Ojitos del Mal: el aquelarre de Vargas Llosa
JOSÉ STEINSLEGER| Dijo el poeta que las almas serviles trastocan a tal grado la noción de libertad, que a más de trabajar para las mejores familias adoptan la figura que a sus amos conviene. Imagen que un prócer independentista precisó con simplicidad y precisión: “Cualquier déspota puede obligar a sus esclavos a que canten himnos a la libertad” (Mariano Moreno, 1810).
Adalid de aquellas sería don Mario Vargas Llosa, premio Nobel de Química (perdón… de Economía), y jefe de la ultraderechista Fundación Internacional para la Libertad (sic, FIL), que el 24 de marzo pasado, a puertas semicerradas y bajo estrictas medidas de seguridad, acaba de celebrar en Lima un “seminario internacional” más (de una sola jornada) para “debatir ideas”.
El acto tuvo cierto telón de fondo. Pocos días antes, el nauseabundo conductor de televisión Jaime Bayly entrevistó en la televisión de Miami a un personaje “experto en seguridad” totalmente desconocido para el gran público: el cubano Arturo Eduardo Macaya, veterano de la fracasada invasión de Playa Girón (1961), de Vietnam, y de operaciones sucias de la CIA en América Central.
En el programa, Macaya denunció que un “grupo guerrillero bolivariano” estaría entrenándose en la frontera peruano-boliviana junto con miembros de las FARC “…para matar a un líder opositor de Bolivia…”. Estos guerrilleros, añadió, “…tendrían la misión de proteger al presidente Evo Morales con financiamiento del gobierno venezolano y de asesinar al empresario y político de derecha Samuel Doria, a más del propio presentador Bayly…”.
Simultáneamente, los ex presidentes Felipe González, Henrique Cardoso y Ricardo Lagos aterrizaban en Venezuela para “contar sus experiencias” (¿?), y transmitir en nombre de la banca española y del compañero Carlos Slim un “mensaje de aliento” a la militancia antichavista. Sobra decir que personajes como Macaya y los ex gobernantes de España, Brasil y Chile “piensan distinto” de Vargas Llosa. O eso dicen.
Sostenida con recursos de la National Endowment Democracy (NED) y el Estado español, la FIL fue creada en 2002 y presentada en Casa América de Madrid por Vargas Llosa y José María Aznar. Evoquemos aquel año: golpe fallido en Venezuela, victoria de Lula en Brasil, y llegada de Andrés Manuel López Obrador al Gobierno del Distrito Federal. Meses después, poco antes del triunfo de Néstor Kirchner en Argentina, se fundó en Buenos Aires el Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL), “base de operaciones anticastrista”, según el diario Página 12 (27/2/12).
¿Casualidades? El periodista canadiense Jean Guy Allard cuenta que luego del triunfo del Partido Popular, el nuevo ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación de España, José Manuel García-Margallo (franquista), mantuvo una entrevista con la secretaria de Estado Hillary Clinton, a quien dijo: ¡España ha vuelto!
El aquelarre convocado por Vargas Losa (“América Latina: oportunidades y desafíos”) tuvo lugar en la exclusiva Universidad de Lima, y contó con la presencia de varios ex jefes de Estado del llamado Consenso de Washington: Luis Alberto Lacalle (Uruguay, 1990/95), Jorge Quiroga (Bolivia, 2001/02), heredero político del dictador Hugo Bánzer y justificador del Plan Cóndor; Vicente Fox (2000-06), Alejandro Toledo (Perú 2001/06), y Álvaro Uribe Vélez (Colombia 2002/10).
Los intelectuales y periodistas “famosos” no podían faltar a la cita: el escritor argentino Marcos Aguinis y el periodista Mariano Grondona (conocido el uno por su tenaz defensa del Estado terrorista de Israel, y el otro como ideólogo y vocero de todos los golpes militares desde la caída de Perón (1955), o el prófugo cubano Carlos Alberto Montaner, agente de nómina de la CIA, colaborador de la revista mexicana Letras Libres y compinche de los terroristas Orlando Bosch y Luis Posada Carriles que en 1976 pusieron una bomba en una nave de Cubana de Aviación.
Los asuntos de esta reunión de la FIL giraron en torno a varios objetivos: ampliar la guerra especial del Pentágono en América Central y del Sur, respaldar al candidato de la extrema derecha en Venezuela, presionar a Perú para poner en marcha la Alianza del Pacífico (México, Colombia, Perú y Chile), desacreditar a la Unasur y la naciente Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac), y dictar al presidente de Perú, Ollanta Humala, el guión en asuntos de política exterior.
En la ocasión, Vargas Llosa elogió la “eficiencia” del gobierno mexicano en su lucha contra el “crimen organizado” (importado de Colombia): institucionalización de la tortura, ejecuciones extrajudiciales, privaciones ilegales de la libertad, y otros daños colaterales. Pero cuando le hizo ojitos a la simpática candidata presidencial de nuestro país, los asistentes quedaron demudados: “Necesitamos que Josefina Vázquez Mota llegue a la Presidencia de México”.
Por consiguiente, no resta más que agradecer la clarividencia política de don Mario. Las dudas fueron despejadas y, ahora sí, tendremos en México na’más que dos candidatos: el bueno y el malo.
*Periodista argentino-mexicano,columnista de La Jornada de México