¿Qué pasa en PDVSA?
En su último informe, la OPEP acaba de revelar una cifra sumamente preocupante para nuestro país: la producción petrolera venezolana sigue en caída libre.
Con respecto al mes de agosto, en septiembre se produjeron 42 mil barriles diarios menos. Lo que sitúa la producción nacional en 1 millón 197 mil barriles diarios.
Es el nivel de producción más bajo de las últimas tres décadas, solo superado por la caída de finales de 2002 principios de 2003, provocada por el sabotaje petrolero realizado por factores oposicionistas en el marco del intento de golpe de estado contra el presidente Chávez.
Estos datos, se publican un día después de firmarse por parte del Ejecutivo Nacional una nueva escala salarial con los trabajadores de la estatal petrolera.
Pero también se da a conocer el mismo día en que la refinería de Amuay presenta una extraña situación con la aparente fuga de gases del catalizador de azufre, lo que algunos usan como síntoma del deterioro operacional de PDVSA. Y en medio de una escasez de combustible que afecta a varios estados del país, en especial al occidente. Así como de gas domésticos en muchas otras zonas, incluyendo la Gran Caracas. Y justo cuando se avanza en los planes de aumentar el precio de la gasolina a niveles internacionales (que todavía no sabemos, dicho sea, exactamente a qué niveles se esta haciendo referencia).
Además, y tal vez este sea el dato más difícil de digerir, todo sucede en medio de un rebote de los precios de petróleo que lo sitúan a nuevo nivel de boom. En los actuales momentos, como se puede leer en la página web de PDVSA, el precio promedio de la cesta OPEP se ubica en 82 dólares, mientras que la venezolana en unos 75 dólares por barril.
Veamos el asunto en perspectiva:
- En diciembre de 2012, la producción de PDVSA se situaba en 2 millones 743 mil barriles diarios. Eso quiere decir que, de entonces a la fecha, hemos perdido alrededor de un 1 millón 500 mil barriles diarios.
- Pero no debemos olvidar que la producción optima del país, dado el lugar que ocupa en el seno de la OPEP, debería estar entre 3 millones 100 y 3 millones 200 mil barriles diarios. Es decir, si tomamos la menor de las dos cifras, se trata de una caída en torno a un millón 900 mil barriles día.
- Si calculamos estos niveles de producción con los precios promedios observados en los años transcurridos desde 2012 hasta septiembre de 2018, estamos hablando de pérdidas registradas en torno a 39 millardos de dólares. Es decir: la caída de la producción nos ha costado al menos 39 millardos de dólares, que no han ingresado al país y que bastante falta nos han hecho y hacen.
- Ahora, si consideramos los precios promedios actuales de la cesta venezolana (75 dólares por barril) con el precio promedio a comienzos de 2016, cuando se decretó la emergencia económica (21 dólares por barril), estamos hablando de una diferencia de + 54 dólares. Si volvemos a las cifras de la OPEP, para enero-febrero de 2016, la producción venezolana se ubicaba en 2 millones 558 mil barriles diarios. Se dijo aquel entonces que la caída de los precios dejó al país prácticamente sin ingresos. Y que había que prepararse para lo que ya no era una situación accidental sino estacionaria: no volverían los precios altos al mercado petrolero. Sin embargo, el caso es que, al sol de hoy, el precio es 3,3 veces el de 2016, pero como la producción actual es 1,7 veces menor, no estamos recibiendo el oxígeno del repunte petrolero. A los precios de hoy, por la caída de la producción, estamos dejando de percibir unos 73 millones de dólares diarios, que se traducen en unos 2 ,2 millardos de dólares al mes, si el caso fuere que mantuviéramos la producción de cuando comenzó la emergencia económica.
A este respecto, queremos plantear lo siguiente:
- Nos parece que en este momento no existe problema a atender más importante, desde el punto de vista productivo y de posibilidades reales de recuperación económica, que éste. Todo esfuerzo que no se dirija en la actualidad a aumentar la producción petrolera, es tiempo y recursos que casi no se tienen desperdiciados. No solo por lo que ya hemos dicho en cuanto a las pérdidas que se están generando en un contexto como el que estamos viviendo, sino además, porque de seguir la tendencia en la caída de la producción, llegará el momento (a comienzos del año 2019 a más tardar), en que la producción solo alcanzará para abastecer el mercado interno, que ya de por sí enfrenta severos problemas de abastecimiento, con lo que nuestro país perderá su carácter de exportador de petróleo con todo lo grave que ello es.
- Creemos que debe darse dentro de las filas revolucionarias y el país todo un amplio debate al respecto y el gobierno ser más transparente a la hora de informar cuál es la situación real dentro de la industria petrolera. Sabido es que el gobierno nacional, en noviembre de 2017, nombró nuevas autoridades con el objetivo de recuperar PDVSA, siendo que entonces se habló de la existencia de un complot interno para paralizarla. Como quiera que esto haya sido, lo cierto es que pese a dicho nombramiento -ratificado recientemente- la caída de la producción no solo no se ha revertido, sino que en realidad aceleró su ritmo de caída: desde entonces, hemos perdido 640 mil barriles diarios.
- En cuanto a esto último, queremos aportar un dato para el debate: tal y como informa la OPEP, la caída de la producción petrolera actual de nuestro país la sitúa a sus niveles más bajos de las últimas décadas, solo superada por la caída de 2002-2003 cuando el sabotaje petrolero. Pues bien, al momento de comenzar dicho sabotaje, diciembre 2002, la producción diaria de PDVSA era de 3 millones 524 mil barriles diarios. Dos meses después, febrero de 2003, esa producción cayó a poco más de 700 barriles diarios. No 700 mil… 700 barriles por día!!!. Sin embargo, tres meses después, ya había retornado a los tres millones de barriles diarios.
- Según el informe de gestión externo realizado por la firma internacional de contadores públicos KPMG, el sabotaje petrolero le costó a PDVSA pérdidas por 14 mil 600 millones de dólares, de los cuales, una parte importante correspondió a pérdida y daños de instalaciones y equipos, desde tanques y ductos hasta el cerebro electrónico, que como se recordará fue manipulado y bloqueado por la transnacional INTESA. Pero además, para poder arrancar operaciones, hubo que incorporar cerca de 18 mil trabajadores a la industria, habida cuenta del abandono de los puestos de trabajo de un numero equivalente para sumarse al paro.
- Es decir: para que la empresa comenzara a operar nuevamente, no solo hubo que reparar y/o sustituir infraestructura, sino que se tuvo que contratar casi 18 mil trabajadores nuevos. Tómese en cuenta que para aquel entonces el precio promedio de barril de petróleo no llegaba a 30 dólares, por lo que no puede decirse que todo eso se hizo porque estaba el petróleo a cien. ¿Qué se hizo entonces que no se está haciendo ahorita? ¿O es que la situación de la PDVSA de hoy es peor a la de 2003? Sinceramente lo dudamos. Y además nos parece que muchos informes que pululan por ahí sobre lo que costaría reactivar PDVSA, magnifican su deterioro para justificar su privatización parcial o total. Pero como quiera que sea, debe sincerarse el asunto y concentrarnos en la recuperación de nuestra principal industria, pues en ello, como dice el dicho -pero literalmente- se nos va la vida.