La enfermedad de Chávez y la necesidad de una dirección colectiva para el proceso
MAREA SOCIALISTA | Con los episodios de la salud del presidente Chávez, la palabra más escuchada en los últimos meses, es “incertidumbre”. Desde el espacio de la oposición y la derecha, es usada como una herramienta para llevar desmoralización al pueblo bolivariano. La salud del presidente para el pueblo revolucionario genera un sentimiento de angustia y por ello, las masivas expresiones por su recuperación. Pero es un hecho que la enfermedad del Comandante ha despertado además de congoja y solidaridad también incertidumbre.
Este cómo ningún otro, es un momento de reflexión y acción para el proceso revolucionario. La batalla electoral del 7-O que daría nuevamente el triunfo al presidente Chávez, también abre el debate sobre la necesidad de una nueva etapa del proceso. De darse la aspiración popular, seguirá siendo conducida por el presidente, pero necesariamente deberá tener un protagonismo, participación y espacios de decisión infinitamente mayores para el pueblo revolucionario. El nuevo rumbo es para acabar con los desaciertos actuales. Aún con el triunfo el 7-O, lo que está en juego es el proceso mismo.
Entonces, mientras la oligarquía planifica una transición sin Chávez y por otro lado busca hacer un papel decoroso en la elección presidencial con un candidato de bajo vuelo, es nuestro deber debatir y empezar a construir una nueva etapa en el proceso revolucionario para avanzar resueltamente en resolver los nudos problemáticos más graves. Abordemos las contradicciones, los errores y las deudas pendientes para resolverlas desde el punto de vista revolucionario y no burocrático. Hagamos cierta la vieja frase “revolución en la revolución”, pero esta vez con la verdadera participación y protagonismo de los trabajadores y el pueblo bolivariano, sus movimientos sociales y organizaciones populares por encima de la burocracia institucional. Esa burocracia que en conchupancia con sectores de la gran burguesía ha secuestrado el protagonismo popular y muchas de sus conquistas.
En estos días del Abril histórico aquellas enseñanzas deben servirnos para sacar conclusiones. Así como el 13 fue la participación y la movilización popular que arrastrando a un sector de la fuerza armada recuperó al Presidente Chávez y derrotó el golpe, en este momento crítico del proceso es necesaria también una masiva participación popular en la elección del 7-O. Sin embargo, también es imprescindible la presencia en las calles de un pueblo activado para recuperar un rumbo radicalmente revolucionario y garantizar la continuidad del proceso.
Una batalla electoral y algo más
En la oposición se ha abierto un debate. Ellos discuten la estrategia para salir no solamente de Chávez sino también de lo que ellos denominan “el régimen”. En los medios de la oposición, mezclado con la grosera propaganda antichavista se están debatiendo cuestiones de fondo. El rumor de la crisis en la Mesa de la Unidad no es un hecho simplemente electoral provocado porque su candidato no mejora en las encuestas, algo que se puede ver claramente, sino que sucede que entre la oposición hay una discusión sobre estrategias para derrotar al proceso revolucionario de conjunto.
Sectores minoritarios de la derecha, los más fascistas, están insistiendo para desmontar totalmente las conquistas del pueblo revolucionario de manera drástica. Por otro lado, la mayoría de la oposición tiene la falsa ilusión de que podrían vencer a Chávez electoralmente. Que estos sectores fascistas sean por ahora minoritarios no quiere decir que siga siendo así a largo plazo. Si no logramos vencer las contradicciones del proceso y sobre todo el maltrato y los ataques a sus conquistas que recibe nuestro pueblo de la burocracia del estado y del gobierno, crecerán en nuestras filas condiciones de desmoralización por culpa de esa burocracia. Si hoy es cierto – como habría dicho Fidel sobre la revolución cubana- , que, nuestra revolución no puede ser derrotada desde afuera, también es cierto que si puede serlo desde los quinta columnas que hacen vida en el proceso revolucionario desde altos puestos. Con su práctica ellos pueden crear las condiciones para que eso pase.
En el campo de la revolución, lamentablemente el debate derivado de la enfermedad del presidente aún no va al fondo de los problemas. Para el pueblo revolucionario es necesario y urgente hacerlo. El momento actual no es solamente sobre cómo nos preparamos para ganar las elecciones presidenciales, sino también el de impulsar de una vez y firmemente un rumbo decididamente anticapitalista en el tiempo preciso donde deberemos construir la dirección colectiva del proceso, que es la tarea pendiente más urgente.
Las contradicciones del proceso revolucionario
No es secreto para nadie que el pueblo bolivariano sabe y comenta que “la elección del 7 de octubre la gana Chávez pero que estamos muy mal en los Estados y alcaldías”. Esto es apenas una expresión electoral de las contradicciones que tiene el propio proceso revolucionario. Tan es así que no se descarta un escenario donde al triunfo del presidente Chávez el 7-O le siga una mayoría de gobernadores y alcaldes de la oposición.
La acción de gobernadores y alcaldes rojos rojitos que se manejan como los dueños de vida y fundos de los pueblos que dirigen, buscando siempre la defensa de esconderse detrás de Chávez, es apenas una muestra de la actuación del gobierno, del partido y de la calle ciega a la que están llevando al Gran Polo Patriótico.
Estas contradicciones se expresan en múltiples hechos de los que vamos a señalar solo algunos ejemplos.
1.- A pesar de los discursos de polarización contra la burguesía, la oligarquía y su candidato, se sigue desarrollando una política de conciliación con importantes sectores empresariales de la oposición. Esa conciliación, esta “economía mixta”, lleva a acuerdos de negocios que cada vez son más perjudiciales para poder cumplir de manera oportuna las necesidades del pueblo revolucionario.
2.- El partido es cada vez más una maquinaria de la militancia administrada dedicada a acciones que tendrían que realizar las instituciones de gobierno como campañas de encuestas sociales, cedulación, mercales, ferias y cada vez menos, el instrumento político para el debate, la formación, el espacio de la crítica y la acción revolucionaria de las masas del pueblo revolucionario. Una maquinaria cada vez menos democrática y participativa, donde está lejana la construcción de una dirección colectiva.
3.- Estamos presenciando la falta o el secuestro de la participación popular y de los trabajadores en los principales problemas que enfrenta el proceso. Por ejemplo: el secuestro de la mayoría de las experiencias de control obrero que se venían desarrollando en Ciudad Guayana por la burocracia estatal sin la participación democrática de los trabajadores. O, en el caso de Ley Orgánica del Trabajo, la negativa a hacer refrendar desde la base obrera la reforma de Ley que se prepara para presentar el 1º de Mayo. No es una participación verdaderamente democrática, detrás de las miles de “propuestas” individuales o colectivas que maneja a discreción la comisión presidencial, sin que hoy, a días de sancionarse la reforma se conozca a ciencia cierta cómo será la nueva LOT.
Podríamos agregar decenas de deudas y nudos problemáticos del proceso. Pero no queremos aburrir con una lista de tareas inconclusas, de las que cada uno de los militantes revolucionarios podría dar nuevos ejemplos.
Vamos a la batalla del 7-O con propuestas para poner en pie una nueva etapa en la revolución
La batalla que tenemos por delante es sobre todo una batalla política por lograr instalar un programa revolucionario para el próximo periodo de gobierno del presidente Chávez. Es también para recuperar la participación protagónica y activar al pueblo revolucionario y para recuperar las claves refrendarias del Proceso Bolivariano. Y avanzar en nuevas vías para resolver las deudas de la revolución. En primer lugar y con urgencia, insistimos en la construcción de una dirección colectiva como mecanismo de continuidad de proceso. Proponemos algunos ejes:
1.- Radicalización democrática. La recuperación de los mecanismos refrendarios y constituyentes del proceso permitirán avanzar a una radicalización democrática. La realización de elecciones representativas para los cargos políticos institucionales, Gobernadores, Alcaldes, etcétera, crea una falsa ilusión de democracia y participación. Es una necesidad que sea el pueblo movilizado el que decida sobre las medidas fundamentales sobre su organización, sus candidatos y sus necesidades inmediatas. Eso es dar paso en la construcción de una nueva forma de gobierno.
El nuevo gobierno bolivariano debe estar bajo la directriz de Chávez y de esa dirección colectiva que proponemos. Sólo así nos podemos conducir a una verdadera transición revolucionaria. El nuevo gobierno tiene que tener en cuenta a las organizaciones sociales y populares. Hay que crear un Gran Consejo Nacional de Organizaciones Sociales y Populares Revolucionarias cuyos integrantes, rotativos y con la facultad de remoción y reemplazo inmediato por parte de sus propias organizaciones, gobiernen con el presidente Chávez. Un Consejo que ejecute las medidas y planes de gobierno aprobados refrendariamente por las mayorías revolucionarias y al mismo tiempo sea el instrumento de desmantelamiento de la burocracia estatal.
Como ejemplo de radicalización democrática en cuestiones parciales, proponemos para la propia organización del movimiento obrero: La construcción de un nuevo modelo sindical que logre el surgimiento de una nueva generación de dirigentes sindicales y establezca desde ya la unidad de la clase trabajadora, autónomo del estado y los partidos sobre la base de la más amplia democracia. Debe articularse con una constituyente de trabajadores que en la que los que viven de su salario puedan debatir el tema de su organización pero también el modelo productivo y de gestión económica de las empresas. En el camino de desarrollar este proceso constituyente es necesaria una integración intersindical desde este 1 de mayo entre las centrales sindicales del proceso existentes y los actores que no hacen vida en ninguna de las dos.
Un ejemplo de participación activa y de movilización hubiera sido la sanción refrendaria por parte de los trabajadores de la nueva LOT. Todavía estamos a tiempo. Volvemos a plantearle al presidente Chávez que antes de aprobarla presente el proyecto elaborado por la Comisión Presidencial y que este sea debatido y aprobado por los trabajadores, con las modificaciones que estos crean pertinentes.
Es necesario desarrollar todos derechos democráticos básicos para la libre opinión en el campo revolucionario con la facilitación para la producción de medios alternativos populares, la despenalización y el cese de la persecución y judicialización de los revolucionarios.
2.- La puesta en marcha de un nuevo modelo productivo es imprescindible para enfrentar la crisis económica internacional y avanzar hacia un modelo anticapitalista. Es necesario romper con el modelo de economía mixta y las políticas de conciliación con la gran burguesía y las transnacionales. No a la conciliación con la derecha, por un nuevo rumbo anticapitalista.
Desde el punto de la propiedad son tres las palancas de un desarrollo de transición anticapitalista: el control estatal bajo revisión obrera del sistema nacional de finanzas y crédito, de la producción estratégica como por ejemplo petróleo y minería; y la planificación y ejecución de un verdadero plan de desarrollo agrícola. Y entre otros el monopolio del comercio exterior. Desde el punto de vista de la participación, es necesario ser consecuentes en la construcción del control democrático de los trabajadores tanto de la producción y la gestión.
3.- Que el Plan Nacional de Desarrollo Simón Bolívar 2013 – 2019 sea construido y aprobado desde las bases.
Si son fundamentales las tres palancas que mencionamos antes para imponer un nuevo modelo productivo es fundamental la participación directa de todos los actores sociales revolucionarios y populares en la elaboración, ejecución y control del Plan Nacional de Desarrollo Simón Bolívar (PNDSB) para el periodo próximo.
El debate sobre la soberanía alimentaria, la utilización de la renta petrolera y los fondos de desarrollo como el FONDEN y el Fondo Chino Venezolano, entre muchos otros deben estar al servicio de un desarrollo interno.
El pueblo de conjunto debe participar en la elaboración y el control de la ejecución de planes para resolver tres debilidades básicas del proceso. Primero la puesta en marcha de un sistema nacional de salud integral para terminar con la estafa de las clínicas privadas y los seguros limitados. Segundo la elaboración de un plan de contingencia nacional para atacar a fondo e integralmente la inseguridad. Y, tercero un plan nacional de educación que en función PNDSB 2013-2019, determine las necesidades y los incentivos para que la juventud se dedique a las áreas de estudio que necesita el desarrollo del país y de cada región.
Estas son algunas de las propuestas que ponemos a debate para lo que desde Marea Socialista creemos, es la etapa que viene. Etapa donde la revolución deberá romper con los límites que imponen la burocracia y el capital e iniciar el camino a la transición. Etapa, como hemos recalcado, donde la primer tarea a resolver es el desarrollo de una dirección colectiva para el proceso.