodía y en la noche”.
Más del 60% de las acciones y discursos analizados para este reportaje están relacionados a medidas para frenar el aborto legal durante la pandemia.
Al pastor Aníbal Giménez, el Ministerio Público Fiscal de la Ciudad de Buenos Aires le abrió una investigación por ofrecer un falso tratamiento para la enfermedad. Pero no siempre ocurre ello, aún cuando decenas de estos líderes administran medios de comunicación o dirigen espacios de radio con miles de seguidores. Pero la desinformación no solo ha llegado con estos grupos fundamentalistas, también con presidentes autodenominados progresistas.
En México, Andrés Manuel López Obrador, decía en marzo, cuando ya se habían identificado los primeros casos en este país: “Miren, lo del coronavirus, eso de que no se puede uno abrazar; hay que abrazarse, no pasa nada”. Durante las siguiente semanas, el líder de una extraña coalición que reúne al izquierdista Partido del Trabajo, Morena y el derechista Partido Encuentro Social, a continuó con sus viajes, aglutinando, abrazando y besando personas en sus presentaciones públicas. Al otro extremo, en Brasil, el presidente Jair Bolsonaro también subestimaba la pandemia.
Impulsan medidas antiderechos
Más del 60% de las acciones y discursos analizados para este reportaje están relacionados a las duras críticas y medidas legales que estos grupos religiosos y políticos han impulsado contra el aborto legal durante la pandemia. El cuestionamiento comenzó en México y Argentina, donde el aborto es legal en determinadas causales como violación y la salud de la madre, cuando las autoridades emitieron normas que definieron los servicios de interrupción legal del embarazo como esenciales.
“Los hospitales están cerrados, solo abiertos para urgencias y para abortar. El nivel de abortismo de este Gobierno es tal que pone el aborto como una urgencia en salud pública y esto en medio de una pandemia”, cuestionaba Gabriel Ballerini, líder del Frente NOS, una coalición política de derecha en Argentina. Esta y otras organizaciones buscaban que el gobierno de este país bloqueara los servicios clínicos de interrupción legal del embarazo.
En México, desde los primeros días de la cuarentena, ministros de diversos cultos señalaron que el nuevo coronavirus es un castigo por el aborto y por el matrimonio igualitario. “Hay otras cosas a las que deberíamos poner más atención como las posibles causas de esta pandemia, por ejemplo, el aborto”, difundió la Iglesia evangélica Bautista.
Pero esta es solo una de las más de 70 organizaciones que han estado impulsando activamente entre marzo y mayo de este año medidas y discursos contra derechos adquiridos. Pero el aborto legal en este país tiene como uno de sus férreos opositores a uno de los hombres más cercanos al presidente: Arturo Farela, líder de Confraternidad Nacional de Iglesias Cristianas Evangélicas (Confraternice), que agrupa alrededor de 7.000 iglesias en todo el país.
De acuerdo al análisis preliminar de la base de datos de este reportaje, en México los partidos PAN y Encuentro Social, son los más activos en estos últimos meses con lobbys para dar marcha atrás en el aborto y el matrimonio igualitario. Además, ambas organizaciones se han opuesto durante la emergencia en las cárceles a medidas de amnistía para las mujeres presas acusadas de abortos ilegales. Se estima que en los estados hay 880 de estos casos.
La situación es similar en Brasil. En marzo, el Hospital Pérola Byington en Sao Paulo suspendió el servicio legal de aborto. En este país, el aborto está permitido solo en casos de violación, riesgo de vida para la mujer y anencefalia del feto. Pérola Byington es el hospital de referencia, especialmente para ayudar a mujeres víctimas de violencia sexual que llegan desde diferentes partes el país.
Durante la pandemia, el Estado de Sao Paulo eligió a este centro médico que atiende pacientes externos del Servicio de Violencia Sexual y Aborto Legal para convertirlo en lugar de detección de Covid-19. Solo después de que la Oficina del Fiscal Público y la Oficina del Defensor Público acusaron a sus autoridades, el hospital dijo que suspendió la atención ambulatoria para “reducir la circulación de personas y prevenir el contagio”. Luego de la presión pública, el servicio se reanudó.
En Perú, donde solo el aborto terapéutico está normado y todas los demás formas de interrupción del embarazo están penalizadas, un grupo de organizaciones vinculadas a la plataforma Con mis hijos no te metas, cuestionó la publicación de una directiva sanitaria que garantizaba el acceso a la planificación familiar y la salud de la madre durante la pandemia. La norma establece que el personal médico podrá “valorar finalizar el embarazo, en cualquier momento, en caso que se encuentre en riesgo la vida de la gestante infectada por Covid-19”.
El rechazo contó con el apoyo de organizaciones de abogados ultraconservadores, medios de comunicación como Aciprensa y de Carlos Polo, director en América Latina del Population Research Institute, una organización autodenominada provida con sede en Estados Unidos.
Alianzas políticas
Aunque dentro de las organizaciones religiosas, la Iglesia Católica aún concentra los mayores porcentajes de fieles en la región, el avance de los grupos evangélicos ha sido más estratégico en sus alianzas con organizaciones políticas. El porcentaje más altos de seguidores evangélicos lo tiene Brasil, con un 26%; luego está Perú y Argentina, con 15% y 13% y, finalmente México, con 9%. Estas cifras, sin embargo, no dicen nada. En el país dirigido por López Obrador, la presencia y proximidad de la Confraternidad Nacional de Iglesias Cristianas Evangélicas ha alcanzado su punto más alto con este gobierno que ganó la elección tildándose de progresista.
En Argentina, las iglesias evangélicas son diversas. Pero una de las más conocidas es la Iglesia Universal del Reino de Dios, vinculada a su par brasileña liderada por Edir Macedo, pero según los expertos, no es la que más fieles alberga. La mayoría de seguidores evangélicos están alrededor de iglesias más pequeñas. El número de feligreses en este país ha crecido 6.3 puntos porcentuales durante la última década, según la “Segunda Encuesta Nacional sobre Creencias y Actitudes Religiosas” del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).
Cuando las mayorías se ven afectadas tienen a buscar liderazgos fuertes y programas más bien punitivos, dice el antropólogo Pablo Semán.
En Brasil, los evangélicos representan una de las principales fuerzas políticas. Muchas iglesias poseen medios de comunicación, como la Iglesia Universal del Reino de Dios, que tiene influencia en Perú, Argentina y otros países de la región. Además, como ha reportado Agencia Pública, está el Grupo Record, el cuarto mayor conglomerado de medios de comunicación en este país, vinculada a Edir Macedo.
La Iglesia Universal también está directamente vinculada al partido político Republicano, que tiene dos hijos de Bolsonaro entre sus afiliados, el concejal Carlos Bolsonaro y el senador Flávio Bolsonaro. El actual presidente de este partido es el diputado Marcos Pereira, y “su candidatura a la presidencia de la Cámara de Diputados el próximo año sería promovida por el presidente Bolsonaro, en alianza con Edir Macedo”, según Agencia Pública.
La participación política de los evangélicos a través de alianzas se ha extendido en toda la región. Meses antes de la pandemia, fueron frecuentes las multitudinarias marchas en Argentina y Perú, contra el aborto y el enfoque de género, hay organizaciones fundamentalistas que expresan su proximidad política con el presidente Jair Bolsonaro. En Perú, el político Rafael López Aliaga, secretario general del partido Solidaridad Nacional, se autodenominó a inicios de este años como el “Bolsonaro peruano”.
En un contexto de polarización política y crisis, la necesaria distancia entre el Estado y las iglesias parece acortarse. A diferencia de lo que ocurre en Perú, en México, la Constitución Política garantiza la separación de ambos estamentos. Por esta razón las organizaciones religiosas de este país no pueden acceder, por ejemplo, a licencias para operar radios o canales de televisión. Aquí el laicismo estatal comenzó a mediados del siglo XIX, pero es paradójicamente un gobierno llamado de izquierda el que acortado esa sana distancia.
En Brasil la Constitución también garantiza un Estado laico, pero el actual gobierno de Bolsonaro no lo cumple.
Postpandemia
¿Cuál será la situación para en un contexto de postpandemia? “Lo que ocurre con el electorado en América Latina es que, desde hace treinta años, vive encantos y desilusiones muy fuertes, que tienen que ver con una capacidad decreciente de los Estados para atender las necesidades de amplísimos sectores”, indica el sociólogo Semán.
Esto se traduce en un comportamiento pendular durante las elecciones: a veces, el electorado apuesta por el oficialismo, otras por la oposición. Y los evangélicos no son ajenos a este fenómeno. “Cuando las mayorías se ven afectadas tienen a buscar liderazgos fuertes y, últimamente, programas más bien punitivos. Por esa vía los electores llegan a la derecha y, entre ellos, los evangélicos”, detalla el sociólogo y antropólogo argentino Pablo Semán.
El doctor en Ciencias Sociales e investigador del Conicet, Marcos Carbonelli, dijo en una entrevista para OjoPúblico que la influencia de los evangélicos podría incrementarse en el ámbito de las políticas públicas, durante los próximos meses. “En épocas de pobreza, Estados imperfectos, como el nuestro, necesitan de mediadores para llegar al territorio. Y ahí avanzan los religiosos”, sostuvo.
La crisis económica y social de los próximos meses podría convertirse en un terreno fértil para las ideas y propuestas ultraconservadoras. La libertad religiosa es un derecho garantizado, pero como detallan en los reportajes de esta serie periodística coordinada por OjoPúblico, en América Latina el cabildeo político de estas organizaciones fundamentalistas está afectando derechos civiles que promueven la igualdad y el acceso universal a la salud.
*Con: Gloria Ziegler, Kennia Velázquez, Andrea Dip (OjoPúblico) y Mariama Correia (Agencia Pública)