Puchi: Los efectos del embargo/ Pierantoni: La dimensión geopolítica
Los efectos del embargo
Leopoldo Puchi|
Cada día se hace más difícil que se llegue a acuerdos por medio del diálogo o las negociaciones. Acción y reacción, sin que se visualicen cambios en las partes, salvo el endurecimiento de posiciones. La dimensión geopolítica del conflicto, que expresa el interés inamovible del gobierno estadounidense de reinsertar a Venezuela en su dispositivo estratégico, no brinda margen para que el juego político se desarrolle.
Las diferencias entre las fuerzas internas son importantes, pero de menor envergadura que las que oponen a los dos Estados.
Los movimientos realizados por la administración de Donald Trump para cambiar el gobierno de Venezuela complican cualquier intención de acuerdos internos. Las nuevas medidas, como la anunciada por Reuters sobre “una acusación de la esposa del presidente venezolano”, o la designación Adel El Zabayar, no hacen sino judicializar una pugna política. Se incrementan las acciones ya tomadas en la misma dirección.
Irán y embargo
Pero no es sólo la judicialización la que socava las posibilidades de entendimiento. Es sobre todo el embargo petrolero y financiero, que cada día es más “robusto”. Se sanciona a Rosneft, se paraliza Chevrón, se le comunica a Repsol, a ENI y Reliance que serán sancionadas y se amenaza a Trinidad y Tobago con la aplicación del TIAR. Resultado: surcan por las aguas del Caribe cinco embarcaciones petroleras con bandera iraní y se estrechan unas relaciones que no habían tenido antes un nivel elevado.
Covid-19
A su vez, la incursión armada no es una simple anécdota, es un hecho concreto en el que participó una compañía militar privada estadounidense, la que ha debido cumplir con el requisito de inscribirse en el Departamento de Defensa y obtener licencia del Departamento de Estado, exportó por las fronteras de ese país armamento y recibió pagos por servicios prestados, los que a su vez generan impuestos. Obviamente, la presencia de mercenarios dificulta los acuerdos.
Pero lo más grave es que en una situación como la contingencia del coronavirus se mantengan bloqueados los fondos venezolanos en el exterior, en razón de que se considera que así se sumarían, en función del cambio de gobierno, los efectos devastadores del Covid-19, las sanciones y la mala gestión gubernamental de la economía. Todo este conjunto de decisiones, que emana de la pugna geopolítica, se ha convertido en determinante y paraliza los acuerdos en la dimensión interna del conflicto.
La dimensión geopolítica
Andrés Pierantoni|
La dimensión geopolítica del conflicto, que expresa el interés inamovible del gobierno estadounidense de reinsertar a Venezuela en su dispositivo estratégico, no brinda margen para que el juego político se desarrolle.
Las diferencias entre las fuerzas internas son importantes, pero de menor envergadura que las que oponen a los dos Estados”: este es “el pollo del arroz con pollo”, incluso desde mucho antes de la Orden Ejecutiva de Obama en Marzo 2015, en realidad desde el fracaso del Carmonazo, que obligó EEUU a redimensionar el papel de una oposición autista y tomar directamente las riendas del conflicto venezolano a través de “proxies”.
Y, lamentablemente, gran parte de la opinión pública (y los “expertos”) en todos estos años se han dedicado a analizar – cual entomólogos – hasta los mínimos detalles de los actores en la escena nacional (el único con cierta consistencia siendo el gobierno y sus partidos) y no del barco que la soportaba.
Resultado: “gracias”, ahora, al impacto de las sanciones es cuando la gente (y los “expertos”) se ven obligados a asumir el barranco real y a disponer de sus neuronas para tratar de entenderlo y ver cómo superarlo.