Marcó del Pont: Ahora el Banco Central es de todos los argentinos
ALFREDO ZAIAT Y TOMÁS LUKIN| Con amplia mayoría se modificó la Carta Orgánica del Central, dejando atrás postulados liberales consagrados a comienzos de los ’90. En diálogo con Página/12, la titular del Banco Central de la República Argentina (BCRA) detalla la importancia de los cambios y lo que vendrá. Asimismo, señaló que “Es totalmente falso decir que la emisión genera inflación”
Uno de los primeros cambios que experimentará el BCRA será arquitectónico. Después de atravesar la entrada principal de la entidad se accede a una antesala donde se puede leer en la parte superior de la pared: “Es misión primaria y fundamental del BCRA preservar el valor de la moneda”. La máxima neoliberal consagrada en 1992 será removida. “Vamos a sacar la inscripción que hay en la entrada del edificio. El mismo día que entre en vigencia la ley, ese mandato no va a estar más. Vamos por el nuevo mandato consagrado por la nueva Carta Orgánica”, adelantó la presidenta del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont.
Se refiere a la ampliación de los objetivos del organismo para considerar además de la inflación, el empleo, el desarrollo económico con equidad social y la estabilidad financiera, al tiempo que institucionalizó la necesidad de coordinación con las políticas del Gobierno. “Damos vuelta la página de la que fue una de las etapas más perversas en término de abandono de soberanía para hacer política económica”, celebró la sanción en el Congreso, por una mayoría abultada tanto en la Cámara de Diputados como en la de Senadores, de la nueva Carta Orgánica de la autoridad monetaria. “Con esta reforma empezamos a bajar unos cuantos cuadros del Banco Central, como el de Milton Friedman”, afirmó.
Marcó del Pont desestimó que la ampliación de las posibilidades de financiamiento al Tesoro por parte del Banco Central generen inflación: “Es totalmente falso decir que la emisión genera inflación, los aumentos de precios tienen su raíz en la oferta y el sector externo”, afirmó. El BCRA tendrá como objetivo impulsar el crédito a la inversión de largo plazo. Ahora también tendrá facultades para limitar los abusos a los usuarios que se registren en materia de tasas de interés de los préstamos personales o sobregiros de tarjetas de crédito, así como en cargos y comisiones que cobran las entidades. Marcó del Pont anticipó que en las próximas semanas estará definido el criterio para determinar el nivel óptimo de reservas. Cuando el stock de divisas del Banco Central supere ese nivel, el excedente podrá destinarse al pago de deuda.
–¿Qué cambiará para los usuarios del sistema bancario con la reforma de la Carta Orgánica?
–El Banco Central puede ahora regular aspectos donde antes no se podía meter. La reforma nos permite utilizar un amplio arsenal de instrumentos para recomponer el canal del financiamiento para la inversión productiva.
–¿Van a crecer los niveles de crédito?
–El objetivo es que crezca el crédito orientado a objetivos estratégicos. Pero no va a existir un milagro y de un día para el otro va a haber más crédito a tasas bajísimas para todas las pymes. Argentina tiene un sistema financiero pequeño. Tampoco nos vamos a convertir en un banco de desa-rrollo. La mediación de toda la actividad financiera se hará a través de los bancos. Las políticas que podamos plantear al estilo del Fondo del Bicentenario son las que más claramente podemos orientar a los sectores elegidos.
–¿Regularán las tasas de interés y limitarán las comisiones cuando las consideren excesivas?.
–La ley nos permite intervenir en materia de defensa del consumidor. Antes no teníamos atribuciones para regular o intervenir en situaciones de abusos en el cobro de comisiones, tasas de interés, en el costo financiero total de un crédito. Ahora sí vamos a poder regular y limitar esos abusos.
–¿Piensa diseñar líneas de financiamiento para impulsar el crédito hipotecario?
–Para el Banco Central el crédito dirigido a la inversión de largo plazo es prioritario. Esto tiene que ver con nuestra preocupación por la estabilidad de precios y las causas estructurales de la inflación, que residen en el lado de la oferta y el sector externo y no en la emisión de dinero. Nuestro objetivo es impulsar el financiamiento a través de adelantos al sistema financiero para la inversión reproductiva. Las limitaciones en el crédito hipotecario no necesariamente tienen que ver con disponibilidad de fondos, sino con la brecha entre cuotas e ingresos. En este tema se debe pensar en subsidios dirigidos a determinados sectores para que puedan comprar una vivienda. Desde el BCRA no estamos pensando en ofrecer financiamiento para líneas de crédito relacionadas con ese objetivo; eso no se incorporó con la reforma.
–Pero sí se agregó como objetivo del BCRA el “desarrollo económico con equidad social”.
–Al mandato existente de estabilidad de precios se incorporaron el desarrollo, el empleo y la estabilidad financiera. Además se hace referencia a la necesidad de coordinación, la no independencia de las líneas directrices de las políticas públicas del gobierno nacional. La política monetaria, cambiaria y financiera tiene un rol importante en materia de desarrollo, empleo y la distribución del ingreso. Cuando hablamos de equidad estamos pensando en la idea de que el crédito llegue a todas las regiones, a todos los segmentos de empresas. La bancarización tiene que ver con la inclusión social.
–Algunos economistas advierten que la decisión de potenciar la capacidad de financiamiento del Banco Central al sector público generará inflación.
–Es totalmente falso decir que la emisión genera inflación. Solamente en Argentina se mantiene esa idea de que la expansión de la cantidad de dinero genera inflación. El pánico que se quiere transmitir alrededor de la capacidad de financiar al Estado es muy parecido al debate sobre el uso de reservas para pagar deuda. Es el mismo discurso. Descartamos que financiar al sector público sea inflacionario, porque según esa afirmación los aumentos de precio son por exceso de demanda, algo que no vemos en Argentina. En nuestro país los medios de pago se adecuan al crecimiento de la demanda y las tensiones de los precios están por el lado de la oferta y el sector externo.
–Cuestionan la discrecionalidad que va a tener el Banco Central.
–Siempre que se hacen políticas se hacen con discrecionalidad, ya que se busca favorecer determinados objetivos, modificar relaciones de fuerza. Quienes plantean eso lo hacen desde una matriz ortodoxa y neoliberal donde la intervención del Estado en la economía es mala. La restricción para que los bancos centrales financien a los tesoros se reemplazó en todo el mundo con endeudamiento externo y negocios financieros. Los cambios en la Carta Orgánica posibilitan, en situaciones excepcionales que serán definidas por el Poder Ejecutivo, ampliar el nivel de adelantos transitorios que podemos transferir al Tesoro. Hoy las posibilidades de financiamiento al Tesoro tienen un carácter procíclico: a mayor recaudación, más elevado es el monto que se puede transferir al Tesoro, y cuando cae el nivel de actividad se achican las posibilidades. Los cambios nos permiten plantear una política de financiamiento al sector público que exceda esas limitaciones.
–¿El incremento de la capacidad de financiamiento apunta a cubrir déficit fiscales?
–En el período que va desde 1977 hasta 1992 el BCRA podía financiar al Tesoro por el equivalente al 17 por ciento del PIB. Con esta nueva reforma, considerando todos los adelantos transitorios que sería posible dar, ese financiamiento representaría apenas el 3 por ciento del PIB. Si se sumara el uso de reservas de libre disponibilidad el porcentaje sube a apenas 4,2 del PIB. Argentina tiene superávit primario hace nueve años. Es cierto que en los últimos años hubo déficit financiero, pero los ingresos y gastos corrientes se compensan.
–La reforma eliminó la obligación de la ley de convertibilidad de mantener una relación directa entre el nivel de reservas y la cantidad de dinero y depósitos de la economía. ¿Cuáles serán los criterios para definir el nivel de reservas óptimas?
–Eliminamos la ficción que era mantener una relación entre las reservas y la base monetaria. Según ese criterio, los dólares provenientes del endeudamiento externo eran el respaldo de la moneda. El crecimiento y el empleo son el único garante de la moneda de un país. El nivel óptimo de reservas deberá garantizar el normal funcionamiento del mercado cambiario tomando en consideración la evolución de las cuentas externas. Para eso vamos a construir una fórmula teniendo en cuenta una serie de reglas existentes vinculadas con las importaciones, el porcentaje de vencimientos de deuda a corto plazo, la evolución de los depósitos a plazo y la formación de activos externos. Las fórmulas convencionales dejan de lado un conjunto de aspectos cualitativos inherentes a la realidad económica argentina, como los niveles de dolarización, la evolución de la economía mundial, el comportamiento de los precios de las principales exportaciones, la evolución de la remisión de utilidades y dividendos, el nivel de actividad en Brasil. El nivel óptimo no es el mismo si las empresas reinvierten utilidades y los bancos no giran dividendos al exterior, ni ese nivel es indiferente a la decisión de las provincias y privados de endeudarse en el exterior.
–¿Esos parámetros son variables y, por lo tanto, también lo serán para la definición de reservas óptimas en cada momento?
–Tenemos que seguir una regla dinámica que no sea fija para poder asimilar cualquier cambio endógeno o exógeno en los parámetros que tenemos en cuenta. En las próximas semanas va a estar definido el nivel óptimo.
–¿Los cambios serán informados?
–Todo se va a informar, vamos a explicitar y fundamentar cuál es ese nivel de reservas. Nos plantearon que ahora no vamos a dar cuenta de nada. Por el contrario, vamos a tener que dar mucha más información que antes. Al tener un mandato más amplio, vamos a tener que plantear una programación y proyección mucho más intensa.
–Usted afirmó que aunque no existan reservas de libre disponibilidad el país pagará sus vencimientos con reservas.
–En lo que va del año se pagaron alrededor de 560 millones de dólares de deuda con organismos internacionales y sector privado. Se hizo aunque hoy no haya reservas de libre disponibilidad de acuerdo a los parámetros de la convertibilidad.
–¿Cómo hizo?
–El Tesoro entregó los pesos al Banco Central y le transferimos los dólares, divisas que utilizó para el pago de deuda. Esos dólares son reservas. La deuda la pagamos con endeudamiento o con reservas. Esta segunda opción se puede realizar de dos maneras: transfiriendo dólares a cambio de una letra al Tesoro, como hicimos los últimos dos años, o con excedente fiscal. Para lograr el excedente fiscal necesario para pagar todos los servicios de la deuda habría que hacer un ajuste brutal, bajando obra pública, subsidios, asignaciones sociales y políticas de ingreso.
–¿La institucionalización de la posibilidad de pagar deuda con reservas establece que de ahora en adelante se cancelarán los vencimientos con esos activos y no se recurrirá a endeudamiento externo?
–Este gobierno no es dogmático sobre las políticas y los instrumentos. Como planteó la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, vamos a cambiar todo lo que haya que cambiar para garantizar mantener el rumbo. Las reservas rinden 0,2 por ciento y para tomar deuda reclaman una tasa de interés que no baja del 10 por ciento. No hace falta ser economista para saber qué le conviene al país.
–Si las tasas para tomar deuda bajaran a niveles similares a los que paga Brasil, ¿el endeudamiento sería una alternativa?
–No lo creo. Mientras Argentina tenga reservas para estar cómoda en el manejo del mercado de cambios y la estabilidad del sector externo no será necesario endeudarse. Estamos proyectando un muy buen mercado de divisas para este año. Habíamos previsto una disponibilidad de 9000 millones de dólares y probablemente la cifra sea mayor. No acumulamos reservas per se, sino que son un reaseguro frente a shocks externos y también porque podemos darle utilidad en función de nuestras necesidades estratégicas. Hoy no es necesario endeudarse de ninguna manera.
–Más allá de todas las modificaciones que sufrió la Ley de Entidades Financieras y las nuevas atribuciones que posee el BCRA con la reforma, ¿no considera necesario cambiar una legislación que data de 1977?
–No lo descarto, porque esa ley lleva el peso de ser una legislación de la dictadura. Tal vez deberíamos hacer el esfuerzo para modificarla para tener una ley nuestra. Sin embargo, las mutaciones que sufrió a lo largo de los años quedó configurada como una norma que no es restrictiva a la hora de plantearse políticas activas desde el Banco Central.