La Revolución Bolivariana: un «pulmón político» para Europa

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Alba TV|

La experiencia venezolana ha sido una fuente de aprendizaje e inspiración mucho más allá de sus fronteras, a pesar de la diversidad de realidades y contextos en los que se han sembrado sus semillas. Hoy, ante la multiforme arremetida internacional en contra de la Revolución Bolivariana, se pronuncian en su defensa quienes reconocen el importante impulso que de ella han ido recibiendo, incluyendo a colectivos y organizaciones sociales y políticas de países europeos.

Sobre estos aprendizajes y los retos que se presentan actualmente, desde Alba TV hemos entrevistado a algunas de las delegaciones de estos países, presentes en el encuentro de solidaridad con la Revolución Bolivariana “Todos Somos Venezuela”, realizado en Caracas los pasados 5, 6 y 7 de marzo.

Sueños hechos semillas

“Desde Bélgica, hace dieciocho años, no se conocía a Venezuela sino a través de las telenovelas, el Miss Universo, el petróleo” cuenta Ronnie Ramírez, integrante de la delegación belga, quien relata como con la Revolución Bolivariana, y con la figura de Hugo Chávez, “Venezuela llega a irrumpir en el paisaje y en nuestro imaginario. Venezuela empieza a «existir», y a través de Venezuela empiezan a existir mucha gente y muchas luchas que estaban invisibilizadas”.

“Para tratar de explicar cuáles han sido los aportes de la Revolución Bolivariana en Europa, habría que hacer un estudio: porque han sido múltiples, de múltiples formas. Quienes hemos hecho el esfuerzo de venir hasta Venezuela, de mirar, de ver y de participar, nos hemos nutrido de las ideas más innovadoras que han habido acá” asegura.

Ronnie Ramírez es chileno y vive en Bélgica, donde llegó como exiliado con su familia a mitad de los años Setenta. Su oficio, el cine, lo ha llevado a entrar en contacto desde hace años con la experiencia venezolana: “llegué a Venezuela para participar en pleno en la construcción de un movimiento de comunicación popular que me interesaba mucho profesionalmente, políticamente, intelectualmente y artísticamente.”

“Ese encuentro verdadero que hubo con la Revolución Bolivariana y su construcción del Poder Popular, a través de la comunicación popular, fue algo que me cambió la vida. Y no sólo la mía”, explica. “Este sueño, a través de los viajes, también llegó a Europa” dónde, dice, “estas ideas también dejaron semillas, que ya han brotado” llevando, por ejemplo, a la construcción de televisoras comunitarias.

A la experiencia venezolana, compartida con otras compañeras y compañeros, se debe de hecho la creación del canal comunitario belga ZIN TV, en el cual Ronnie Ramírez opera y desde el cual se organizan talleres de formación para comunidades, organizaciones populares y movimientos sociales, dotándolos de las herramientas comunicacionales. “Ojalá la izquierda europea logré entender que la comunicación es necesaria y que no hay que delegarla a una élite profesional. Este es el mensaje que estamos tratando de dar a través de la práctica”.

El apoyo a Venezuela: táctica y estrategia

Defender el proceso venezolano en Europa, hoy es una tarea compleja: “apenas se pronuncia la palabra Venezuela es como hacer huir y vaciar una sala rápidamente. Se trata de un referente que se ha impuesto a través de la narrativa de los medios de comunicación dominantes, que en pocas palabras se resume a «un Estado fallido, con un dictador que reprime a la gente que tiene hambre». Esto es el discurso dominante que se ha impuesto en los últimos cinco años” en Europa, dice Ronnie Ramírez.

Sin embargo, “a pesar de los distorsionamientos de los medios de comunicación, la gente ha sabido leer entre las líneas, ver qué es lo que hay detrás de las imágenes prefabricadas. No hablo de la clase media, que se nutre de lo que existe como fábrica de imágenes e información. Hablo de la gente de la calle, sobretodo de las comunidades de inmigrantes. He visto por ejemplo, en las marchas por Palestina, en Bruselas, la bandera venezolana en mano de inmigrantes árabes”.

Defender a la Revolución Bolivariana en esta coyuntura significa entonces, hacerlo a través de varios ejes, propone. “Creo que pasaríamos toda nuestra vida tratando de restablecer la verdad, por lo tanto la defensiva – que es necesaria – es algo táctico. Pero lo estratégico, que es algo que estamos tratando de hacer, es de no estar a la defensiva: sino mostrar lo que se está haciendo en Venezuela, como avances, como construcción de un poder popular que sí existe y que es invisible para esos medios” argumenta.

“Eso es necesario porque consideramos que las luchas que se están llevando a cabo en Venezuela, también son nuestras luchas: la lucha feminista por el socialismo también es la nuestra; la lucha de las comunas es algo que inspira mucho a una izquierda europea que está en falta de oxígeno. Venezuela ha sido un pulmón muy fuerte para la izquierda europea, que ha sufrido una derrota moral tremenda desde la caída del muro de Berlín, con la decadencia del socialismo real”, explica.

Por ejemplo, alega, “la palabra «socialismo» no se puede prácticamente pronunciar en Europa. Entonces lo bonito es que Venezuela ha ayudado a reactualizar esa palabra, a volverla a utilizar de nuevo sin tener vergüenza en pronunciarla. Ha sido un pulmón político, y hemos creado lazos muy fuertes para no abordarla solamente como una consigna, sino estando comprometidos con el cuerpo entero”.

A través de la labor del canal ZIN TV, el año pasado nació la plataforma belga Venesol, que agrupa diferentes organizaciones de base, solidarias con la Revolución Bolivariana. “Hemos venido acá para reconectarnos, reactualizarnos y rearticularnos, porque tenemos una lucha en común, y esa lucha es planetaria: no es solamente tratar de defendernos, sino realmente de construir un poder popular”.

Una «Stalingrado» del Siglo XXI

Desde el sur del continente europeo, acude al encuentro de solidaridad en Caracas también la delegación italiana. “La defensa de la Revolución Bolivariana significa sostener un laboratorio de ideas, de prácticas políticas democráticas de participación de la gente que no sólo ha sido importante para transformar a Venezuela: es también una fuente de enseñanza para los movimientos revolucionarios del mundo” afirma Giorgio Ceriani, integrante del Partido della Rifondazione Comunista (PRC), sosteniendo que, de la experiencia venezolana, el mayor aprendizaje es “la confianza en la participación de la gente”.

“La Venezuela bolivariana es para nosotros una especie de «Stalingrado», la ciudad rusa que resistió contra la avanzada nazis en la Segunda Guerra Mundial. Encarna la idea de resistencia en contra del imperialismo”, explica por su parte Roberto Fraschetti, escritor e integrante de la Asociación de Amistad Italia-Cuba. “Se trata de un momento importante para poder plantear un mundo diferente, un sistema diferente, socialista.” agrega.

El proceso revolucionario venezolano adquiere una importancia particular para el caso italiano, sostiene Fraschetti, donde la izquierda que hace poco estaba en el poder – y que recientemente perdió la elecciones – “es una izquierda que dejó de hacer los intereses de los pobres para defender los intereses de quienes tengan dinero”.

Según Fraschetti, el Gobierno Bolivariano, junto con los de Cuba y Bolivia, «causan molestia» y «dan miedo» porque proponen un sistema diferente. “Dan miedo porque si el mundo se da cuenta que se trata de un sistema que funciona, si se comprende que se puede vivir diversamente a como nos impone el imperialismo, quizás el mundo empiece a pensar de otra forma. Y eso no le conviene al capital.”

Es por eso, dice Fraschetti, que en Italia la prensa está totalmente en contra de Venezuela. Sin embargo, comenta, “nosotros vamos a asumir el compromiso de la contrainformación”.

De hecho, en el encuentro caraqueño se estableció una posible estrategia ante el cerco mediático: la idea es emprender iniciativas articuladas, a través de las redes sociales, a nivel internacional. La primera de ellas está prevista para este 17 y 18 de marzo, bajo el mismo lema: todas y todos somos Venezuela.