Cristobal López: un botón de muestra de esta Argentina
Juan Guahán-Question Latinoamérical
Los sucesos desarrollados en torno a la liberación del empresario Cristóbal López, es “un botón de muestra” de cómo está la Argentina de hoy, donde, además, el tribunal Oral Federal 8 ordenó la inmediata liberación del exsecretario Legal y Técnico de la Presidencia Carlos Zannini y del dirigente social Luis D’Elía, cuya detención había sido dispuesta en el marco de la causa por la firma de un supuesto memorándum secrerto con Irán.
La Justicia, asimismo, declaró inconstitucional el xenófobo Decreto de Necesidad y Urgencia 70/2017 mediante el cual el presidente Mauricio Macri modificó, sin intervención del Congreso, la ley de Migraciones y endureció la política migratoria a través de restricciones al ingreso de extranjeros al país y de herramientas para facilitar la expulsión del territorio nacional. El mismo había sido cuestionado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Botón de muestra
Una buena parte de la sociedad, azuzada por los medios hegemónicos de prensa, se escandaliza ante hechos como el que acaba de suceder y tiene como protagonista al empresario (juegos, comburibles, medios de comunicación) Cristóbal López. Situaciones como ésta no son nuevas -ni ésta es la más desvergonzada- abundan en determinados momentos de la humanidad, en los momentos de decadencia de las sociedades en las que se producen.
Vayamos a un ejemplo histórico, cuando comenzaban los tiempos del atardecer del Imperio Romano, hace más de dos mil años atrás. En ese momento el poderío militar de Roma, el que le había permitido constituirse en la gran potencia de la tierra, iniciaba su declinación. La degeneración del poder comenzaba a extenderse por aquella sociedad, corroía sus cimientes y preparaba las condiciones para que los bárbaros terminaran con tamaño poder.
De esa época hay dos textos que hoy es bueno recordar. Uno pertenece a Marco Porcio Catón, un hombre digno e incorruptible, quien advertía: “Los que roban a un particular pasan la vida entre esposas y grilletes; los que roban al Estado, entre oro y púrpura”. No es menos imponente el pensamiento de Plauto, un autor de comedias satíricas quien le hizo decir a uno de sus personajes: “la corrupción está santificada por la costumbre, liberada de toda ley”.
Nosotros no tenemos ningún Imperio, pero sí formamos parte de una cultura que nos legaron los mismos que fueron señalados críticamente en los textos citados.
Esa cultura y sus manifestaciones institucionales están en crisis. Solo falta saber qué tiempo les demandará a los nuevos “bárbaros”, que merodean las fronteras de esta corrupta civilización, ver cómo ella se cae del pedestal de barro sobre la que está construida. ¿A qué viene todo esto? A dos cuestiones. Una a lo que pasa y pasó con Cristóbal López y la otra como “el muerto se asusta del degollado”.
Respecto a Cristóbal López, al momento de la llegada de los Kirchner al gobierno, ya era un empresario arraigado en la zona patagónica. Desde allí en adelante su poder económico se multiplicó, asociado al poder de turno. Una semana antes de dejar la presidencia Néstor Kirchner firmó el decreto 1851/2007 por el cual prorrogó por 15 años la concesión de las máquinas tragamonedas del Hipódromo de Palermo.
Allí se lo “intimaba” a poner más máquinas tragamonedas. López llegó a tener más de 10 mil máquinas. Con sus ganancias construyó la petrolera Oil Combustibles.
Desde allí defraudó al Estado al no depositar los importantes impuestos que el Estado aplica a la venta de combustibles (que ronda el 40% del valor de la nafta –gasolina, bencina- que cargamos en las estaciones). Con ese dinero (que se mide en miles de millones) compró y compró medios de prensa puestos al servicio de las políticas oficiales.
Con el cambio de gobierno ese emporio se empezó a venir abajo. Fue preso por aquella defraudación y ahora recuperó la libertad en extrañas circunstancias que han llevado a que la Suprema Corte intervenga.
Como se ve el Estado, siempre el Estado es la vaca lechera de la cual maman estos “afortunados”. En este caso mediatizada por el juego, ese vicio al que se lo alimenta sin vergüenza con tal de conseguir beneficios.
Para que “el muerto no se asuste del degollado”, recordemos que el macrismo tiene en Daniel Angelici (presidente de Boca Juniors, empresario del juego y operador judicial), su López propio. Amén que la fortuna de los inmigrantes Macri, comenzando por Franco el padre del Presidente, se hizo a costas del Estado. Aunque es cierto, después pusieron la plata a buen resguardo en paraísos fiscales.
De modo tal que no es mucha la autoridad presidencial para escarbar en la basura de algunas riquezas sin exponer la mugre del origen de sus bienes.
Como decían los romanos, parece que robarle al Estado es lícito y meritorio, del mismo modo que la corrupción está santificada por la costumbre. Pero ¿a dónde fue a parar aquel imperio romano? ¿Y nosotros? Ah, nosotros, ¡así estamos!