El largo camino argentino de la recesión y el desempleo
Horacio Rovelli|
Los que toman las decisiones en la economía global han asignado a los argentinos el mero papel de proveedores de alimentos y materias primas y, en el mejor de los casos, receptor de industrias contaminantes y aquellas que los países desarrollados crean que es más rentable producir en este país del fin del continente (que por definición son solo algunas).
En ese marco se explica la política económica del gobierno de Mauricio Macri y la coalición Cambiemos dirigida por el Fondo Monetario Internacional y la apatía de la oposición y de la burocracia sindical que no atinan ni siquiera a acompañar los conflictos sociales.
Los datos oficiales al tercer trimestre del año 2018 hablan pálidamente de lo que realmente se está viviendo: descenso del PIB (cantidad de bienes y servicios producidos) en un 3,5% con respecto a un año atrás, la tasa de desocupación abierta es del 9%, siendo mayor en las concentraciones obreras como el Gran Buenos Aires (con un 11%) o en San Nicolás y Villa Constitución, en la ribera industrial del río Paraná de (10,9%).
El gobierno reconoce que hay un millón168 mil personas sin trabajo en los 31 distritos urbanos donde se hace el censo. A eso se le suma una tasa de subocupados (que trabajan menos de 35 horas en la semana y necesitan laborar más horas para sobrevivir o deberían percibir mayor remuneración por su labor) del 11,8%.
De acuerdo a los datos oficiales, la realidad es peor, ya que cerca de dos millones 420 mil personas tienen serios problemas de subsistencia (cifras de los 31 conglomerados urbanos del país, no detoda la población del país).
A su vez el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) dio a conocer el valor de la Canasta Básica Total (que es la cantidad de bienes y servicios que necesita una familia constituida por un matrimonio y dos hijos) y alcanza los 25 mil 206 pesos por mes –unos 680 dólares al cambio del día- y, esto explica, que el mismo INDEC reconoce que el 33,6% de la población vive bajo la línea de pobreza.
A 13 millones 700 mil habitantes de la Argentina no les alcanza lo que ingresa a su familia para vivir. El tema es más grave (por las irremediables secuelas que deja) cuando la pobreza castiga más a niños (según UNICEF el 48,8% de los chicos son pobres) y, a las personas mayores.
Desplome industrial
Si uno trata de ver la producción observa que todas las industrias ligadas al mercado interno derraparon, con cierre de las textiles como la brasileña Paquetá en su planta de Chivilcoy que producía zapatillas Adidas, o la reducción de trabajadores y cierres de plantas de la empresa que produce las zapatillas Nike en Misiones, como el cierre de la fábrica de Alpargatas en La Rioja y en Tucumán.
Mientras, observamos los balances al 30 de septiembre de 2018 de las empresas alimenticias como Arcor (con pérdida por 6.247 millones de pesos, unos 170 millones de dólares) de Grobocopatel (rojo de 2.249 millones, 60 millones de dólares) de Mastellone-La Serenísima (de 2.202 millones, unos 59,5 millones de dólares) o de Molinos Río de la Plata (por 1.476 millones de pesos, unos 40 millones de dólares), empresas que hace un año todavía daban ganancia y se cansaron de tener altas tasas de utilidad en las gestiones de Néstor y Cristina Kirchner (2003-2015)
Según la Asociación de Fabricantes de Automotores (ADEFA) al 30 de noviembre de 2018 se fabricaron 633.398 vehículos (20% menos que el año pasado), pero se vendieron un poco más de la mitad, con lo que el stock sin vender hace que FIAT le ofrezca retiro voluntario a su trabajadores (1) y trabajen solo 4 días a la semana. No es mejor el panorama en las otras automotrices en que todas debieron adelantar las vacaciones a su personal.
Igual o peor le sucede a la construcción y a los servicios ligados a la población, lo que sí es cierto para las grandes empresas, con más razón para las Pequeñas y Medianas empresas (pymes), que desde que está Macri en el poder han cerrado 9.500 establecimientos registrados.
La reducción del mercado interno por caída del poder adquisitivo del salario y el aumento de la desocupación; más la deuda en dólares que contrajeron la gran mayoría de las grandes empresas en la creencia que Macri iba a estar dos períodos y que el carry trade aseguraba un retraso cambiario; más las altas tasas de interés (la tasa activa que es la que le cobran al tomador de crédito, no baja del 70% anual); más las tarifas y combustibles ajustados por el tipo de cambio; etc. conforman un escollo confiscador del capital de las empresas.
Muchos empresarios que habían comprado dólares como bien-refugio, lo fueron vendiendo estos últimos meses y, eso explica que las ventas de divisas en el mercado interno en noviembre de 2018, estén levemente por debajo de las compras, porque hay un sector beneficiado (los grandes bancos y productores y comercializadores de granos, principalmente) que siguen comprando dólares, saben que está barato con respecto a lo que vendrá en abril de 2019.
La fiesta financiera
El “Informe sobre Bancos” que hace el Banco Central (BCRA) sostiene, en cambio, que las entidades financieras considerando la estimación del flujo de fondos del sistema en moneda nacional, en el acumulado de diez meses del año, el aumento de los depósitos (402.000 millones de pesos del sector público y 351.000 millones del sector privado) y la reducción de las tenencias de LEBAC – Letras del BCRA (226.000 millones) fueron los orígenes de recursos más importantes.
Estos fondos se utilizaron para incrementar las tenencias de LELIQ –Letras Líquidas del BCRA- (478.000 millones de pesos que pagaron en la última semana una tasa promedio de 72,728% anual para siete días), el crédito al sector público (237.000 millones), el saldo de las cuentas corrientes de las entidades en el BCRA (231.000 millones) y el financiamiento al sector privado (229.000 millones), con lo que operaron con fuerte rentabilidad mientras la economía productiva se desmorona.
Dado el marco descripto (pérdida del sector productivo y ganancia en el sector financiero), el dólar tendrá un comportamiento similar al del último trimestre de este año 2018, hasta marzo de 2019, en que ingresan 10.843 millones de dólares del FMI, máxime teniendo en cuenta dos parámetros:
a) Al 14 de diciembre de 2018 habían ingresado créditos del FMI por 20.158 millones de dólares (2), pero las Reservas Internacionales totalizaron a esa fecha 49.887 millones de dólares, cuando un año atrás era de 55.502 millones, con lo que la fuga de capitales y el cumplimiento de obligaciones de deuda significaron que las reservas del BCRA disminuyeran 25.773 millones en un año (llevándose consigo el crédito del FMI).
b) Que el vencimiento de capital e intereses de títulos de deuda pública para el año 2019 suman 13.100 millones de dólares, a lo que debe sumarse que vencen capital e intereses de LETES por 16.700 millones de dólares y que, la Ley de Presupuesto de la Administración Nacional reconoce un déficit de 600.285,7 millones de pesos (que al tipo de cambio promedio esperado por el gobierno de Cambiemos de 40,10 pesos por dólar, significan que se debe tomar deuda por otros 15.000 millones de dólares), en total 44.800 millones de dólares.
Lo que se tiene previsto que ingrese por créditos del FMI (3) para todo el año 2019 es una suma muy menor, de 22.658 millones de dólares, con lo que se depende de un alto roll over (renovación de deuda vieja por deuda nueva) y que la fuga de capitales no mantenga el ritmo actual, ambas posibilidades de difícil cumplimiento y explica por qué el llamado riesgo país sobrepasó los 800 puntos de tasa (4).
En la economía argentina, tanto el sector público como el privado nacional, debe pagar una sobretasa del 8% anual en relación a los títulos de deuda soberana de Estados Unidos para acceder a financiamiento externo (para peor, la tasa de EEUU tiende a subir).
Y no estamos contemplando el desbarajuste que hizo el BCRA para absorber las LEBAC (Letras del BCRA) que reemplazo por LELIQ (Letras Líquidas del BCRA que se usan como encaje remunerados por los bancos) y por LETES (Letras del Tesoro de la Nación en pesos y en dólares), lo que impactará (la colocación de LELIQ) en el déficit cuasi fiscal, agravando el problema de solvencia del sector público nacional en su conjunto.
Sin salida
Según lo planteado por el FMI y aceptado por el gobierno de Cambiemos, el ajuste fiscal se hace por un lado por reducción del gasto público (esencialmente las inversiones que incluso no pueden suplirse con las PPP) (5) y, por otra parte, por aumento de la recaudación impositiva, pero en este caso y sobre todo por gravámenes al consumo y, en menor medida, por el restablecimiento de los derechos de exportación (retenciones) tras la violenta devaluación de la moneda.
E incluso, se prevé menores ingresos por el Impuesto a las Ganancias (que, paradójicamente, abarca a más trabajadores que deben abonar este impuesto el año que viene si ganan más de 38.000 pesos neto por mes, poco m´ss de 900 dólares al cambio previsto por el gobierno) y, en el caso de los Bienes Personales, se excluye a las propiedades rurales.}
Además se fijó un mínimo no imponible de 18 millones de pesos (unos 450 mil dólares) para una vivienda, con lo que el resultado va a ser, pese al aumento de la alícuota, un ingreso similar al de este año (que fue solo 0,14% del PIB).
Si la variable Consumo de la población continúa en franco declive; si la Inversión, tanto pública como privada, se reduce a niveles ínfimos; si tratan de frenar el gasto público y la emisión monetaria (en este mal llamado “plan doble cero”[6]); la única variable macro que crecería (siempre según los supuestos oficiales, incluso plasmado en la Ley de Presupuesto de la Administración Nacional 2019 y acordado con el FMI) serían las exportaciones.
Pero éstas no solo dependen de la cosecha (la que puede ser muy buena con respecto a la de este año, en que fue afectada por la sequía), sino también de su precio, que tiende a la baja cuando la FED (Reserva Federal de los EEUU) sube las tasas como está haciendo en este fin de año y va a continuar en el año 2019[7].
Lo que impulsa el FMI para reducir el gasto público y beneficiar a las empresas es imponer otra reforma previsional (que disminuya objetivamente el haber a los jubilados y pensionados, cuando el 60% percibe la mínima que, en diciembre de 2018 equivale a 9.308,96 pesos mensuales, unos 250 dólares), implantar la reforma de flexibilidad laboral (la misma que no pudieron aprobar en el Congreso de la Nación en diciembre de 2017) y, una nueva reforma tributaria que baje las retenciones, disminuya la tasa del impuesto a la ganancia a las empresas y que, incremente el haber mínimo en que no se realicen aportes previsionales.
Con caída del Producto y del Ingreso, con tasas de desocupación abierta que va a superar los dos dígitos para marzo del año que ya viene, con nuevas y mayores suspensiones de tareas, reducción de horas trabajadas y hasta cierre de plantas y empresas, que no se recuperan de un día para el otro, lo que únicamente asegura es una prolongada recesión y descenso de la ocupación.
Pendientes de la conducta de los poseedores de títulos de deuda argentino, de los que compran dólares para sacarlos del sistema y sobre todo de la paciencia del pueblo argentino, el gobierno de Cambiemos llega a su fin.
¿Pasividad?
El problema se suscita en la transición y en su reemplazo, y allí observamos dos fenómenos que se retroalimentan entre sí, la pasividad de la mayoría de la población que acepta resignadamente no llegar a fin de mes y que los suyos no lleguen a fin de mes, y un silencio en la oposición que solo se limita, en el mejor de los casos, a reproducir lo bueno que se hizo en la gestión de los Kirchner.
Cuando en realidad para dar vuelta el resultado esperado de recesión y desocupación, se debe actuar con la energía y decisión de Néstor Kirchner.
Cuando le pagó al FMI, fue al primer piso del Ministerio de Economía donde funcionaba el observatorio de cuentas fiscales del FMI, y le dijo a los técnicos que estaban allí en ese momento: “Muchachos, este documento (por la transferencia de los fondos que levantó en su mano izquierda) demuestra que la Argentina no le debe más un dólar a sus jefes. Le rogaría que recojan sus cosas y se retiren. Si fuera mal educado les diría que se vayan al carajo…Pero no es así, buenas tardes”.
Notas
1.- Recién ahora Cristiano Rattazzi, que fue fiscal de Cambiemos en las elecciones nacionales, va a las reuniones de la UIA con posturas críticas y sosteniendo que así no se puede seguir. Ve menos que un gato de yeso. Querían dólar alto, bajos salarios y no se dieron cuenta que depende del mercado interno argentino.
2.-En dos tramos, uno fue el 22/06/2018 por U$S 14,458 millones y el otro fue el 30/10/2018 por U$S 5.700 millones. Se informó que el Directorio del FMI aprobó el tercer tramo del año 2018 de U$S 7.600 millones que ingresará en la última semana del año.
3.- Siempre y cuando las autoridades del FMI aprueben las metas trimestrales acordadas en el Stand By
4.- Es un indicador elaborado por el JP Morgan (uno de los principales prestamistas en los dos primeros años de Cambiemos y que encabezó la fuga el 25 de abril de este año 2018) y muestra la posibilidad que tiene un país de no cumplir con sus obligaciones.
5.- Ley 27.328 de Programa Público Privado, que solo se realizaría el de la constructora China Construction America (CCA), junto a la mendocina Green S.A., la firma asiática fue adjudicataria del llamado corredor B que abarca la ruta nacional 5 desde el kilómetro 68 en Luján hasta la intersección con la ruta 35, pasando por la ciudad de Santa Rosa, La Pampa.
6.- Plan “Doble Cero” porque sería cercano a cero el déficit primario fiscal – antes del pago delos intereses de la deuda- y habría un control estricto de la emisión monetaria
7.- Porque existe una relación inversamente proporcional, si la FED sube las tasas de interés el precio de los commodities descienden.
(*) Licenciado en Economía, profesor de Política Económica y de Instituciones Monetarias e Integración Financiera Regional en la Facultad de Ciencias Económicas (UBA Fue Director Nacional de Programación Macroeconómica en el Ministerio de Economía y Finanzas de la Nación. Analista senior asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE).