Dramáticos días para la integración latinoamericana: poderoso golpe contra UNASUR

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Eduardo Paz Rada|

La coordinación conservadora de los presidentes de Argentina, Mauricio Macri, y de Brasil, Michel Temer, ha conseguido desmontar los más importantes avances de la integración de los países de América del Sur que, en los pasados diez años, conformaron la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) como bloque referente de las relaciones mundiales marcadas por la multipolaridad de potencias y de proyectos integracionistas regionales.

La potencia económica y política de los dos gobiernos, respaldados por los presidentes de Perú, Chile, Colombia y Paraguay (el denominado Grupo de Lima), consiguió hacer tambalear las estructuras integradoras de la región en abril pasado, cuando determinaron “suspender su participación” en el organismo de confluencia de intereses y proyectos de unidad, anhelados durante casi dos siglos desde que Bolivar y San Martín lucharon por constituir la Patria Grande durante la Guerra de la Independencia. Ahora, el presidente conservador de Colombia Ivan Duque ha anunciado el “retiro” de Colombia de UNASUR.

Encontraron el momento preciso –la asunción de la presidencia Pro-Tempore de Bolivia en UNASUR– para dar curso a su ofensiva conservadora y neoliberal en la región después de dos años de sigilosos movimientos de debilitamiento y parálisis de todos los proyectos integracionistas construidos al margen de la influencia y predomino de Estados Unidos: Mercosur, ALBA, CELAC y Unasur.

Venganza histórica

El trasfondo de esta decisión está vinculado a la “venganza histórica” del gobierno de Washington y de las clases y grupos aliados a su estrategia en la región latinoamericana por los avances conseguidos en los procesos nacionalistas, antiimperialistas y bolivarianos de los primeros tres lustros del siglo XXI. A pesar, incluso, del maltrato que reciben Macri y Temer del gobierno de Estados Unidos y de la profunda crisis económica y social que han producido en sus países.

La figura, liderazgo y carisma del comandante Hugo Chavez fueron trascendentales en la construcción de la integración emancipadora tanto por su rescate de la memoria histórica de las grandes gestas revolucionarias, como el haber desarrollado un proyecto político e ideológico que sentó las bases de la proyección latinoamericanista y caribeña hacia el siglo XXI. Ya el general Perón de Argentina y el general Torrijos de Panamá habían sentenciado que el siglo XXI nos encontrará “unidos o dominados”.

En estos años se recuperó el proyecto bolivariano de la unidad regional latinoamericana y caribeña al producirse primero el rechazo al Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) en la Cumbre Presidencial de Mar del Plata, en 2005, en la que confluyeron los movimientos sociales y populares en coordinación con los gobiernos de los países de la región para impulsar una vía emancipadora e independiente, e ir construyendo después los organismos encargados de impulsar y llevar adelante la unidad.

Unasur en la geopolítica mundial

De esta manera América Latina y el Caribe se convirtieron, en la acción unitaria y coordinada, en un interlocutor y protagonista de importancia mundial para debatir y promover estrategias propias frente a las potencias internacionales como Estados Unidos, Rusia, China e India, o a regiones que actúan cohesionadas defendiendo sus intereses.

Las políticas de defensa y protección, la recuperación del Estado como conductor económico, la recuperación industrial y las políticas de protección social y redistribución de la riqueza fueron rasgos centrales de los gobiernos reformistas.

En ese contexto, Brasil adquirió un lugar preponderante en el orbe no solamente porque encabezaba a una región de más de 650 millones de habitantes y con las reservas mundiales más importantes de recursos estratégicos como agua, energía eléctrica, bosques, hidrocarburos, biodiversidad y minerales diversos, lo cual lo posicionó en la confluencia BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) capaz de definir los destinos políticos, económicos y sociales de la humanidad y del planeta.

Al mismo tiempo, los distintos países de la región abrieron caminos importantes de relacionamiento con los países del Oriente Medio, del Asia Pacífico y África en una óptima perspectiva de consolidar las relaciones horizontales Sur-Sur como alternativa a la vertical e impositiva relación Norte-Sur, recogiendo así las experiencias solidarias del tercermundismo de la Organización de Países No Alineados (MNOAL).

Retroceso integracionista

Ante el retroceso integracionista de UNASUR y la suspensión de la participación de Brasil, el ex Canciller brasileño Celso Amorin manifestó que es “una decisión lamentable, una decisión absurda de geopolítica”. En el mismo sentido las organizaciones sindicales, populares y sectores de la izquierda de la región se manifestaron repudiando la decisión de los gobiernos neoliberales.

Entretanto, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dejó plantados a los miembros del Grupo de Lima en la Cumbre presidencial y el maltrato y desprecio de la cabeza del imperio ha sido clara frente a la genuflexión de presidentes como Macri, Kuczynski (expulsado de la presidencia de Perú por corrupción), Piñera o Duque.

Por otra parte, durante los últimos dos años no han cejado los esfuerzos por reflotar la OEA como referente hemisférico, especialmente con la finalidad de coadyuvar a la conspiración lanzada contra el gobierno del Presidente Nicolás Maduro de Venezuela, teniendo al Secretario General Luis Almagro como a uno de sus alfiles más peligrosos.

El panorama de multipolaridad mundial, en medio de la crisis del capitalismo occidental en Estados Unidos y Europa y el avance de China en la economía y política internacional demanda una estrategia propia de América Latina, en la que los movimientos populares, los sindicatos, y el pueblo reclaman retomar la senda de la unidad y la integración para que sean los conductos hacia la liberación y la independencia plena de América Latina y el Caribe.

*Sociólogo boliviano y docente de la UMSA.