El sida sigue siendo estigma y discriminación
Eduardo Camin
A pesar de los progresos alcanzados en lo que se refiere al tratamiento que les permite trabajar, las personas que viven con el VIH trabajar siguen enfrentando discriminación cuando buscan empleo, cuando se esfuerzan por mantener su puesto de trabajo y avanzar en sus carreras profesionales, según un nuevo estudio presentado por la OIT y la Red mundial de personas que viven con el VIH (GNP+).
El informe, Estigma y discriminación asociados con el VIH en el mundo del trabajo: Resultados del índice de estigma de las personas que viven con el VIH), se basa en encuestas realizadas por 13 equipos nacionales en todo el mundo. Se entrevistaron a más de 100.000 personas que viven con el VIH. El estudio fue presentando durante la Conferencia Internacional “Sida 2018” , organizada cada dos años, la mayor reunión mundial sobre cualquier tema de salud o desarrollo global en el mundo, que este año tiene lugar en Ámsterdam.
El informe contiene los últimos datos sobre el VIH y la discriminación en el lugar de trabajo y muestra que:
- Una gran proporción de personas que viven con el VIH están desempleadas, con tasas que varían de 7 por ciento de los entrevistados en Uganda a 61 por ciento en Honduras.
- Diez de los trece países registraron tasas de desempleo entre los entrevistados de 30 por ciento o más.
- Los jóvenes que viven con el VIH registran una tasa de desempleo mucho más alta, desde 11 por ciento en Corea del Sur a 61 por ciento en Grecia, con algunos países que registran una tasa superior al 50 por ciento: Timor Leste (50 por ciento), las islas Fiyi (56 por ciento), Grecia 61 por ciento, y Honduras (60 por ciento).
- Las mujeres que viven con el VIH tienen menos probabilidades de estar empleadas que los hombres en la misma situación, debido a las responsabilidades de cuidado no remuneradas.
- En todos los países, el desempleo de las personas transexuales que viven con el VIH permanece alto.
- La falta de un ingreso independiente entre las mujeres también es alto, lo cual significa que las mujeres que viven con el VIH no tienen autonomía económica en la misma medida que sus homólogos masculinos.
Otra conclusión importante es que muchas personas siguen perdiendo su empleo, en parte o completamente, a causa de su estado serológico. La proporción de personas que trabajaban y perdieron el empleo o la fuente de ingreso a causa de la discriminación por parte de los empleadores o colegas varía de 13 por ciento de los encuestados en Fiyi a 100 por ciento en Timor Leste. También es alto en Belice (86%), Nicaragua (67), Grecia (80) y Costa Rica (53%).
El estudio contiene diversas recomendaciones y hace un llamado a los gobiernos y las agencias internacionales para que incrementos los esfuerzos dirigidos a hacer respetar los derechos humanos basándose en la Recomendación de la OIT sobre el VIH y el sida y el mundo del trabajo, 2010 (núm. 2000) , al facilitar el acceso al empleo pleno y productivo y el trabajo decente para las personas que viven con el VIH.
“Es triste constatar que, a pesar de años de trabajo, el estigma y la discriminación persisten. El último informe de la OIT – Impacto del VIH y el sida en el mundo del trabajo: Estimaciones mundiales – mostraba que el tratamiento del sida permite que los trabajadores se mantengan saludables y productivos. Pero el tratamiento por sí solo no es suficiente. Tenemos que intensificar nuestros esfuerzos para reducir el estigma y la discriminación en el lugar de trabajo hacia las personas que viven con el VIH. Ellas tienen el derecho de trabajar y nadie debería negárselo”, declaró ShaunaOlney,
Shauna Olney , jefa del Servicio de Género, Igualdad y Diversidad y de OITSIDA de la OIT, quien intervino durante la presentación del estudio en Ámsterdam, agradeció a la Red mundial de personas que viven con el VIH por haber producido el estudio, al señalar que “era una contribución importante a la realización del objetivo Cero discriminación”.
“La Recomendación 200 de la OIT ofrece una orientación útil a todas las partes interesadas para la promoción de los derechos humanos en el trabajo y propone medidas para eliminar el estigma y la discriminación en el lugar de trabajo”, concluyó Shauna Olney. Es cierto que los conceptos están cambiando muy rápidamente y cada vez se considera más el sida como un problema que le puede ocurrir a cualquiera. De hecho, muchas de las campañas publicitarias de información realizadas por un gran número de instituciones han sido enfocadas en este sentido.
Ocultar la condición de seropositivo
Según el informe, muchas personas son reticentes a revelar su condición de seropositivo a sus empleadores y hasta a los colegas. ¿Debo decirlo?: la primera pregunta no debe ser si debo o no decir que tengo sida sino a quién debo decírselo. En general, no decimos a los compañeros de trabajo, de barrio o amigos no íntimos que estamos enfermos de tal o cual cosa con grandes detalles. El sida es además una enfermedad con tan mala prensa que todavía confiere al paciente que la sufre la condición poco menos que de apestado de la sociedad.
De manera similar, la discriminación relacionada con el VIH sigue siendo un gran límite para las promociones profesionales. Lo que el informe muestra es que aún queda un largo camino por recorrer en nuestros esfuerzos por combatir el estigma y la discriminación relacionados con el lugar de trabajo hacia las personas que viven con el VIH.
“El acceso a la atención médica y al empleo están inextricablemente relacionados, y un objetivo tan importante como el de contener la epidemia y garantizar el bienestar de las personas que viven con VIH, no puede ser alcanzado sin otorgar prioridad a poner fin al estigma relacionado con el VIH en el lugar de trabajo”, declaró Sasha Volgina, Directora del Programa, GNP+. Las personas que viven con el VIH tienen el derecho de trabajar y nadie debería negárselo, dijo Olney, Jefa del Servicio de Género, Igualdad y Diversidad y de OITSIDA de la OIT
A pesar de todo y desgraciadamente, el sida sigue siendo considerado un estigma social y el miedo a la enfermedad es todavía demasiado alto como para que, en general, se permita a un afectado convivir relajadamente con un entorno que conozca su situación.
No debemos olvidar que según la OMS hay en el mundo 36,7 millones de personas infectadas por el VIH a finales de 2016.20,9 millones,de personas en tratamiento contra el VIH a mediados de 2017.
76% de mujeres infectadas que están embarazadas o en periodo de lactancia están bajo tratamiento antirretrovírico.
El tema no es menor, tendríamos ahora más bien que considerar que hay una prolongación de aquel incipiente virus de los años ochenta, a la madurez presente. Una madurez que se ha prolongado enormemente, pero por otra parte y al mismo tiempo, porque el hombre es bastante contradictorio, y enredados en sus dudas ganamos pequeñas batallas … pero nunca la guerra.
*Periodista uruguayo, miembro de la Asociación de Corresponsales de prensa de la ONU. Redactor Jefe Internacional del Hebdolatino en Ginebra. Asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)