Trump trató de prohibir un libro (Fire and Fury) que lo desnuda (texto completo en español

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Victoria Korn|

El presidente Donald Trump intentó prohibir la publicación de un libro que ofrece la imagen de una presidencia disfuncional y caótica y de un mandatario “semianalfabeto” sorprendido por una victoria electoral que nunca estuvo en sus cálculos, ya que nunca se preparó para asumir la investidura.

Charles Arder, abogado de Trump, envió cartas al autor y al director de la editorial del libro Fire and Fury: Inside the Trump White House, exigiéndoles desistir de publicar el libro y/o fragmentos del mismo (que ya hicieron el New York Magazine y The Guardian), “repleto de falsedades y engaños”. Resultado de imagen para Fire and Fury: Inside the Trump White HouseArder hasta hace poco representaba al productor de cine Harvey Weinstein, quien cayó en desgracia cuando decenas de mujeres lo denunciaron tras décadas de abuso sexual.

Trump no tenía idea de que ganaría la elección y no mostró ningún interés en prepararse para ser presidente. Wolff escribe que “Trump no leía (…) si algo estaba impreso era igual a que no existiera. Algunos creían que en la práctica él no era más que un semialfabeto (…) No sólo no leía, no escuchaba”.

Wolff, periodista veterano de varias revistas, periódicos y que escribió una biografía de Rupert Murdoch, señala que sus fuentes incluyeron no sólo a Bannon, sino al propio presidente y a la mayoría de su personal de alto rango. Escribe que el magnate australiano de los medios Rupert Murdoch llamó una vez a Trump un “jodido idiota” y afirma que Trump no sabía quién era el ex presidente de la Cámara de Representantes John Boehner hasta después de las elecciones.

El libro cita extensamente al ex jefe de estrategia política y asesor íntimo de Trump, Steve Bannon, quien calificó de traición la reunión del hijo del mandatario y su yerno Jared Kushner con funcionarios rusos durante la campaña en 2016, sugirió que seguramente estos rusos se vieron también con el entonces candidato y pronostica que Donald júnior y Kushner serán acusados de lavado de dinero y otros delitos al concluir la investigación federal sobre la posible colusión rusa con la campaña de Trump.

Algunos lo calificaron de telenovela de segunda, cruzada con una versión de secundaria de Juego de Tronos, protagonizada por un presidente patético y su corte aún peor.

Roger Ailes y Steve Bannon: dibujo Jeffrey Smith

Cuando la campaña llegó a su fin, el propio Trump se mostró optimista. Su objetivo final, después de todo, nunca había sido ganar. “Puedo ser el hombre más famoso del mundo”, le había dicho a su asistente Sam Nunberg al comienzo de la carrera. A su amigo de toda la vida, Roger Ailes , ex director de Fox News, le gustaba decir que si quieres una carrera en televisión, primero postúlate para presidente. Ahora Trump, alentado por Ailes, estaba flotando rumores sobre una red de Trump, escribe Wolff.

Añade que el candidato que se autodenominaba multimillonario diez veces, se negó a invertir su propio dinero en él. Bannon le dijo a Kushner que, después del primer debate en septiembre, necesitarían otros  50 millones de dólares para cubrirlos hasta el día de las elecciones. “De ninguna manera obtendremos 50 millones a menos que podamos garantizarle la victoria”, dijo un Kushner de ojos claros. Bannon insistió: “Si, podemos decir que la victoria es más que probable”.

En el libro, Trump es calificado de idiota, tonto de mierda e imbécil por algunos de sus principales asesores y funcionarios, y hasta algunos amigos cercanos. Cita a un amigo multimillonario del presidente que declara que Trump no sólo está loco, es estúpido; señala que Bannon y la hija de Trump, Ivanka, y su esposo Kushner, constantemente intercambiaban insultos en reuniones con el presidente y añade que Ivanka deseaba ser la primera presidenta del país; pero Bannon también pensaba llegar a la Casa Blanca.

Añade “chismes” como que la esposa Melania Trump estaba llorando y no eran lágrimas de felicidad tras el triunfo el día de las elecciones, y que Trump duerme solo en una recámara separada, y ordenó que nadie tocara su cepillo dental (parte de su paranoia de que será envenenado).dibujo Jeffrey Smith

Trump no solo ignoró los conflictos potenciales de sus propios negocios y propiedades inmobiliarias, se negó audazmente a liberar sus declaraciones de impuestos . ¿Por qué debería él? Una vez que perdiera, Trump sería increíblemente famoso y mártir de Crooked Hillary, dice Wolff.

Su hija Ivanka y su yerno Jared serían celebridades internacionales. Steve Bannon se convertiría en el jefe de facto del movimiento Tea Party. Kellyanne Conway (su jefa de campaña y hou asesora presidencial) sería una estrella de noticias por cable. Melania Trump, a quien su esposo le había asegurado que no sería presidente, podría volver a almorzar discretamente. Perder funcionaría para todos. Perder era ganar, dice.

Dibujo de Jeffrey Smithsostiene.

El sábado después de las elecciones, Trump recibió a un pequeño grupo de simpatizantes en su apartamento triplex en Trump Tower. Incluso sus amigos cercanos todavía estaban conmocionados y desconcertados, y había una calidad aturdida para la reunión. Pero el propio Trump estaba mirando principalmente el reloj. Rupert Murdoch, que había prometido pagarle al presidente electo, se estaba retrasando, relata Wolff.

“Cuando algunos de los invitados hicieron un movimiento para irse, un Trump cada vez más agitado les aseguró que Rupert estaba en camino. Es uno de los grandes, el último de los grandes, dijo Trump. Tienes que quedarte para verlo”. Sin entender que ahora era el hombre más poderoso del mundo, Trump todavía intentaba poderosamente ganarse el favor de un magnate de los medios que desde hacía tiempo lo despreciaba como un charlatán y un tonto”, añade.

Estos episodios sólo han alimentado la sospecha de que hay problemas mentales en la Casa Blanca, señala David Brooks , corresponsal de La Jornada en EEUU. La vocera Sarah Sanders tuvo que responder este jueves a esa cada vez más amplia sensación, al afirmar que las preguntas sobre la salud mental del presidente son vergonzosas y ridículas.

“Esto no es normal. Una república bananera estaría avergonzada”, tuiteó el columnista Nicholas Kristof, del New York Times, en referencia a la respuesta de la Casa Blanca al tema del libro.

Desde el momento de la victoria, dice el escritor, la administración Trump se convirtió en una presidencia de espejo: cada asunción inversa acerca de cómo montar y administrar la Casa Blanca se promulgó e impuso. Las decisiones que Trump y sus asesores tomaron en esos primeros meses, desde la transición borrosa hasta el desorden en el ala oeste, prepararon el escenario para el caos y la disfunción que han persistido durante su primer año en el cargo.

Esta era una versión de la vida real de The Producers de Mel Brooks , donde el resultado equivocado en el que confiaban todos los que estaban en el círculo interno de Trump -que perderían las elecciones- terminó exponiéndolos por lo que realmente eran, relata Wolff.

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