De los estigmas de “socialista” y del denostado “socialismo”

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Javier Biardeu R.|

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A la hora de comprender los procesos de categorización, estereotipación y estigmatización hay que detenerse en los términos “socialista” y “socialismo”, por condensar procesos de estereotipia negativa, sobre manera en la orquestación mediática y en la plantilla de operadores de redes sociales.

Con el nombre de estereotipo (del griego: στερεός [stereós], «sólido», y τύπος [typos], «impresión, molde») se alude​ a una forma de construcción social y discursiva que apela a la percepción simplificada y exagerada que se tiene sobre una persona o grupo de personas que comparten ciertas características, cualidades y habilidades, con la finalidad de justificar o racionalizar una cierta conducta en relación a determinada categoría social.​

Los estereotipos se basan en prejuicios, generalmente negativos, que determinados grupos establecen en su relación con los otros, conforme a su ideología de «modelo a seguir» de conducta, y van cambiando con el paso del tiempo. Son esquemas de pensamiento o esquemas lingüísticos pre-construidos que comparten los individuos de una misma comunidad social, ideológica o cultural.​

Existe una clásica tripartición de la evaluación de las actitudes aplicada a  entender cómo funcionan los estereotipos en las sociedades.

Por un lado existe un componente cognitivo que nos permite reconocer un estereotipo porque encuadra con categorías y conocimientos previos que ya tenemos sobre el mismo, que nos permite identificar y atribuir determinados rasgos a ciertos grupos.

Por otro lado también existe un componente afectivo, donde entran en juego los sentimientos que experimentamos en relación con ese estereotipo, que pueden ser de prejuicio u hostilidad, o bien, ser positivos, de reconocimiento y estima.

Finalmente, todo estereotipo se dirige a un componente de disposición a la acción y el comportamiento, supone llevar a la práctica acciones asociadas a esos sentimientos experimentados y categorías identificada asociadas a ciertos estereotipos.

Representar a alguien con ciertas características remite a un estereotipo, manifestar desprecio u hostilidad (estereotipo negativo), o reconocimiento y valorización (estereotipo positivo) por su grupo de pertenencia o de referencia, vinculando tales construcciones con prejuicio sociales, los cuales pueden motivar el llevar adelante acciones sobre la base de estos estereotipos hasta causar ciertos procesos de discriminación. (…)

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