La soledad del procónsul Luis Almagro /OEA y Almagro sobran

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Álvaro Verzi Rangel|

La presencia de Luis Almagro en la frontera colombiana invocando la “responsabilidad de proteger” delata su pretensión de promover la intervención militar en Venezuela, al margen de la ONU, tal como lo sugieren sus propias palabras. El secretario de la OEA es tan duro con Venezuela que casi nadie le cree: habla de genocidio e insta a una intervención extranjera.

No podemos descartar ninguna opción, dice, sin aclarar quiénes son ese “nosotros” ni a quien obedece. Se muestra tan belicoso ante el gobierno venezolano que logró el milagro de unir a toda la izquierda uruguaya… en su contra, señala el diario conservador El Observador.

Fue más allá de lo que funcionarios estadounidenses se atrevieron jamás a expresar: “La presencia cubana en Venezuela coadyuva al régimen bolivariano en tareas de represión, inteligencia, identificación de civiles, de tortura, entre otros”. Luego habló de desnutrición como “campaña de exterminio”.Resultado de imagen para almagro en cucuta

El Grupo de Lima, integrado por una docena de países latinoamericanos que era la punta de lanza contra Venezuela, dejo descolocado a Almagro, y rechazó una eventual intervención militar en esa nación. Es más, expresó  “su preocupación y rechazo ante cualquier curso de acción o declaración que implique una intervención militar o el ejercicio de la violencia, la amenaza o el uso de la fuerza en Venezuela”.

En ese sentido, abogó por “una salida pacífica y negociada” para restaurar la democracia en Venezuela y a superar la “grave crisis política, económica, social y humanitaria que atraviesa ese país”, por lo que reiteraron que continuarán promoviendo iniciativas para este fin en el marco del derecho internacional.

Esta plataforma fue creada por iniciativa del anterior gobierno de Perú para denunciar un quiebre del orden democrático en Venezuela ante la creación de la Asamblea Nacional Constituyente, cuya legitimidad no reconoce.

El Observador señaló que difícil de entender que un diplomático uruguayo de inspiración nacionalista acepte una intervención extranjera. La actitud de Almagro, añade, coincide con la ultraderecha venezolana que con la de EEUU. “Puede esperarse casi cualquier cosa de Donald Trump, incluso hipótesis de ataque, pero en su entorno parece predominar la idea de que el chavismo es un aliado estratégico: su mejor carta estratégica, funcional  a sus intereses (…)

“La OEA es intrascendente y Almagro está muy solo”, añade El Observador. De todas formas, en Washington se habla de su renuncia y también de su sucesión y/o destitución, ante la caída vertiginosa de la credibilidad del organismo panamericano. En 2015 quedó como único candidato, tras la renuncia del ex-vicepresidente de Guatemala Eduardo Stein, por motivos de salud.

Resultado de imagen para almagro y videgarayEstados Unidos venía preparando para ese cargo al todavía canciller mexicano Luis Videgaray, quien difícilmente logre el apoyo del nuevo presidencia Andrés Manuel López Obrador. Pero candidatos –sobre todo autocandidateados- para el cargo de procónsul colonial, no faltan.

Junto a él quedaron alienados el genocida expresidente colombiano Álvaro Uribe y el senador republicano Marcos Rubio, guionista y financista de la oposición radical venezolana. En una universidad estadounidense Uribe -el del Clan de los 12 apóstoles, el de las paramilitares Convivir, de los falsos positivos (asesinato de campesinos, vistiendo sus cadáveres como guerrilleros para que parecieran muertos en combate), de las chuzadas, del bombardeo a Ecuador- afirmó que “le faltó tiempo para una acción militar contra Venezuela”. Y en ese entonces no gobernaba Maduro…

A tono con las declaraciones de Guillermo Botero, el nuevo ministro de defensa colombiano el pasado viernes 14 de septiembre, uno se pregunta si el presidente Iván Duque vino a cumplir esa tarea que dejó pendiente quien se dice ser su padrino político. ¿O son los deseos de la mafia mayamera expresados por Marcos Rubio?

Las apetencias alocadas de la oligarquía colombiana no por vieja dejan de ser evidentes: Golfo de Venezuela, Lago Maracaibo, petróleo venezolano, salida al Caribe-Atlántico, servir de peones al ajedrez del capital transnacional y ahora el expediente de la “violación masiva de derechos humanos” con que pretenden justificar la agresión contra Venezuela no es creíble ni para quienes lo intentan

“El expediente de la “violación masiva de derechos humanos” con que pretenden justificar la agresión contra Venezuela no es creíble ni para quienes lo declaman.

Almagro quiere ignorar de que el uso de la fuerza está prohibido y que las únicas dos excepciones se dan en casos de legítima defensa ante un ataque, o derecho conocido como Pacto de Briand-Kellogg; o en casos de amenazas a la paz o actos de agresión que permite al Consejo de Seguridad tomar medidas coercitivas que van desde un bloqueo económico hasta el uso de la fuerza.

La explicación de estas limitaciones está en que el principio de “responsabilidad de proteger” puede ser mal utilizado. Y lo hacen, como cínicamente quiere hacerlo Almagro.

Luego de ser desmentido por los gobiernos miembros de la OEA, Almagro respondió al expresidente del gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero, quien dijo que las intervenciones militares unilaterales corresponden a una doctrina “insostenible” y “arcaica”.Resultado de imagen para rodriguez zapatero en colombia

El secretario general de la OEA respondió al expresidente y dijo: “El señor Zapatero tiene un problema muy grande de comprensión y que podemos definirlo de distintas categorías (…) Mi consejo, es un consejo nada más: que no sea imbécil. Es un consejo importante, bueno, creo que le puede hacer mucho bien”. España anunció que protestará ante la OEA por los insultos de Almagro a Zapatero.

Ya en la Cumbre Latinoamericana de Miami había dicho que “hay que tirar la dictadura porque si no el año que viene vamos a estar lamentándonos. No podemos descartar ninguna medida para tirar abajo esta dictadura. No podemos ser permisivos. No debemos esperar a que Venezuela sea Ruanda, hay que evitar que sea Ruanda. Y ya son millones las personas asesinadas, torturadas, desplazadas en Venezuela. La responsabilidad de proteger no es contar muertos”, afirmó Almagro en Twitter.

Podríamos entender estas declaraciones en la boca de Donald Trump, pero de un secretario general de la OEA, parece un despropósito sin par, incitando una guerra. La agenda de Luis Almagro poco a nada tiene que ver con el diálogo, sino que ha llamado abiertamente a una guerra civil en Venezuela. Peor aún, la promueve.

El papel de sicario interméstico que cumple este señor a cargo de la secretaría general de la OEA queda reducido a él mismo cuando es cuestionada su visita a Colombia y su discursiva guerrerista por gobiernos que antes lo apoyaron, señala el jurista Beltrán Haddad.

Lo que ahora intenta, ante los fracasos de aplicar la Carta Interamericana contra Venezuela y la declaratoria de “crisis humanitaria”, es conjugar de una manera criminal la decisión política de injerencia que ejecutan los gobiernos de EEUU, Canadá, la Unión Europea y el Grupo de Lima con el desequilibrio que esa decisión extranjera de bloqueos ha provocado en la vida doméstica de la sociedad venezolana,

La intervención por la vía del principio de “responsabilidad de proteger” es inaplicable en Venezuela donde no existe lucha armada ni ataques masivos a su población y está largamente distante de los trágicos acontecimientos de Ruanda, Somalia o Kosovo, entre otros.

La “responsabilidad de proteger” se da en conflictos intraestatales cuando hay ataques masivos contra una población civil, o crímenes de guerra y amenazas que traspasan fronteras y afectan a la comunidad internacional como el terrorismo o las armas biológicas.

México, Chile y Colombia ¿pies de barro?

Resultado de imagen para almagro y fracaso del grupo de limaVenezuela pidió el domingo 23 a México, Chile y Colombia aclarar si funcionarios de sus embajadas apoyaron la fallida fuga de uno de los presuntos responsables del estallido de drones el 4 de agosto pasado, durante un acto encabezado por el presidente Nicolás Maduro. “No hay inmunidad diplomática en el caso de encubrimiento de terroristas, advirtió el ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez.

El día anterior habían sido capturados Henryberth Rivas Vivas, alias Morfeo, y otras dos personas, Ángela Expósito, de doble nacionalidad española-venezolana, señalada por esconderlo en su residencia, y el coronel en retiro Ramón Velasco.

.En confesiones en video difundidas por el ministro, Rivas relató que personal diplomático estaría relacionado con sus frustrados planes de huir de Venezuela y dijo haber recibido instrucciones para contactar con un funcionario de la embajada chilena, quien lo ayudaría a trasladarse a Colombia con la mediación de personal de las sedes diplomáticas de México y Colombia.

El gobierno de Chile tiene que explicar por qué un asesino, un terrorista, recibe la instrucción (…) de que se dirija a su embajada, expresó Rodríguez. En esa sede diplomática está refugiado el parlamentario opositor Freddy Guevara, después de ser acusado de incitar a la violencia durante las protestas callejeras que provocaron unos 125 muertos en 2017.

El ministro precisó que hasta el momento 28 personas están detenidas, y pidió a Estados Unidos y Colombia aprobar la extradición de quienes fueron señalados como autores intelectuales, entre ellos el dirigente opositor Julio Borges, y reiteró las acusaciones contra el expresidente colombiano Juan Manuel Santos, quien está detrás de lo sucedido, según Maduro.

El presidente de Colombia, Iván Duque, tiene que deslindarse de los hechos planificados en el gobierno de Juan Manuel Santos. ¿O no? ¿O está de acuerdo con el intento de asesinato?, preguntó Rodríguez.

Un funcionario de migración en Colombia, que el gobierno venezolano identificó como Mauricio Jiménez, es acusado de haber permitido el paso por la frontera de responsables del ataque para recibir entrenamiento en la localidad colombiana de Chinácota.

Por otro lado, la cancillería venezolana pidió este domingo a Colombia mayores esfuerzos en la lucha contra el narcotráfico ante un aumento alarmante de cultivos ilícitos, en especial en la zona fronteriza común. “Venezuela apremia a las autoridades colombianas realizar esfuerzos sinceros y efectivos y asumir las responsabilidades internacionales por los daños que ha causado la industria del narcotráfico a países vecinos y al mundo”, señaló la cancillería.

Un informe de la Oficina de ONU contra la Droga y el Delito, indica que Colombia concentra 68,5% de los cultivos de coca en el mundo y al cierre de 2017 contaba con 171 mil hectáreas de coca sembradas, 25 mil más respecto de la medición de 2016. subraya el comunicado.

Como era de esperarse, Bogotá salió al paso de las acusaciones, Chile citó al embajador venezolano en la cancillería y llamó al gobierno de Maduro a  retirar sus “calumniosas insinuaciones contra nuestro país” (en realidad fue contra funcionarios chilenos), y México rechazó los que apuntan a un presunto vínculo de funcionarios de su embajada en Caracas con los autores del intento de asesinato contra el presidente venezolano.

*Sociólogo venezolano, Codirector del Observatorio en Comunicación y Democracia y del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

 

OEA y Almagro sobran

Ruben Montedónico|

“Con OEA y sin OEA ya ganamos la pelea”/(Carlos Puebla, 1962)

Decir de la OEA que mantiene desde su fundación el apego a dictados de Estados Unidos -que sufraga buena parte de su presupuesto y es sede del organismo- y a sus deseos de dominio sobre América, parece una obviedad. Señalar que los secretarios generales fueron fieles ejecutores y acompañantes de los designios que llevaron a que Harry Truman la hiciera fundar, es corroborar que obedecieron a quien manda y paga.

Hay en su historial muchas acciones -incluidas las de omisión y/o convalidación de situaciones-, pero dos destacan por ignominiosas: la expulsión de Cuba y la invasión de Dominicana. La de enero de 1962 en Punta del Este, en la octava cumbre de la organización, pretextó que “la adhesión de cualquier miembro de la OEA al marxismo-leninismo es incompatible con el Sistema Interamericano”, en vista de lo cual resolvieron que “esta incompatibilidad excluye al actual gobierno de Cuba de su participación”. A estas acciones La Habana contestó -entre otras cosas- apostrofando a la organización como Ministerio de las Colonias.

En República Dominicana fue depuesto en 1983 el gobierno de Juan Bosch. Los avatares políticos y la inclinación ulterior de sucesores del depuesto por aplicar una política progresista e independiente en esa parte soberana de la isla instigó al presidente estadunidense Lyndon Johnson a ordenar la invasión. El 28 de abril de 1965 dio inicio la operación con el desembarco de una fuerza de 500 infantes de marina. El mandatario utilizó la cadena nacional para justificar la acción argumentando que se trataba de salvar vidas de connacionales. A los 10 días los “protectores” sumaban 23 mil hombres con el alias de “Fuerza Interamericana de Paz…” de la OEA, claro está, y era comandada por estadunidenses, con representaciones de las muy emblemáticas dictaduras de Brasil, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Paraguay, además de 21 policías de la desmilitarizada Costa Rica. Resultado de imagen para oea cuba

Se pretendía –decían en la OEA- tratar de tener paz en esa parte de La Española y salvar al continente de la “expansión comunista”. Entre los expedicionarios se encontraba el torturador ítalo-estadunidense Dan A. Mitrione, quien viajó desde su puesto de asesor policial del FBI en Río de Janeiro, “prestado” a la CIA como parte del dúo Benitín y Eneas. Las invenciones estadunidenses para intervenir en países soberanos son habituales y Johnson ya la había aprobado en un caso contra Vietnam: el incidente del golfo de Tonkín (1964). Con la operación de falsa bandera de sus servicios secretos se apoyó para la participación en la guerra en aquel territorio incrementando el pie de fuerza propio de 60 mil hasta 500 mil hombres al mando del general William Westmoreland.

La careta de Estados Unidos se le cayó cuando después de omitir alguna expresión de condena hacia la conducción espuria y asesina de Argentina, la dictadura invadió Malvinas (1982): Washington -con Reagan- apoyó a la potencia extrarregional -de la premier Thatcher- haciendo a un lado toda solidaridad panamericana. Hay que recordar que Estados Unidos, en 1831, fue quien atacó Malvinas antes de la ocupación por el Reino Unido en 1833.

Como se sabe, la OEA nada dijo sobre los asesinatos de Gaitán, Allende y Bishop o los “accidentes aéreos” en los que perecieron Torrijos y Roldós. Se calló ante golpes de estado cívico-militares -apodados como “blandos”- que asaltaron y acabaron con gobiernos constitucionales, de los cuales tres ocurrieron en este siglo: Honduras (Zelaya), Paraguay (Lugo) y Brasil (Rousseff).

En estos tiempos, está muy expuesta la disposición de Washington a librarse de gobiernos progresistas de Latinoamérica y, en buena medida -con diferentes métodos- las derechas han ido avanzando en el área. Venezuela, desde siempre, fue un objetivo central de la acción de la Casa Blanca -a partir de Chávez y hasta el presente- siendo manifiestos los esfuerzos y recursos destinados para acabar con la rebeldía de los gobiernos de Caracas.

Sin declinar en nuestra crítica acerca de las insuficiencias y debilidades de los progresismos ni a los consecutivos errores, la ausencia de poleas de trasmisión con dirigentes políticos populares y la falta de relación con la militancia de los conducidos en estos momentos por Nicolás Maduro, no puedo en ninguna de estas circunstancias ignorar que las mismas son aprovechadas por las derechas vernáculas, la prensa, los medios internacionales y el imperio para intervenir y medrar con ellos. En el caso venezolano no se trata sólo de los dicterios contra el régimen por parte del gobierno estadunidense o sus representantes, de las declaraciones del Departamento de Estado y de documentos de sus fuerzas armadas: cuentan con la aquiescencia de gobiernos americanos, otros de Europa occidental y la dirección y el acompañamiento de la OEA y sus funcionarios.

Acerca de esta institución, como lo señalé en otra oportunidad, las acciones y declaraciones de un cruzado contra Venezuela como Luis Almagro, obediente y obsecuente, son sobresaltantes. Es cierto que debe apuntarse -como una suerte de atenuante- que el ex canciller uruguayo no es el único responsable de estar donde está: como dicen en mis pagos, “la culpa no la tiene el chancho sino quien le rasca el lomo”. Sin embargo, sí es responsable por la campaña que emprendió y porque en materia, por ejemplo, del movimiento migratorio esgrime evidentes exageraciones y omisiones. Por un lado, porque atribuye al traslado una entidad y dramatismo que no tienen; en segundo lugar, porque omite decir que corrientes humanas mucho más numerosas se mueven y se han movido antes y ahora de un sitio a otro, sin que el fenómeno haya suscitado la mínima atención de la OEA.

Almagro en su servilismo y abyección olvida que un demócrata de pura cepa como el profesor Juan Bosch definía en la década del 60 que la OEA “sobra”, y -agrego- él también.