Con récord en desempleo y muertos, Trump pretende reabrir la economía
Mirko C. Trudeau|
Mientras el presidente Donald Trump le echa la culpa a cualquiera por la crisis en la que sumergió a su país por negligencia y negacionismo de la pandemia, Estados Unidos, que supera los mil fallecimientos por día por coronavirus y acapara casi el tercio de las muertes en el mundo, sufre hoy el despido de 22 millones de trabajadores en las últimas cuatro semanas.
Pero Trump sigue su alocada carrera cuya única meta parece ser lograr la reelección como presidente y ganar tiempo a la espera de que surja una vacuna contra el covid-19. “Estados Unidos quiere reabrirse”. Con esa frase anunció este jueves su plan para que los gobernadores del país comiencen a relajar las medidas restrictivas para combatir la pandemia de coronavirus y volver a gradualmente a la normalidad.
Ante los riesgos de abrir el país demasiado pronto, Trump insiste en que “mantenerlo cerrado también implica muertes”, con un plan de tres fases. La primera señala que las personas vulnerables deben permanecer en casa, en los lugares públicos se deberá maximizar la distancia física, se evitará socializar en grupos de más de 10 personas y se minimizarán los viajes no esenciales
Las dos primera medidas se repiten en la segunda fase, pero señala que se evitará socializar en grupos de más de 50 personas, que se pueden reanudar los viajes no esenciales, las escuelas y guarderías pueden reabrir, se deben prohibir las visitas a hospitales y ancianatos, los centros de eventos masivos pueden funcionar bajo protocolos de distancia física moderada, y algunos tipos de cirugías se pueden reanudar.
En la fase 3, de normalización, las personas vulnerables pueden reanudar sus interacciones públicas, pero deben mantener la distancia física, las poblaciones de bajo riesgo deben minimizar el tiempo que permanecen en ambientes concurridos, y se reanuda sin restricciones el regreso de las personas a los lugares de trabajo
Desempleo y hemorragia económica
Las cifras dan lugar a la especulación de las analistas, pero la realidad es que nadie sabe si la crisis llegó a su peor punto o si continuará la hemorragia económica, mientras se teme que la tasa de desempleo supere este mismo mes el 17 por ciento (era de 4.4% en marzo) y quizá al 30% (cifra récord en tiempos de la Gran Depresión del siglo pasado) de no tomarse medidas de aislamiento social para evitar la diseminación de la pandemia.
Aún cuando algunos empleos serán rescatados de reabrirse parcialmente la economía, tardará años para que las plazas laborales se recuperen a los niveles previos a la emergencia.
Este viernes (17 de abril) la cantidad de casos confirmados de covid-19 alcanzó los 700 mil, de los cuales 57 mil se recuperaron, pero más de 36 mil fallecieron. Pese a ello, el presidente Donadl Trump quiere reabrir la economía, sin mirar sus eventuales consecuencias, y desoyendo la voz de expertos, científicos y autoridades sanitarias mundiales.
Los analistas señalan que jamás se había visto una ola de desocupación de esta magnitud en tan poco tiempo en la historia de este país, donde el desempleo (de acuerdo a cifras oficiales) es mayor al 10% de la población. La última semana se sumaron 5,2 millones de solicitudes de beneficios de desempleo, cifra que sumada a las de las tres semanas anteriores totaliza 22,2 millones de trabajadores desde el 14 de marzo, cuando se establecieron las primeras medidas de cuarentena parcial a escala nacional.
Cabe aclarar que estas cifras no incluyen a quienes se han quedado sin empleo pero no disfrutan del beneficios de cobrar el subsidio, como los trabajadores de la economía informal, los inmigrantes indocumentados, lo que seguramente la cifra real de desempleados es muy superior a los 22,2 millones.
Hay otras cifras que resaltan en esta crisis que Trump intenta negar, como el desplpome del 5,4% de la producción industrial del país , el mayor desde 1946, o como la caída en ventas al menudeo mensuales de 8.7 por ciento, el más severo registrado desde que el Departamento de Comercio empezó a medir este indicador hace casi tres décadas.
Asimismo, las autoridades anunciaron que ya se agotó el fondo de emergencia de asistencia federal para pequeños negocios -de 349 mil millones de dólares-implementada hace dos semanas como parte del megaproyecto de rescate económico, luego que más de un millón de empresas fueron aprobadas para recibir estos préstamos.
Si un mes atrás el desempleo se medía en trabajadores de restaurantes, hoteles, aviación ahora se extendió a empleados de tiendas departamentales, sectores industriales y de la cadena alimenticia y hasta los medios de comunicación y bufetes de abogados.
Las cifras reales muestran que el 40% de los adultos carece hoy de recursos para cubrir un gasto imprevisto de 400 dólares (la salud no es gratuita) y a diario debe decidir entre comprar alimentos o medicinas… y postergar el pago del alquiler, por ejemplo. Los comedores de caridad no da abasto.
El tema es el de la enorme desigualdad en la sociedad estadounidense. Antes de esta crisis, economistas y analistas –Joseph Stiglitz, Paul Krugman y Robert Reich, por ejemplo– ya habían advertido sobre una sociedad marcada por un grado de desigualdad económica no visto desde antes la Segunda Guerra Mundial, y un creciente sector viviendo precariamente con una red de bienestar cada vez más reducida.
Los impactos de esta crisis repentina, como siempre, afectan ya y afectarán más a los que menos tienen y los más vulnerables en el país más rico del mundo.
Para paliar la situación, el gobierno comenzó a entregar cheques de 1.200 dólares para todos aquellos que ganaran menos de 75.000 dólares al año, cifra a la que se añadirían 500 dólares por hijo y disminuirá paulatinamente hasta los sueldos de 99.000 dólares anuales. A partir de esa cantidad, no habrá ayudas. En varias ciudades los reclamos señalan que no les ha llegado la ayuda prometida.
Según las optimistas previsiones del Fondo Monetario Internacional, del cual EEUU es principal accionista, el nivel de desempleo se disparará del 3,7% en 2019 al 10,4% este año, para bajar hasta el 9% en 2021. Pero nuevamente las previsiones del FMI difieren de la realidad.
A pesar del anuncio de las medidas del gobierno de Trump para volver a la “nueva normalidad”, Anthony Fauci, jefe del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, advirtió que este “no es el final del juego” y alertó que puede haber un resurgimiento de contagios y más dificultades en el camino hacia la normalidad.
“Es muy posible que, a medida que avanzamos en este ciclo, el virus quiera volver a nosotros”, dijo el experto, quien puso sus esperanzas en que el gobierno pueda manejar la situación hasta que se encuentre una vacuna… y Trump pueda lograr su reelección.
*Economista del Observatorio de Estudios Macroeconómicos (Nueva York), Analista de temas de EEUU y Europa, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)