El mundo y Nuestra América: ¿cómo fue el 2017?

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Juan Guahán-Question Latinoamérica|

En pocas líneas trataremos de sintetizar lo que vimos en el 2017, de los acontecimientos ocurridos en Nuestra América y el mundo. Los dos hechos globales que han aparecido como más difundidos tienen que ver con lo ocurrido con nuestro pobre y trajinado planeta (incluidos los exacerbados fenómenos naturales) y las diferentes desgracias que agobian a la humanidad (guerra, hambre, migraciones), todo ello junto a la alegría de haber transcurrido un año más, viendo los gigantescos avances tecnológicos y las dificultades para lograr que ellos sean puestos al servicio de toda la humanidad.

El mundo en el 2017

El planeta tierra en el que se despliegan los problemas, dolores y amores de esta sociedad humana volvió a estar en este 2017 sometido a todo tipo de tropelías. La novedad de este año es que el Presidente de los Estados Unidos, que venía siendo la primera potencia mundial, sostiene que el tema del calentamiento global –al que se hace responsable del incremento de los actuales “desastres naturales”-es un invento de los chinos. Sea como fuere, el tema es que una académica de la Universidad de Northumbria (Inglaterra) plantea que para el año 2021 se iniciará, por un período de unos 35 años, una “mini edad del hielo” que compensaría el actual calentamiento global. Ese proceso, semejante al conocido entre 1646 y 1715, estaría producido por las periódicas variaciones de la actividad solar.

Lo cierto es que, más allá de la veracidad de estas predicciones, el planeta (con nosotros, los que lo habitamos) sufre. A este sufrimiento se le deben agregar otros provenientes de los hechos y enfrentamientos humanos, eso que el Papa Francisco –sometido a varias conspiraciones vaticanas- llama “la tercera guerra mundial por partes”. En el curso del año que termina la principal “parte” donde se desarrolló este enfrentamiento fue Siria. Su origen data de varios años atrás y está en la voluntad de Estados Unidos de controlar el Medio Oriente y las rutas por donde transitan el petróleo y gas, vitales para gran parte de la humanidad.

En esa dirección un primer intento, cumplido a medias, fue la ocupación de Irak y Afganistán. Luego le siguió la destrucción de Libia, con el consentimiento de las Naciones Unidas y el silencio de China y Rusia. Cuando éstos entendieron que Siria era el paso previo para atacar Irán y dominar todo Oriente Medio, decidieron –sobre todo Rusia- colocar allí la “línea roja” que no debería ser superada. El territorio Sirio fue el escenario de todo tipo excesos y desmanes. Las fuerzas de la NATO, diciendo combatir al ISIS (fundamentalismo islámico, equipado y sostenido por las potencias occidentales), destruyeron ese país sin lograr su objetivo. Pero el daño está hecho. Los centenares de miles de refugiados, son un testimonio del mismo.

China, que ya disputa con Estados Unidos la primacía mundial, quiere alcanzarla sin necesidad de guerra. En esa dirección soporta las presiones de Donald Trump y se aprovecha de las amenazas de su aliado norcoreano para mantener a raya a todo el poderío militar norteamericano.

Mientras tanto la Unión Europea se sigue descomponiendo. Al triunfo del Brexit, que significa el abandono británico de la Unión Europa, le sigue un importante crecimiento electoral de las fuerzas políticas que alientan la salida de la Unión Europea en varios países de esa región. Un fantasma independista recorre Europa, el caso de Cataluña, siendo el más notorio, no es el único.

Francia y Alemania, los colosos de Europa están en problemas. En Francia se está clausurando el viejo Estado de Bienestar. En Alemania, ni la poderosa Angela Merkel logra constituir un gobierno estable.

Trump, con su proteccionismo comercial, trata de restablecer el desarrollo industrial norteamericano. Para lograrlo rebaja impuestos a los más ricos y se transforma en un “chupadero” de dólares.

África sigue siendo un continente –mayoritariamente- de conquista. Estados Unidos, Europa y China se disputan inversiones y recursos naturales (bienes comunes de esos pueblos), junto al control político y de los sistemas de transporte, según sus propios intereses. Mientras que en Liberia se acaba de dar una nota de color. Eligieron como Presidente de ese país a George Weah, “Balón de Oro” al mejor jugador de fútbol del mundo en 1995.

Nuestra América y el año 2017

Que las cosas en nuestra región no andan bien es fácil de comprobarlo. Una noticia que viene de México nos adelanta que las 10 ciudades más violentas del mundo están en Nuestra América.

En la región se profundizó el derrumbe de las experiencias progresistas. En Bolivia fue necesario que un Tribunal Constitucional enmendara el referéndum negativo del año pasado, para que Evo Morales pueda volver a ser candidato. En Brasil el gobierno del golpista Michel Temer, que vino a cubrir el vacío dejado por el injusto desalojo  de Dilma Rousseff, se ha consolidado. Las elecciones de Ecuador (abril 2017) dejaron la presidencia en manos de quien fuera Vice Presidente de Rafael Correa. Pero diferencias de criterio han creado un abismo entre ellos. Correa denuncia a Lenin Moreno de haber abandonado sus banderas.

En Chile, Michelle Bachelet está preparando sus maletas para dejarle la Casa de la Moneda al conservador Sebastián Piñera. Un capítulo aparte merece la situación de Venezuela, cuya situación económico-social sigue barranca abajo (9,5% de caída anual del PBI) y comienzan a conocerse prácticas corruptas que debilitaron a la revolución chavista. No obstante ello, cuando parecían derrotados, la audacia de Nicolás Maduro y la ineficiencia de la oposición le dieron un aire que le está dando derecho a una nueva sobrevida a ese proceso, que despertara tantas expectativas.

En Perú el fenómeno de la corrupción de la empresa Odebrecht casi se cobra su primera víctima presidencial. El Presidente Pedro Pablo Kuczynski se “salvó entre los palos”, negociando –con la mayoría parlamentaria- un indulto para liberar al ex Presidente Alberto Fujimori. Todo lo cual está caldeando el ambiente callejero. La mayor trampa fue en Honduras donde fue reelecto –con fraude- el actual presidente, que llegó a ese cargo enancado en un golpe palaciego.

La CEPAL acaba de publicar un informe sobre la región, donde se observa el avance (según el PBI) de los países de América Central, contra uno más débil de los países del sur. Los crecimientos de Panamá, República Dominicana y Nicaragua, rondan el 5%. Mientras que por el Sur: el crecimiento de Brasil y Ecuador ronda el 1%. Argentina anda por el 3% y Paraguay llegó al 4%.

Argentina en el 2017

Si bien el año tiene 12 meses los tres últimos del presente año fueron los más decisivos. Allí se ratificó, con el triunfo electoral de octubre, la fuerza del macrismo y también la presencia viva, de Cristina, a pesar de la derrota sufrida. Si ese fue el símbolo de una gran victoria, los sucesos posteriores demostraron la fragilidad de la misma. Los efectos de lo sucedido con el submarino ARA San Juan, recién comienzan a manifestarse.

Las huelgas -sin apuro y sin ir a fondo- de la CGT; las movilizaciones de los trabajadores de la economía popular, organizados en la CTEP; las muertes y asesinatos en la Patagonia; los reclamos mapuches, de una reivindicación que recién empieza; la lucha callejera que nos hizo recordar a diciembre del 2001 y unas fuerzas represivas con demasiadas libertades; la inflación que se sigue escapando de las previsiones hechas; un dólar anclado, que a fin deaño quiere emerger; un déficit fiscal y comercial que no cede, en una medida tolerable y el feroz e insostenible endeudamiento externo para una economía que crece muy lentamente; son algunos de los signos  negativos de un gobierno que no acierta los rumbos, más allá de discursos esperanzadores, que dice una cosa que no se ve en la calle y en las barriadas. Todo lo anterior es el piso sobre el cual se irá construyendo el futuro, para confrontar con un gobierno sostenido por el crédito externo, mientras los banqueros perciban que eso les conviene. ¿Y después…?

Lo anterior no pudo ser neutralizado por algunos hechos positivos, como las variadas obras públicas que contribuyeron al crecimiento del PBI de este año y a la recuperación del trabajo asalariado privado, que teníamos en el 2015. Tampoco pudo ser ocultado por el afán justiciero de fiscales y jueces que despertaron de un letargo que duró años y ahora hacen política desde sus despachos en Comodoro Py. Al gobierno no le alcanza con estos hechos y sus acuerdos con la mayoría de gobernadores peronistas que, necesitados de los recursos nacionales, le pagan con un moderado apoyo parlamentario.

La situación tiende a complicarse. El gobierno navega entre un ajuste severo y otro moderado. Ambos reciben críticas, aún de sus defensores más cercanos. Ahora intenta hacer bajar las tasas de interés para mantener lo que se insinúa como un leve crecimiento económico.

Se nos va un 2017 cargado de problemas y se nos viene un 2018, no menos complicado. Pero está en la naturaleza humana superar los escollos. ¡A no aflojar! Cada uno de nosotros sabe que tiene familia o amigos en los que puede confiar y que ellos esperan lo mismo de nosotros.