PDVSA: Entre fallidos negocios y contratos
Einstein Millán Arcia |
En un eventual escenario de despliegue de esfuerzo para la recuperación de Petróleos de Venezuela; digamos hacia un nivel cercano a los tres millones d barriles diarios, las preguntas que muchos se hacen incluyen; de cuánto tiempo, dinero y con qué tipo de liderazgo se lograría tal proeza.
La respuesta no parece ser sencilla y habría que analizarla desde los componentes naturales de todo negocio globalizado como lo es en efecto el negocio petrolero; entre ellas: nivel de eficiencia operacional, estructura, tipo y calidad de su fuerza hombre, nivel tecnológico prevaleciente, flexibilidad y oportunidad de mercados, interacción y entorno político y social, ambiente geopolítico, necesidad y vías de acceso a capital.
La calibración de todos estos recursos y elementos necesarios debe ser impulsada desde una directiva capaz de establecer el debido patrón de fortalezas, debilidades y necesidad de equilibrio financiero, para desde allí trazar estrategias de alto nivel corporativo, que luego serán traducidas en acciones tangibles estructura abajo. Por ende, el liderazgo de esa PDVSA del nuevo rescate constituye en efecto, el elemento más crítico, medular e importante.
Dicho liderazgo debe poseer cualidades y capacidades particulares y especificas, producto del natural aprendizaje que debería haber sido capitalizado como consecuencia de una carrera digna, extensa y comprobada dentro de la industria petrolera. Debe ser un liderazgo capaz, reconocido, intachable y sobretodo respetado, por ende no podría ser improvisado, ni provenir del sector político, militar, ni sindical, sino desde el entorno corporativo petrolero, con conocimiento a fondo del negocio, producto de años de dedicación, servicio y trabajo desde los más bajos escaños de su cadena de valor.
El liderazgo que requeriría esa PDVSA del nuevo rescate, no podría tener macula producto de procesos abiertos, inconclusos o de dudoso final. Ese nuevo liderazgo debe estar casado con Venezuela y por Venezuela, por ende no debe tener amarre con los capitales internacionales de la extorsión.
Aparte del liderazgo, esa PDVSA del nuevo rescate debe además/también rendir cuentas a entes no dependientes del gobierno central y llevar hasta sus ultimas consecuencias, los procesos abiertos contra elementos que a claras luces han sido participes de la corrupción en cualquiera de sus formas y dondequiera que se encuentren. Debe ser disciplinada, organizada y deslastrarse de esa pesada carga que ha venido acompañada con la incorporación de más de 146.000 empleados, la mayoría de ellos innecesarios, sin orientación, sin conducta organizacional, ni responsabilidades reales de trabajo productivo.
Esa PDVSA del nuevo rescate debe en esencia reconstruirse desde sus cimientos, tal y como sucedió en 2002-2003 a raíz del nefasto sabotaje petrolero.
Quevedo al desnudo:
Luego de un rescate sin precedentes ante la mirada incrédula de muchos, PDVSA logra remontar su producción a cifras similares al máximo histórico alcanzado en 1998, ante un escenario de total destrucción producto del sabotaje petrolero de 2002. Todo ese esfuerzo producto del trabajo decidido de un grupo de verdaderos Venezolanos patriotas, se vino abajo desde la implementación del plan siembra petrolera a partir de 2007-2008 y desde la agudización de la penetración política y militar sufrida desde entonces.
A partir de entonces, la producción comienza a declinar consistentemente a razón de un 3.0%-3.5% anual. Caída por cierto disfrazada con un sostenido incremento en el nivel de importación de crudo, a su vez reciclado hacia fuera como volumen propio. Irrefutablemente tal desplome quedó al desnudo con el hundimiento del barril a partir de Junio’2014.
Pero el clímax del desastre real toma cuerpo a raíz de la llegada de Quevedo en noviembre de 2017. Esa PDVSA del desastre se ha dedicado a destruir la producción de crudo y gas, elevar las importaciones de crudo y productos, firmar contratos improductivos, cuestionables, con empresas de dudosa naturaleza y sobretodo a anegar los medios con falsa propaganda.
No es por casualidad que la caída de producción sufrida desde la llegada de Quevedo de 680.000 B/D, sea similar a la habida entre 2008 y 2016 de 689.000 B/D. Esa directiva actual lleva encima el infortunado record, de haber generado en 12 meses un desplome de producción equivalente al ocurrido en 8 años de gestión del clan Ramírez-Del Pino.
La producción nación sigue su preocupante descenso, mostrando un valor puntual @ diciembre’2018 cercano a 1.45/1.20 MMBD, con promedio año 1.51/1.34 MMBD según formato OPEP directo/secundario. El abanico de mercados se encoge paulatinamente, tornándola cada vez mas indefensa; a la merced de sus acreedores. Su obsoleta infraestructura colapsa, mostrando un nivel de utilización y operatividad aguas abajo menor al 31% @ 34%. Una empresa ineficiente, costosa y desmoralizada, con un costo de producción promedio que ronda los US$28 por barril. Si antes la eficiencia operacional excedía 87%-90%, hoy no supera 33%, con el consiguiente impacto en el costo de producir el barril.
Para Octubre’2017 la necesidad y dependencia de crudo/productos importados era menor a 40.000 B/D, hoy supera 120.000 B/D (promedio), significando un aumento de 300%, ante una disminución de producción de cerca del 34% desde entonces.
Oscuridad alrededor de negocios, acuerdos y contratos:
No nos queda duda que por el camino que va y ante la ausencia de talento reinante en esa directiva, nuestra PDVSA pasará a ser en el mediano plazo, un organismo dedicado a administrar dudosos contratos; una especie de hibrido entre un ministerio y una dirección de “permisologías”.
Revestido de un poder sin precedente histórico en nuestra industria y promovido por el desespero típico de quien no tiene la menor idea de que hacer ante su monumental fracaso, Quevedo ha celebrado desde mediados de 2018 una serie de “acuerdos/contratos” para según el “elevar producción”.
El factor común de estos supuestos “acuerdos/contratos”, es que la inmensa mayoría de estas “supuestas empresas” son improvisadas, sin experiencia previa en operaciones de perforación/ yacimiento/producción, sin experticia y sin capital suficiente para sostener la exposición de capital requerida para tales operaciones. La premura en firmar, dudosa procedencia y peor conveniencia para el interés nacional debería prender las alarmas de inmediato [https://www.aporrea.org/energia/a266250.html] [https://www.aporrea.org/energia/a268396.html]. Extrañamente ello no parece importar.
Hasta el día de hoy ninguno de estos “acuerdos/contratos” ha añadido un solo barril. Dada la poca o inexistente afinidad de estas empresas con operaciones intensivas y de elevado riesgo en el sector petrolero, poseen el potencial natural de ocasionar un daño patrimonial a la nación de largo alcance, al exponer y comprometer los activos de producción por varias décadas con empresas recién establecidas y cuyas “letras pequeñas” están recubiertas de un torcido halo de “debilidad y duda” desde la perspectiva de Venezuela-PDVSA.
Dos casos particulares han sacudido recientemente los cimientos del sector petrolero patriota, pensante e institucionalista; Maurel & Prom en Urdaneta Oeste y EREPLA en Tía Juana y Ayacucho 5.
EREPLA es una empresa que apenas posee cerca de un mes de creada y registrada. Este supuesto “acuerdo/contrato” compromete los bienes de la nación en condiciones desventajosas por 25+15 años. EREPLA es el producto de sociedades no muy claras entre una empresa Nigeriana dirigida por los hermanos Okoloko y Amicitia, empresa desligada del sector petrolero, basada en EEUU y donde aparecen como socios Harry Sargeant III, Harry Sargeant IV, Paul Okoloko y Ali Rahman, de origen “aparentemente” palestino. Que podría justificar el otorgar semejante negocio a una empresa prácticamente desconocida y bañada de impericia?
El caso de Maurel & Prom llama poderosamente la atención por las expectativas creadas en torno a un eventual aumento de producción en Urdaneta Oeste, anunciadas de entrada por Maduro y Quevedo. Este campo fue antes operado por Shell desde 1993-1994 hasta el presente. Shell a pesar de su experiencia y agresivo nivel de inversión, fue incapaz de lograr los objetivos volumétricos trazados como meta durante más de 24 años.
Quien podría creer que Maurel & Prom, empresa recién creada en 2010, con un capital en mente de tan solo US$400 millones, con una pésima hoja de resultados [https://www.servindi.org/actualidad/112742], tipificada como una “empresa sin escrúpulos” por múltiples ilícitos ambientales y un rastro de mal praxis en Perú, Gabon, Colombia y Madagascar entre otros tantos, pueda superar el esfuerzo y los resultados de Shell en Urdaneta Oeste?
Hacia adelante; oportunidad versus esfuerzo requerido:
Los equipos, campos y en general los activos de PDVSA, han sido objeto de constantes saqueos, “mutilaciones”, robos y destrucción. Los campos e instalaciones petroleras parecen estar bajo el control de mafias, producto del agudo abandono tanto de las fuerzas policiales y militares del estado, como del propio personal de esa empresa sumida hoy en destrucción. Como explicar que teniendo militares en su presidencia y otros múltiples cargos ocurran y se hayan multiplicado tales hechos?
Aun así, bajo condiciones de institucionalidad, orden y disciplina, dar un giro a la condición actual es ciertamente viable y posible. PDVSA posee activos que aunque suene difícil de creer, poseen un nivel de desarrollo menor al 45%; es decir, se ha producido menos de la mitad de lo que poseen. Tiene además reservas remanentes que rondan los 22.800 millones de barriles de crudos condensado, livianos y medianos de excelente calidad y bajo costo de levantamiento. Posee también sobre los 279.000 millones de barriles de reservas de crudo pesado y extrapesado, que al igual que Costa Afuera deben ser usadas inteligente y sabiamente, por aquellos que tendrían las riendas del negocio al momento del nuevo rescate. Para activar mecanismos y esquemas de negocio que coloquen a PDVSA de nuevo en posición de ventaja relativa ante un mundo cada vez más exigente.
Curiosamente muchos desde dentro mismo de esa PDVSA destruida y minada de ineptitud, aluden el desplome de producción al envejecimiento de sus activos, sin percatarse que desde el rescate de 2004 hasta el cierre de 2018, se ha producido tan solo el 32.9% de las reservas remanentes de condensado/liviano/mediano y 2.5% de las reservas totales. Es decir es cuestión de manejo, de gerencia y “no principalmente” de envejecimiento de activos.
Algo similar ocurre en PDVSA GAS Anaco, cuya producción actual apenas llega hoy a 545 MMPCD, teniendo aun en el subsuelo reservas remanentes de gas que exceden los 22.000.000 MMPC y cuando apenas en 2008 esos mismos campos producían sobre los 1.650 MMPCD, de gas que actualmente requiere el país. Esa PDVSA GAS parapléjica y en manos de la impericia, solo ha sido capaz de producir desde entonces, apenas un 16% de las reservas remanentes; por cierto certificadas, que hoy posee en el subsuelo. Aun así, habla de agotamiento.
No nos queda la menor duda, que la motivación de aquellos que hoy dirigen nuestra industria, no gira alrededor del mejor interés nacional, en la institucionalidad, ni menos en el patriotismo.
Nos distanciamos de aquellos que apoyan la privatización de PDVSA por considerarla innecesaria y sobretodo inconveniente bajo la coyuntura institucional y social prevaleciente [https://www.aporrea.org/tiburon/a270190.html]. Existen y han sido ya identificadas opciones viables de acceso a capital fresco que no incluyen la necesidad de mayor endeudamiento, ni enlace con “capitales de la extorsión” o de dudosa procedencia. Existe fuerza hombre capaz de echarse sobre sus hombros nuestra industria. Existe la oportunidad de un segundo rescate.
Llevar PDVSA hacia los 3.000.000 B/D es una tarea de mayor complejidad, que ameritaría acciones contundentes de “reinserción y redistribución” de una gran porción de su nomina, de la revisión profunda de todos los activos aguas arriba y aguas abajo para establecer un plan de acción específico y coordinado. Ameritaría durante su fase inicial de no menos de 170 taladros operativos, distribuidos entre perforación, reparación y reacondicionamiento, así como unos 9 @ 11 años de actividad regida estrictamente por la eficiencia y el control de costos, apuntando a lograr un 75% de dicha producción dentro de los primeros 5 años con una RPR apuntando al 1%. Ameritaría del descongestionamiento, reingeniería y optimización de infraestructura y procesos, pero también y sobretodo, de recuperar la credibilidad en los mercados como suplidor seguro y confiable.
*Petróleo y Gas “Upstream”/ Estudios de Especialización a nivel de doctorado en flujo de fluido en medios porosos – The University of Oklahoma, 1991 / Master of Science Petroleum Engineering – The University of Oklahoma, 1990 /