Kuczynski salvó su cargo, ¿a cambio de qué?. Los nuevos escenarios

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La Otra Mirada|

Luego de catorce horas, el pleno del  Congreso peruano no aprobó la vacancia presidencial de Pedro Pablo Kuczynski, luego del debate tras la defensa que hizo el mandatario,  acompañado de su abogado, Alberto Borea. Como se esperaba, los fujimoristas respaldaron la propuesta presentada por la bancada del Frente Amplio (FA), que fue sindicada en diversos momentos  por los legisladores de Fuerza Popular, como los responsables de la moción que significó la eventual salida del presidente.

Además de los grupos fujimorista y del FA, la moción fue respaldada por Mauricio Mulder, Javier Velásquez Quesquén y Elías Rodríguez (Apra), Víctor Andrés García Belaunde y Mario Villanueva (Acción Popular), Julio Rosas y Benicio Ríos (Alianza Para el Progreso) y Yeny Vilcatoma (No Agrupados) sumando así junto a Luis Galarreta los 79 votos a favor.
La bancada de Nuevo Perú se retiró en pleno del Hemiciclo mientras que Kenji Fujimori y ocho congresistas de Fuerza Popular se abstuvieron de votar,  evitando así la vacancia. Los legisladores que acompañaron al hijo de Alberto Fujimori fueron Estelita Bustos, Guillermo Bocangel, Clayton Galvan, Maritza García, Marita Herrera, Bienvenido Ramírez, Marvin Palma y Lizbeth Robles, inclinando así la balanza en favor de PPK. 

Sin embargo, queda en el aíre la duda sobre cuál fue la “moneda de cambio” para que Kenji Fujimori terminara de ganarse los odios de la bancada naranja.  ¿Será la solicitud de conmutación de pena presentada por Alberto Fujimori el 15 de diciembre la estrategia usada para lograr esta votación? Hasta ahora, ni el ministerio de  Justicia, ni el  ministerio de Salud han negado la existencia de la evaluación médica que circuló en redes sociales mientras se desarrollaba el debate.

Defensa legal

Pedro Pablo Kuzcynski  abrió fuegos  a las 9:30 de la mañana, repitiendo en gran parte los argumentos que brindó el domingo en una entrevista televisiva y que reiteró el último miércoles en un mensaje a la Nación. Su estrategia de defensa, giró en gran parte, a reiterar su inocencia, señalar que no tuvo participación en los contratos firmados por Westfield Capital y Gerardo Sepúlveda, además de señalar que los dividendos que pueden haber obtenido años después se encuentran debidamente declarados.  Asimismo reiteró que su “error”  fue no haber sido lo suficientemente ordenado en sus papeles y haberse “descuidado” de las acciones que pudo haber tomado su socio Sepúlveda.

Terminada su intervención, el abogado Alberto Borea recordó diversos momentos dela historia del fujimorismo luego del golpe del 5 de abril de 1992, y las acciones que se tomaron desde el Servicio de Inteligencia dirigido por Vladimiro Montesinos y que incluyeron el manejo de la fiscalía, el Poder Judicial, los organismos electorales y los medios de comunicación.

Fujimori: ¿lo liberará PPK?

En la parte legal, el discurso de Borea se centró en demostrar que la información ocultada por Kuczynski no corresponde a un delito sino que se trataba de un “error”,  una “mentira” que no amerita una vacancia que “no cumple con el debido proceso”.

Para sustentar esta afirmación, Borea Odría, afirmó “de que incapacidad moral hablamos si hay congresistas que han mentido sobre sus estudios”, señalando de esta forma que diversos congresistas no tendrían la capacidad para poder juzgar  al presidente.

Futuro inmediato

La decisión tomada en el congreso representa hasta cinco escenarios. Primero, una nueva derrota política de Keiko Fujimori, quien tendrá que bajar al llano y asistir a la fiscalía a responder todas las acusaciones en su contra por el caso Odebrecht, más aún con las declaraciones del ex CEO de la empresa en la puerta de nuestro país y las próximas confesiones de Jorge Barata.

Segundo, un Ejecutivo que deberá confrontar con fuerza los retos pendientes: la reconstrucción con cambios, el repunte económico, y la denominada revolución social. Además, igual que Fujimori, deberá aclarar ante la fiscalía sus vínculos con Odebrecht y su participación en la licitación de la carretera Interocéanica, caso por el cual el expresidente Alejandro Toledo también es investigado. 

Tercero, una reingeniería en el Frente Amplio que le permita sacudirse del incómodo papel con el que se ha quedado como el ejecutor de una vacancia que el fujimorismo se encargó de restregarle en todo el debate para no aparecer  como los responsables, y que deja a este sector de la izquierda bastante golpeado.

Cuarto, un Kenji Fujimori empoderado que puede negociar, con 8 congresistas a su lado, el indulto de su padre a cambio de fortalecer –indirectamente- la bancada oficialista.

Quinto, un fujimorismo de la facción keikista envalentonada y dispuesta a dar un segundo golpe, pues queda pendiente la acusación constitucional contra el Fiscal de la Nación y la respuesta  que le dé al sistema interamericano de derechos humanos respecto a la denuncia contra los magistrados del Tribunal Constitucional.  Queda estar así,  vigilantes frente a un fujimorismo herido y a un “ppkausismo” que podría sentirse encumbrado con un triunfalismo gaseoso.