México: ante el hartazgo, primero los pobres, pero…

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Juan Guahán-Question Latinoamérica|

En históricas elecciones triunfó en México un partido fundado hace 4 años. Ganó una fuerza de centro izquierda, el tiempo dirá si fue solamente el hartazgo ante la decadencia de los dos partidos tradiciones o si toma cuerpo una consigna del futuro Presidente: “Primero los pobres”.

México está atravesado por grandes paradojas. “Tan lejos de Dios y cerca de los Estados Unidos” (como decía José Martí). México sigue buscando en el norte no solo el territorio perdido sino también las migajas de un futuro arrebatado. Los aztecas -su pueblo originario- constituyeron una de las culturas más imponentes que precedieron la llegada de los conquistadores y su impronta llega hasta nuestros días. Eso hace que por doquier broten resabios de aquellos ancestros que sobreviven en la cultura popular.

Ella compite con la admiración que tienen sus sectores medios respecto de la modernidad tecnológica norteamericana que les viene desde el norte. Las corrientes marxistas que impregnan a la formación universitaria de la gigantesca UNAM (la universidad nuestro-americana más importante) compiten con la formación para el mercado que se dicta en un manojo de universidades privadas donde se forma la clase dominante, la misma que completa las reglas para su adaptación en instituciones norteamericanas.

Su vecino más importante es Estados Unidos, más de 3 mil kilómetros de frontera lo separan-integran-dividen de quien es –hoy- su mayor socio comercial aunque fuera el responsable de sus derrotas de ayer. Por esa frontera circula el 80% de su comercio exterior; por ese mismo sitio salen gran parte de sus recursos y también por ahí se van millones de mejicanos, que buscan un futuro en tierras que fueron suyas pero que ya no les pertenecen. Esa frágil frontera marca el límite actual, al que Donald Trump quiere enrejar. El mismo da cuenta que los Estados Unidos incorporaron más de la mitad del territorio que originalmente (hasta 1848) pertenecía a los mejicanos. Situación que sobrevive en la conciencia y cultura del “México profundo” que anida en el alma de pobladores de ambos lados de la actual frontera.

Algunos años antes de la Revolución Rusa (1917) se inició en México (1910) una Imagen relacionadarevolución social de signo agrarista que conmovió los cimientos de aquella sociedad oligárquica. Un par de décadas después surgió el PRI (Partido Revolucionario Institucional) que simbolizó –durante varias décadas- aspectos de aquél proceso transformador. Ese Partido gobernó hasta hoy, con la sola intermitencia entre los años 2000 al 2012, donde lo hizo una fuerza radicalmente conservadora, el Partido Acción Nacional (PAN).

Ese proceso -conducido por esos dos partidos- devino en un sistema cargado de explotación, desigualdades, violencia, narcotráfico y corrupción. Eso es lo que fue duramente cuestionado y derrotado en las elecciones celebradas el domingo pasado.

En las últimas décadas, el PRI fue perdiendo su impulso inicial.  Esa tendencia se profundizó a partir del triunfo del PAN y terminó de consolidarse con el actual gobierno tecnocrático del viejo PRI. Todo ello motivó -en 1989- el nacimiento de una escisión, por izquierda: El Partido Revolucionario Democrático (PRD). Una fuerza de características social demócratas.

La historia del futuro Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), explica buen parte de lo acontecido el domingo pasado. Fue militante del PRI desde 1975. En 1989 fue uno de los fundadores del PRD, cuya presidencia ejerció entre 1996 y 1999, siendo -entre el 2000 y 2005- Jefe de Gobierno del Distrito Federal (Capital de México). En las elecciones del 2006 y 2012 fue candidato presidencial siendo derrotado en dudosos recuentos de votos, por lo que recorrió el país, proclamándose “Presidente Legítimo”.

En el 2014 fundó el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) en referencia a la “virgen morena” de Guadalupe, máxima referencia de la religiosidad mejicana. Con un discurso más conciliador y convocando a militantes de todos los partidos, incluidos algunos provenientes de fuerzas conservadoras y de Iglesias Evangélicas, construyó la alianza que le permitió ganar las recientes elecciones.

Las perspectivas del futuro gobierno mexicano

En los discursos pronunciados luego del triunfo, el ganador de las elecciones,  ratificó las ideas que venía sosteniendo. A su conocida consigna de “Por el bien de todos, primero los pobres” la acompañó con otra: “Primero la Patria”. En materia social anunció una serie de medidas para favorecer a los más vulnerables. Reiteró que la prioridad de su gobierno es el combate a la corrupción política, en ese sentido manifestó La corrupción no es un fenómeno cultural sino el resultado de un régimen político en decadencia.

Estamos absolutamente seguros de que este mal es la causa principal de la desigualdad social y económica y de la violencia que padecemos”Tal caracterización es, al menos, novedosa y está más cerca de la realidad que las negaciones o planteos de tipo legalista que, por estas tierras, se suelen utilizar. Sobre el controvertido tema de la violencia y sus vínculos con el narcotráfico, que agobian esa sociedad, no aportó muchos detalles más que la voluntad de buscar respuestas en consulta con diversas organizaciones sociales y de derechos humanos, en ese marco aventuró una posible amnistía. Anunció un gabinete integrado, por mitades, por varones y mujeres.

Los límites a las expectativas populares de avanzar hacia transformaciones importantes, se pueden concentrar en algunos aspectos centrales: La compleja relación con Estados Unidos, donde se propone terminar el Tratado de Libre Comercio, junto a ese país y Canadá; por otro lado, tampoco es menor el detalle de comprometerse a asegurar la autonomía del Banco Central y el ofrecimiento de garantías al sector empresarial en el sentido que no tocaría los intereses del capital; tampoco se debe desdeñar el fuerte y tradicional respeto al sistema institucional vigente y la ausencia de una propuesta alternativa al capitalismo vigente.

El significado de la elección mexicana

El sentido de la votación comentada es difícil ubicarla en el agotamiento de las propuestas progresistas (como ocurriera en Brasil o Argentina, porque hace largos años que no hay progresismo en los gobiernos mejicanos). Tampoco la situación  económica, por la vigencia de un régimen neo liberal, parece ser la explicación central. Esto surge del hecho que los signos del hartazgo del electorado se concentraron más que en lo económico, en la global decadencia política, junto a la corrupción que la acompaña y la violencia vinculada al narcotráfico, que se cobró más de 25 mil vidas, el año pasado.

No colocar al sistema económico vigente como una clave en lo que ocurre marca uno de los topes con los que López Obrador se encontrará a poco de andar. Las respuestas que dé a ese desafío terminarán de marcar el sentido de este gobierno que aparece más cercano al pensamiento social demócrata que a la perspectiva de cambios profundos en esa sociedad.