Raúl Hasbún, el cura favorito de la dictadura chilena, envuelto en caso de abuso sexual y encubrimiento
Felipe Menares Velázques-Polítika.cl
El sacerdote es uno de los partidarios más recalcitrantes del régimen cívico militar, incluso fue designado funcionario en 1974. También fue un entusiasta defensor de Colonia Dignidad y detractor del aborto.
Como si el tiempo no pasara, las actuaciones del sacerdote Raúl Hasbún Zaror vuelven a concentrar la atención pública. Esta vez no se trata de su defensa de la dictadura ni de su discurso ultraconservador. El papel que desempeñó estando a cargo de una investigación por abuso sexual al interior de la Iglesia Católica constituye la situación que lo mantiene en el centro de la noticia.
El portal The Clinic dio a conocer el caso de Javier Molina Huerta, quien denunció ante el Arzobispado de Santiago, en el año 2010, haber sido víctima de abuso sexual reiterado de parte del sacerdote Jorge Laplagne Aguirre. Su denuncia quedó en manos de Raúl Hasbún. Este último concluyó que “los hechos denunciados no eran verídicos”.
El medio escrito indica que Molina Huerta presentó nuevamente la denuncia en junio pasado. Dichos antecedentes estuvieron dentro de los archivos incautados por el fiscal Emiliano Arias. El 14 de agosto, el denunciante interpuso una querella ante el Juzgado de Garantía de Rancagua contra Laplagne, a quien acusa de ser “autor del delito de abuso sexual de mayor de l4 años, en grado de consumado y en carácter de reiterado”.
Hasbún deberá prestar declaración por estos hechos, debido a que la querella se dirige contra todos quienes resulten responsables como autores, cómplices o encubridores. “Me llamaron la atención algunas de las preguntas del padre Hasbún: si buscaba compensación económica o si sentí placer cuando (Jorge Laplagne) me metió el dedo en el ano”, señala Javier Molina, en el relato recogido por The Clinic.
¿Violaciones de DDHH en dictadura? “Que pregunta más necia”
El sacerdote Raúl Hasbún ha sido uno de los defensores a ultranza de la dictadura cívico militar encabezada por Augusto Pinochet. El carácter negacionista de sus dichos pasa por alto las más de 40 mil víctimas, entre detenidos desaparecidos, ejecutados, torturados y presos políticos; y los más 3.000 muertos que dejó el régimen, entre septiembre de 1973 y marzo de 1990.
En su libro Los Ilusionistas (2012), el periodista Rubén Andino Maldonado describe cómo Jaime Guzman, Agustín Edwards Eastman y el cura Hasbún “contribuyeron decisivamente a través de su presencia en los medios de comunicación y sus influencias, a crear las condiciones para un golpe militar, a dar sustento ideológico a la Dictadura y a consolidar después el régimen institucional que persiste hasta hoy en Chile”.
En el escrito se alude a la generosa presencia en los medios que tuvo Hasbún. Estuvo en Canal 13 desde la década del sesenta hasta junio del año 2011. Incluso, el cardenal Raúl Silva Henríquez (de quien fue su secretario) lo nombró director ejecutivo de la estación televisiva en 1972, durante la Unidad Popular.
Pero su nombre no solo figuró en TV. Los comentarios del cura Hasbún también tuvieron cabida en la prensa escrita. En 1983 comenzaron las Jornadas de Protesta Nacional contra la dictadura y en septiembre de ese año, La Tercera publicó una columna firmada por el clérigo, refiriéndose a aquel escenario político.
“Concluirá usted que vivimos en medio de chacales sedientos de sangre y en espera ansiosa de salir a matar; de tiburones y pulpos que disfrutan sádicamente la lenta y flatulenta estrangulación de sus víctimas; de hienas que ríen con gozo bestial al presentir la carroña; de vacas lerdas y perezosas, inmutables en su caminar cansino; de cabros y gallos choros; de pavos reales e irreales; y sobre todo de ovejas que se dejan llevar mansamente al degüello del matadero o a los dientes del lobo”, escribió Hasbún.
Durante los gobiernos del período de post dictadura, el sacerdote mantuvo su tribuna mediática. Desde allí pudo criticar abiertamente la detención de Augusto Pinochet en Londres, ordenada por el juez Baltazar Garzón –a quien Hasbún calificó como un “sinvergüenza” y carente “del más elemental pudor jurídico”–.
“¿Se cometieron violaciones a los derechos humanos durante el gobierno de Augusto Pinochet Ugarte? Oiga, pero que pregunta más necia. ¿Hay algún gobierno donde no se viole un derecho humano? Quisiera saber dónde hay un gobierno, gobernante, una persona humana que no haya violado, que no esté violando en este momento, un derecho humano”, afirmó en televisión.
Sus alegatos a favor de la dictadura incluyeron a Colonia Dignidad, asentamiento alemán que sirvió como centro de torturas y desaparición de personas; además de ser el escenario de casos de abuso sexual cometidos por el ex oficial nazi, Paul Schäfer.
Los periodistas Claudio Salinas y Hans Stange rescataron un comentario de Hasbún sobre las pesquisas de la policía en Colonia Dignidad, con motivo de las denuncias contra el jerarca del enclave. “Los ciudadanos contemplan con estupor e incredulidad la imposición deplorable de las fuerzas jurídico-policiales. Se pretende que Schäfer se entregue en su hogar, mas el Estado chileno no ha dicho en verdad si está cierto de los delitos de los que se le acusan”, dijo en 1998.
El tiempo dejó en evidencia el nivel complicidad del cura con el régimen. En septiembre de 2013, a cuarenta años del golpe militar que terminó con el gobierno de Salvador Allende, el periodista Jorge Escalante reveló que Raúl Hasbún fue funcionario de la dictadura. En junio de 1974, Augusto Pinochet lo nombró “Adicto Civil Honorario” en la embajada de Chile en Bonn, Alemania.
“Estado tirano”
Además de ser un fanático del autoritarismo, Raúl Hasbún también descarga su veneno contra las decisiones de las mujeres respecto de su cuerpo. En marzo de 2001, realizó una dura crítica a la decisión del gobierno de Ricardo Lagos de autorizar la comercialización de la “píldora del día después”.
“En el caso de la píldora abortiva, las víctimas serán centenares de miles del todo inocentes, del todo indefensas, y sus agresores serán sus propios padres, en particular la madre, con el apoyo oficial del profesional de la salud, con la explícita autorización y aún financiamiento del Estado”, sostuvo en esa oportunidad.
A propósito del aborto en tres causales que rige en Chile desde el año 2017, Hasbún publicó en enero de este año una carta en El Mercurio titulada “El Chile que recibe al Papa”, en la víspera de la visita al país que realizó el líder de la Iglesia Católica.
En el escrito, el religioso refugia sus argumentos en una encíclica de Juan Pablo II para calificar de “tirano” al Estado chileno por la despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo en caso de peligro para la vida de la mujer, inviabilidad fetal de carácter letal y violación.
“El Chile que recibe al Papa es, en palabras papales, un Estado tirano y que ha traicionado la democracia en sus mismas bases”, fueron las palabras escogidas por Hasbún para finalizar su carta.