Uruguay: silencio por los desaparecidos
Luvis Pareja
Uruguay vivió una de las movilizaciones sociales más importantes y emotivas de su historia contemporánea: la Marcha del Silencio, este año en tiempo de pandemia y gobierno de derecha..
La fecha del 20 de mayo, que se conmemora desde hace 25 años, es la elegida para recordar los asesinatos de los legisladores Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez Ruiz, y los militantes Rosario Barredo, William Withelaw y Manuel Liberoff, ocurridos en Buenos Aires en 1976, en tiempos dictatoriales en el cono sur y bajo la dirección del sangriento Plan Cóndor.
Todos los años, decenas de miles de uruguayos salen a las calles para recordar a los 196 desaparecidos durante la dictadura civil militar (de 1973 a 1985), y exigir juicio y castigo a los culpables.
Este año, lejos de perder relevancia por la pandemia de coronavirus, la marcha se reinventó y se coordinaron múltiples actividades, incluso fuera del país. Banderas, murales y carteles con fotos de los desaparecidos y la pregunta “¿Dónde Están?” inundaron las calles y las redes sociales incluso en los días previos a la marcha.
Pero el silencio no fue de dolor, ni de respeto, ni de memoria. Fue el mismo silencio cómplice, cobarde, de quienes insisten en dar vuelta la página porque no se arrepienten. Porque aprovecharon la situación sanitaria para agregarle más silencio al silencio, todavía pensando que con un par de gritos o mirando para otro lado van a poder con una memoria llena de presente, señaló Mate Amargo.
Nuevamente, como con el 1º de mayo, la derecha erró feo. El mensaje se multiplicó, la inventiva y la empatía se esparció por todos los barrios de todo el país. Hasta el menos dispuesto a tomar partido, identificó su casa y sus redes sociales con el símbolo de la lucha de Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos, haciendo carne la consigna de que “todos somos familia”, añadió..
Es el primer 20 de mayo bajo la gestión del presidente de la coalición de derecha, Luis Lacalle Pou, lo cual constituye un enorme desafío para los colectivos de derechos humanos. Integra la coalición de gobierno el ultraderechista partido Cabildo Abierto, donde siguen estando personajes como el general Guido Manini Ríos quienes siguen reivindicando abiertamente la impunidad.
Los tres gobiernos del Frente Amplio (del 2005 al 2020) hicieron mucho por la búsqueda de los desaparecidos, pero no fueron hasta el final de lo que había que hacer, y uno de los mayores aportes al esclarecimiento y la búsqueda de justicia fue la creación de la Fiscalía Especializada en Delitos de Lesa Humanidad.
Las actividades de esta renovada Marcha del Silencio en tiempos de pandemia comenzaron en la mañana, cuando Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos colocaron una pancarta con la consigna elegida este año: “Son memoria. Son presente. ¿Dónde están?” frente al Batallón de Infantería n° 13, donde funcionó el centro clandestino de detención y torturas 300 Carlos.
El tramo de la ruta habitual de la marcha hasta la céntrica plaza Libertad de Montevideo, estuvo cerrado al tránsito, con la intención de que ese silencio representara a las marchas de miles de uruguayos que otros años recorren esas mismas calles con las bocas cerradas, como gesto frente a la impunidad que persiste en el país.
Ya al caer la noche, una pantalla gigante fue transportada por el recorrido transmitiendo las imágenes de los desaparecidos y al llegar a la plaza Libertad se encontró con las icónicas fotos en blanco y negro sostenidas por palos.
Las organizaciones humanitarias habían enviado a principios de mayo una carta al Poder Ejecutivo para exigir el uso de la cadena nacional de radio y televisión en este día histórico para los uruguayos, pero Lacalle rechazó el pedido.
El martes, el colectivo “¿Dónde Están?”, con sede en Francia, realizó una “marcha del silencio virtual” para mantener viva “la memoria de lo que pasó”. La demostración, de la que participaron más de 350 personas desde 27 países, tomó la forma de un documental en el que cada uno de los asistentes mostró la foto de un desaparecido.
Fue una no-marcha histórica, y el hecho de que fuera virtual permitió una cantidad de iniciativas diferentes de un reclamo colectivo y popular que sigue sin encontrar justicia.
**Periodista uruguayo, analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)